lunes, 5 de septiembre de 2016

LÓGICA EN PENSAMIENTO ANDINO ANTIGUO

LÓGICA EN PENSAMIENTO ANDINO ANTIGUO
(Continuación)
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
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Es más, antes de volver al punto de la androginia de la deidad andina es necesario referirme al aspecto formal de carácter lógico del complejo esquema metafísico de la teología andina. Y empecemos por constatar que el hombre andino tiene una percepción no binaria, sino una gestalt abarcadora, holística.

Esto se constata sin dificultad en el discurso polifónico y la mirada dual del Inca Garcilaso que registra "frases del lenguaje general del Perú". Por ejemplo, el  filólogo andino Cerrón-Palomino subraya que al traducir la frase quechua ichach manach, Garcilaso escribe "que podría ser que estuviese cerca y podría ser que estuviese lejos" (Historia: III, XII). Este registro de un mismo elemento en dos sentidos también lo presenta Garcilaso, en los Comentarios, sin preocuparse de incurrir en contradicción alguna. Como cuando habla de una rara piedra de oro encontrada que es al mismo tiempo, bella y horrible (Capítulo XXV del Libro VIII).

Esto quiere decir que la mirada dual, el discurso polifónico y la perspectiva no binaria se relacionan con un tipo de lógica no binaria, muy propia de la racionalidad mítica. De qué clase de lógica se trata, cómo se relaciona con la teoría deductiva clásica, cuáles son sus reglas y leyes, entre otras cosas. Este no es el tema del presente escrito y, por ende, lo que aquí afirme sólo tendrá un alcance limitado.

Por lo pronto, por el manejo libre de los tres principios lógicos clásicos se trata de una lógica modal que admite contradicciones locales, donde se da la consistencia sin la coherencia y la no univocidad entre "necesidad" y "posibilidad". ¿Y esto acaso hace posible el pensamiento deductivo en la ciencia antigua? No. Más bien, es la misma estructura dual de la razón humana –mítica y conceptual- la que hace posible que el hombre maneje al mismo tiempo diversas lógicas. 

En otras palabras, no es la lógica formal aristotélica, sino la nueva lógica la que está en mejor pie para dar cuenta de un modo de pensar no binario, donde se admiten las contradicciones locales sin ninguna fatalidad en el discurso. 

Esto no significa poner en pie de igualdad la lógica matemática con las lógicas de las culturas ancestrales o la lógica del mito. De lo que se trata es de advertir que la lógica clásica no es la única verdadera ni privilegiada teoría de la deducción. Ya Lévy Bruhl insiste que el razonamiento mítico coexiste con el razonamiento deductivo en cada hombre y en cada época. Yo añado que la dinámica y hegemonía entre una y otra lógica lo dan factores culturales.

En realidad, lo que las lógicas no téticas han venido a demostrar es que no existe lógica privilegiada, sino que la razón es sumamente versátil y creadora.

Así, para la lógica intuicionista la contradicción es fatal, pero para la lógica minimalista son admisibles las contradicciones locales. Se ha demostrado, también, que los sistemas formales tienen propiedades y teoremas limitativos. El minimalismo admite la consistencia sin coherencia. Godel destacó la indecidibilidad y hoy son admisibles formas de circularidad que resultan ineliminables y su razón de ser es obscura.

De modo que la lógica andina de la armonía de los opuestos enriquece la lógica de la deducción clásica y testimonia que la razón emplea diferentes lógicas en diferentes situaciones y en distintos universos culturales.

No hay unicidad lingüística de las lógicas, sino unicidad teorética. Los aportes de Bochenski (Lógica de la religión, 1967); Dalla (Lógica, 1976) Quine (El sentido de la nueva lógica, 1971); Nebendahl (Sistemas expertos, 1988); Fuchs (Los padres descubren la nueva lógica, 1974); Piscoya (Lógica general, 1997); Herrera (Las cinco esquinas de la razón, 2014), entre otros, inciden en relacionar la actividad racional del ser inteligente a un sistema múltiple de sistemas formales parciales más que a un único sistema formal. Así de versátil y creadora es la razón humana en todos los tiempos.

Por ejemplo, cuando recordamos en la historia de la Conquista del Perú el episodio en que el inca Atahualpa se lleva al oído la Biblia alcanzada por el padre Valverde y al no escuchar nada la arroja al suelo, podemos constatar que las traducciones entre lógicas parecen asimilarse más a las traducciones entre teorías que a las traducciones entre lenguajes.

De modo que los argumentos examinados nos conducen a admitir sin dificultad alguna la diametral diferencia entre la lógica formal, la lógica matemática y la lógica ancestral andina. En el discurso mítico hay leyes, reglas, enunciados, significación y comunicación que responden a un tipo de lógica no bivalente, como la modal o la multivalente, y en donde la verificación, por lo general, está basada en la autoridad, lo numinoso, la fe, lo sobrenatural y preternatural. Tanto así, que incluso la propia ciencia ancestral regida por la observación directa y la teoría deductiva se subsume lingüística y metafísicamente a la lógica narrativa mítica. Teórica y metodológicamente la ciencia antigua andina tuvo elementos discontinuos con la razón mítica imperante, pero lo predominante fueron los elementos continuos en lo metafísico y lingüístico.

Muchas veces la presencia de importantes avances matemáticos, arquitectónicos, agrícolas, ingenieriles, científicos y técnicos en las civilizaciones ancestrales han hecho pensar que tenían que estar reñidos con la creencia religiosa y no han faltado quienes han  exagerado el asunto hablando de la “pasión racionalista”. Pero el hecho de que no haya sido así demuestra que la lógica mitocrática hegemonizó sobre la lógica científica del momento, orientando su desarrollo en un sentido sacro.

La valoración de la lógica antigua andina debe ser, por ello, integral. Es decir, debe iluminar tanto la hegemónica lógica no binaria del mito como la lógica deductiva de la ciencia ancestral. Para ello es necesario superar el debate entre la cuestión de la” continuidad” o de la “discontinuidad” respecto al mito. Pues metodológica y teóricamente hay discontinuidad entre la lógica de la ciencia antigua y el mito, pero metafísica y lingüísticamente predominó lo continuo en relación al mito.

Dudo mucho que la ciencia antigua andina haya implicado una disolución de la lógica de la visión mítica del mundo. Esto significa que el paradigma vigente era el horizonte mitocrático y, en consecuencia, los filósofos amautas continuaron creyendo que el método apropiado para conocer las causas segundas de la realidad material de la confusa Pacha era el pensamiento deductivo, pero para afrontar las causas primeras o primeros principios (teqse) era menester echar mano de la lógica no binaria del mito que mantenía el estatus de autoevidente.

Ahora bien, esta dialéctica entre lógicas en el seno del pensamiento mitocrático no se dio violentamente, sino de modo gradual. En especial ocurre cuando se supera la religión de lo numinoso y se avanza hacia el estadio de la religiosidad mitológica y de la religiosidad natural.

De manera que no se trata de traducir al runasimi los temas clásicos de la lógica occidental como ingenuamente cree Mejía (Teqse, 2011:299-323). De lo que se trata es de hacer metalógica para no descontextualizar la dialéctica de la lógica andina antigua.


Lima, Salamanca 06 de Setiembre del 2016