lunes, 30 de julio de 2012

EL ALMA Y LOS UNIVERSOS PARALELOS

EL ALMA Y LOS UNIVERSOS PARALELOS
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía
 

Un alma es por sí sola un gran pueblo.
J. B. Lacordaire

Los universos paralelos es una hipótesis física que postula la existencia de varios universos o realidades más o menos independientes. Quien lee estas líneas, por ejemplo, se repite infinitamente en otros universos de manera idéntica, incluso habría otros universos  en que la lectura todavía no comienza y otros en que la lectura ya terminó o nunca ocurrió, y así la cadena de posibilidades múltiples se reproduce hasta el infinito. En muchos casos éste sería el mejor de los universos posibles, pero en otros podría ser uno de los peores.

De tal forma que si yo fallo en este universo poco importa, puesto que en otros universos tengo la posibilidad de actuar mejor o de otra forma. La responsabilidad moral así queda relativizada, se puede ser el más ruin y malvado en este mundo porque mi otro yo puede ser bueno en otro universo, y así consecutivamente. Entonces, si así funcionara el universo físico qué sentido tendría la existencia del alma.

Eso por un lado, pero por otro se plantea el problema de la misma identidad del alma. Si hay infinitos números de Pedros entonces hay infinitos números de almas de Pedro. Todas sus almas serían inmortales, todas volverían a encarnarse y todas serían juzgadas por Dios. Muchas almas de Pedro irían al cielo y otras muchas al infierno para toda la eternidad, pero como la eternidad es una, entonces, allí sería donde se reencontrarían todos los Pedros salvados o condenados. Lo cual es a todas luces ilógico y absurdo. Más, un físico cuántico nos diría que el mundo no tiene que ser necesariamente lógico, las micropartículas se comportan de la manera más ilógica todavía.

Pero, se presentaría un tercer problema y es que el universo del alma podría también ser un universo paralelo a los universos físicos y replicarse, así, hasta el infinito número de universos no físicos. Esto es, que tendríamos un Dios creador de universos paralelos de carácter físico y no físico. Lo cual nos llevaría a preguntarnos por la necesidad que tuvo el Creador de multiplicar los universos hasta un número infinito de veces.

Sería como una divinidad que jugara con un número indeterminable de posibilidades de sus criaturas en su propia identidad. Parece que estuviéramos escuchando a Einstein con su objeción: “Dios no juega a los dados”. De manera que ya ningún hombre sería único e irremplazable, sino que, por el contrario, Dios podría elegir a la mejor alma de Pedro para enviarla al Cielo y a la peor para remitirla al infierno. O quedarse, quizá, con la que mejor le parezca. Pero dado que Dios es una criatura misericordiosa obviamente que preferiría salvar a todas las almas para la vida eterna. En consecuencia, el infierno estaría vacio. Con lo cual desembocamos en una renovadísima versión de la apocatástasis, naturalmente nada ortodoxa y contraria a lo que tenemos en las Escrituras.

Muy bien, lo que compete a nosotros es preguntarnos si tiene sentido toda esta elucubración de la física de los “universos paralelos”. Para ello veremos la misma con algo de más detalle.

El desarrollo de la física cuántica, la búsqueda de una teoría unificada o teoría cuántica de la gravedad, y el desarrollo de la teoría de cuerdas, han hecho vislumbrar la posibilidad de la presencia de múltiples dimensiones y universos paralelos consintiendo un Multiverso.

La teoría de Hugh Everett recurre a los universos múltiples dentro de la mecánica cuántica como una posible solución al problema de la medida en mecánica cuántica. Representó su interpretación más bien como una metateoría que en realidad evade muchos de los problemas asociados a otras interpretaciones más convencionales de la mecánica cuántica. No obstante, no hay una base empírica sólida a favor de esta interpretación. El principal problema filosófico de la mecánica cuántica es el problema de la medida. Tanto así que el premio Nobel Richard Feynman afirmó:"Creo que nadie entiende verdaderamente la mecánica cuántica". Existen puntos difíciles en la interpretación de sus resultados y fundamentos de la mecánica cuántica, a pesar que es la teoría física más exacta que ha permitido hacer cálculos de 20 decimales correctos y ha suministrado gran cantidad de aplicaciones prácticas (centrales nucleares, relojes de altísima precisión, ordenadores).

El problema de la medida es el siguiente: En la mecánica cuántica un sistema físico en estado puro queda descrito por una función de onda. Si nadie externo al sistema ni dentro de él observara el sistema, nos diría que el estado se comporta determinísticamente   y   se   podría   predecir   el  sistema.  La función de onda dice cuáles son los resultados posibles de una medida y sus probabilidades, pero no nos dice qué resultado se obtiene cuando un observador mide el sistema. La medida es un valor aleatorio entre los posibles resultados.

Lo cual es un problema grave, pues, si el observador es también un objeto físico, debería haber alguna forma determinista de predecir. Pero el postulado de que la medición destruye la "coherencia" de un estado inobservado y, tras la medida, todo queda en un estado aleatorio.
[]
Ante la dificultad Niels Bohr  propuso la primera solución, apoyada actualmente por Stephen Hawking y Richard Feynman, llamada la interpretación ortodoxa de Copenhague: renunciar a entender el proceso de de coherencia, por lo cual un sistema pasa de tener un estado puro que evoluciona deterministamente a tener un estado mezcla o "incoherente". Ulteriormente Hawking manifestó que «La IMM o <Interpretación de Historias Múltiples> es trivialmente verdadera». Afirmación sofística, por cierto.

La segunda salida, mas realista,  fue presentada por John Von Neumann, el matemático que creó el formalismo matemático de la mecánica cuántica y que aportó grandes ideas a la teoría cuántica, según el cual hay que aceptar que existen unos objetos no-físicos llamados "conciencia" que no están sujetos a las leyes de la mecánica cuántica y que nos resuelven el problema. Esta solución es actualmente respaldada por Roger Penrose. Y la tercera interpretación es la de Hugh Everett, el cual propone una teoría que explique la medición, y no sea las medición lo que determinen la teoría.

La teoría de Everett es que cada medida "desdobla" nuestro universo en una serie de posibilidades o tal vez existían ya los universos  paralelos  mutuamente inobservables y en cada uno de ellos se da una realización diferente de los posibles resultados de la medida. La idea de Everett es una explicación lógicamente coherente y posible, pero no despertó entusiasmo porque no es una posibilidad falsable. Basado en el principio de simultaneidad dimensional, establece que dos o más realidades pueden coexistir en el mismo espacio-tiempo. Este principio es el pilar de la teoría M y la teoría de Multiverso.

Por su parte los físicos Steven Weinberg y John A. Wheeler se inclinan con sensatez por la corrección de esta interpretación.

No obstante, el respaldo de importantes físicos a la teoría de Everett no establece ninguna prueba científica en favor de la teoría. Es el nuevo flogisto de la ciencia.

Hasta aquí lo que concierne a la física, pero la literatura también ha explorado la idea de los universos paralelos con autores como Turtledove, Nabokov, Borges, Lovecraft, Lumley, C.S. Lewis, Isaac Asimov, Robert A. Heinlein, Rafael Piernagorda, Stephen King, entre otros. Series televisivas que han tocado el tema de lo universos paralelos son muchas, entre ellas: Stargate, Star Trek,   Perdidos en el espacio, Supernatural, Hércules, The Middleman,  Doctor Who, Babylon 5, Smallville, Fringe, Flashforward, Perdidos, Casi Ángeles, entre otros. Lo mismo sucede en las series animadas: Dragon Ball, Noein,  Fullmetal Alchemist, Ben 10, Los Simpson (episodio 134), Pokémon Giratina, Digimon, Spider Man Unlimited, Los Verdaderos Cazafantasmas, Futurama, entre otros. El comics y el cine también han explotado la idea de los universos paralelos con asiduidad. Sobre todo el cine con: Efecto Mariposa, Maximum Shame, Regreso al Futuro, Cube 2, Event Horizon, etc. Este bombardeo de la industria del entretenimiento va moldeando la mente infantil y del hombre corriente con “cuentos de hadas” destiladas por la ciencia.

Uso de entidades perversas que intentan penetrar nuestra dimensión, viajes en el tiempo en el multiverso,  la paradoja temporal, viajes interdimensionales, la imposibilidad de poder volver al universo original, realidades y seres alternos, brechas dimensionales,  múltiples universos, son, entre otras, muchas de las ideas imaginadas a partir de los planteamientos de los universos múltiples de la física cuántica.

Pero una explicación lógicamente coherente y formalmente posible no significa que sea real. De ahí que muchos físicos mantengan su escepticismo ante la teoría de Everett. El principio de simultaneidad dimensional, pilar de la teoría M y la teoría de Multiverso, es tan sólo una posibilidad matemática y lógica, pero no una posibilidad real. No todo lo lógicamente posible es real.

 Además, no existe ninguna prueba científica en favor de la teoría, ni parece que la habrá. Por ello, sería irresponsable suscribir la opinión de Hawking que dicha teoría es “trivialmente verdadera”. Y asombra su complacencia con ésta y su severidad con el alma: “la idea del paraíso y de la vida después de la muerte es un cuento de hadas”. Más serena y verídica resulta ser la declaración del Nobel Feynman:"Creo que nadie entiende verdaderamente la mecánica cuántica". De modo que se trata de una novísima ficción científica.

Stephen Hawking es un físico actual seducido por teorías que son meras consideraciones lógico abstractas. Lo hemos visto haciendo esto con la teoría de Everett. Así ocurre, también, en su libro El Gran Diseño, en el que empieza declarando que la filosofía ha muerto porque no se mantiene al corriente de los últimos avances de la física y concluye admitiendo que todo lo explicado sobre la teoría M y los Multiversos son solamente especulaciones. O sea todo fue una broma de mal gusto. Pero si la teoría M se confirmara, según él dice, quedaría demostrado que el Universo no producto de un Dios providente, sino que fue espontáneo, existirían mundos salidos de la nada, Nihil Creatum nihil, y cada Multiverso tendría un propio ajuste fino de las leyes físicas.

Pero con esto la teoría M tendría que explicar la exclusión de intercambio de leyes entre los universos posibles, y esta exclusión limita su posibilidad misma. Tampoco explica la sintonía fina que existe entre esta forma de universo con los seres que la habitan, pues deberían existir otros seres orgánicamente diferentes a nosotros.

Queda, por tanto, sólo como un ejercicio mental con los infinitos. Como hemos visto, este probable origen cuántico del universo no tiene respaldo y, por el contrario, toda la evidencia apunta en dirección opuesta, a saber, hacia un diseño providencial.

La teoría M y la teoría de Everett son hipotéticas y no están en condiciones de probar nada. Para ser honestos, la teoría M es tan neutra que también podría servir para explicar el origen del cosmos por Dios a partir de la nada. Los griegos dijeron: Nihil ex nihilo, nada viene de la nada; los cristianos corrigieron: creatum ex nihilo, creación desde la nada; ahora viene Hawking y pretende decir: Nihil creatio ex nihilo, la nada crea desde la nada. O sea, la nada es el nuevo ex machine. Hawking está extraviado entre teorías físicas maximalistas.
Así, el principal fallo que introduce la teoría de Everett es la    relativización    de    la   verdad,    la    imposibilidad    del conocimiento mismo y la atenuación de la responsabilidad moral.

Todo lo cual se condice con la atmósfera cultural de nihilismo, increencia y escepticismo del mundo secularizado actual. El alma no es un universo paralelo al universo material, hay un solo universo con distintos niveles ontológicos de realidad, el más bajo pertenece a la materia y el más elevado al espíritu, cuya cúspide es Dios, creador por amor del universo y que es la eternidad misma.

Nuestra era de consumación de las utopías científicas se destaca más como un instrumento de exacerbación de la imaginación tecnológica descontrolada, que se proyecta incluso en la comprensión del universo. Entonces, las quimeras y ensueños comienzan a cabalgar sobre los hombros de los propios científicos proclives a dejarse llevar por posibilidades matemáticas y consideraciones abstractas, que son más un ejercicio lógico que un descubrimiento real.

Esto traiciona el mismo espíritu de la ciencia y fortalece las fantasías científicas. El reto actual de la ciencia es de índole moral, pues a ella le son inherentes las preocupaciones humanas. Además, lo imaginativo y emocional influye poderosamente en su actividad, por ello se debe cuidar que los sueños de la razón no se conviertan en monstruos que devoren al hombre real.

La gente se interesa más por el uso práctico de los descubrimientos científicos que en el aspecto intelectual de la ciencia. Sin embargo, los científicos de hoy no son los Faraday y Pasteur de ayer, que se interesaron más por lo aplicativo, hoy pululan los Hawking y compañía que dejan volar su fantasía científica influyendo en la sociedad con posibilidades irreales que afectan lo moral.

Lima, Salamanca 30 de Julio 2012