Tercera
Parte
Las
Leyes del Filosofar
BIPOLARIDAD DEL LOGOS HUMANO
SUMARIO: El logos humano bifurcado. -Modernidad
antimítica. -El mito como experiencia existencial. -Posmodernidad inmanentista.
-Espurio mitologismo inmanente. -
204.
El logos humano se bifurca en logos del mito -sintética- y logos de la ratio -analítica-.
Pero a medida que la civilización occidental se persuadía de
su racionalidad, pasaba demoliendo todo cuanto se aparta del dominio de la
razón analítica. Y cuando el mundo mítico se derrumba, lo no racional queda
excluido del monólogo de la razón y se lo encierra y rechaza espuriamente como
discurso religioso cuando no legendario.
205. En
realidad, no fue Grecia, desde Parménides y Aristóteles, la que despojó al logos del mito de su aura original y que
rompe los lazos misteriosos que lo ligan al mundo arquetípico, sino que es la
modernidad, con Descartes y la Ilustración, aunque los antecedentes se
encuentren en el nominalismo medieval, el que lo destierra sin derecho a la
palabra.
206. Pero
el logos del Mito es una experiencia existencial constitutiva de la condición
humana y por lo tanto no puede ser extinguida ni sofocada en toda vida
auténtica porque lo que busca en último término es una trasmutación espiritual
para un nuevo renacer. A esto se debe que incluso la posmodernidad secularizada
y desmitologizada, que encarna la crisis de la razón universalista, promueva el
retorno del ocultismo y el esoterismo, como forma espuria y degradada de lo
místico y mítico. Así, mientras en las sociedades arcaicas el Mito es
revelación de lo trascendente, en la sociedad posmoderna se convierte en
revelación del deseo inmanente. La posmodernidad lejos de promover una idea
multiforme (no sólo existe la filosofía del modelo griego) y bipolar (logos del
mito y logos de la ratio) de la filosofía, como acontecimiento que reconfigura
el logos humano, lo que hace es incentivar un inmanentismo espiritualista
anémico y sin trascendencia.
207. Aquí
no sólo nos lleva a distanciarnos de las corrientes eurocéntricas, que
defienden el origen griego de la filosofía, y de las corrientes nativistas, que
identifican la filosofía con el mito, sino incluso nos lleva a separarnos del
espurio mitologismo de la inmanencia posmoderna. La vía es, más bien, el
esclarecimiento de la naturaleza multiforme
de la filosofía y la estructura bipolar del
logos humano. Esto significa, por un lado, que un criterio multívoco y no unívoco de la filosofía permite reconocerla
como una creación permanente del espíritu humano y no sólo de los griegos ni de
la cultura occidental; y por otro, que la filosofía americana, en particular,
no es una adaptación del estilo continental ni un producto heterogéneo, sino
que es un rasgo fundamental de la América anterior a la Conquista.
208. Occidente a lo largo de su
historia desarrolló preponderantemente una filosofía logocrática, donde dominó el concepto y la razón analítica;
mientras que otras tradiciones culturales, como la prehispánica y la oriental,
desarrollaron un pensamiento filosófico mitocrático,
donde domina la alegoría, el símbolo, la analogía, la intuición y lo trascendente.
En nuestra América la apropiación de la “filosofía
logocrática occidental” comenzó a partir de la destrucción de la “filosofía
mitocrática andina”. Dicho
principio debería quedar nítido, por lo menos, para la Filosofía de la Liberación latinoamericana, sin embargo, ésta se ha
mantenido fiel al magisterio europeo en lo que respecta a la definición
monocultural de la filosofía.
209. No
hay duda de que hay que recuperar los gérmenes intrahistóricos de América y de
las culturas ancestrales, y esto significa romper con la conceptolatría de la
razón instrumental moderna y reconocer el lenguaje de lo analógico,
participativo y metafórico, es decir, establecer la conexión con el olvidado
lenguaje del ser por la doble vía del logos
de la ratio y el logos del mito.
210.
Sin
revisar el criterio unívoco y monocultural de la filosofía
nos quedamos atrapados en la repetición del magisterio etnocéntrico, sin
posibilidad de superar el “círculo hermenéutico de la filosofía occidental”. No
indagar la bipolaridad del logos en la filosofía favorece la anulación de
nuestra propia conciencia histórica y dificulta el surgimiento auténtico del
ser americano y de otras culturas colonizadas. Todo esto equivale a reasumir
nuestra auténtica verdad y enfrentar la historia de la metafísica andina.
MULTIVOCIDAD Y MULTIFORMIDAD
SUMARIO: Tres ideas clave. -Universalidad de la
filosofía. -Por su forma es cultural, pero por su contenido es universal.
211.
Nuestro
objetivo principal ha sido averiguar los
fundamentos que demostraran la existencia de lo numinocrático, mitomórfico
y mitocrático en la filosofía
no-occidental. Para ello era necesario alcanzar tres ideas: primero, una nueva comprensión del logos humano, como aquel que se
debate entre el logos del mytho y el
logos de la ratio, entre la lógica
sobrenatural de la fe y la lógica natural de la razón; segundo, de
lo erróneo de la noción monocultural de la filosofía; y tercero, el
reconocimiento del carácter multívoco-multiforme del logos filosófico.
212.
Si Jaspers supuso la existencia de tres grandes tradiciones filosóficas: la India,
la China y la griega; nosotros extenderíamos el principio básico jasperiano,
completándolo hasta la dilatada prehistoria. En este sentido, estarían en lo
cierto no sólo estudiosos como León Portilla, cuando trata de la filosofía
náhuatl, y Placide Tempels al abordar La
filosofía bantú (1945) sino también aquellos que investigan al filósofo
primitivo. De tal forma que la filosofía no sólo pertenece a las altas culturas
no occidentales, sino que es una capacidad inherente de la condición humana de todos
los tiempos, y, por tanto, no siempre se manifestó del mismo modo.
213. Esto
implica que la filosofía se ha mostrado de muchas formas y lo seguirá haciendo,
porque en último término es una manifestación del logos humano, logos que
oscila entre la ratio y el mito. La racionalidad humana todavía avanza en
nuestro tiempo sirviéndose de los senderos tanto del mito y como de la razón,
con ambos se puede hacer filosofía. La filosofía en sí misma está llamada a
mostrarse por completo como un pensar que plasma su forma en la galaxia de su
propia cultura, pero su contenido es universal. Más allá del argumento de que
la “filosofía” como término occidental no es transcultural, subyace la profunda
verdad de que existe un contenido que permite superar la occidental definición
conceptolátrica de la filosofía. De manera que la filosofía sea solamente de
origen griego, un pensar racional, crítico y esencial a Occidente, constituye
una no verdad, que nunca podrá tropezar con él quien advierta que la filosofía
es por su forma cultural, pero por su
contenido es universal.
CAPÍTULO
ONCE
UNIVERSALIDAD
214.
Lévy Bruhl terminaría sus días convencido de que no hay
hombre prelógico y propuso la categoría de mentalidad participatoria. Lévi-Strauss
recogió su legado y fue más lejos al proclamar la universalidad del mito. Gusdorf
insistió en la lectura de los mitos como una metafísica primera. Mircea Eliade
analizó la naturaleza arquetípica y de retorno periódico de las sociedades arcaicas
y destacó en que lo sagrado constituye la experiencia fundamental del homo religiosus. Y Jaspers, contra Hegel
y Heidegger, sostuvo que la filosofía está en todo tiempo, desde el comienzo de
la historia, en los mitos, refranes y apotegmas. No hay forma de escapar de
ella. Sin embargo, y esto es lo que advertimos, no siempre está manifestada del
mismo modo.
215. La
universalidad de la filosofía no puede excluir a ningún pueblo de la historia
que se haya visto con ideas, creencias, mitos, refranes y apotegmas. Más aun, la
universalidad filosófica exigía extenderlo hacia la misma Edad de Piedra. La
pregunta de la filosofía tiene que ver con aquella prehistórica experiencia
fundamental de la manifestación de lo extraordinario ontológico que da lugar a la
expresión de lo sagrado.
216. No
basta con incluir otras tradiciones en la universalidad de la filosofía sin
antes haber demostrado la posibilidad misma de la universalidad de la
filosofía. Hay que analizar el fundamento de la posibilitación de la universalidad
filosofar mismo. También pierde todo sentido la distinción peyorativa entre
“filosofía en sentido estricto” (griega y occidental) y “filosofía en sentido
amplio” (Oriente). Es una seudo distinción desorientadora y eurocéntrica. Pues,
si “filosofía en sentido amplio no es filosofía”, entonces, qué utilidad tiene
esta distinción. Ninguna.
217. Es
inevitable preguntarse sobre las otras tradiciones filosóficas: ¿Qué reglas
lógicas no observan?, ¿de qué clase de coherencia carecen?, ¿qué tipo de ideas
complicadas no elaboran? Se tratan de opiniones hipotecadas al viejo paradigma
del modelo etnológico monista naturalista diacrónico y que no acepta el
pluralismo culturalista sincrónico. Todo el trabajo de la moderna antropología cultural y estructural de Lévy Bruhl,
Marcel Mauss, Mircea Eliade y Lévi Strauss, así lo demuestra.
218. El contenido tradicional de la etnología
eran las sociedades pre-escriturales,
pero hoy también se abarca las sociedades postindustriales, sobre todo cuando
se advierte que la telemática conforma una civilización electronal donde predomina
el homo videns, a decir de Sartori,
en desmedro del homo grafos. No es
que volvemos hacia la sociedad pre-escritural, sino que vamos hacia una
sociedad post-escritural.
Conclusión
Filosofía
como necesidad existencial
SUMARIO:
La Razón responde a cuestiones ontológicas. -Aptitud filosófica siempre
presente. -No es confundible con la cosmovisión. -Noesis y noema de la
filosofía. -Palabra griega, pero contenido universal. -No se trata de inventar
términos homeomórficos. -No se relativiza la filosofía. -La filosofía como
despliegue de la estructura existencial. -Posmodernidad logocrática. -Las
verdades suprarracionales. -El hombre está llamado a filosofar. -La búsqueda de
sentido. -Decadencia de la filosofía en el ocaso de la razón burguesa.
219. La filosofía es una necesidad existencial porque la razón antes de responder
a cuestiones lógicas lo hace a cuestiones ontológicas –sentidos perceptual,
emotivo, intuitivo, ético, estético, religioso, conceptual-. El hombre de todos
los tiempos se formula preguntas decisivas concernientes al por qué de las
cosas, su destino y el significado del mundo.
220. La actitud filosófica ha estado siempre
presente al lado de la aptitud para filosofar. Pero la
filosofía no ha sido siempre la misma, es multiforme. No por ello confundible
con la cosmovisión -impacto psicológico emocional del mundo sobre las ideas-. Con
la reducción a la cosmovisión se incurre en la noche en que todos los gatos son
pardos.
221. No se debe confundir la
invención de la palabra “Filosofía” con su sustancia, el amor por el saber. Hay
que separar entre noema y noesis. El acto de filosofar es la noesis, el
contenido del filosofar es la noema. Y ambos lo hubo en todas las edades con
diferentes modalidades. La palabra “filosofía” será occidental, pero contiene
un sentido intercultural que atiende a su quehacer reflexivo. Por lo cual no se
trata de descubrir ni inventar términos homeomórficos para cada galaxia de
cultura –como erróneamente piensan Panikkar y Estermann-. De lo que se trata es
de comprender su sentido profundo y desde allí definir a la filosofía desde su
esencia misma.
222. No hay relativización de la
filosofía. Al contrario, es defender su esencia permanente e inalterable frente
a sus diversas manifestaciones epocales. El mayor error del enfoque
cosmovisional e intercultural consiste en no reconceptualizar la filosofía misma.
223. La filosofía como necesidad
existencial fue un pensar numinocrático, mitomórfico, mitocrático y después un
pensar logocrático. Pero la filosofía no solo es el despliegue de la estructura
lógica de la razón sino de la estructura existencial misma del hombre. En ese
sentido, el pensar logocrático en la postmodernidad conoce sus horas más oscuras
por el abuso de un racionalismo que lo engolfa en el escepticismo general, el
agnosticismo, el relativismo y el nihilismo.
224. La verdadera grandeza de la
razón estriba en reconocer las verdades suprarracionales, el afán de trascender
la condición del hombre para unirse con el absoluto. Lo cual remite a la
estructura ontológica de la existencia humana. En otras palabras, el hombre
filosofa porque su estructura ontológica es metafísica, siente el llamado del
Ser. Esta condición desconcertante de su ser delinea una existencia con
vocación para el filosofar.
225. No
es que el hombre quiera filosofar, sino que está llamado al filosofar. Está comprometida no solo su
razón sino su propia existencia. Su finitud pensante se coloca ante algo que lo
desborda, asombra, asedia, intriga y conduce hacia el Ser, lo infinito,
absoluto y divino. El tiempo, lo contingente, el devenir, la enfermedad y la muerte,
lo lleva a pensar en lo eterno. Una criatura desbordada de contradicciones,
asida por la angustia, la posibilidad, la libertad, con conciencia de la Nada,
jalonada por imperativos axiológico e ideales, tenía que dar lugar a la
filosofía como necesidad existencial.
226. El hombre filosofa porque su
existencia penetra en la interioridad del Ser y a la vez es capaz de separarse
del todo del Ser. Anclado en la materia sabe que su esencia no se agota en la
materia. Descubre entonces que ese intervalo entre el Ser y la Existencia puede
ser llenado por el poder de darse una esencia a sí mismo, ya sea por la magia, el
rito, el mito o el concepto. Lo que caracteriza al hombre es la búsqueda de
sentido por el asombro suscitado ante el espectáculo de la creación.
227. Si el sentido no pertenece a
la cosa sino al signo, entonces la filosofía queda reducida a la búsqueda del
ser de la escritura. El sentido sería un mero juego de la escritura. Esa forma
derridiana de negar el concepto metafísico de verdad y convertirla en un mero
juego escritural, evapora la realidad en un pathos escéptico y en un ethos
nihilista. Esa es la enfermedad actual que enfrenta la filosofía en el contexto
de la decadencia de la razón burguesa. En realidad, la filosofía siempre entró
en decadencia cuando el clan, tribu, grupo o clase que la hegemonizó, entra en
su ocaso.
Í N D I C E
Prólogo
Primera
Parte
Las
Teorías del Filosofar
CAPÍTULO
I. La Teoría restringida
CAPÍTULO
II. La Teoría ampliada
CAPÍTULO
III. La Teoría general (i)
CAPÍTULO
IV. La Teoría general (ii)
Segunda
Parte
Las
Formas del Filosofar
CAPÍTULO
V. Filosofía Numinocrática
CAPÍTULO
VI. Filosofía Mitomórfica
CAPÍTULO
VII. Filosofía Mitocrática
CAPÍTULO
VIII. Filosofía Logocrática
Tercera
Parte
Las
Leyes del Filosofar
CAPÍTULO
IX. Bipolaridad
CAPÍTULO
X. Multivocidad y multiformidad
CAPÍTULO
XI. Universalidad
Conclusión
Filosofía
como necesidad existencial
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.