lunes, 25 de enero de 2016

BAQUÍJANO Y CARRILLO Y LA INDEPENDENCIA CRIOLLA

BAQUIJANO Y CARRILLO:
IDEÓLOGO DE LA INDEPENDENCIA CRIOLLA
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
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José Baquíjano y Carrillo, III conde de Vistaflorida (1751-1817) y hombre de gran fortuna, expresa la preocupación de la élite criolla adinerada ante el absolutismo monárquico que se vuelve más reaccionario tras el levantamiento tupacamarista. Por difundir el enciclopedismo en la Universidad de San Marcos es considerado un precursor ideológico de la Independencia del Perú, pero su verdadero objetivo era propugnar reformas en el poder colonial, exigir al monarca español que se gobierne con justicia para el pueblo que incluye a los indios. Pero para él al indio le falta educarse y cristianizarse. Por ende la soberanía popular no puede residir en éstos sino en los criollos. De ahí que no apoye la postura tupacamarista de romper con las corona española, Baquíjano solamente busca mejorar la justicia colonial y considera que los indios no están en capacidad de dirigir la nación. Esto le valió la crítica de los monárquicos, el reconocimiento de los criollos blancos y el repudio de los indígenas.
Su visión reformista-criolla de la voluntad popular y la libertad ciudadana solamente contentó a la élite criolla adinerada, justamente la que se beneficiaría con la Independencia del Perú. En su discurso tibio y moderado queda retratado el perfil del real cariz criollo del proceso independentista peruano. En otras palabras, la independencia de 1821 no fue la del Perú entero sino primordialmente de los criollos blancos peruanos. Así quedó abierta la vía de entrada para la construcción de una patria y un nuevo Estado para los criollos, no así para los indios. A partir de entonces Lima y la Costa dejarán de ser zona quechuahablante para ser exclusivamente lengua castellana. Puno, Cuzco, Ayacucho, Huánuco, Cajamarca dejarán de ser los ejes de desarrollo nacional que corre por la cordillera andina, para serlo la costa y el océano, tendencia que se acentuó con la revolución industrial. Así quedaría delineada las grandes rutas de desarrollo de la visión criolla del proyecto nacional. Los criollos blancos tenían la mirada puesta hacia fuera, mientras los indios revertían la mirada hacia dentro. Eran dos visiones y dos proyectos independentistas de país distintos y el sino de la historia favorecería a la criolla. La ruptura más brutal con los andes no acontece durante la Colonia sino con la República de criollos. Lo cual quedó grabado a fuego en las Constituciones del 1823 y 1827, que a la letra ponen el idioma castellano como lengua oficial del Perú, lo que equivalía a la marginación socio-cultural del indio en la república criolla. La República de Indios y la República de Españoles de la Colonia de los Habsburgo dejaron de existir.

El Perú nacía a la vida republicana de modo desgarrado y escindido por la racista visión criolla. No es casual que cuando en 1835 el proyecto de la Confederación Perú-Boliviana estaba a punto de plasmarse los criollos de Lima anunciaron la temida “conquista del Perú por el indio”, y derrotaron en la Batalla de Yungay (1839) al ejército de la Confederación del General Santa Cruz porque los criollos (Castilla) prefirieron unirse con Chile (Bulnes) para formar el Ejército Unido Restaurador. Este espíritu elitista criollo sería el germen de la llamada República Aristocrática (1895-1919), que apoyada en ideas positivistas preconizaba el progreso en una “república sin indios”. Este estado oligárquico sería desmantelado en 1968 por el General Velasco, justamente quien reivindicará a Túpac Amaru.
El ennoblecido criollo Baquíjano y Carrillo nació en 1751. Hijo de un acaudalado matrimonio, descendiente de conquistadores y fundadores de Lima. de Fue destinado por su familia a la carrera académica. Realizó sus estudios de latinidad en el Real Colegio de San Martín y luego ingresó al Seminario de Santo Toribio. Posteriormente optó grados de Bachiller en Cánones, y de Doctor en Leyes y Cánones en la Universidad de san Marcos a los trece precoces años. Recibido de abogado en la Real Audiencia en 1769, fue secretario del obispo electo del Cusco, participa en el IV Concilio Limense, asesor del Tribunal del Consulado y Cabildo de Lima, viaja a España, a solicitar alguna posición, pero por su afición a los juegos recibe la orden de abandonar la corte en 1776. En Lima obtuvo las cátedras sanmarquinas de Instituta en 1778 y de Vísperas de Leyes en 1780. En plena conmoción por la rebelión de Túpac Amaru en San Marcos, lideró un movimiento modernizador de la enseñanza que difunde el enciclopedismo y el concepto de la libertad de prensa. Miembro y fundador de la Sociedad de Amantes del País en 1790, colaborador del reducto ideológico criollo el Mercurio Peruano.
A Baquíjano se le recuerda especialmente por El Elogio a Jáuregui en la Universidad de San Marcos en 1781, discurso con el que le dio la bienvenida al virrey Agustín de Jáuregui de una manera atrevida y donde se destaca su moderada protesta criolla al sistema colonial, pues sabía que el cambio era necesario e ineludible y era mejor no exponer el régimen colonial al triunfo de otra insurrección indígena. De ahí que nunca apoyara la ruptura con Españoles.
En 1790, fundó, junto al padre Diego Cisneros y los miembros de la Sociedad Filarmónica, la Sociedad de Amantes del País, de la que fue presidente hasta 1793. Baquíjano escribió, bajo el nombre de Cefalio, diversos artículos históricos y económicos a través del periódico de la Sociedad, el Mercurio Peruano, esquivando prudentemente los temas políticos. En 1792, se le concedió la Orden de Carlos III y al año siguiente se traslada a España. En España, fue personero de la Universidad de San Marcos y el Cabildo ante la Corte. En 1799, al no poder regresar al Perú por la guerra de España con Gran Bretaña, se trasladó a Cádiz –donde un año antes ya había muerto en prisión el hijo de Túpac Amaru-, ciudad asediada por los británicos. En 1802, regresó al Perú y en 1806 el represivo virrey  Abascal lo nombró director de estudios de San Marcos y visitador del Convictorio de San Carlos. En 1807 es ascendido a Oidor y ese mismo año fallece soltero su hermano mayor, y hereda en 1809 sus bienes. Con dicha fortuna se dedica a la filantropía y protege algunas iglesias de Lima. El Consejo de Regencia en 1812 de España lo nombra Consejero de Estado y al año siguiente parte por tercera vez a España acompañado del joven marqués de Torre Tagle. En 1814 su casa de Madrid es centro de los americanos liberales. Lo protegen el peruano duque de San Carlos y el mexicano Manuel de Lardizábal, cuando caen estos personajes es objeto del castigo de Fernando VII, que lo confina en Sevilla. Allí fallece en 1817.

En una palabra, Baquíjano y Carrillo con justicia puede ser considerado como un prócer de la emancipación y de la independencia del Perú en su versión criolla. Versión que se vio favorecida porque los propios libertadores fueron criollos, de formación europea. El liderazgo de la independencia de América no cayó en manos indígenas y su redención en el Perú debería esperar otro largo lapso.
Lima, Salamanca 25 de enero del 2016

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