Es un libro extraño que habita territorio filosófico a través de aforismos. Lo extraño no es esto, sino que un destacado cuentista muestre su talento para la reflexión filosófica. Julio Ramón Ribeyro es un gran cuentista, qué duda cabe. Lo que no se evaluaba es que fuera un agudo pensador.
Pero filosóficamente su postura también es problemática, porque por momentos parece un escéptico, no obstante, como sabemos, el escéptico se niega a especular sobre la cosa en sí o la esencia del mundo.
La suya es una postura filosófica más cercana al racionalismo moderno, donde la subjetividad preside la objetividad de las cosas.
De ahí que no tenga sentido entender sus aforismos como una asunción del posmodernismo, pues en ninguna parte hallamos alguna celebración del relativismo y del todo vale.