La principal conclusión teórica de la obra (1945) es que lo primario no es el pensar sino el percibir, antes que el "yo pienso" está el "yo percibo". La intencionalidad no es solamente una propiedad de la conciencia, sino de un cogito sumergido en la facticidad del sentir y percibir. Y la principal conclusión práctica es que la conciencia siempre es encarnada, el cuerpo, aunque esté animado por la intencionalidad de la conciencia, es la condición de la posibilidad del mundo.
Merleau Ponty (1908-1961) sólo sacó medio cuerpo de la jaula laberíntica del idealismo cartesiano, por cuanto la percepción se absolutiza y el sujeto percipiente es el nuevo sujeto absoluto. Su giro epistémico aún permanece en el horizonte modernista de la inmanencia y del idealismo subjetivo al aislar al hombre ya no desde la conciencia, sino desde el cuerpo. Pues el cuerpo también se configura desde las relaciones sociales y la cultura.
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