Revista peruana de Filosofía dedicada a los temas de metafísica, ontología, antropología filosófica, ética y política con especial énfasis en las categorías de lo anético, mitocrático, hermenéutica remitizante e hiperimperialismo. Contacto: gus_floque@yahoo.com
domingo, 9 de abril de 2017
DEBATE SOBRE FILOSOFÍA PRECOLOMBINA
EL HOMBRE FILOSOFA POR NECESIDAD EXISTENCIAL
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
¿Existió filosofía en
nuestra América andina? Esta pregunta revela la
forma en que se encuentra el debate sobre el tema. Por un lado, la posición eurocéntrica se bifurca en dos
grandes vertientes, a saber, la intercultural
y la cosmovisional. Y tienen en
común que Grecia es la medida de toda filosofía posible. Además, sostiene que
la filosofía fue introducida en nuestro medio desde la Conquista española.
Repiten la definición académica de la filosofía como pensar crítico, metódico y
racional. Por tanto, la respuesta a la pregunta formulada será negativa.
Por otro lado, la posición
nativista que es muy rica en variantes (mítica, lingüística, ecológica,
etnofilosófica, mitocrática) tiene como punto en común que la filosofía es de
carácter universal y, por consiguiente, está en todas las culturas y
civilizaciones. De manera que la respuesta a la interrogante es de carácter
positivo.
Esta segunda respuesta es más compleja porque exige la
reconceptualización de la filosofía misma, su mirada metafilosófica, la
reinterpretación del mito, el esclarecimiento entre el logos de la ratio y el logos del mytho. Esto significa que de poco
sirve el rastreo de las crónicas si antes no se realiza el trabajo teórico
previo de redefiniciones conceptuales. Esta hermenéutica previa se realiza en
lo que denomino filosofía mitocrática. Como categoría nueva que permite dar
consistencia teórica al nuevo planteamiento y que estaba ausente en la posición
nativista.
Lo primero que hay que esclarecer es la naturaleza de
la misma filosofía, distinguir su forma
cultural y su fondo universal. La
palabra es de origen griego pero ello no significa que el interrogar límite del
hombre sea griego. Por el contrario, el hombre de todos los tiempos se ha
planteado preguntas de tipo filosófico sobre el sentido de su existencia y del
universo. Esto es, el hombre mismo es una criatura filosófica. Pero como la
filosofía exige cultivo, esfuerzo y preparación inevitablemente conduce al tipo
humano que la encarnó. Y en las culturas ancestrales fue el sabio, generalmente
sacerdote, asceta, astrónomo o médico, el que representó la figura del filósofo
ancestral. Esto permite entender, por ejemplo, cómo el Inca Garcilaso
identificó a los amautas con los filósofos. De modo que lo filosófico no se
diluye en mera cosmovisión.
Naturalmente que lo dicho implica un segundo problema
bastante serio. El cual es cómo concebir el mito y la razón en relación con el
filosofar ancestral. Para responder a la cuestión del mito se hace necesario
unir al universalismo filosófico la crítica a la conceptolatría de la razón del
eurocentrismo occidental, iluminar la dialéctica entre el logos del mytho y el
logos de la ratio, identificar la lógica del símbolo mediante la metáfora y la
analogía, y elaborar una hermenéutica remitizante que haga comprender que el mito es la forma analógico-metafórica que
tiene la razón para responder las cuestiones últimas de la existencia.
De modo ineludible la pregunta por la relación entre
filosofía y razón en el filosofar ancestral queda ligada a una teoría de las mentalidades, donde se
diferencia: la filosofía empiriocrática, la filosofía
mitocrática y la filosofía logocrática.
La filosofía empiriocrática opera bajo el imperio de lo sensible y
propia de la Edad de Piedra, estaba unida a la magia, como observa Frazer,
es más antigua que la religión, ese producto cultural refinado que exige una
capacidad apreciable de abstracción, o en otros términos el hombre primitivo
filosofa mágicamente y piensa por primera vez en la idea del alma (hombre de
neandertal).
La filosofía mitocrática, bajo la égida del mito y propia de
la Edad del Paleolítico superior o mesolítico, es aquella que se ejerce
unida a lo santo, religioso y mítico, y se plasma en una teoría del destino.
Pues lo mítico, como observa Mircea Eliade, no es la proyección fantástica de
un acontecimiento natural sino la fijación de modelos ejemplares y cósmicos de
todas las acciones humanas, es decir el hombre de la revolución agrícola filosofa
religiosa y poéticamente.
Y la filosofía logocrática, bajo el gobierno del concepto, que nace en
la Edad de los Metales y se prolonga hasta nuestra era cibernética, propia
del hombre de las sociedades arcaicas de alta cultura y de la sociedad
industrial moderna donde se filosofa conceptualmente. Estas tres formas de
mentalidad representan tres formas filosóficas de pensar, dos de las cuales no
sólo corresponden a la historia arcaica del pensamiento, sino que están
presentes en el hombre de hoy por cuanto son categorías generales del pensar.
Esto es que las mentalidades participatoria, mítica y lógica son
constitutivas de modo irrenunciable a la mente filosófica humana. Es decir, la
filosofía conceptual es sólo una de las formas –la última- del preguntar
filosófico. Así, la naturaleza epistémica de la filosofía no es unívoca sino multívoca y epocal.
La idea subyacente y común al
planteamiento de las tres mentalidades es el hombre como irrenunciable criatura filosófica. O sea, el hombre se
hace preguntas últimas sobre las cosas en todas las edades de la historia. Su
capacidad para el asombro filosófico no tiene límite epocal, es trans-epocal. .
Toda esta fundamentación está orientada a sustentar más elaboradamente la idea
que Grecia no es la medida de toda filosofía posible, negando el eurocentrismo
filosófico y sustentando la existencia de la filosofía mitocrática precolombina.
Lo cual se asocia a la disquisición sobre el dualismo metafísico, el emanatismo
y la nada relativa en el esquema metafísico prehispánico.
Esto pulveriza la idea de que las
grandes preguntas que afectan al ser humano sólo comienzan con la escritura y
el pensar conceptual-abstracto. Esta confusión conceptolátrica no entiende que
el hombre de todos los tiempos siempre estuvo asediado en su existencia y
pensamiento por las preguntas límite del misterio del mundo. Por ende, el
pensamiento humano no necesita llegar a la fase del concepto lógico para
afrontar las preguntas últimas sobre el sentido del universo. Pues el
pensamiento simbólico también lo hace.
Existe una variedad de universales cognosciivos: el universal conceptual, el
universal perceptivo, el universal idiomático, el universal emocional, el
universal intuitivo, el universal estético, el universal religioso y el
universal existencial. No obstante, el sentido universal existencial estaría en
la base de todos los demás sentidos y sería el detonante del filosofar mismo.
Es decir, el hombre filosofa por necesidad existencial antes que por necesidad
lógica. Por tanto, lo extralógico tiene cabida en la metalógica o lógica
filosófica. No reconocer este hecho engolfa la filosofía latinoamericana al
magisterio eurocéntrico.
No existe y nunca existió la
filosofía que “utiliza la razón hasta las últimas consecuencias y no acepta
supuestos”. Esta ilusión epistémica no
sirve para comprender ni la esencia ni las formas históricas de la filosofía
misma. La teoría de la Polaridad del logos humano (logos como
predisposición, polimorfismo, universalidad, logos mítico y multivocidad del logos filosófico) permite
comprender el dinamismo del pensar filosófico e impele a la desconstrucción
mitocrática de la filosofía.
Lo que culmina en la necesidad de la una síntesis jerarquizada de las diversas metafísicas históricas (alethéia,
eidos, percipi, virtual) para afrontar la crisis de la razón actual. El hombre es
una criatura hermenéutica, o sea interpretante.
El hombre ancestral ejerció una hermenéutica
mitizante. Desde la modernidad prima una hermenéutica desmitizante. Y es hora de volver a potenciar una hermenéutica remitizante para
reencantar el mundo. El hombre filosofa
por necesidad existencial antes que por necesidad lógica. Por ello es
errónea la distinción entre filosofía laxa y filosofía en sentido estricto.
Lima, 07 de Junio del 2017