MANDEVILLE: CAPITALISMO COMO PROSPERIDAD MATERIAL
A COSTA DE LA RUINDAD MORAL
Gustavo Flores Quelopana
Libro controvertible, polémico y acusador. Esta obra forma parte de la Ilustración inglesa que tenía confianza en la razón y la ciencia frente a la religión y la ciencia.
Mandeville (1670-1733/63 años) provocó un escándalo con su libro al sostener la defensa del egoísmo y la lujuria como fuente de prosperidad económica. Afirmaba que una sociedad que cae en los pecados capitales se enriquece en comparación con otra que sigue estrictamente las virtudes teologales. La riqueza mas segura depende de la existencia de una multitud de pobres laboriosos, tan ignorante y menesterosa como sea necesario.
Buscar beneficio propio de la manera más egoísta tiene un efecto virtuoso para todos. De ahí concluye que los vicios privados desembocan en virtudes públicas. La prosperidad y la virtud moral son incompatibles.
Mandeville llamó a su obra "la redención de los bribones". Y el filósofo Berkeley la calificó de libro malvado. En respuesta Mandeville lo llamó "adulador" por tratar de llevar a su gente a su propio campo moral. Otros -como Smith y Ricardo- se abalanzaron tratando de demostrar que la sociedad de mercado podía ser pía y virtuosa. Buscaban convencer que defender al capitalismo no era defender a los capitalistas sino al pueblo.
Tras El Capital de Marx ahora se entiende mejor a este honesto y lúcido holandés radicado en Inglaterra. La desvinculación expresada por Mandeville entre ética y economía capitalista -como la desvinculación entre ética y política por Maquiavelo- no tiene que ver con maldad y vicios, sino que obedece a la lógica misma del capital. Lógica del capital que preside en la Modernidad la lógica instrumental de la Razón burguesa.
Los "pobres laboriosos" de Mandeville son la masa de asalariados que transforman su fuerza de trabajo en valorización creciente al servicio del capital, y con ello perpetúan la relación de dependencia que los liga a su propio producto personificado por el capitalista. Esas leyes del modo de producción capitalista no podía captarlas nuestro inteligente y sincero holandés, que quiso mostrar a la gente su verdadera ruindad y deformidad.
Por ello, Mandeville después de todo tuvo el mérito de dar en el meollo cultural del capitalismo, al calificarlo de "prosperidad material al precio de la ruindad moral".
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