miércoles, 21 de enero de 2015

PARADOJA DE FERMI Y EXOPLANETOLOGÍA

PARADOJA DE FERMI REFORZADA
 POR EXOPLANETOLOGÍA
(Continuación)
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
 
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LA PARADOJA DE FERMI Y LA AUSENCIA
DE EVIDENCIA ET

La paradoja de Fermi es la contradicción entre las valoraciones que defienden una alta contingencia de existencia de civilizaciones inteligentes en el universo, y la ausencia de huellas de tales civilizaciones. Salió en 1950 en medio de una conversación informal del físico Enrico Fermi con otros físicos del laboratorio y desde entonces tiene importantes alcances en los proyectos de búsquedas de señales de civilizaciones extraterrestres (SETI).

La ecuación de Drake originalmente nos hacía elucubrar si habían otras civilizaciones más avanzadas en el Universo, mientras que la paradoja de Fermi nos lleva a interrogarnos si somos la única civilización avanzada en el Universo. La primera nace con ánimo optimista y la segunda emerge con espíritu escéptico. En el transcurso de las décadas ambas han confluido hacia el fortalecimiento de la paradoja de Fermi y la extrema moderación de la Ecuación de Drake. Pero esta confluencia acontece en el ámbito de la ciencia, la teología y la filosofía, más no en los recintos de la cultura popular, la pseudociencia y cierta filosofía y teología que se adhiere alegremente a la ufolatría bajo una atención unilateral a la versión original de la Ecuación de Drake.

En principio, si las civilizaciones extraterrestres son tan abundantes entonces ponernos en contacto con ellas no debería ser extremadamente raro. La respuesta de Fermi es una pregunta: ¿Dónde están? ¿Por qué no hemos hallado trazas de vida extraterrestre inteligente, como sondas, naves espaciales o transmisiones? Los adeptos de la hipótesis ET han tratado de responder a esta objeción con supuestas fotografías de pirámides en Marte y de diversos objetos desparramados en la Luna que serían testimonios de tal vida inteligente. Pero un análisis más sereno demuestra nuevamente que se trata de una proyección Gestalt humana de imágenes que tiene en el inconsciente y de un juego de luces y sombras que se prestan a ello.

La paradoja también nos lleva a pensar que nuestras observaciones podrían ser defectuosas e incompletas, pero dicho defecto podría ser fácilmente superado y suplido por las numerosas civilizaciones tecnológicamente avanzadas. Que esto no suceda es otra prueba en contra de su existencia.

Es interesante tomar en cuenta la circunstancia en que Fermi formula la paradoja. Era la época en que estaba trabajando en el Proyecto Manhattan cuyo fin era el perfeccionamiento de la bomba atómica estadounidense. La respuesta a su paradoja fue sombría, y es que supuso que toda civilización avanzada en la galaxia con capacidad de aniquilarse lo haría irremediablemente. Y no encontrar otras civilizaciones extraterrestres significaba para él un trágico final para la humanidad. Es decir, las civilizaciones extraterrestres o nunca existieron o hace mucho que se autoaniquilaron. Pues su supervivencia tendría que mostrar pruebas de contacto irrefutable y contrastable, las cuales no existen, por tanto no hay dichas civilizaciones extraterrestres.

La conclusión pesimista de Fermi ha encontrado refuerzo en la llamada “Hipótesis de la Tierra especial”, por cuanto sugiere que la vida pluricelular puede ser extraña en el universo debido a una posible escasez en otros planetas de las condiciones especiales del planeta Tierra. Lo hace muy improbable la vida compleja en otros planetas. Además, los brazos espirales de las galaxias tienen muchas novas y la radiación que emiten es perjudicial para la vida superior. Por si eso fuera poco, el sistema solar está en una órbita especialísima, casi perfectamente circular, dentro de la Vía Láctea, nuestra galaxia. Se trata de una órbita a una distancia en la cual el Sistema Solar se mueve a la misma velocidad que las ondas de choque que forman los brazos espirales. Lo más singular del caso es que la Tierra ha estado entre los brazos espirales durante cientos de millones de años, más de treinta órbitas galácticas, casi todo el tiempo en el que ha existido vida superior en la Tierra.

Otro sitio decisivo es el origen de la Luna. La Teoría del gran impacto postula que fue formada por una rara colisión entre una joven Tierra y un planeta de tamaño similar a Marte hace 4.450 millones de años atrás. El asunto crucial es que la colisión tuvo que ocurrir en un ángulo exacto, de lo contrario la Tierra se habría destruido, o el cuerpo similar a Marte habría sido desviado. Además, las mareas debido a la Luna estabilizan el eje de la Tierra. Sin la Luna, sus variaciones, conocidos como precesión de los equinoccios, causarían variaciones del clima tan dramáticas que podrían imposibilitar la vida. Y, quizá lo más importante, las mareas lunares también ayudan a mantener caliente el núcleo de la Tierra, que debe ser fluido para generar el campo magnético de la Tierra; sin él, el viento solar acabaría con todo el aire y el agua en un periodo de unos pocos millones de años. Todo este conjunto de factores llamado “ricitos de oro” no fue considerado en la ecuación original de Drake.

Pero los detractores de la Tierra Especial arguyen que no se puede excluir diferentes posibilidades de existencia de otras formas de vida. Pueda que sea muy pequeña la probabilidad de que se den juntas las coincidencias para la existencia de vida como la terráquea, pero otras formas de vida pueden ser abundantes. De manera que la teoría de la Tierra Especial no podría postular la total no existencia de vida en el universo, aparte de la nuestra. A esto lo llamaré la Falacia de la Diversidad para aludir que este falso argumento no prueba nada, debido a que sobre la existencia de condiciones especiales para la vida, como las presentadas en la Tierra, no se puede afirmar la existencia de otras formas de vida sobre condiciones desconocidas e inexplicadas. Así, los adeptos de la conexión ovni-extraterrestres echan mano de dos falacias, a saber, la Falacia del Residuo (afirmación de la existencia de ET sobre un reducidísimo número de casos inexplicados) y la Falacia de la Diversidad (afirmación de otras formas de vida sobre condiciones desconocidas e inexplicadas).

Los criterios de búsqueda de vida exige entender el funcionamiento del "mecanismo vital" en este planeta. ¿Cómo es posible que un material inerte, el carbono produzca un ser vivo? Actualmente hay más de diez millones de sustancias en base al carbono, el elemento más abundante en el Universo, gracias a que sus cuatro electrones lo ayudan a hacer enlaces con otros elementos y por eso es el pilar básico de la química orgánica. El carbono no se creó durante el Big Bang sino en el interior de las estrellas, encontrándose además en cometas y en atmósfera de los planetas. Ahora bien, si se buscara vida extraterrestre debería tomarse en cuenta una fuente de energía. Antes se pensaba que la única fuente energética para producir un metabolismo era la luz del Sol, pero luego se comprobó que hay bacterias extremófilas que incluso nacen en las profundidades de los océanos, donde no es posible ver la luz solar, y encuentran su fuente de energía en el calor que emiten los volcanes submarinos.

Basándonos en los principios evolutivos la vida extraterrestre tendría que responder al ambiente de su propio planeta y diferentes fuentes de energía podrían dar lugar a metabolismos distintos. Más aun, no tendría que crear necesariamente vida inteligente. Pero el experimento de Miller tan solo ha probado que el origen de la vida necesita una fuente de energía para tener un metabolismo y no que existan otras formas de vida –y menos aun “formas de vida inteligentes”- con metabolismo distinto, como ansiosamente añoran los partidarios de la conexión ovni-extraterrestres.

El optimismo sin fundamento de Drake y Sagan alimenta la ilusión que la vida inteligente es también común en el Universo. Sobre la base de suposiciones creen podemos admitir que si la vida es posible, dado que el universo es tan vasto, debería ser cierto que haya un enorme número de civilizaciones extraterrestres en el Universo. A este razonamiento hay que llamarle la Falacia de la Vastedad, sobre la que incurre el teólogo dominico O´Meara, como si por el tamaño del Cosmos debería también suponer la existencia de grifos, unicornios y demás seres fantásticos. Sin embargo, la paradoja de Fermi y la versión modificada de la ecuación de Drake pone en evidencia la altísima improbabilidad de vida inteligente en el universo y que efectivamente estamos solos en la Vía Láctea.

Radio y datos observacionales se han recogido y analizado durante varias décadas por el Proyecto Ozma, el proyecto Search for Extraterrestrial Intelligence y varios proyectos en búsqueda de planetas extrasolares. Pero hasta ahora, los datos del SETI muestran que no existen estrellas de la secuencia principal que tengan emisiones de radio inusuales como la Tierra. Por consiguiente,  somos la única especie que radiotransmite en al menos la porción de nuestra parte de la galaxia que ha sido explorada. Pero de haber otras civilizaciones tecnológicamente más avanzadas que la nuestra, deberían habernos detectado más allá de su propia galaxia y, por ende, ya tendríamos que haber recibido su contacto. Que esto no haya sucedido es otra prueba que tales civilizaciones no existen y que nunca se mudaron hasta nuestro vecindario ni por agujeros negros ni agujeros de gusano.

No resulta de menos importancia que la mayoría de los planetas extrasolares descubiertos hasta la fecha parecen tener condiciones ambientales muy adversas para formas de vida avanzadas, aunque las técnicas usadas no propician el descubrimiento de planetas similares a la Tierra, sino supermasivos o muy cercanos a su estrella.

Se puede pensar que otras especies no usen o no dejen escapar las radiofrecuencias que estamos buscando. Nosotros, por ejemplo, emitimos menos energía radiada que unas pocas décadas atrás por el uso de la transmisión por cable y satélite. Civilizaciones más avanzadas podrían usar mejores sistemas de comunicación como el láser. Pero todo esto no explica por qué a pesar de su enorme desarrollo no harían contacto con la Tierra. El hecho que no estemos inundados por radio transmisiones extraterrestres también puede suponer que hayamos sido sobrepasados por tempranos intentos de colonización, lo cual sugiere una “presencia silenciosa” entre nosotros. De ahí nacen las versiones extravagantes de la supuesta raza de “reptilianos” que dominan la política mundial. Pero sobre esto no existe la más mínima evidencia genética, histórica o de otro tipo.

En suma, aunque la búsqueda activa de señales extraterrestres lleva casi treinta años en proyectos como el SETI y escuchando pasivamente la estática durante casi 100 años, todavía no hemos oído ninguna emisión alienígena, si exceptuamos la famosa señal WOW, ni observado ninguna estrella de la secuencia principal con una firma de radio inusual que pudiese indicar una civilización tecnológica. El uso de otro medio que la radio o que esconden sus transmisiones no va más allá de la suposición. La verdad es que si hubiese tantas civilizaciones extraterrestres avanzadas como Drake y Sagan creen, su presencia sería obvia por sus transmisiones. El hecho de que solo hemos podido recibir y producir estas transmisiones durante solo una pequeña fracción de nuestra historia no es lo que limita el proyecto SETI, sino que lo siga haciendo sin considerar que una civilización más avanzada no estaría esperando que nosotros recibiéramos su señal y sí, más bien, que fuesen ellos los que tendrían que venir hasta nosotros. Efectivamente, no tiene sentido que los menos avanzados fuesen en busca de los más desarrollados, sino a la inversa.

Al respecto, el científico británico Stephen Hawking expresó que la búsqueda de vida inteligente es demasiado arriesgada y peligrosa, pues nos exponemos al exterminio. En esta misma línea de pensamiento está el libro “Primer Contacto: Avances científicos en la búsqueda vida más allá de la Tierra” de Marc Kaufman, director nacional de The Washington Post. Mientras que los investigadores de SETI tienen fe que la inteligencia ET sea amistosa. Precisamente los partidarios de los ovnis-extraterrestres argumentan que los avistamientos son un testimonio que la inteligencia ET ya está entre nosotros y que son pacíficos. Sin embargo, ninguno de los archivos desclasificados conocidos permite sostener que existe una prueba irrefutable que tales objetos aparte de ser reales sean naturales o humanos.

Similar a la hipótesis de la Tierra Especial es el principio antrópico, la idea de que el universo está 'finamente ajustado' para posibilitar la vida como la conocemos. El principio postula que dado que la vida en la Tierra no podría existir si alguno de los muchos parámetros del universo se modificase ligeramente, parece que los humanos tienen una ventaja única sobre cualquier otra forma de vida inteligente. Esto hace concebible que en el Cosmos seamos la única especie inteligente. Para la refutación del principio antrópico los defensores de la hipótesis ET sostienen las tres falacias favoritas: la Falacia del Residuo, la Falacia de la Vastedad y la Falacia de la Diversidad, o sea, que una forma de vida diferente podría existir en su lugar.

Otro tipo de estrellas que justificaría la existencia de ET pero que no han sido encontradas sería la esfera de Dyson. Freeman Dyson propuso una envoltura opaca alrededor de una estrella, creada por una civilización alienígena avanzada que desease guardar tanta energía radiada por su estrella como fuese posible. El diseño exacto nunca fue sido especificado, pero podría consistir en millones de colectores solares, hábitats espaciales independientes o bien ser una estructura única unificada, estaría hecha de materia sólida que interceptaría la mayoría de la luz emitida por la estrella para ser reirradiada como calor. Esta estrella rodeada por la esfera de Dyson emitiría un espectro del cuerpo negro sin las fuertes líneas espectrales que el plasma estelar muestra. Pero los astrónomos en el cielo nocturno no han encontrado estrellas con colorido inusual, que indicaría vida inteligente altamente avanzada. Pues una civilización avanzada tomaría total ventaja de la fuente de energía de su sol y esto haría cambiar la firma electromagnética de su estrella madre. Pero el hecho que dicha firma no se haya encontrado niega la posibilidad de civilizaciones avanzadas.

Los partidarios del principio de Fermi dicen que la vida con su capacidad para colonizar otros hábitats sigue los mismos principios, y, por lo tanto, cualquier civilización avanzada buscará nuevos recursos y colonizará primero su propio sistema solar, y después los sistemas solares circundantes. Así, se estima que el tiempo que tardaría una civilización tal en colonizar la galaxia entera sería entre 5 y 50 millones de años, tiempo relativamente breve a escala geológica y cosmológica. Por tanto, nuestra galaxia debería estar colonizada hace mucho tiempo y el hecho que no lo esté descarta que exista tal civilización avanzada con su colonización cósmica. Para Jacob Haqq-Misra y Seth Baum, de Pennsylvania State University, es un error de asumir que una civilización puede colonizar el Universo a un ritmo exponencial, pues el agotamiento de los recursos impondría límites al desarrollo de cualquier civilización y no se podría dar un crecimiento exponencial de la misma. Es decir, niegan el crecimiento exponencial pero no el crecimiento mismo ni la existencia de dichas civilizaciones. Pero no tiene sentido suponer una civilización inteligente que sin colonizar no buscara a sus pares en otros planetas o sistemas, y el hecho que nada de esto se dé cuestiona la existencia de una civilización ET sin crecimiento exponencial.

Trasladar el escenario del actual crecimiento humano y el agotamiento de recursos terrestres: cenit del petróleo y otros recursos, sobrepoblación, calentamiento global, contaminación generalizada y colapso ecológico, a una civilización en un escenario galáctico solamente tiene carácter hipotético. Pues suponer que existan miles de civilizaciones avanzadas que tratan de colonizar su entorno espacial cercano, pero que nunca entrarán en contacto unas con otras en tiempo y espacio, no tiene sentido porque excluye las emisiones de radio. Por tanto, no existen tales civilizaciones avanzadas que colapsan por razones ecológicas no porque el colapso ecológico sea imposible, sino porque tales civilizaciones ya hubiesen dado señales radioeléctricas de vida.

Pensar que es sensato creer que una forma de vida lo suficientemente inteligente para viajar hasta nuestro planeta puede permanecer aquí sin que la detectemos, es una sugestiva idea pero tiene el inconveniente de no esclarecer qué buscarían entre nosotros, por qué somos tan importantes para ellos o quizá solamente explotan algún recurso natural escaso en el universo sin que lo sepamos. Pero todas estas ideas no son más que hipótesis sin confirmar y quedan en el ámbito de las suposiciones. Lo mismo ocurre con las versiones que podemos haber sido ya detectados, y un mensaje o un emisario están “en camino”. Las teorías conspirativas defienden que las pruebas de visitas extraterrestres están siendo ocultadas por una élite de políticos y gobiernos, que no quieren que el público sepa la verdadera extensión de los contactos. Todas estas ideas no son más que conjeturas donde se adelanta una conclusión sin previa confirmación. Pero la ciencia no se guía por suposiciones sino por confirmaciones y en todo caso la suposición ha de esperar la confirmación para aceptar su verdad. Sin pruebas fehacientes que produzcan certeza la suposición carece de valor y queda en el ámbito del pronóstico ideal o  deseable. Por lo tanto, todas estas suposiciones no son verdaderas.

Otra idea que permanece en el umbral de las conjeturas es que los extraterrestres nos visitaron hace un millón de años cuando no habría humanos en la Tierra o que lo hicieron en épocas arcaicas siendo tomados como dioses y el registro en sus mitologías pasaría inadvertido. Esta es la versión que adoptan los defensores de la hipótesis de alienígenas ancestrales. Pertenecen también al ámbito de la ficción la idea que esconden su existencia a la humanidad por motivos éticos, un deseo de mantener la diversidad cultural, evitar su destrucción por otras civilizaciones aún más avanzadas, el querer vivir sin interferencias de otras formas de vida, o por la experiencia en otros contactos. Otra idea ficticia es la del Zoo, que sugiere que la Tierra está siendo vigilada para su estudio o por propósitos éticos y donde la humanidad tendría que alcanzar cierto límite ético o tecnológico antes de ser contactada. Otra conjetura es que simplemente no presentan interés hacia los seres humanos y por ello deberían presentar interés hacia otras formas de vida. Otra suposición es que existe la vida inteligente pretecnológica, como los mayas o incas, y no tienen posibilidad alguna de entrar en contacto con vida tecnológica. Igualmente se puede suponer la incompatibilidad o inexistencia de la tecnología necesaria para detectar el tipo de comunicación utilizado, o que su ritmo de vida sea mucho más largo o más breve que el nuestro, por lo que sus señales sean tomadas como trazas sin sentido o simples pulsos. De la misma forma las señales de emisión detectables por los telescopios y radioscopios siguen limitados a la velocidad de la luz, aún insuficiente para recorrer distancias cósmicas. Otra opción hipotética es que la vida inteligente tiende a destruirse a sí misma o ser destruidos por algún fenómeno natural de su planeta o del espacio.

Al respecto de todas estas hipótesis se puede afirmar simplemente que para ser tomadas como científicas tienen que pasar por el rasero de la confirmación, lo cual ninguna lo ha hecho. Una hipótesis confirmada se convierte en Ley científica. En la ciencia la hipótesis es el nombre que tienen en la ciencia las explicaciones. Pero sus requisitos son la atinencia y la corroboración. Las hipótesis pueden ser refutadas o confirmadas al ser contrastadas con el mundo de los hechos, pero también la conclusión puede ser falsa aún cuando sus premisas pueden ser verdaderas. Empero existen pruebas directas e indirectas en la contrastación de hipótesis. La ciencia posee poder predictivo (anticipa conocimiento, contrasta la teoría y guía la acción) y poder de retrodicción (el hecho desconocido es un suceso del pasado). Lo singular es no siempre coincide la predicción y la explicación (por ejemplo, los griegos conocieron los movimientos planetarios pero no hicieron predicción celeste). Y un caso paradigmático de predicción científica es la teoría de Newton al permitir el descubrimiento de Neptuno (1846) y Plutón (1930) sobre la base de perturbaciones de Urano. De esta manera, mientras que la explicación científica requiere de la atinencia y la confirmación, la explicación ficticia puede prescindir de una o incluso de ambas. Hasta el momento la ufología solamente proporciona explicaciones ficticias sobre la conexión ovni-extraterrestres sobre la base de las tres falacias ya mencionadas: Vastedad, Diversidad y Residual.

Incluso pensar que puede haber otra especie diferente a la humana que haya alcanzado el grado de civilización hiper-tecnológica y que vivan ignorantes de la existencia humana, queda como hipótesis sin confirmación. Por último, la teoría del viaje en el tiempo y de la existencia de vida extraterrestre como Hipótesis terrestre interdimensional (vida inteligente interestelar originada en la Tierra hubieran salido a velocidades cercanas a la de la luz rumbo a otros mundos y una vez conseguidos los conocimientos tecnológicos emprendan el retorno) no es más que ficción, donde los Ovnis son concebidos como máquinas del tiempo de humanos del futuro que viajan al pasado para enmendar desaguisados del presente. Pero por lo visto, todavía no llegan porque los desatinos del presente continúan.

Más bien, lo que se deriva de la modificación restringida de la Ecuación Drake y de la paradoja Fermi es que las condiciones para que se cree la vida, y llegue a existir civilizaciones inteligentes, son muy raras en el universo. El neo-catastrofismo estima la frecuencia de fenómenos cosmológicos causantes de grandes extinciones estelares. Incluso la Biblia menciona como una de las señales del Apocalipsis la caída a la Tierra de un meteorito llamado “Ajenjo” (Ap. 8:11).

En suma, la paradoja de Fermi combinada con la versión restringida de la Ecuación Drake pone seriamente en duda la posibilidad de la existencia de vida inteligente interestelar y, al contrario, confirmaría que nosotros estamos solos en el universo. No obstante, la variable de la inteligencia extraterrestre debe ser mantenida en su estricta distinción con el problema del fenómeno ovni y el problema de la tecnología ovni.

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FENÓMENO OVNI Y EXOPLANETOLOGÍA

Ante la clamorosa falta de pruebas por más cincuenta años de búsqueda de señales de vida inteligente en el Universo, la investigación astronómica renueva modestamente las esperanzas de descubrir alguna forma de vida fuera de la Tierra tratando de revelar exoplanetas parecidos al nuestro, para lo cual echan mano de la astrobiología y la exobiología y promoviendo la reflexión interdisciplinaria con humanistas, teólogos y científicos sociales.

La astrobiología es el estudio del origen, evolución, distribución y destino de la vida en el universo, mientras que la exobiología es una rama de la biología que trata de buscar vida fuera de la Tierra entendiendo la influencia de su medio ambiente. La exoplanetología es el estudio de los planetas fuera del sistema solar y capaz de reunir condiciones para la vida. Como estudio interdisciplinario exige el concurso de la biología, astronomía, ciencias planetarias, la química, física y otras ciencias naturales. Si la NASA busca vida microbiana en el espacio, SETI prosigue indagando sobre vida inteligente en el cosmos capaz de comunicarse con nosotros.

Dentro de esta dirección, el Centro para la Astrofísica (CfA) de la Universidad de Harvard comunicó haber detectado el planeta llamado Kepler-438b, en una aparente zona conocida como “Ricitos de Oro”, "orbitando a una distancia donde el agua líquida puede existir en la superficie del planeta". El Kepler-438b es ligeramente más grande que nuestro planeta y orbita una estrella enana roja más pequeña y más fría que nuestro Sol. Sin embargo, recibiría cerca de un 40% más de calor que la Tierra, por lo que tiene grandes probabilidades de estar en la zona habitable de su estrella, explicaron los autores del estudio. Pero el Kepler-438b no es único que podría ser habitable, porque los expertos del CfA encontraron otros siete planetas más que posiblemente podrían albergar vida.

Los entusiastas de la exoplanetología dan un salto lógico desde la simple posibilidad  de detectar rastros de vida fuera de nuestro planeta a través de la espectroscopia, hasta la temeraria afirmación que ya es el fin de la imagen privilegiada que teníamos sobre nuestro lugar en el universo y que es necesario redefinir lo que es la vida en sí. Pero hay que recordarles que “lo posible no es lo real”. El avance de la exoplanetología no significa el descubrimiento efectivo de planetas con vida, ni la confirmación de todas las condiciones para la existencia de vida microbiana, ni vida inteligente en dichos planetas.

Existen numerosos proyectos SETI, que tratan de hallar vida extraterrestre inteligente, ya sea por medio del análisis de señales electromagnéticas aprehendidas en distintos radiotelescopios, o remitiendo señales al espacio con la esperanza que alguno de ellos sea contestado. Hasta el 2014 no se ha detectado ninguna señal de claro origen extraterrestre, sin incluir la todavía sin definir señal WOW. Lo más controvertible de la señal WOW es que no se volvió a repetir ni siquiera un minuto después. Es decir, sólo quedó como una trama de flujo sobre la impresora de línea de un equipo que no volvió a detectar repetición alguna. Así, sin prueba de colonización galáctica alguna se confirma la Paradoja de Fermi como ausencia de evidencia de civilizaciones inteligentes en el universo. Hasta el momento la señal más prometedora analizada por SETI ha sido la SHGb02+14a, la cual se origina en la constelación de Piscis y Aries a 1000 años luz de la tierra. Para afinar la búsqueda la instalación ATA del Instituto SETI, llegará a tener 350 radiotelescopios, de los 40 actuales, capaces de detectar frecuencias de radio de 1 a 10 GHZ.

El portal NASA Exoplanet Archive confirma unos 1781 exoplanetas y unos 4175 planetas candidatos. Otros cálculos hablan de un millón de millones de exoplanetas solamente en nuestra galaxia, o sea más de un planeta por estrella, donde puede existir agua líquida en su superficie si la atmósfera es lo suficientemente densa y situados en zonas habitables similares a la Tierra. Sobre estos cálculos los más optimistas hablan de unos 10 mil planetas con vida inteligente capaz de comunicarse por medios tecnológicos. Pero guardan silencio sobre por qué entonces SETI no los ha detectado. Incluso con el mayor desparpajo en setiembre de 2014 la NASA, SETI y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos realizaron un simposio de astrobiología para discutir el impacto social y cómo prepararnos para descubrir vida extraterrestre. No se descarta la existencia de un lobby científico y político para conseguir fondos del Congreso para los respectivos proyectos. Se llega, incluso, sobre la base de la Ecuación original de Drake, a considerar unas 10,000 civilizaciones transmitiendo señales radiales u ópticas que podríamos detectar. Sin embargo, extrañamente nadie las escucha. Con este razonamiento podríamos suponer al menos la existencia de 10 civilizaciones super-desarrolladas que ya deberían estar visitándonos, y, sin embargo, nada de esto se confirma. El juego con las probabilidades es amplísimo, pero no se trata de alimentar la especulación esperando examinar un mínimo de 1 millón de planetas para detectar al menos uno cuya emisión artificial de señales. Hay que reconocer que en el fondo de todas estas suposiciones entusiastas late fuerte la teoría de la panspermia. Pero actualmente los astrobiólogos son de la opinión que las esporas bacterianas pueden sobrevivir a un viaje dentro de nuestro sistema solar, pero no lo harían entre sistemas solares. 
 
Cuando el robot Curiosity detectó en Marte una emisión de metano se habló que podría estar asociado a la vida orgánica, pero lo más probable es que lo esté a la geología. La existencia de planetas parecidos a la Tierra y también “super tierras” no garantizan en absoluto la existencia de vida. Incluso cuando se termine de construir el buscador de planetas automatizado (APF) junto al observatorio Lick sobre el Monte Hamilton, en Estados Unidos, éste tendrá que resolver muchas variables contingentes antes de decidir si allí existe vida. A lo sumo, lo más que permite la tecnología actual, como el observatorio astrométrico GAIA, es ubicar la posición exacta de mil millones de estrellas y detectará potenciales exoplanetas para posterior estudio.

Hay que hacer notar que la construcción de grandes telescopios y observatorios espaciales (Chile, Hawái, China, el Observatorio Austral Europeo, entre otros), no sólo está relacionado con la búsqueda de vida extraterrestre, sino también con otros temas más importantes y cruciales, como el origen de la energía oscura, el origen galáctico del agua en la tierra, agujeros negros supermasivos, los agujeros blancos, las partículas de materia oscura, estrellas hiperveloces que huyen de nuestra galaxia, la composición del universo, las fuentes de rayos gamma, la detección de meteoritos y cometas peligrosos, afinar el mapa del universo, buscar púlsares, origen de agujeros negros, el estudio del sol, la posibilidad del universo espejo, el “ruido” de estrellas solitarias, etc. Por tanto, la exoplanetología no es el leit motiv esencial que impulsa la exploración del universo, como aparentemente nos lo quieren hacer aparentar. Sin embargo, las extrañas y abundantes imágenes registradas por la NASA desde satélites, estaciones orbitales y otros medios, así como otras filmaciones desde helicópteros y naves militares, de misteriosas luces en formación que circundan nuestro planeta desde su alta atmósfera y también en su superficie, es un poderoso motivo para pensar en la posibilidad de inteligencia alienígena.

Todos estos documentos no tienen que ser necesariamente desprestigiados por dudosas informaciones que invaden los medios, como el cuerpo alienígena descubierto en Siberia, Croacia y China. Al final todo fue o un maniquí expresamente hecho, una confusión con una dañada pelota de jebe, o una broma hecha con carne de pollo. También existen documentos fílmicos donde se registra la transformación de un ovni en avión. Tomada con una cámara de alta resolución de Sony en el 2012 en EEUU, el objeto como se observa no emite la luz típica, es más bien energía pura, el objeto nunca estuvo en el radar del aeropuerto y estaba a sólo tres kilómetros de distancia. Lo que hace pensar en tecnología furtiva humana que efectivamente aparece incluso a las cámaras como un ovni, pero en realidad es un avión encubierto. No menos ingeniosa es la existencia de un supuesto documento de la KGB que data de 1969, donde los rusos encuentran una nave extraterrestre abatida en el norte de Rusia, en su interior se encontró varios pequeños humanoides siendo objeto de autopsia uno de ellos. Lo extraño del caso es que no se ve a los rusos realizando placas radiográficas, como corresponde a un cuerpo desconocido y a la importancia del tema. O sea el protocolo médico que se sigue es muy cuestionable y dudoso. Existe otro sagaz documento fílmico de un "ataque alien" en 2010, cuando el ejército estadounidense descubre una antigua cueva en Afganistán. La cueva contiene una nave espacial de unos 5000 años conocido como (Vimana). Cuando se miran alrededor de la cueva descubrieron inscripciones que teniendo la nave pertenecían al profeta Zoroastro. La vimana es muy dura, inmediatamente transportada a Estados Unidos-aeropuerto. Dallas-Fort Worth International, la NASA tiene un área de investigación allí. Una supuesta Federación Galáctica pidió a las autoridades para volver. El gobierno de los Estados Unidos intentó en vano copiar la ingeniería de la nave extraterrestre. La nave fue destruida en mayo del 2011 en Fort Texas por razones de propia protección, pues la vimana era considerada extremadamente peligrosa. Por último, luces flotantes que aparecen en pleno día sobre los cielos de Roma en junio del 2014, Lima en julio del 2007 y México en marzo del 2010, donde muchos entusiastas se apresuran a llamarlos “flota galáctica”. Y en medio del paroxismo ovni hay quienes explotan la credulidad y falta de sentido crítico de la gente para hacerles creer en portales dimensionales, hermandad blanca alien, Satanel y sus huestes derrotadas son castigadas al ser enviadas a nuestro planeta, los 21 ancianos que presiden la Federación cósmica, viajes interestelares hechos por humanos invitados en dichas naves y en toda clase de historias descabelladas, sobre la base de la astuta manipulación de los descubrimientos astronómicos. La competencia por lo inverosímil de cada gurú ufolátrico compite en mitomanía y no excluye su excelente organización internacional, presenta en clave profana lo sagrado y hábilmente esquivan polemizar entre sí, indicando que cada quien debe escuchar el “testimonio” de “contacto”, tomar lo que le parece y seguir como primer principio el “mentalismo”.

Es decir, no hay criterio universal de verdad y la atmósfera ufológica está saturada de fraudes y negocios que buscan a toda costa imponer la “religión” de los galácticos “hermanos mayores”. Ante toda esta barbarie inaudita de imaginería pseudocientífica se puede reparar en que nubes lenticulares pueden producir rayos globulares que parecen ovnis y la tecnología del holograma permite proyectar y producir toda clase de imágenes que existen pero que carecen de realidad. Por lo demás, existe la tecnología al alcance para producir interpolaciones en las filmaciones con el objetivo de crear un laberinto impenetrable a la verdad.

Pero es cierto, la exploración del cosmos incluye el descubrimiento de exo-tierras y super-tierras en el vecindario cósmico pero dentro de un amplio abanico de otras búsquedas. Así, en 2018 se lanzará el telescopio James Webb con un lente primario 2.5, más grande que el del Hubble y la Agencia Espacial Europea lanzará la Misión PLATO un observatorio espacial con 34 telescopios que observará un millón de estrellas cercanas, que obviamente no se limitará a la búsqueda de exo-tierras y super-tierras. Es cierto que existen proyectos especialmente concebidos para descubrir planetas extrasolares, como el Proyecto Espacial Darwin de la Agencia Espacial Europea. Este es un programa diseñado para descubrir planetas extrasolares similares a la Tierra en órbita alrededor de estrellas cercanas, y para buscar pruebas de la existencia de vida en estos planetas. Los telescopios probablemente tendrán una resolución muy alta y en la búsqueda de planetas se usará una configuración de interferómetros de anulación. Con este sistema se pretende que la luz de la estrella central quede anulada por medio de una interferencia destructiva. Por el contrario, la luz de un planeta que orbite alrededor de la estrella no debe cancelarse. En consecuencia, los objetivos del proyecto son: detectar y analizar mundos similares a la Tierra, detectar atmósferas en estos planetas, buscar gases que puedan indicar la presencia de vida y proveer imágenes con un detalle entre 10 y 100 veces mayor que las que se obtendrán con el James Webb Space Telescope (JWST). El sistema de interferometría del Terrestrial Planet Finder de la NASA es muy parecido al Proyecto Espacial Darwin. 

En conclusión, el optimismo compartido por los científicos del SETI de demostrar en los próximos veinte cinco años que existe vida inteligente en otros mundos no sólo significaría la confirmación de la teoría de la panspermia sino que la conexión ovni-extraterrestre es cierta. Mientras tanto, y ante la falta de evidencias, todo queda en el terreno de lo especulativo y de la pandemia ufolátrica.

Es más, la historia de la ciencia demuestra que el pensamiento científico discurre también sobre teorías erróneas, como la teoría del flogisto postulada por Becher en 1667 y refutada por Lavoisier en 1777, o la teoría del éter refutada en el experimento de Michelson-Morley en 1887 y descartada por Einstein en su teoría de la relatividad, aunque el campo de Higgs, como fluido imponderable que permea el universo, tiene similitud con la teoría del éter. Por consiguiente, se impone la interrogante: ¿puede la ciencia astrobiológica actual estar persiguiendo un mito de la era espacial? La respuesta a esta pregunta implica la separación entre ciencia y pseudociencia. Entonces, ¿puede la astrobiología del presente estar persiguiendo un problema pseudocientífico? Por lo pronto, es posible afirmar que la línea divisoria entre ciencia y pseudociencia no se establece a partir del criterio de significación de las proposiciones, sino con el criterio de verificabilidad o refutabilidad. Un problema científico resulta anómalo cuando se resiste a todos los problemas de solución. Afirmar: “Vamos a encontrar vida inteligente en otros planetas”, no es una afirmación científica sino la aserción de un desiderátum, y su insistencia en ella señala, más bien, que dicha teoría está en crisis. La búsqueda de vida inteligente en el cosmos no tiene que ver con entidades inobservables, sino todo lo contrario. Por tanto, de ser cierta debe ser susceptible de verificación. La Ufología permanece en el terreno de la pseudociencia no porque deje de referirse a datos de la ciencia o porque no haya científicos que la defiendan, sino porque sus aseveraciones carecen de demostración y confirmación científica. Sus afirmaciones sencillamente carecen de contrastación empírica.

También es cierto que en ciencia no hay método infalible, ni confirmación definitiva, pues en el descubrimiento científico entran tanto la deducción (contrastación y predicción), la inducción (confirmación) y la intuición (el caso del descubrimiento del benceno por Kekulé en 1865 a raíz de un sueño). Ya Popper [Realismo y el objetivo de la ciencia, Tecnos, 1985, Madrid] había insistido en que no hay demostración infalible. Además, no toda teoría con evidencia empírica es necesariamente verdadera. De ahí que se denomine “experimento crucial” lo que define la validez entre dos teorías científicas. Dicho “experimento crucial” es lo que no existe en las teorías ufológicas.

Aunque no es del todo comparable también se puede pensar que la ufología se encuentra en sus comienzos científicos tal como le ocurrió a la teoría de la evolución a finales del XIX. La propuesta de Darwin se basaba en la observación, en los conocimientos de ciencias naturales y en la lógica, mostraba una notable capacidad explicativa pero carecía de capacidad predictiva alguna (hoy tampoco tiene mucha más), ni hacía referencia a los mecanismos de la herencia. Recién avanzado en el siglo veinte la genética ha podido dar a conocer los mecanismos moleculares y delinear árboles filogenéticos que han confirmado la teoría de la evolución en todo lo correcto que contiene y puede ser ya una teoría científica. Se podría pensar que la ufología está en la situación del siglo diecinueve de la teoría de la evolución y que todavía le espera las confirmaciones científicas del siglo veintiuno. Por eso sus defensores exhiben más fe que pruebas, y parecen más profetas de una nueva religión.

Sin embargo, en 50 años de búsqueda radial por el Instituto SETI su directora, la astrónoma Jill Tarter, trata de justificar los magros resultados con el argumento que todo el esfuerzo solo ha sido como “meter un vaso en el océano para ver si tiene peces”. Pero la verdad es que bajo la sombra del prestigio de la ciencia se ha fortalecido la pseudociencia de la ufología, cuyas creencias pretenden hacerlas pasar como ciencia. Y en el colmo del paroxismo hablan de una inminente “revolución de paradigma” que destronará al hombre y a la Tierra de su bíblico lugar privilegiado. Obviamente que se refieren no al cambio de paradigma científico del que hablara Thomas Kuhn, sino más bien aluden al cambio de paradigma metafísico que está en la base de la civilización cristiana, la civilización hebrea y la civilización islámica. En otras palabras, los adeptos de la conexión ovni-extraterrestres, envalentonados con la exoplanetología y las especulaciones de hallar vida inteligente en el universo, aspiran a renovación religiosa mundial sobre la base del reconocimiento de seres inteligentes intergalácticos. Después de todo Jung no se equivocaba al relacionar el mito ovni con afanes mesiánicos de carácter religioso. La impostura ufológica se basa en tomar la ciencia como un blanco fácil para argumentar sus creencias y confundir el optimismo científico con el optimismo ingenuo que justifica ficciones sobre seres extraterrestres.

No es casual que el apogeo y la intensificación de la ufología coincide con la ola cultural que descalifica la razón, se fortalece con el irracionalismo de postguerra, se desarrolla al compás del relativismo y escepticismo general, y llega a su clímax durante el postmodernismo nihilista, donde ya no hay verdades sino tan solo creencias personales. En el pasadizo ferial donde todas las opiniones son válidas se experimenta la pandemia de la “godelitis”, o sea del abuso del teorema matemático de “incompletud”, que busca dar un aire sublime a la logorrea ufológica de las imposturas científicas. Y en gran parte lo consigue con éxito con el nuevo prestigio adquirido por la astrobiología, exobiología y la exoplanetología.

Lima, 21 de enero 2015

ECUACIÓN DRAKE AJUSTADA Y SOLEDAD CÓSMICA

AJUSTE DE ECUACIÓN DE DRAKE Y NUESTRA INSOPORTABLE SOLEDAD CÓSMICA
(Continuación)
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
 
9
LA VIVENCIA DE LA REALIDAD OVNI

Una vez hecha la distinción de los problemas es que recién puede distinguirse las interrogantes contenidas en el problema de la realidad ovni. Los cuales pueden formularse en los siguientes sub-problemas:

Primero: ¿Qué es el ser dado de la realidad ovni? Este es el problema de la vivencia de la realidad ovni.
Segundo, ¿Cuáles son los actos humanos en los que se da la realidad ovni?
Tercero, ¿Qué clase de ser es la realidad ovni?
Cuarto, ¿Cómo deviene realidad un objeto ovni?
Quinto, ¿En qué orden está dado el fenómeno ovni? ¿Está dado antes o después de los fenómenos sensibles, de las figuras y relaciones de espacialidad y temporalidad?
Sexto, ¿Bajo qué condiciones subsiste el ser real y el ser-así del fenómeno ovni?}
Séptimo, ¿Qué fundamentos de conocimiento existen para atribuir realidad objetiva al fenómeno ovni?
Octavo, ¿Qué significa existencia y realidad en la proposición existencial sobre el fenómeno ovni?

Antes de precisar las posibles respuestas a estas interrogantes repasemos brevemente las conclusiones alcanzadas hasta el momento:
1° El dilema entre idealismo y realismo ovni surge de la errónea consideración inseparable entre en el ser-así inmanente y la existencia trascendente.
2° En el fenómeno ovni no hay que confundir el ser del objeto con el ser-objeto, el ente real con el ente intencional.
3° El saber algo sobre el fenómeno ovni es una relación de ser, con algo real que está dado antes que la conciencia.
4° En el fenómeno ovni hay que diferenciar la trascendencia del objeto de la conciencia de la trascendencia, pues no todo lo trascendente es real.
5° En el fenómeno ovni hay que tener en cuenta que el ser tiene esferas irreductibles, donde no todo lo que es externo es real.
6° La relatividad de la existencia del ser del fenómeno ovni es un problema ontológico y no gnoseológico.
La realidad del fenómeno ovni no es trans-inteligible, sino que es inteligible para todo espíritu cognoscente posible.
8° El fenómeno ovni no está exento del problema de la identidad equívoca y falsa realidad en medio de una era sin Dios donde el hombre busca creer en mitologías inmanentes, mágicas, que le den consuelo ante los desatinos de la antropolatría actual y lo ayuden a espiritualizar un poco más su vida, en medio de una deplorable pobreza espiritual. Pero no solamente son las necesidades religiosas inhibidas del hombre moderno sin Dios, las que promueven la identidad equívoca y la falsa realidad del fenómeno ovni, sino, también la campaña activa de encubrimiento de nuevas tecnologías furtivas y secretas por parte de las principales potencias.

En suma, la posición idealista y realista en torno al fenómeno ovni surge porque consideran inseparables el ser-inmanente y la existencia trascendente. Lo cual es falso porque son separables. No todo lo trascendente y externo es real. De la intelección de la esencia surgen las formas del pensar e intuir y no al revés.

Ahora veremos, contra Husserl, Kant y Descartes, que es la vivencia de la realidad lo que da el momento de la realidad y es fundamento sustentador del origen de la conciencia. Lo cual explica sobre el fenómeno ovni lo siguiente:
9° El ser consciente no es fundamento sustentador del fenómeno ovni sino, más bien, lo es la vivencia de su realidad.

Para Husserl las “esencias inmanentes” son anteriores a las “esencias trascendentes”. Pero este punto, donde las leyes de la esencia de la conciencia de “algo” son también leyes de los objetos de la conciencia, viene de las consideraciones gnoseológicas de Descartes, quien defiende la originaria inmanencia de la conciencia a todo lo dado, y de la “revolución copernicana” de Kant, es decir, ser es poner o sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas [Prólogo a la segunda edición de la Crítica de Razón Pura].

Pero el origen de la conciencia está vinculado por leyes de esencia a la vivencia de resistencia que es el momento en que se da la realidad. El ser consciente es simultáneo con la vivencia de la realidad, pero nunca es su fundamento sustentador, antes bien, es su consecuencia.

Por eso, el mayor fallo de la reducción fenomenológica husserliana es vincular su teoría al idealismo de la conciencia absoluta, porque esta reducción es totalmente independiente de una teoría del conocimiento ya sea idealista o realista. Ya N. Hartmann había sostenido que cuando se realiza la des-realización del mundo lo que queda es el mundo ideal de las esencias, que no puede ser confundido con la inmanencia de la conciencia. Pero a Husserl su idealismo le impide ver que una verdadera reducción implica la suspensión del momento de la realidad junto a suspender los actos de conciencia que dan la realidad. El resultado es que la desaparición del momento de la realidad es más apropiada para conducirnos a la esencia, porque al mismo tiempo desaparece el ser-así accidental y su ubicación en el tiempo y el espacio. Esto permite ver que la teoría del conocimiento requiere de la técnica de conocimiento de la esencia para determinar no bajo qué condiciones de percepción-legales existe la realidad, como piensan los neokantianos, sino aprehender los fenómenos originarios que entran en todo conocimiento de la esencia.

Ahora bien, cuando afirmamos que el ser real no es ser objeto de la conciencia sino que es ser resistencia estamos aseverando que si quitamos pieza por pieza todo el contenido de la cosmovisión natural entonces quedará una realidad en general, una simple resistencia, la cual está ahí antes de todo pensar y percibir, antes de todos los actos intelectuales y dicha vivencia aparece como experiencia de la voluntad. No se trata de una sensación de resistencia sino de una vivencia de resistencia que se da antes de cualquier sensación. Pues lo que se resiste son las cosas mismas y no las sensaciones. Todo lo cual significa que la realidad del mundo está dada antes que todo. Un ser no objetivable nos anticipa la realidad previa a todas sus determinaciones, y la toma de conciencia es una consecuencia de padecer la resistencia del mundo. La certeza inmediata de la realidad del mundo exterior, de la que hablaba Jacobi y Maine de Biran, es verdadera. Pero las cosas no solamente se resisten sino que también atraen con fuerza. Esto es, junto a la vivencia de la resistencia se da la vivencia de la fuerza de atracción de las cosas, experiencia previa a toda sensación. Lo cual se confirma en nuestra filosofía de la percepción. La moderna psicología define la percepción como “atribución de sentido otorgado por la interpretación cerebral a los datos de los órganos sensoriales”. Pero antes de todo este proceso de “dación de sentido” se da la vivencia de resistencia y fuerza de atracción de las cosas.

Para nuestro propósito se trata de suspender el momento de la realidad en que aparece el fenómeno ovni para que aparezca su auténtica esencia. Se trata de suspender los actos y los modos de conducta que en primer término dan el momento real del ovni y hacen accesible su ser-real. Esto nos lleva a admitir que el ser real no es aquel que se da en el tiempo, como piensa Husserl, porque de lo que se trata es de quitar el momento de la realidad misma. En otros términos, el espacio-temporal y que deviene no tiene que monopolizar la categoría de lo real y del ser real, pues el ser ideal y el ser irreal son también modos en que se da la realidad misma. De manera que lo que suspendemos en el fenómeno ovni es su tempo-espacialidad que deviene, más no su esencia real que tratamos de determinar.

De ahí, que la proposición existencial sea un juicio sintético que contiene la paradoja siguiente: la existencia no se sigue nunca de la esencia o el predicado de existencia nunca está contenido en el concepto del sujeto del juicio, pero el juicio de existencia no es ningún juicio de ampliación. Es por eso que el juicio de existencia no puede ser aclarado si previamente no se establece en qué consiste el momento de realidad, que es lo da cumplimiento al predicado “existencia”. La realidad no es ni una categoría, ni lo dado, ni un juicio, además la realidad se explaya en las grandes esferas esenciales de la existencia del mundo: naturaleza inanimada, vida, historia, ser ideal y ser irreal. Y es que la realidad existe antes que cualquier conexión del pensamiento.

De modo que preguntarnos bajo qué condiciones existe la realidad del fenómeno ovni, implica una teoría del ser de la realidad que esté en condiciones de aclararlo. Y esta teoría indica que el momento de realidad del fenómeno ovni es lo que origina la conciencia del objeto ovni y no a la inversa. Ahora bien, si el fenómeno ovni corresponde no sólo a un fenómeno natural, como las centellas o los rayos esféricos y la nubes lenticulares, sino también a aviónica secreta, como del tipo norteamericano TR-3B, entonces tendríamos que deslindar del fenómeno ovni a estos artilugios tecnológicos humanos y engaños del demonio, a no ser que se prefiera mantener el término ovni para distinguir en su doble manifestación: natural y humana. Hasta aquí se impone la evidencia se distinguir entre el problema del fenómeno ovni como fenómeno natural y el problema de la tecnología ovni como fenómeno humano.

Fiel a nuestro principio de no confundir el problema de la realidad con las esfera del mundo exterior se puede afirmar que el fenómeno ovni es real y pertenece a la esfera del mundo exterior, pero como realidad del mundo exterior está expuesto a irrealidades, por ejemplo: engaños, fraudes, programas secretos, malas interpretaciones, etc. Como ya lo vio Kant, la esfera de la mundanidad exterior es antes que la esfera de la mundanidad interior, por tanto es un error suponer que esa esfera sea resultado de la experiencia mediata, pero su saber sí lo es. El saber extático se da con la vivencia de resistencia mientras que el saber no-extático es interpretación y dación de sentido, por tanto está expuesto a irrealidades. Precisar el saber no-extático del fenómeno ovni es el desafío en adelante. Y esto tiene que ver profundamente con la conexión necesaria que existe entre el problema de la datitud de la realidad con el problema del devenir óntico de la realidad, o sea que la sed por la realidad antecede al ser real. Todo ser finito viene al mundo dotado de una sed por lo real, pero dicha sed existe pero no es real, solamente es camino hacia la realidad y solo en ese sentido le antecede. Por eso, el saber no-extático del fenómeno ovni impulsado por esa sed por lo real está propenso a atribuir una falsa realidad a su ser real en su exterioridad espacio-temporal.

Por todo esto es necesario reconocer la doctrina volitiva de la realidad en la tesis de la realidad de las cosas. Por la experiencia de la específica resistencia en el acto volitivo aprehendemos el ser real de algo antes de percibir sensiblemente o pensar su ser-así. Por consiguiente, es erróneo el positivismo sensualista que pone la sensación y la intuición como el fundamento del ser real; y lo mismo se puede decir del idealismo que sólo echa mano de actos intelectuales en la realización del ser real. Pues el correlato de los actos intelectuales es la esencia o ser-así y  nunca la existencia o ser-ahí. Y no menos falso es el posmodernismo hermenéutico y el pragmatismo rortyano. El primero por reducir la realidad al saber no-extático y dación subjetiva de sentido, y el segundo por poner la praxis como fundamento de la realidad. Todos ellos adolecen de un pobre e insuficiente análisis fenomenológico de la realidad. Pero mientras en el primitivo la defectuosa conciencia de la realidad se originaba en la no separación entre deseo y representación; en el hombre teórico y en el genio artístico la conciencia de la realidad está todavía menos agudamente formada en el grado eidético profundizando la separación entre percepción y representación. En cambio, la conciencia de la realidad está más agudamente formada en el hombre medio normal y así aparece el hombre práctico como el “verdadero realista” que se ocupa sólo con los entes individuales como los únicos reales. Esta forma de conciencia de realidad, también defectuosa, es la que es precisamente expuesta por el nominalismo posmoderno; y es defectuosa porque ignora otras regiones y esferas particulares del ser que no son reducibles entre sí y que son dadas antes de toda interpretación.

En otras palabras, en la formación del espíritu humano permanecen como legalidades constantes que el ser real, en la esfera del ser divino, el ser social, el ser exterior y el ser corporal, está dado respectivamente antes que toda otra realidad de esferas, antes de la naturaleza, antes del mundo interior y antes de la esfera del ser inanimado. Y justamente por esto, el saber no-extático del fenómeno ovni debe poder discriminar lo que pertenece a la esfera del ser social, el ser exterior y el ser corporal en su delimitación posible.

El hombre actual en su conducta ingenua solamente presta dedicación preponderante al mundo exterior y así, como lo subrayó Bergson, no solamente queda expuesto a las fantasías del psicologismo protagórico-sofístico, sino también al engaño de introducir la trama espacio-temporal-causal en todo tipo de relaciones, sucumbiendo a esta forma de ilusión. Francis Bacon invocó a librarse de toda clase de ídolos con el fin de llevar a cabo la auténtica interpretación de la naturaleza; y entre los ídolos de la tribu, que son propios de la raza humana, señaló la tendencia a otorgar realidad a cosas que son meramente deseadas o imaginadas. La investigación sociológica, por su parte, ha estudiado esta forma de juicio apriorístico bajo el nombre de los prejuicios y en especial Peter Heinz [Los prejuicios sociales. Un problema de personalidad, cultura y sociedad, 1957] ha señalado que los prejuicios sociales no son un problema de comprobación empírica sino de orientación social, que expresan anhelos frustrados, un ego débil y que su fuerza se acrecienta bajo el amparo de organizaciones sociales.

Mucho de estos elementos de prejuicio encontramos en la conexión ovni-ET, en especial su desestimación de pruebas contundentes y su formación a base de creencias. Si la ciencia se ha encargado de poner el acento en la dimensión cognoscitiva del prejuicio ovni, la sociología lo ha hecho en la dimensión afectiva y la psicología en la dimensión activa. Pero un prejuicio no sólo puede actuar en contra sino también a favor, y así hallamos a SETI que con la búsqueda de inteligencia extraterrestre alienta la dimensión cognoscitiva, afectiva y activa sobre los prejuicios operantes en el fenómeno ovni, pero sobre todo fortalece la dimensión cognitiva o conceptual del prejuicio con el estereotipo ET.

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FENÓMENO OVNI Y CIVILIZACIONES ET

Sobre los considerandos anteriores se puede estimar que la realidad ovni puede establecerse en principio descartando las hipótesis que no ofrecen comprobación racional, intuitiva o empírica alguna (hipótesis extraterrestre) y atendiendo a su fenomenología como acontecimiento natural  (rayos esféricos o centellas y nubes lenticulares) y acontecimiento artificial (proyectos secretos de aviones negros, tecnología ovni, fraudes, engaños). Ambos tipos de fenómenos son reales y ubican el fenómeno ovni como un acontecimiento terrestre, ya sea natural o artificial. Como fenómeno natural se ha dado con la formación de la atmósfera terrestre y como fenómeno artificial con el perfeccionamiento de la tecnología de los platos voladores y de los aviones negros que ya lleva más de cincuenta años, de los drones treinta años y de la tecnología hipersónica Mach 12  en misiles, aviónica no tripulada apenas una década, fraudes y engaños. Todo esto significa que la verdad sobre el fenómeno ovni debe ser claramente diferenciado respecto al problema de la posible existencia de ET o inteligencia extraterrestre. Por lo cual, la oscuridad sobre que reina sobre fenómeno ovni no reposa en nuestra defectuosa intelección, sino en la confusión de ambos problemas en la cosa misma.

No obstante, el nexo entre fenómeno ovni y los ET adquirió posibilidad científica desde que a principios de la década de los años 60 del siglo veinte el radioastrónomo Frank Drake y presidente del Instituto SETI formuló la ecuación que lleva su nombre para calcular la cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia, la Vía Láctea, susceptibles de poseer emisiones de radio detectables. La ecuación de Drake identifica los factores específicos que tendrían un papel importante en el desarrollo de las civilizaciones. Sin embargo, en la actualidad la comunidad científica ha aceptado su notabilidad como primera aproximación teórica al problema, y varios científicos la han utilizado como herramienta para plantear distintas hipótesis. Entre ellas, la confluencia de la Ecuación de Drake (que afirmaba la existencia de muchas civilizaciones) con la Paradoja de Fermi (el énfasis en la ausencia de evidencias de dichas civilizaciones) mediante la consideración de importantes factores omitidos en la ecuación original. Mientras tanto la ufolatría trata de aprovechar dicha ecuación como si fuese una demostración incuestionable sobre la existencia de los ET y de su visita a la tierra desde tiempos inmemoriales.

Nuestro Sol es una estrella en la abundancia de 7×1022 estrellas en el universo observable. La Vía Láctea es sólo una de entre las 500.000.000.000 galaxias del Universo. Parecería entonces que debería haber plenitud de vida allí afuera. La ecuación original se basa en los siguientes parámetros:

N = R^{*} ~ \cdot ~ f_{p} ~ \cdot ~ n_{e} ~ \cdot ~ f_{l} ~ \cdot ~ f_{i} ~ \cdot ~ f_{c} ~ \cdot ~ L

donde N representa el número de civilizaciones que podrían comunicarse en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Este número depende de varios factores:
R^{*} es el ritmo anual de formación de estrellas "adecuadas" en la galaxia.
f_{p} es la fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.
n_{e} es el número de esos planetas orbitando dentro de la ecósfera de la estrella (las órbitas cuya distancia a la estrella no sea tan próxima como para ser demasiado calientes, ni tan lejana como para ser demasiado frías para poder albergar vida).
f_{l} es la fracción de esos planetas dentro de la ecósfera en los que la vida se ha desarrollado.
f_i es la fracción de esos planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.
f_c es la fracción de esos planetas donde la vida inteligente ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse.
L es el lapso, medido en años, durante el que una civilización inteligente y comunicativa puede existir. En 1961, Drake y su equipo asignaron los siguientes valores a cada parámetro:
R* = 10/año (10 estrellas se forman cada año)
fp = 0.5 (La mitad de esas estrellas cuentan con planetas)
ne = 2 (Cada una de esas estrellas contiene 2 planetas)
fl = 1 (El 100% de esos planetas podría desarrollar vida)
fi = 0.01 (Solo el 1% albergaría vida inteligente)
fc = 0.01 (Solo el 1% de tal vida inteligente se puede comunicar)
L = 10.000 años (Cada civilización duraría 10.000 años trasmitiendo señales)
Fórmula y solución dada por Drake:
N = 10 × 0.5 × 2 × 1 × 0.01 × 0.01 × 10,000
N = 10 posibles civilizaciones detectables.
Desde que Drake publicó los valores anteriores dados a cada parámetro se han manifestado muchos desacuerdos.
R* = Ritmo de formación de estrellas "adecuadas" en la galaxia (estrellas por año).
Según la NASA y de la Agencia Espacial Europea el ritmo de producción galáctico es de 7 estrellas por año. En el entendido que son aptas Estrellas tipo K y G y si del total de estrellas 12,1% son estrellas de tipo K y un 7,6% son estrellas tipo G como el Sol, así solamente el 19,7% de esas 7 estrellas que nacen cada año son propicias, por lo tanto solo 1,379 de esas siete estrellas anuales es verdaderamente apta.
fp = Fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.
Modernos investigadores del Observatorio Europeo Austral dedicados a la búsqueda de planetas piensan que una de cada tres estrellas de tipo G podría contener planetas. En la estimación no se cuenta el porcentaje de planetas en estrellas naranjas o enanas rojas.
ne = Número de esos planetas en el interior de la ecósfera de la estrella.
El número de planetas orbitando dentro de la ecósfera o zona habitable con órbita no excéntrica se estima en torno a uno de cada doscientos, con base en el único descubrimiento al respecto hasta la fecha, Gliese 581 d(en torno a una estrella enana roja). En esta estimación no se cuentan posibles satélites de exoplanetas masivos. Es posible que las limitaciones tecnológicas actuales para detectar planetas de tamaño terrestre estén alterando notablemente el dato.
fl = Fracción de esos planetas dentro de la ecósfera en los que la vida se ha desarrollado.

Charles H. Lineweaver y Tamara M. Davis (de la Universidad del Sur de Nueva Wales y del Centro Australiano de Astrobiología)  en 2002 calcularon que trece de cada cien planetas dentro de la ecósfera que han vivido alrededor de 1,000 millones de años pueden desarrollar vida. En el cálculo no se cuenta con planetas que hayan vivido menos de ese tiempo dentro de una ecósfera estable.
fi = Fracción de esos planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.
La cantidad de coyunturas para que se desarrolle vida inteligente en esos planetas estables se puede extrapolar de la fracción de tiempo que representa la vida inteligente en la Tierra, en relación con el tiempo transcurrido desde la aparición de la vida unicelular. Esto es, de los 3.700 millones de años de vida en el planeta sólo en los últimos 200.000 años ha existido el Homo Sapiens.
fc = Fracción de esos planetas donde la vida inteligente ha desarrollado una tecnología e intenta comunicarse.
Según la estimación inicial de Drake, la posibilidad de desarrollar tecnología capaz de emitir señales de radiofrecuencia es de una en cien. Este valor es conjetural. Otra alternativa para estimar la cantidad de oportunidades para que la vida inteligente emita radiofrecuencias, consistiría en extrapolar la fracción de tiempo que pueda durar la humanidad transmitiendo señales de radio en relación al tiempo transcurrido desde su aparición (hace 200 mil años). El lapso de tiempo que pueda durar la civilización industrial emitiendo señales de radio se podría basar del dato aportado en el parámetro L.
L = El lapso de tiempo que una civilización inteligente y comunicativa puede existir (años).

La esperanza de vida calculada para una civilización inteligente, industrial y comunicativa fue presentada en un artículo de la revista Scientific American por Michael Shermer, y fue de 420 años en promedio, con base en la observación de 60 civilizaciones humanas antiguas que usaron una tecnología preindustrial. Según la Teoría de Olduvai el tiempo de vida de la actual civilización industrial será de 100 años (1930-2030) coincidiendo más o menos en su aparición con el comienzo de emisiones de radio (1938).
Entonces ahora tenemos la ecuación:
N = R × fp × ne × fl × fi × fc × L
Estimación hecha por Drake:
N = 10 × 0.5 × 2 × 1 × 0.01 × 0.01 × 10,000
N = 10 posibles civilizaciones detectadas al año.
Estimación hecha contando la estimación de duración de la civilización hecha por Michael Shermer con el parámetro fc de Drake:
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.01 × 42012 
N = 0.0000000676963 posibles civilizaciones detectadas al año.
Estimación hecha contando la estimación de duración de una civilización hecha por Michael Shermer
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.002112 × 42012 
N = 0.0000000142162 posibles civilizaciones detectadas al año.
Todo lo cual da solamente una civilización detectada cada 70.342.300 años en la Vía Láctea.  Una civilización detectada al año dentro de un grupo de 70.342.300 galaxias del tamaño de la Vía Láctea.

Según estimaciones recientes del número de estrellas en el universo debe haber al año 4975 civilizaciones emitiendo señales de radio en todo el universo observable. Valor hecho contando la variable de duración de la civilización industrial actual por la Teoría de Olduvai con el parámetro fc de Drake:
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.01 × 10013 
N = 0.0000000161182 posibles civilizaciones detectadas al año.
Cálculo contando la estimación de duración de la civilización industrial actual por la Teoría de Olduvai:
N = 1.3793 × 0.3334 × 0.0055 × 0.137 × 0.0000548 9 × 0.000513 × 10013 
N = 0.000000000805908 posibles civilizaciones detectadas al año.

Una civilización detectada cada 1.240.836.423 años en la Vía Láctea. Una civilización detectada al año dentro de un grupo de 1.240.836.423 galaxias del tamaño de la Vía Láctea. Considerando el número de estrellas de cálculos recientes debe haber al año 282 civilizaciones emitiendo señales de radio en todo el universo observable.  Cada una de esas civilizaciones tiene una separación de 2 mil millones de años luz con respecto a otra. Cerca de 110 de esas civilizaciones habitan en torno a una estrella tipo G. Esto es que en los últimos 7 mil 500 millones de años en la Vía Láctea solamente han existido de dos a tres civilizaciones con tecnología muy parecida a la nuestra en torno a una estrella de tipo G. Es decir, en 7 mil 500 millones de años en el universo observable han existido 819 mil millones de civilizaciones con tecnología muy parecida a la nuestra en torno a una estrella de tipo G.

Lo más desconcertante del resultado de la ecuación modificada de Drake es que si es tan abundante la vida inteligente tecnológica, entonces por qué no hay evidencia alguna. Debido a la falta de evidencias muchos parámetros de la ecuación podrían variar notablemente.

Se han propuesto profundos cambios a favor de la presencia de vida más abundante:
-No se ha elucidado si las ecósferas de planetas en estrellas enanas naranjas, o enanas rojas, pudieran ser estables, mejorando la cifra en torno a R en caso de que fueran aptas.
-No se cuentan posibles satélites de exoplanetas masivos, mejorando la cifra en torno a fp.
-Empleo de mejor tecnología para detectar planetas rocosos de tamaño terrestre, mejoraría la cifra en torno a ne.
-Se debiera considerar otras formas de vida, disímiles al ADN o ARN y en otras situaciones físicas.

Ahora bien, las consideraciones en contra de la vida más abundante son más serias y afectarían notablemente los resultados de la ecuación de Drake a derivaciones tan dramáticas como el de ser la Tierra el único planeta con vida en el universo, pero como estas variables no justificarían ni la existencia de SETI ni alentarían las precipitadas hipótesis de la cultura popular, entonces no son tan apreciadas o tomadas en cuenta:

-(CE) Sin contar a los letales cometas y asteroides, no se consideran dentro de las Catástrofes Estelares (CE) las mortíferas explosiones de rayos gamma, explosiones de galaxias y sismos galácticos, que harían que el universo sea una zona muy hostil para la posibilidad de abundante vida. Una de estas monstruosas explosiones fue captada el 27 de abril del 2014 y fue bautizada como GRB 130427A por la NASA, que la observó desde los telescopios terrestres y el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, como la explosión más potente y duradera jamás vista. Las explosiones de rayos gamma son el fenómeno más luminoso del universo y se produce cuando una estrella muere y colapsa en un agujero negro. Esta explosión sucedió a 3,700 millones de años luz de nosotros y, según los astrónomos es una distancia bastante cercana s otras ocurridas. Estos fenómenos no son considerados por la ecuación de Drake y de hacerlo confirmaría que la vida superior en el planeta Tierra es un fenómeno privilegiado en el universo.

-No se cuentan planetas que hayan vivido menos de 1000 millones de años en una ecósfera estable como criterio generador de vida, pudiendo cambiar la cifra en torno a fl.

-(AD) No se toma en cuenta la fracción de planetas en que vida inteligente se ha autodestruido (AD).

-(AC) Tampoco Drake considera aquella fracción de planetas con elementos químicos propicios para la vida, como el agua o la fuente de carbón (AC) y otros tantos requisitos, pero pueden estar implícitos en torno a fl.

-(RO) No se cuentan con parámetros que puedan definir  la hipótesis de la Tierra rara como ubicada en la zona “ricitos de oro”:
1.       La ubicación del sol en el disco galáctico.
2.      Efecto joviano (producido por Júpiter), que sirve de escudo protector.
3.      Efecto lunar, que estabiliza el eje de rotación terrestre.
4.      Efecto de la tectónica de placas terrestre, que sirven de termostato.
5.      Efecto del núcleo terrestre, protegiendo la atmósfera del viento solar.
6.      Vulcanismo que renueva elementos químicos y aporta metales a la atmósfera y superficie de los planetas.
7.      Ritmos y tiempos de eventos históricos y pautas de crecimiento poblacional que pudieran no ser las mismas que el de la historia humana. Cambiaría la cifra en torno a fc y L.

Como vemos no se trata solamente que los exoplanetas puedan tener agua, sino que son muchos los factores que deben concurrir para que el agua sea un elemento activo para la existencia vida inferior y superior. Por consiguiente afirmar como Jeremy Leconte: "Los planetas con océanos potenciales podrían tener un clima mucho más similar al de la Tierra de lo que se esperaba", no prueba que existan exoplanetas con condiciones similares a la Tierra para generar vida. Jeremy Leconte, un estudiante de postdoctorado del Instituto Canadiense de Astrofísica Teórica (CITA) de la Universidad de Toronto, es autor principal de un estudio al respecto publicado en la revista “Science”. Su argumento es que hasta hace poco, los científicos creían que la mayoría de los exoplanetas presentaban un comportamiento distinto al de la Tierra, que les hacía rotar alrededor de su estrella mostrando siempre uno de sus hemisferios. Esto causaría que dichos planetas tuvieran una de sus caras en perpetua oscuridad y a muy bajas temperaturas. Pero, al respecto, hay que decir que es insuficiente que sus dos hemisferios reciban la luz de su estrella para que el agua produzca vida. Pues como ya hemos enumerado existen otras condiciones esenciales aun no halladas en ningún exoplaneta detectado.

Ahora bien, teniendo en cuenta nuestra contribución con los otros factores la ecuación sería:
N = R × fp × ne × fl × fi × fc × L× CE × AD × AC × RO, y con lo cual se obtiene el resultado ponderado de una sola civilización  en todo el universo, a saber, la nuestra.

Científicamente el mérito de la Ecuación de Drake estriba en la idea de calcular el número de civilizaciones en el universo, pero una vez complementado con otros factores decisivos y no tomados en cuenta en la ecuación, la solución numérica tiende a reducirse dramáticamente a solamente nuestro planeta Tierra. Todo lo cual desmiente los cálculos demasiados optimistas que dan valores tan desproporcionados como diez millones de civilizaciones y, más bien, nos conduce a una sola civilización.

Este resultado científico que refrenda la versión bíblica es obviamente desilusionante para la hipótesis ET, porque lleva a la ciencia misma a descartar su posibilidad y deshace la versión ufolátrica que toma a los ET como dioses. Ante esto los defensores de la conexión ovni-extraterrestre se aferran compulsiva y obsesivamente a la tesis del pequeño porcentaje de no identificados. Pero la llamada Falacia Residual no prueba nada y, al contrario, confirma la regla. De manera que un pequeño porcentaje de casos no explicados no pueden hacer valer un “círculo cuadrado”.

Ante las evidencias racionales que niegan la existencia de otras civilizaciones, la explicación de la insistencia en la existencia de la conexión ovni-extraterrestre nos remite al ámbito del deseo humano que se consuela con el mito espacial moderno por el debilitamiento de su fe en lo trascendente. Aquí sale a luz, una vez más, la explicación psicológica ofrecida por Carl Gustav Jung del fenómeno ovni, como mito moderno que se fundamenta en el inconsciente colectivo. Más adelante veremos que esto no es exacto, y en vez de “mito” se debería hablar de “mitoide”.  La aguda inteligencia de Jung no advierte que el concepto de mito para su cabal comprensión requiere librarse de la carga intelectualista y prejuiciada de la Ilustración, para comprender su correspondencia con lo numinoso. En el fondo se trataría de la búsqueda de un consuelo y esperanza en algo inmanente en medio de una época profundamente debilitada en lo espiritual y religioso.


En una palabra, el ajuste racional y perentorio de la ecuación de Drake permite descartar la existencia de vida inteligente en el universo y deslindar entre los dos problemas anteriores –el problema del fenómeno ovni y el problema de la tecnología ovni- y una tercera dimensión del problema, a saber, la inteligencia extraterrestre. Y por rigor metodológico y cognoscitivo se impone su diferenciación entre los tres.

Lima, Salamanca 21 de enero 2015