FEMINISMO DE LA IGUALDAD E IMPERIALISMO TARDÍO
A tal punto de patología social ha llegado el empoderamiento de la mujer que ya no se puede decir un piropo elegante o un elogio de su belleza que ya es tomado como agresión del machismo. Claro, esto sucede en el mundo dominado por el occidente liberal. ¿Cómo y por qué se llegó a este punto? Veamos.
A una dama que espetaba sus razones feministas extremas le tuve que responder: "No señora, usted está equivocada, a una mujer se la trata como mujer. La mujer es más vulnerable y necesita la protección del varón. Y eso, sobre todo, nos damos cuenta cuando somos padres y criamos de forma distinta a un varoncito y a una mujercita" Por supuesto que mis palabras no fueron por nada bien acogidas. Agestó la boca y se fue, no sin antes mirarme con ese odio característico de las feministas fanáticas.
Hurgando en el tema no es difícil descubrir que las feminazis son víctimas de la manipulación ideológica de la élite imperial del podrido y pervertido occidente neoliberal. Esto no ocurre en las comunidades tradicionales, ni en China, Rusia o el mundo musulmán o indostánico.
Cierta vez, en un almuerzo brindado en su casa por un amigo occidental, que es un consumado curandero, casado con una mujer de una comunidad selvática, llegamos al tema del feminismo de modo indirecto. Habiéndole preguntado al amigo por el exorcismo, me dirigí a ella y le dije si lo asistía en dichas curaciones y me dijo: "Noooo, nosotras las mujeres no tenemos en nuestro interior esa energía masculina capaz de enfrentar a las fuerzas demoníacas...". Sea cierta o no su respuesta, la cosa es que de inmediato le interrogué si creía en las convicciones feministas y nuevamente respondió con una negativa tajante.
En otra ocasión, conociendo un poco más a otra amiga me extrañó su trato rudo y belicoso hasta que me espetó desvaríos sobre mi machismo cuando tan sólo quise ser cortés. Entonces, no pude contenerme y le pregunté si era feminista, siendo su respuesta más que afirmativa. Claro, preferí evitarla en lo sucesivo porque mi preferencia son las damas bien femeninas y no feministas.
Ante ello, no era difícil llegar a una primera conclusión. Las feminazis desnaturalizan a la mujer, les hacen daño, las desfeminizan, las vuelven virago, las enferman mentalmente, las vuelven potencialmente esposas fracasadas y futuras divorciadas. Crean una sociedad de desolación y en pugna sexual permanente e innecesaria. Cayeron en la trampa de la ideología de género del imperialismo plutocrático.
Pero ¿cómo puede favorecer a la élite mundial la ideología de género y el empoderamiento de la mujer? La emasculanización de la virilidad es parte de la agenda 2030 del imperialismo para tener dominada y dividida a la sociedad. Enfrentar a mujeres contra hombres, esposas contra esposos, es mejor y conveniente que dejarlos libres para que tomen conciencia de los problemas sociales y luchen por la justicia social. Ya no se la hace pensar en la revolución social, sino en la lucha contra el machismo, contra el varón. Astuta estrategia en la que caen las ingenuas mujeres e impávidos hombres. La educación de género les lavó el cerebro en las escuelas y se los androginizó ambos con ayuda de la mercenaria prensa corporativa controlada por la oligarquía mundial.
Hombres y mujeres somos diferentes e igual debe ser nuestro trato, diferente. Simone de Beauvoir se equivocó profundamente con su existencialismo dogmático. De ahí nace la perversa ideología de género. La naturaleza y no la existencia nos da un sexo. El machismo es necesario en la historia y su extirpación sólo genera una humanidad homosexual y andrógina. Simone de Beauvoir no tuvo hijos, siendo además fue bisexual, y no le fue difícil llevar el tema sexual hacia el nihilismo constructivista de la modernidad tardía.
No es desconocido que su feminismo de la igualdad recibió refutaciones del feminismo de la diferencia (Lucy Irigaray y Carol Gilligan, por ejemplo). Pero el feminismo de la igualdad fue recogido por la Tercera Ola feminista que sustituyó el sexo por el género, lo cultural por lo político, y terminó en la extraña teoría queer de Judith Butler, lesbiana ella, la cual niega que exista la identidad sexual mujer u hombre, y que todo es mero constructo social.
Así, el feminismo de la igualdad tras disolver a la mujer terminó disolviendo al sujeto mismo. El nefasto resultado al que llegó el imperialismo tardío fue la trampa de que todo es constructo social. Una gran farsa y mentira que divide a la sociedad y la despotencia para la revolución social. Es la ideología de género del occidente neoliberal el directo responsable de esta aberración cultural que intenta castrar a la humanidad entera.