ACADÉMICO Y CAPITALISMO
Gustavo Flores Quelopana
El académico es el catedrático que, al margen de estar o no de acuerdo con el capitalismo, se convierte en mercancía porque vende su fuerza de trabajo -en este caso- a la universidad. La universidad desempeña el papel del capitalista que compra por un salario la fuerza de trabajo -intelectual en este caso- del llamado académico.
El trabajador académico ha ALIENADO su fuerza de trabajo vendiéndola a cambio de un salario. Es mercancía educativa. Aquí se trata de una alienación OBJETIVA con las relaciones de producción capitalista, muy al margen de que su conciencia esté o no de acuerdo con ella. Si su conciencia asume esta alienación objetiva con conformidad se llama ALIENACIÓN SUBJETIVA. Si, por el contrario, es un inconforme antisistema, se llama CONCIENCIA REVOLUCIONARIA.
Pero, por lo general, si el académico no sobrelleva bien su alienación subjetiva, tiende a asumir una vida dividida entre su forma de pensar -antisistema- y su forma de vivir -burguesa-. Cosa que no depende muchas veces de él, sino de circunstancias externas que tienden a convertir la lucha teórica en lucha política y práctica.
Pero ¿por qué el catedrático tendría que estar en desacuerdo con vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario? Sencillamente porque es la piedra de toque de un sistema que no está pensado para la satisfacción de las verdaderas necesidades humanas, sino las del capital. Los sofistas griegos impartían clases a cambio de un salario, pero esa venta de su fuerza de trabajo no los volvía mercancía, porque no existían las relaciones del capitalismo que convierten el trabajo abstracto en fuente el plusvalor.
Todas estas observaciones no tienen propósito normativo, justificatorio, ni condenatorio, sino explicativo.
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