miércoles, 13 de junio de 2012

MARIÁTEGUI: NUEVAS IDEAS


MARIÁTEGUI MAESTRO: NUEVOS ENFOQUES
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía
Conferencia pronunciada en la Universidad Enrique Guzmán y Valle-La Cantuta/Chosica durante la Mesa Redonda- tema: “Mariátegui Maestro”- 14.06.2012

                                                       
I
Su análisis educativo
Mariátegui es un pensador que pertenece a la era del capitalismo industrial y del alborear del socialismo en el mundo, en cambio nosotros pertenecemos a la era del capitalismo cibernético y del ex-comunismo. Y sin embargo resulta sorprendente cómo mucho de su análisis sobre la educación mantienen vigencia. Por qué esto es así, cuando incluso está en crisis lo que se entiende por “mariateguismo”. La respuesta más inmediata es porque todavía vivimos en una sociedad que pone el primer lugar el “tener” sobre el “ser”.

Si quisiéramos hacer un esfuerzo de síntesis de sus planteamientos sobre la educación diríamos que 5 son sus tesis fundamentales.
  1. La educación es eminentemente un problema económico social
  2. Debe tener como soporte nuestra realidad
  3. Valorar la ciencia y los métodos de enseñanza
  4. Aprender no sólo es un proceso cognoscitivo sino también práctico
  5. Y son 4 los aspectos educativos más importantes: a. principios generales de la reforma educativa, b. el problema del libro, c. el problema de la universidad, d. la educación artística y la formación de la mujer.

Cuando el Amauta sostiene que la educación es un problema eminentemente económico social se está refiriendo que existe una relación solidaria entre la economía y la educación, y que en nuestra América la educación sólo puede ser entendida como problema económico social. Economía y Educación son realidades solidarias. En otros términos, sin democracia política y económica no hay democracia educativa, por tanto abordar sus problemas de modo aislado es artificioso y precario. Las crisis educativas coinciden con las crisis políticas, es reflejo fiel de la crisis estructural del país. Y añade que sólo aboliendo la servidumbre –nosotros aquí decimos la explotación del hombre sobre el hombre- y no con la simple escuela se redime al indio –aquí apostillamos: se redime al hombre-.

Sobre la escuela laica dice que no es ningún renacimiento del liberalismo sino el producto histórico del capitalismo que se reconcilió con la religión. Por tanto es una fórmula de liberaloides y radicaloides. Los casos de Italia, Francia y Alemania demuestran que la libertad de enseñanza es una ficción. Pues el estado siempre conforma la educación pública acorde a las necesidades de las clases dominantes. En consecuencia, no hay escuela apolítica ni neutral, hay escuela proletaria y escuela burguesa. Por ello, la crisis de la escuela coincide con la crisis de la política. Por ello, al analizar la crisis de la reforma educativa en Chile, bajo la persecución política del general Ibáñez, sostiene que una revolución educativa no es una cuestión meramente técnica sino que requiere de la acción revolucionaria en el plano social y político.

Desarrollando su idea afirma que el socialismo adopta plenamente la idea de la escuela única, pues la igualdad económica es la base de la igualdad cultural. Mientras en el capitalismo la enseñanza es una enseñanza de clase, en el socialismo se convierte en una enseñanza universal. La suerte de la reforma educativa no es independiente de la fortuna de la revolución política. Los más sensibles a las nuevas corrientes de la enseñanza son los normalistas, próximos al pueblo y educados por la burguesía en la abnegación y sacrificio económico y material. Las nuevas ideas sobre la educación han brotado del campo fecundo de la experimentación y creación de la escuela primaria. Así no extraña que las escuelas normales sean el hogar de la nueva ideología pedagógica. Más lo que le falta al maestro primario es orientación ideológica. El problema de los preceptores no está en multiplicar las escuelas sino en dignificar esta profesión, reemplazando la escuela de clase por la escuela única.

Sobre la Universidad afirma que su crisis es crisis de maestros y crisis de ideas. Hay catedráticos estimables, lo que no hay son maestros apostólicos, proféticos, líderes, que se afilien a una ideología renovadora y combativa. Nuestros catedráticos son hombres tubulares, como dice Maúrtua, y no hombres panorámicos. Pero mientras las cumbres están peladas y yermas, la llanura está poblada de brotes nuevos. En 1928 la Universidad peruana estaba urgida de reformas, todo era viejo, impermeable y desvencijado, profesores y métodos por igual en decadencia. El maestro mediocre exige disciplina en el claustro, pero el verdadero maestro no se ocupa de este tópico porque su vida misma es ejemplo. La crisis no es de disciplina sino de maestros. Las mayores figuras de la cultura peruana han sido extrauniversitarias.

Ocupándose del problema del libro dice que la Biblioteca nacional desde 1885 a 1925 no ha vivido ningún progreso. Su bibliografía es insuficiencia y paupérrima, atrasada y anémica, no es un órgano vivo para el investigador y para el estudioso. Y no lo es porque es la cenicienta del presupuesto nacional. Aun cuando el deporte y el baile (hoy la televisión y el internet) restan público al libro, no obstante éste seguirá siendo índice de civilización. En uno de sus aspectos el problema cultural del país es el problema editorial. El público lee poco por falta de hábito de la lectura y por su elevado costo. Razón demás para proteger e impulsar la difusión del libro. El índice libro no sólo refleja la riqueza económica sino también la madurez cultural de un pueblo.

Sobre la educación artística, tan venida a menos en las escuelas publicas de hoy, afirma que el gusto musical es resultado de un largo proceso de educación. Si al gran público no le gusta la música sinfónica es porque aun no se hace esfuerzo alguno por educarla artísticamente. Es urgente establecer la enseñanza artística en las escuelas. Si en el Perú la cultura es sacrificio y penuria es porque su clase dirigente sólo asimila de Occidente su progreso material y técnico más no su arte y humanismo.

Sobre el feminismo escribe que en literatura se escucha ya una poesía característicamente femenina. Ante el advenimiento del socialismo declina la mujer de lujo y surge la mujer de trabajo. Hay feminismo orgánico y otro diletante, en ambos se da la tendencia proletaria, pequeño burguesa y burguesa. Es importante que el Estado moderno preste atención al problema sexual para tener una población sana, adecuada e instruida sobre el tema –en cambio hoy ya no existe el curso de Educación familiar, antes llamada educación para el matrimonio-.

Y concluye reflexionando sobre la vagancia, cuya raíz, dice, está en la economía y la educación, de ahí que se la pueda extirpar no reprimiéndola sino previniéndola.

II
Su valor en el presente
Las consideraciones sobre la educación del Amauta mantienen su valor ante las megatendencias de la sociedad mundial y exigen de ella un cambio radical. Entre las megatendencias tenemos:
a)    La globalización económica, social y cultural de los valores del mercado que consolida la mentalidad consumista, competitiva, privatista, e individualista del ser humano.
b)    El predominio del saber técnico y práctico sobre el saber humanístico. Lo que completa la pobreza espiritual del hombre actual.
c)    La crisis de valores. Unida a la importancia suprema del dinero, agente destructor de todo valor.
d)    La ruina acelerada del medio ambiente.

Esta es nuestra realidad y debemos preguntarnos si el socialismo mariateguista es el camino para solucionarlos. No hay consenso sobre lo que significa el “mariateguismo”, más aun se exige su reconstrucción, cuando no otros su olvido.

De ahí la urgencia de precisar si el marxismo de Mariátegui (con sus tres elementos esenciales: el materialismo histórico más no el materialismo dialéctico, la determinación de la infraestructura y la lucha de clases, a lo cual añade la soreliana superioridad moral del proletariado y la idea del mito revolucionario) sirve para afrontar los desafíos de la educación actual. O por el contrario si su marxismo debe ser reconstruido ampliamente (rechazar el partidismo gnoseológico, el determinismo económico, la idea de lucha de clases y el mito revolucionario dirigido a la emoción) y preservarse lo valioso (el contenido ético del marxismo y no echar mano de la dialéctica) antes de emprender las tareas de la nueva educación.

III
El enfoque político-social
Como vemos el mariateguismo vive actualmente su propia encrucijada y, sin embargo, en su naturaleza proteica es aun capaz de darnos respuestas meridianamente claras sobre el problema educativo. Así ante la revolución de los paradigmas pedagógicos del presente (aprender a pensar de Vygotski), acción comunicativa o diálogo crítico de Habermas, constructivismo o construcción mental de los conocimientos de Piaget, conceptualismo o la formación de analistas simbólicos de De Zubiría, unidad entre trabajo-educación del modelo cubano, educación liberadora de la enajenación  de Freire y MacLaren, Pensamiento complejo de Edgar Morín, Hominización o búsqueda de la realización personal hasta la creatividad  de Peñaloza, Aprender a investigar de Pedro Demo, Pensar-investigar como bucle curricular de Moya Obeso, Memorístico tradicional y Aprender a sentir de Flores Quelopana) resalta su aguda y profunda observación de que la revolución educativa no es una cuestión meramente técnica y de métodos sino que requiere de la acción político-social.

No basta enseñar a pensar ni es suficiente enseñar a sentir si simultáneamente no se transforman las estructuras socioeconómicas de la sociedad. Sobre estas consideraciones el maestro Emilio Barrantes forjó su categoría de la “edupolítica”, subrayando la estrecha ligazón entre lo educativo y los cambios sociales que la sostengan. Y de este enfoque panorámico adolece el pedagogo actual. Su pedagogía es meramente técnica y tubular, haciéndolo incapaz de revertir la vida competitiva, el individualismo del mercado deshumanizante.

De su original planteamiento sobreviven 6 elementos:
1. la síntesis de lo autóctono y lo occidental, 
2. el afán por rebasar el capitalismo alienante, 
3. la importancia del mito como esperanza, 
4. el valor moral del socialismo, 
5. su postura creativa antidogmática, 
6. el arraigo cultural,
7. el hombre como criatura metafísica 

Y todos ellos por su cariz humanístico son de importancia primordial para el proceso educativo. Su propuesta hacia un socialismo sin calco ni copia es la guía para superar el naufragio del comunismo y la bancarrota del capitalismo, para encontrar un modelo alternativo a la economía capitalista y a la economía planificada, así como para responder a los desafíos que plantean los nuevos factores: 1. La recuperación del mito, 2. La crisis de la Razón universalista, 3. el desequilibrio entre población y ecología, 4. la revolución tecnológica, 5. el crisis del Estado nación, y 6. el falso liberalismo del poder global. Mariátegui, gracias a su espíritu antidogmático y amplitud de espíritu, está vigente en esta hora de búsqueda de alternativas económicas, sociales, culturales y educativas.


Lima, Salamanca 13 de junio del 2012