martes, 8 de abril de 2025

POLPETTA IGNOTA (Novela)

 

POLPETTA IGNOTA (Novela)

 

Resumen

“Polpetta Ignota” es una novela de Gustavo Flores Quelopana que combina lo erótico y lo místico, narrando la experiencia de un hombre que conecta con una mujer italiana misteriosa a través de las redes sociales. Su relación evoluciona desde encuentros cargados de pasión y erotismo hacia reflexiones profundamente espirituales y existenciales. Esta dualidad transforma el vínculo entre ambos en un viaje que abarca la búsqueda del amor, la redención y el enfrentamiento de las heridas emocionales del pasado. A medida que el protagonista se adentra en las complejidades de Menucha (Polpetta Ignota), se encuentra con elementos sobrenaturales, revelaciones impactantes y un desenlace trágico, que le llevan a una introspección sobre el amor y la eternidad.

Argumento

La novela inicia con una solicitud de amistad inesperada en redes sociales por parte de “Polpetta Ignota”. A partir de allí, el protagonista entra en un mundo que fusiona la realidad cotidiana con el erotismo, la pasión y lo sobrenatural. Menucha, una mujer enigmática y contradictoria, despliega su magnetismo y sus complejidades en una relación que pasa de lo virtual a lo real. En Italia, el vínculo entre ambos se profundiza, mostrando el contraste entre los episodios de intenso deseo y las apariciones místicas que sugieren un cambio significativo en sus vidas. La trama culmina con el trágico accidente de Menucha y la unión espiritual que desafía las barreras del tiempo y el espacio.

Personajes

  1. Menucha (Polpetta Ignota): Protagonista femenina, apasionada y contradictoria. Mezcla erotismo y espiritualidad, siendo una mujer que lucha contra su pasado y busca redención.
  2. Narrador/Protagonista: Un hombre que encuentra en Menucha una conexión que lo transforma emocional y espiritualmente.
  3. Padre Pío: Figura mística cuya aparición simboliza esperanza, redención y el vínculo entre el mundo terrenal y el espiritual.
  4. Familia de Menucha: Sus hijos y su ex esposo, quienes reflejan las consecuencias de sus decisiones y comportamiento.
  5. Personajes secundarios: Compañeros de trabajo, antiguos amantes y figuras relacionadas con el entorno de Menucha.

Estilo

La novela está escrita en primera persona, logrando una narración íntima y envolvente. Gustavo Flores Quelopana utiliza una mezcla de prosa directa, erotismo explícito y elementos místicos que dan profundidad a los personajes y a la trama. Sus descripciones detalladas y su uso de metáforas transportan al lector a los paisajes italianos y a las emociones intensas de los protagonistas.

Contexto

“Polpetta Ignota” se ambienta en el contexto de las relaciones digitales y la desconexión emocional en el mundo contemporáneo. Al mismo tiempo, retrata la esencia de la cultura mediterránea y la importancia de la espiritualidad en la vida humana. La obra refleja cómo la tecnología puede ser un catalizador para explorar las complejidades del amor y la transformación personal en un entorno diverso y apasionante.

Mensaje

La obra transmite la idea de que el amor puede ser un camino hacia la redención y que las relaciones humanas tienen el poder de transformar incluso a las almas más heridas. Aborda temas como la lucha interna entre el deseo y la moralidad, la trascendencia espiritual y el impacto de las decisiones familiares en la construcción de la identidad. También plantea que, en un mundo lleno de contradicciones, la búsqueda de autenticidad y conexión puede ser una forma de superar las sombras personales.

Sobre el autor

Gustavo Flores Quelopana es un destacado escritor y filósofo peruano. Su obra combina narrativas literarias con profundas reflexiones sobre la filosofía contemporánea y las relaciones humanas. Conocido por su enfoque crítico hacia el posmodernismo, Quelopana se especializa en explorar temas trascendentales como la búsqueda del sentido de la vida, el impacto del amor y los dilemas existenciales. Sus novelas muestran una notable habilidad para entrelazar simbolismo, erotismo y espiritualidad, creando historias que resuenan más allá de la página.

LA FUFULLA DE LOS PERENDEQUES (Novela)

 

LA FUFULLA DE LOS PERENDEQUES

 (Novela)

 

Resumen

La novela de Gustavo Flores Quelopana narra las tensiones y dinámicas de diversos cenáculos filosóficos, que sirven como microcosmos de la vida cultural y el pensamiento colectivo en un contexto latinoamericano. A lo largo de una década, estos espacios enfrentan problemas como luchas de poder, trivialización, ambiciones personales y la búsqueda de objetivos intelectuales. El desenlace se conecta con reflexiones sobre lo sublime, lo trascendental y los desafíos que enfrenta la humanidad frente a crisis culturales y ecológicas, con un toque místico en su cierre.

Argumento

La historia gira en torno a los cenáculos, grupos dedicados al intercambio de ideas filosóficas y culturales, cada uno con su propio carácter y propósito. Desde el cenáculo de Yachay, dedicado al conocimiento riguroso, hasta La Víbora, enfocada en el entretenimiento y los debates explosivos, los cenáculos reflejan distintos enfoques hacia la cultura. Los dilemas sobre liderazgo, misión y propósito marcan su desarrollo, culminando en una reflexión profunda sobre los valores culturales y filosóficos frente a las adversidades modernas.

Personajes

  1. Gustavo: El filósofo central y defensor de los principios culturales, comprometido con el rigor intelectual y las ideas sólidas.
  2. Julián: Líder de Yachay, marcado por su ambición y conflictos internos.
  3. Kiko: Carismático director de La Víbora, con un enfoque relajado que lo lleva a consecuencias inesperadas.
  4. Josué: Un personaje talentoso pero impulsivo y conflictivo, que genera tensiones dentro de los cenáculos.
  5. Marion: Provocador por naturaleza, su agresividad verbal define su papel dentro de los debates.
  6. Quechereal: Vidente amazónico que introduce una perspectiva mística al desenlace de la historia.
  7. Ricardo: Intelectual reflexivo, quien contribuye al análisis final sobre el estado de los cenáculos.

Contexto

La novela está situada en un escenario contemporáneo, con una crítica directa a las tendencias culturales de la posmodernidad. Los cenáculos reflejan las luchas entre el conocimiento profundo y el espectáculo trivial en una sociedad marcada por la superficialidad y la falta de apoyo a la cultura. La obra entrelaza las tradiciones filosóficas europeas con las cosmovisiones ancestrales de América Latina, destacando los choques y desafíos culturales en un contexto globalizado.

Estilo

El estilo de Gustavo Flores Quelopana es profundamente filosófico y enriquecido con metáforas y simbolismo. La narrativa combina reflexiones serias, diálogos profundos y momentos de humor agudo, creando un balance entre la crítica cultural y el entretenimiento. Su lenguaje es barroco, rico en descripciones y lleno de referencias culturales y filosóficas.

Mensaje

La novela plantea preguntas fundamentales sobre el propósito de la filosofía y la cultura, destacando la importancia de la reflexión, la autenticidad y la búsqueda de lo sublime frente a una sociedad que prioriza lo utilitario y trivial. Al mismo tiempo, invita a reconsiderar la relación entre la humanidad, la naturaleza y lo trascendental en un momento de crisis cultural y ecológica.

Enseñanza

  1. La cultura necesita liderazgo fuerte, objetivos claros y resistencia frente a la superficialidad y los espectáculos.
  2. Los espacios colectivos enfrentan riesgos inherentes, pero también son oportunidades para crear ideas transformadoras.
  3. La conexión con lo sublime y lo trascendental es esencial para superar los límites de la razón y recuperar la profundidad humana.
  4. Las crisis culturales y ecológicas requieren un enfoque integrador que trascienda las visiones fragmentadas de la modernidad.

Comentario sobre el autor

Gustavo Flores Quelopana es un prolífico filósofo, narrador y poeta peruano, conocido por su capacidad de combinar pensamiento crítico con una sensibilidad literaria única. Su obra, incluida La Fufulla de los Perendeques, refleja su compromiso con la filosofía y la cultura, así como su crítica a la posmodernidad y su interés por las cosmovisiones ancestrales. Como animador de cenáculos filosóficos, Quelopana aporta una perspectiva rica y experimentada sobre las dinámicas de estos espacios, conectándolas con cuestiones más amplias sobre la humanidad y su relación con el conocimiento. Su estilo narrativo demuestra su capacidad para entrelazar análisis filosóficos profundos con un lenguaje accesible y emotivo, convirtiendo su obra en una referencia clave en la literatura y filosofía contemporáneas.

QUÉ ES EL NUEVO TESTAMENTO

 


 

QUÉ ES EL NUEVO TESTAMENTO

 

En noviembre del 2024 emprendí una nueva relectura del Nuevo Testamento y a principios del mes de abril del 2025 he concluido un repaso pausado. Ha sido medio año de lectura y meditación. Esta vez lo hice de atrás para adelante. Es decir, empecé con Apocalipsis y terminé con Mateo. El ritmo fue de un capítulo por día. Pero ahora, con 65 años a cuestas, una apreciable cantidad de libros escritos, consagrado recientemente a la Virgen María, y habiendo dejado hace mucho tiempo atrás mis posturas antimetafísicas, luzco más desconcertado que antes al constatar con más intensidad que la clave de la lectura de la Palabra de Dios está en lo más difícil, a saber, hacer su voluntad. Lo cual no significa capitular en la nuestra, sino enderezarla en el Bien. En una palabra, en la lucha contra el mal el hombre necesita invocar la ayuda sobrenatural de la gracia divina.

 

Amar a Dios no es creer en él, pues el diablo también cree, ni es apegarse al rito, Jesús reprochaba ello a los fariseos y también es común del creyente tibio, sino que es hacer su voluntad. Es significativo recordar que el propio Jesús declara en Juan 6:38 que no ha descendido del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad de Dios. Lo cual se hace más ostensible cuando en Getsemaní toma la decisión más difícil para enfrentar su propia muerte. Pero la natural tendencia humana en confiar en su propia sabiduría ha sido llevada al paroxismo en la cultura moderna secular y atea, y negando la realidad trascendental sume al hombre en el pantano de su orgullo, el individualismo, egoísmo, narcisismo y consumismo. Y así ha quedado expulsado de nuestras vidas el plan que tiene Dios para nosotros.

 

Y es que para la mentalidad moderna lo más chocante de hacer la voluntad de Dios es optar entre Dios y el mundo. Por ello reza el evangelio que, desdichados los ricos, pues donde está su tesoro ahí está su corazón. A propósito, viene a cuento recordar lo acontecido con San Antonio de Padua, quien llegado a un pueblo italiano se encontró con un cortejo público de un funeral de un rico personaje, ante lo cual se opuso a que fuera enterrado en un campo santo. La gente sorprendida le preguntó la razón y él respondió: “Porque no tiene corazón”. Atónitos, ordenaron al barbero constatarlo. Y efectivamente le faltaba el corazón. Perplejos le preguntaron al santo dónde estaba el órgano cardíaco, y respondió: “Abran su caja fuerte, donde esconde su tesoro, y allí lo hallarán”. Y así fue. El relato es pertinente en un mundo moderno donde los millonarios aparecen como héroes mientras la crisis de caridad se profundiza.

 

En contrapartida dice el evangelio que los pecadores adelantan a los justos porque no cuentan consigo mismos para ser salvos, sino que se remiten a la sola gracia de Dios. Pero la tragedia de la modernidad es que se ha creado un mundo sin Dios, y por el cual se ha extraviado el sentido del pecado. Los pecadores ya no buscan ser salvos, al contrario, celebran su pecado. Esa es la cultura nihilista de la posmodernidad, donde “todo vale”, y es profunda la desmalignización del mal y la malignización del bien. El relativismo, lo antinatural y nihilista luce con bandera en alto, con orgullo, impudicia y prepotencia. Esto redefine un panorama de mayor corrupción de lo que se vio en tiempos de Sodoma y Gomorra. Lo que nos permite hablar especialmente de un Occidente anegado de nihilismo luciferino. Lo que obviamente nos remite al castigo divino aludido en Zacarías 13:7; Apocalipsis 20; Mateo 24; Marcos 13; y Lucas 21. En otras palabras, la puerta de la misericordia no va a permanecer abierta para siempre y se cierra ante tanta iniquidad, sacrilegio y abominación, que llena rebosante la copa del pecado y precipita el juicio divino.

 

Junto a ello he vuelto a constatar que los Evangelios no son un libro biográfico, de teología, ciencia o ética. Los Evangelios son testimonio de fe vivida, compuesto por comunidades tardías que se basaron en el kerigma paulino. El NT no permite llegar al Jesús histórico, presupuesto que no admite la teoría del “silencio del siglo I” y del cual fui tributario en mi juventud marxista. Pues, el NT rebasa lo histórico y va hacia la esperanza, la creencia y la fe. Y la fe es asentir por encima de la evidencia. En su tiempo la gente creyó en Jesús no por fe, sino por los milagros que hizo. No entendían que los hacía por misericordia y no para hacer que crean. Por ello, en Juan (20:29), Jesús elogia a los que no vieron y creyeron.

 

Aun cuando los evangelios no tienen carácter biográfico es posible afirmar que Jesús se reconoció como enviado de Dios. Se dice que ninguna consideración objetiva y racional prueba que Jesús fue lo que dijo ser, pero ello se desmiente por todo lo que obró. Ni Moisés, ni Mahoma, ni Buda, ni Zaratustra hicieron lo que Jesús hizo. Simplemente es único, incomparable e insustituible. Su ser escatológico puede ser objeto de fe por sus propios hechos. De lo contrario se incurriría en la desmitologización de Rudolf Bultmann que borra de un plumazo todo lo sobrenatural, la dimensión histórica de Jesús, reduce existencialmente el kerigma, y subjetiviza hasta lo arbitrario el mensaje cristiano. Su desmitologización es el aggiornamento moderno de la teología que se desfigura a sí misma.

 

Jesús no sólo fue un extraordinario predicador moral, que fue ajusticiado y luego divinizado por los doce. No, nada de eso. Fue el Mesías y el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad y los hechos lo confirman. El cristianismo primitivo es creación de los doce sobre lo actuado por Jesús. Es una religión oriental que se convirtió en Iglesia cuando es trasplantada a tierra griega. Se nutrió de cultos orientales -asiáticos, sirios, iraníes y egipcios-, y occidente aportó la metafísica inmutable y la moral codificada.

 

No es casualidad que la Patrística o la filosofía de los Padres del cristianismo fuera motivada por la Sagrada Escritura, el platonismo, neoplatonismo, estoicismo y en un segundo planteo escolástico por el aristotelismo. El gran aporte de la Patrística fue cristianizar la metafísica de las esencias griega con el trascendentalismo del teísmo, creacionismo, el hombre como alma, la libertad del hombre en medio del plan divino, crítica contra el politeísmo (escépticos y epicúreos), metafísica de la voluntad (Plotino), mundo ideal, escatología, pureza ética, desprecio del mundo, preferencia por lo suprasensible (Platón, Filón), ley eterna, razones seminales, ciudad de Dios (estoicos).

 

No hace falta buscar mucho en los evangelios para dar con la ley máxima, el mismo Jesús lo dice: amar a Dios con nuestro corazón, alma y mente, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Ahí está la clave de todo. Poner el corazón en Dios es lo mismo que amar al prójimo, porque se ama al prójimo en cuanto es creación de Dios. Sólo amando al prójimo como a sí mismo se ama verdaderamente a Dios. La tragedia de nuestro tiempo es que habiéndose suprimido el horizonte de lo trascendental el hombre queda libre a su antojo y se limita a cumplir con lo que manda la ley positiva, en el resto se dedica a una moral de circunstancia que consagra el individualismo egoísta. Así como es perversión el hacer del prójimo un medio para llegar a Dios, también es perversión el hacer del prójimo un medio para conseguir fines personales, económicos, ideológicos o políticos. El resultado es la deshumanización como norma y guión de psicopatía social.

 

En buena cuenta, son dos palabras las que encierran el poderoso mensaje del NT, y ellas son: compasión y misericordia. “Porque misericordia quiero y no sacrificios” (Oseas 6:6-7; Mateo 9: 10-13; 12: 1.8) contiene la médula del mensaje de Cristo. De ahí que el amor sea mayor a la fe y a la esperanza (1 Corintios 13:13). Lo cual suena a disparate en el mundo nihilista occidental donde impera lo individual sobre lo colectivo, el consumismo, la competencia, la desigualdad y la instrumentalización de las relaciones humanas. Se trata de un mundo nihilista que consagra la nada y busca sustituir al hombre por el ciborg transhumanista. Lo cual sólo puede conducir hacia la autodestrucción.

 

Pero donde abunda el pecado sobreabunda la gracia (Rom 5: 20-21). No en vano remata al Apocalipsis diciendo: A los que dejen de hacer lo malo Dios los bendecirá, pues les dará el derecho de comer los frutos de la vida eterna (22: 14-17).

NIHILISMO OCCIDENTAL Y GUERRA NUCLEAR

 

 


NIHILISMO OCCIDENTAL Y GUERRA NUCLEAR

 

Guerra nuclear y nihilismo cultural se corresponden de manera profunda y raigal. Lo cual lo encarna el Occidente anticristiano y luciferino, que ha desmalignizado el mal y ha malignizado el bien.

Este un tema profundo y cargado de simbolismo. La relación entre el nihilismo cultural y los conflictos globales, como la guerra nuclear, puede interpretarse como una reflexión sobre la pérdida de valores universales y el impacto de ideologías extremas. La percepción de "desmalignizar el mal" y "malignizar el bien" señala una inversión de valores que se asocia con la modernidad o con ciertas corrientes culturales.

Las corrientes culturales modernas abarcan una amplia diversidad de enfoques y movimientos nihilistas que reflejan los cambios sociales, tecnológicos y filosóficos del mundo contemporáneo. Aquí algunas de las ellas:

  1. Postmodernismo: Cuestiona las narrativas absolutas y promueve una visión subjetiva y pluralista de la realidad, desafiando las estructuras tradicionales.
  2. Globalización cultural: Integra elementos de distintas culturas a través de la tecnología y el comercio, creando un intercambio dinámico, pero también desafíos a las identidades locales.
  3. Cultura de la Inclusión: Fomenta el respeto y la representación de grupos diversos de tendencia antinatural, encubiertos bajo ideales de equidad, diversidad y derechos humanos.
  4. Ecologismo y sostenibilidad: Propone una relación más responsable y armónica con el medio ambiente, impulsando prácticas como el consumo consciente y las energías renovables.
  5. Tecnocultura: Influenciada por la digitalización y la tecnología, afecta nuestra forma de comunicar, aprender, y hasta expresar arte. Genera mentes superficiales.
  6. Consumismo y cultura pop: Se centra en la influencia de los mercados y medios masivos en la construcción de tendencias, estilos y comportamientos sociales. Pura manipulación mercantil.
  7. Cultura del activismo: Genera movimientos sociales y políticos que buscan cambios en temas como justicia social, género, medio ambiente y derechos civiles, pero que en el fondo defienden una agenda antinatural.
  8. Neotribalismo: Busca una conexión más personal y comunitaria en contraposición a la alienación de las ciudades modernas. Disocia el tejido social llegando hasta un extremo solipsista.
  9. Transhumanismo: Explora el uso de la tecnología y la ciencia para extender y transformar las capacidades humanas, pero que en el fondo está al servicio de las élites corporativas.
  10. Estética y contracultura: Movimientos que desafían los cánones estéticos tradicionales, como el minimalismo, el arte urbano o la cultura underground, donde lo horrible y el neobrutalismo se impone sobre el buen gusto y educado.

Ahora bien, si nos preguntamos por las razones en que el nihilismo y la guerra nuclear están estrechamente unidos podemos mencionar:

  1. Pérdida de sentido y propósito: Al rechazar valores tradicionales, las personas pueden sentirse desorientadas, carentes de un propósito que las guíe en su vida.
  2. Desintegración de la comunidad: Cuando no hay un conjunto de valores compartidos, las conexiones entre individuos dentro de una sociedad pueden debilitarse o romperse.
  3. Relativismo extremo: En ausencia de una noción clara de lo que es bueno o malo, las decisiones éticas y morales pueden volverse completamente subjetivas, lo que genera confusión y conflictos.
  4. Erosión de la confianza institucional: Las instituciones tradicionales, como las religiosas o educativas, pueden verse debilitadas al ser consideradas irrelevantes, lo que deja un vacío difícil de llenar.
  5. Materialismo desenfrenado: Sin una dimensión espiritual o ética, puede surgir un enfoque excesivo en el consumo y los bienes materiales como fuentes de satisfacción.
  6. Pérdida de responsabilidad colectiva: La desconexión de ideales compartidos puede debilitar el sentido de responsabilidad hacia los demás y hacia el bien común.
  7. Impacto en la creatividad y el arte: Aunque el nihilismo puede inspirar cuestionamiento, la falta de valores puede limitar el compromiso emocional profundo que impulsa a muchas expresiones artísticas.
  8. Vacío emocional: Una visión que rechaza el sentido puede conducir a un aumento de sentimientos como la desesperación, la soledad y la ansiedad existencial.
  9. Impotencia ante la adversidad: Sin un sistema de creencias sólido, enfrentar desafíos puede resultar abrumador y la resiliencia puede disminuir.
  10. Deshumanización progresiva: Al negar valores esenciales, las interacciones humanas podrían volverse más frías y pragmáticas, perdiendo la empatía que las caracteriza. 

De este modo se comprende la retórica irresponsable de un Macron, que planea extender las bombas nucleares francesas a Europa, y las diversas declaraciones de líderes ingleses de devolver a Ucrania su potencial atómico.

Lo cual sencillamente demuestra cómo se corresponde la cultura nihilista del Occidente luciferino y anticristiano con la estrategia de desatar una guerra termonuclear.

Lo cual no resulta insólito en mentes enfermas que llaman al bien “mal” y al mal “bien”. No hay duda que costará mucho contrarrestar estas tendencias deshumanizantes y antinaturales de la historia, porque se les ha permitido crecer demasiado y penetrar en instituciones. Lo cual ha quedado evidenciado en las marchas multitudinarias contra Trump en diversas ciudades estadounidenses. Pero al final el verdadero Bien vencerá y el Mal será desalojado de la historia, si no es por mano humana será por mano divina.