ESTERMANN Y EL ERRÓNEO DESCUBRIMIENTO
DE LA FILOSOFÍA ANDINA COMO “COSMOVISIÓN”
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
El enfoque intercultural del
filósofo y teólogo Josef Estermann expuesto en su celebrado libro Filosofía Andina. Estudio intercultural de
la sabiduría autóctona andina (1998) tiene un aspecto positivo y otro
negativo.
Lo positivo es que se opone a la
definición occidental de la filosofía como pensar racional, crítico y sin
supuestos, y con ello es partidario del sentido multívoco de la filosofía. Lo
negativo es que define la filosofía como “experiencia vivencial” o “inculturada”,
con lo cual identifica lo filosófico con la primacía de lo “vivido” o
cosmovisión, en este caso mítica. La comprensión de esta “metafísica vital”,
mítica, no conceptual es llamada por Estermann “filosofía”.
Pero esta solución es
profundamente errónea, porque al identificar el sentido multívoco de la
filosofía con la cosmovisión no está
aportando nada nuevo y no avanza hacia la reconceptualización misma de la
esencia de la filosofía. Ya Julián Marías en su Historia de la Filosofía había señalado que para hablar de una
tradición filosófica no occidental “…lo más problemático es el sentido de la
palabra misma filosofía” (Ibíd. Alianza Universidad, pág. 10).
Efectivamente, tomando la
filosofía como “metafísica vital del mito” Estermann no está descubriendo la “filosofía
andina” sino que la está rebajando a nivel de la Weltanschauung o visión del mundo. En rigor la Weltanschauung no es filosofía sino imagen objetiva del mundo con
carácter de verdad relativa y que refleja un nivel históricamente determinado
del proceso cognoscitivo. Por eso la cosmovisión es el impacto
psicológico-emotivo del mundo que no reclama un valor objetivo y es una guía
pragmática para el vivir. En cambio la filosofía
es una concepción del mundo que reclama para sí objetividad y verdad.
Y esto vale tanto en los dos modos
de entender la filosofía, esto es, como ciencia y como modo de vida. Estermann
lo que hace es borrar incorrectamente la diferencia que hay entre filosofía y
cosmovisión para hablar de la filosofía andina, sin captar que el esfuerzo
fenomenológico va por el camino distinto de la reconceptualización misma de la
filosofía.
Sus presupuestos hermenéuticos y
metodológicos ocultan cuidadosamente que no sabe ver en lo preconceptual otra
forma de filosofar. En realidad su análisis gnoseológico es tan pobre que no
distingue entre concepto-imagen y concepto-puro de la lógica. El primero
se atiene a la armonía de los contrarios,
mientras el segundo al principio de no-contradicción
y de identidad. Tampoco advierte
que si el filósofo moderno arranca de la historia,
el filósofo medieval de la nada y el
filósofo griego del ser, el filósofo
ancestral tiene su punto de partida en lo divino.
Si las categorías básicas del filósofo griego son: teoría, logos y ser; la del filósofo occidental cristiano: creación, nada y persona; la del
filósofo moderno: tiempo, historia y vida;
la del filósofo no occidental son: revelación,
símbolo y vida. Es decir, las formas conceptuales de la filosofía ancestral
no son lógicas sino estéticas.
Por todo ello, lo más descaminado
de su planteamiento intercultural es que estaría negando la existencia de la
filosofía misma en un sentido distinto a la occidental. Y con ello su ataque a
la definición monocultural occidental de filosofía fracasa. Otro punto
contrivertible en su planteamiento es que lo quechua andino monopolizaría la
filosofía andina como cosmovisión, ignorando el acervo cultural Jacaru, aymara
y de otras lenguas pertenecientes a culturas muy distintas a la inca, como los
chimúes, Chachapoyas, y culturas anteriores como la Tiahuanaco, Chavín, Caral,
entre otras.
En una palabra, al negar la
posibilidad de la filosofía real aunque en un sentido diferente a la tradición
eurocéntrica, y asumiéndola como mera cosmovisión, termina haciendo fracasar
el sentido multívoco de la filosofía y fortaleciendo el eurocentrismo, que
prejuiciosamente sostiene que no existe un sentido de filosofía distinto al que
nació en Grecia. En otras palabras, deja incólume el falso supuesto de que
Grecia es la medida de toda filosofía posible. Por lo demás, explicar la
racionalidad andina es explicar su visión del mundo y no necesariamente
explicitar su propia filosofía.
Lima, Salamanca 25 de
Setiembre 2014