jueves, 25 de febrero de 2016

AMOR Y PSICOPATÍA

AMOR Y PSICOPÁTICA ATRACCIÓN
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
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¿Es el amor una especie de atracción psicopática? O ¿una cosa es la atracción psicopática y otra cosa es el amor? O más bien, ¿se dan a la vez: el amor, la atracción psicopática y el amor psicopático?

Estas preguntas nos hacemos a raíz de un reciente estudio psicológico de la británica Universidad de Liverpool, publicado por la revista “Evolution and Human Behavior” y recogido por el diario “The Telegraph”, en la que participaron 2370 mujeres adultas y que concluye que las mujeres se sienten atraídas por los hombres que presentan como tríada oscura los siguientes rasgos de personalidad: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía.

Especifica el estudio que el narcisismo se caracteriza por:
·         Orgullo
·         Egoísmo
·         falta de empatía

El maquiavelismo por:
·         Manipulación
·         Desprecio cínico de la moral
·         Centralización en los propios intereses
·         Mentira

Y la psicopatía por:
·         Comportamiento antisocial
·         Impulsividad
·         Egoísmo
·         Insensibilidad
·         Crueldad

Además, añade la investigación, eligen las mujeres un hombre de apariencia robusta con la creencia que eligen un varón:
·         Fuerte
·         Inteligente
·         Seguro de sí mismo

Por último, destacan dichos científicos que las mujeres no se guían siempre por una mentalidad casamentera o que implique la creación de un matrimonio.

Las conclusiones de este estudio me recuerda otro leído el año pasado, y cuyo archivo no tuve la prudencia de guardarlo, pero la pregunta que abordaba era: “Por qué a las mujeres les atrae los hombres malos”. Y concluía porque esta clase de hombres les aseguraba obtener todo lo se les antojara. Es casi la tesis de la antifeminista Esther Vilar (El varón domado), quien argumentaba que la psicopatía sexual del varón lo predispone a ser el esclavo de la mujer.

Esto significa que mientras el primer estudio hace hincapié en lo psicológico, el segundo incide en lo moral. Ambos dejan muy mal parado a la humanidad y al amor. Mientras para el primero los varones son unos psicópatas inescrupulosos y las mujeres unas psicópatas manipuladoras, para el segundo los hombres son una legión de demonios terrestres y las mujeres un batallón de inmorales ventajistas.

¿Es esto, acaso, la cruda realidad oculta por una retórica del amor?  ¿Es la historia el recorrido de una especie psicopática que va detrás de sus delirios cada vez más pervertidos? No podemos aquí dejar de señalar que toda esta parafernalia de argumentos se condice a la perfección con un tipo de antropología filosófica que sostiene la idea que el hombre es un ser decadente, de una incurable incapacidad de evolución biológica, el hombre es un animal enfermo.

Para la teoría del hombre como ser decadente todo lo creado por él es un mero sucedáneo, el mismo espíritu es un parásito metafísico que se introduce en la vida y en el alma para destruirlo. La historia es un proceso de extinción, se trata del hombre dionisíaco que destruye el espíritu. Apadrinan esta teoría Savigny, Bachofen, Schopenhauer, Nietzsche, y la sostienen Klages, Frobenius, Daqué, Lessing, Spengler, Vaihinger.  En el Perú esta teoría ha tenido sus seguidores y entre ellos cabe mencionar a Félix Cruzat Alegre (El peor animal con figura humana, 1977) y Ricardo Paredes Vassallo (La plaga humana, 2008).

Y la verdad es que casi nos vemos seducidos a suscribir esta teoría cuando vemos que criminales en serie de los Estados Unidos reciben cartas de amor de sus fanáticas que les enseñan entusiastas sus pechos, cuando la comentarista pública Republicana Ann Coulter propone bombardear México para resolver el problema migratorio, cuando la gente vive tan desesperada por el dinero que casi está dispuesta hacer cualquier cosa para conseguirlo, cuando la pérdida de moral y espiritualidad es lo característico de los jóvenes de hoy, cuando el instinto natural de la maternidad se está perdiendo, cuando niños pequeños golpean sin piedad y hasta la muerte a gente sin hogar, cuando las violaciones y agresiones sexuales en grupo reflejan una sociedad sin autocontrol.

La sociedad actual se vuelve cada vez más psicopática y se encamina hacia su autodestrucción porque está organizada de forma tan anética (sin valores superiores) que las latentes tendencias luciferinas o labilidad hacia el mal, han pasado hacia dentro del hombre mismo.

No obstante, la primera observación que hay que hacer al estudio de la Universidad de Liverpool es que carece de perspectiva histórica y presenta los resultados como si fueran tendencias de la naturaleza humana. Esta impostura responde a la ideología capitalista predominante que pretende excluirse de la responsabilidad de la extensión galopante del comportamiento psicopático en los seres humanos.

El hombre no es solamente una criatura natural sino también cultural o institucional. Por tanto, no es cierto que el amor sea ni se reduzca a una especie de atracción psicopática porque en la actualidad así se presenta. Otra cosa es que el amor asuma galopantemente la forma de atracción psicopática en medio de las relaciones sociales capitalistas donde el único valor es el dinero. En realidad, como lo señala Simmel (Filosofía del dinero) el dinero es la negación de todo valor y es el medio por excelencia para prostituir todo.

Las preguntas psicológicas de la británica Universidad de Liverpool, recogen y son el resultado de una sociedad consumida por la deshumanizante racionalidad instrumental. En consecuencia no es verdad que las mujeres adultas de todos los tiempos y de todas las culturas y se sientan atraídas por los hombres que presentan rasgos de personalidad psicopáticos. Otra cosa es que en la presente organización social esta tendencia sea real y creciente. Tampoco se trata aquí de idealizar a la mujer, pues son tipos históricos tanto Eva –la mujer fiel- como Lilith –la mujer fatal, mujer súcubo, mujer demonio o mujer vampiro-. Y se puede afirmar que la mujer Eva es menos proclive a elegir hombres con rasgos psicopáticos a comparación de Lilith, la mujer fatal. Por último, la relación amorosa es creativa y dignificante, en cambio la relación psicopática es destructiva y denigrante.


Lima, Salamanca 25 de febrero del 2016