La pesadilla de nuestro tiempo se llama "el idiota", como aquel que confunde su autopercepción con la realidad externa. Pero la Generación idiota es lo que más conviene al poder imperante
Este es un libro (2023) iluminador en medio de una sociedad que busca siempre lucir, pensar y conducirse como adolescente. Hoy ni los viejos ni los adultos tienen el poder. Tal cosa pasó a los adolescentes. Pero esta situación -cosa que no señala Laje- acontece en plena decadencia del hegemónico imperialismo norteamericano.
La sociedad intergeneracional ha desaparecido y en su lugar se impuso la sociedad de la generación idiota. La cual tiene como eje el triunfo de la mentalidad adolescente. El idiota posmoderno es narcisista y ensimismado y confiere a sus emociones la verdad absoluta. Es el pináculo del idealismo subjetivo.
Pero la sociedad adolescéntrica va a la deriva, porque su característica es el extravío del sentido de la vida, la diversión y la crisis de identidad. El idiota por antonomasia es el nihilista, que compensa la falta de sentido con las drogas, el suicidio y la sexopatía. Además, le caracteriza la frivolidad de la moda, la farándula y la narcisista digitalización. En la generación idiota la socialización ya no se efectúa en la familia sino en la escuela y la universidad, como simples correas de trasmisión de la enajenación idiota. Todo lo cual desemboca en el Estado como Gran Niñera en el orden globalista.
Lo paradójico es que Agustín Laje (1989) busque una Nueva Derecha que se sustraiga al idiotismo político y al orden establecido sin salir del capitalismo imperialista que le dio origen, la promueve y la desarrolla. Es un rechazo del capitalismo posmoderno y un retorno al capitalismo nacional. Su rebeldía anti-idiota es de índole cultural (volver a la libertad, la tradición y la patria), pero se sobrentiende que ello equivale a un retorno al capitalismo salvaje del pre-imperialismo yanqui. En suma, su aguda crítica a la generación idiota no llega a una culminación de crítica radical porque su adhesión al capitalismo, que origina dicho mal, se lo impide.
El significado social más profundo del imperante adolescentrismo es el deseo de perpetuidad o detener el paso del tiempo de un sistema social que ve cercana su propia muerte. Volviéndose adolescente el sistema se autoengaña creyendo evitar su momento finisecular. Es la propia sociedad de consumo capitalista la que genera al idiota posmoderno, el cual se reconstruye a través de la apariencia. Es la decadencia y descomposición del imperialismo liberal actual el que necesita producir a este tipo de idiotas, egoístas, individualistas y narcisistas y manejables por el mercado.
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