LA LIBERTAD Y LA OMNIPOTENCIA DIVINA
(Transcripción de la intervención de Gustavo Flores Quelopana)
Cenáculo Teológico Cristiano
Voy a afirmar que existen seis pruebas sobre la compatibilidad de la libertad humana con la omnipotencia de Dios. Las cuales son la siguientes:
1° PRUEBA DE LA CREACIÓN (Dice el Génesis que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, con libertad y uso de razón para optar por el bien y el mal).
2° PRUEBA DE LA CAÍDA (El hombre fue expulsado del Paraíso a raíz de su desobediencia, es decir, de un uso indebido de su libertad. En consecuencia, el hombre adánico y post-adánico sigue conservando su libertad).
3° PRUEBA DE LA REDENCIÓN (Cristo dio su vida por la reconciliación de la humanidad con Dios, pero ello no exime al hombre de la responsabilidad de sus actos. Por tanto, la libertad del hombre es compatible con la omnipotencia de Dios).
4° PRUEBA DEL JUICIO (En la hora del Juicio Final cada hombre vivo y muerto será juzgado por sus obras. De manera que se tendrá en cuenta lo que el hombre ha hecho libremente con sus acciones).
5° PRUEBA MORAL (La gracia divina otorgada por Dios al hombre perfecciona pero no sustituye la naturaleza humana. Por ello, el hombre sigue siendo responsable de sus actos).
6° PRUEBA ONTOLÓGICA (No hay incompatibilidad porque la libertad del ser del hombre actúa en el tiempo, mientras que la omnipotencia de Dios está en la eternidad).
Sólo la doctrina protestante del siervo arbitrio, especialmente el calvinismo, niega el valor de los actos humanos y de la libertad y la vuelve incompatible con la omnipotencia divina. Esta concepción no es cristiana sino de índole neoplatónica, es decir pagana. El neoplatonismo separa tanto a lo divino de sus emanaciones que lo vuelve prácticamente inalcanzable.
La doctrina calvinista de la predestinación es tan extrema que termina anulando la voluntad y la libertad del hombre. La doctrina cristiana acepta la doctrina de la predestinación pero en el orden de la eternidad y no en el del tiempo. El otro extremo de la cuerda está representado por el pelagianismo, la cual convierte a la moral en religión y prácticamente vuelve omnipotente la libertad del hombre.
En suma, para el cristianismo católico el hombre es libre y ello no es incompatible con la omnipotencia de Dios, porque mientras que uno actúa en el orden del tiempo el otro corresponde al orden de la eternidad.
San Isidro, junio 2014