DIÁLOGO SOBRE LA SALIDA:
ARREPENTIMIENTO Y NO RECONOCIMIENTO
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
Claudio La salida es el reconocimiento.
Gustavo No. La
salida es el arrepentimiento y la conversión.
Claudio Sin reconocimiento no hay real salvación
Gustavo Al mal no
se le reconoce, se le combate. No se le tolera, se le extirpa. Y la mejor
manera de hacerlo es cambiando de estilo de vida. Ejerciendo la virtud y no el
vicio.
Claudio Es una posición maniquea que no es cristiana.
Gustavo Maniqueísmo
es reconocer el dualismo divino entre el Bien y el Mal. No hay tal cosa en el
cristianismo. Cristo habla de enmendar la forma de vida. Si antes una vida
estuvo al servicio del vicio, ahora con el arrepentimiento y la conversión
puede estar al servicio de la virtud. Así de sencillo.
Claudio El cristianismo es la religión del amor y no del
maniqueísmo pre San Agustín.
Gustavo Flores Quelopana Gustavo La
religión del amor de Cristo no es tolerancia con el pecado sino intransigencia
con el que tiene vicio con él. Le insta al pecador a abandonar su estilo de
vida pernicioso, como hizo con María Magdalena.
Claudio El amor a la humanidad es concomitante con el
reconocimiento.
Gustavo El amor
de Dios por la humanidad es infinito, pero el hombre que insiste en su pecado y
en el vicio se ama más a sí mismo que a Dios. Por tanto, se aparta él mismo de
Dios. Dios no lo separa, el vicio humano lo separa de Dios.
Claudio Dios es una muralla mental que separa el hombre del
hombre. El hombre debe confiar en su propia capacidad emancipatoria.
Gustavo Dios es
una muralla contra la oscuridad y el vicio, pero él no sustituye nuestro acto
moral. La gracia ayuda a nuestra naturaleza pero lo la reemplaza. Sólo quienes
quieren insistir en la justificación de una vida viciosa y pecadora pueden ver
a Dios como un obstáculo en su vida.
Claudio La burguesía es una clase viciosa y pecadora pero es la
que más se apoya en la iglesia. La iglesia bendijo el Cristo de Alan García.
Cipriani dijo que los derechos humanos son una cojudez .
Gustavo La
burguesía tiene como dios al dinero, al poder y al placer. Su religión es
acomodaticia y circunstancial. Es substancialmente secular y asume un ateísmo
práctico. No tiene a Dios en su corazón.
Claudio No tiene a Dios pero tiene a la jerarquía eclesiástica.
Gracias a esa alianza el pueblo sigue oprimido.
Gustavo Iglesia
somos todos. La conversión es personal. El ejercicio de la virtud también. Y la
burguesía cuenta con la iglesia para frenar a las masas desposeídas creyentes.
Claudio El lema de las clases dominantes responsables de
dictaduras en América latina era Dios, patria y familia.
Claudio Así se opusieron al comunismo y a las protestas y derechos
del pueblo.
Gustavo Y por eso
brotó la teología de la liberación
Claudio Claro. La teología de la liberación es una respuesta a esa
iglesia reaccionaria.
Gustavo Cristo de
los pobres sigue presente
Claudio Así es. Cristo de los pobres.
Gustavo Cristo y
su opción preferencial por los pobres se expresa en aquel pasaje:
"Apartáos de mí hijos del demonio. Cuando tuve sed no me diste de beber,
cuando tuve hambre no me diste de comer y cuando tuve frio no me abrigasteis.
No los reconozco". Así, les dirá a todos los que insisten en una vida de
vicio y pecado.
Claudio Monseñor Arnulfo Romero de El Salvador. Gustavo Gutiérrez.
Freí Beto.
Gustavo Muchos son
los cristianos católicos que siguen a Cristo, también muchos laicos. Pero la
sociedad secularizada adora a Mamom.
Claudio Socialismo
y cristianismo de bases coinciden.
Gustavo Siempre
coincidieron. Porque si bien los pobres de espíritu pueden ser ricos y pobres,
sin embargo más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el
rico entre al reino de los cielos.
Lima, 03 de marzo del
2017
Liliana Molineris Tutti siamo peccatori.
ResponderEliminarTutti possiamo salvarci.
Dio è amore e misericordia, il suo amore è per tutti.
Se noi riconosciamo di essere peccatori e abbandoniamo la via del male, Egli ci accoglierà a braccia aperte e, come per il figliuol prodigo, farà festa per il nostro ritorno.
Non basta riconoscere i nostri peccati, dobbiamo pentirci e cambiare vita per riabbracciare il Padre nostro che è nei cieli.