DEL ANTROPOCENTRISMO
AL DATAÍSMO CIBERNÉTICO
"El Occidente liberal ya es profundamente anticristiano y está entregado en alma y cuerpo a la cultura de la muerte. Por ello, y lamentablemente, no nos llama la atención que el peligro de un Armagedón termonuclear, ya sea por mano humano (antropogedón) o cibernética (cibergedón), blande de su mano ensangrentada por siglos de impiedad, avaricia, neocolonialismo, esclavismo, explotación de otros países, guerras infames, genocidios y demás vesanias. La luciferina cultura tanatocrática preside el espíritu putrefacto de un mundo sin Dios, donde el hombre ha sido reducido a simple medio para fines externos. No es extraño que en este contexto satanocrático la IA (Inteligencia artificial) marche no hacia al homo deus sino al ciber deus. No nos asombra que en semejante Edad Oscura se enaltezca demencialmente la agenda de las corporaciones multinacionales neoliberales mediante la eutanasia, la eugenesia, el aborto, la ideología de género, la ideología ufológica, la promoción de la pedofilia, el transhumanismo, el cambio de sexo de los niños, el ataque profundo a la familia tradicional, y todo ello se emprende desde los organismos mundiales. La reconfiguración de la conciencia humana en términos completamente secularistas, inmanentistas, terrenalistas, hedonistas, nihilistas, está en marcha vertiginosa. La transvalorización de todos los valores humanistas exigía una intensa campaña contra el cristianismo, que aún estorba para los propósitos anéticos. Desengañémonos, pues no vivimos la hora de la culminación del antropocentrismo moderno, sino de su sustitución por el dataísmo algorítmico de la cibernética. Sobre los hombros de la razón burguesa no vamos hacia el triunfo del hombre sobre las cosas, sino de las cosas sobre el hombre. El tecnocentrismo se columbra como el nuevo amo. La única respuesta que cabe ante semejante encrucijada es propinar una derrota integral a la razón burguesa neoliberal que preside el presente diabólico torbellino nihilista. Por eso, la esperanza sigue siendo el triunfo del nuevo orden mundial multipolar. La verdadera revolución que se requiere no es cibernética, sino espiritual. Sin una reconciliación con Dios no habrá auténtico humanismo que nos salve."