GARCILASO Y EL SINCRETISMO CORRECTO
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía
En la polémica que establece el Inca Garcilaso contra las injustificadas adulteraciones de palabras y significados introducidos por la mayoría de cronistas españoles, se deja en claro cuál es su actitud al respecto.
Para el Inca la aculturación cristiana del Nuevo Mundo no puede hacerse a través de una conciliación forzada y mal hecha de doctrinas totalmente disidentes entre sí. Ambas civilizaciones eran teocéntricas pero la occidental era creacionista mientras la indígena era ordenadora. Se trata de dos substratos metafísicos diferentes, la primera basada en la idea de la nada absoluta (creatum ex nihilo) y la otra en la nada como algo (nihil ex nihilo, la materia, el caos, el desorden).
No hay lugar para elInca Garcilaso para un pseudo sincretismo religioso, basado en artifificiales fenómenos de superposición y fusión de creencias de distinta naturaleza. Esto lo lleva a enfrentarse con los curas doctrineros afanados en demostrar la existencia entre los indios de un dios creador con el fin de adaptarlos al cristianismo.
Para los teólogos españoles los indios a pesar de sus extravíos diabólicos conocieron al único dios con la razón natural. En cambio, Garcilaso afirma que ni la aculturación cristiana ni la religiosidad inca necesita de estos distorsionantes favores.
Su conclusión es categórica:
1. los incas admitieron la inmortalidad del alma
2. la resurrección universal
3. vislumbraron por la razón natural al único Dios
4. pero lo vislumbraron no como Creador sino como Hacedor, Animador o Vivificador del universo.
Es decir, no conocieron a Dios como Creador, aunque sí vislumbraron en monoteísmo de un dios ordenador. Más desconcertante les resultaba a los naturales el monoteísmo trinitarista cristiano. Lo que los indios conocían era un dualismo complementarista de base.
Esto estorbó a los curas doctrineros y se emprendió la destrucción de la religión del otro. Al cortarle el espinazo espiritual a la civilización andina se destruyó no sólosu religión sino toda su sociedad. La evangelización no fue hecha mediante una síntesis armoniosa y desde entonces el problema neurálgico del Perú antes que político, económico o social es espiritual o religioso. Sin enfrentar este problema irresuelto no habrá la síntesis viviente que Víctor Andrés Belaunde preconizaba, y menos aun en estos tiempos donde arrecia la descreida racionalidad científica galopando sobre la arrasante tecnología moderna.
Lima, Salamanca 13 de Julio del 2012
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