REFLEXIONES DE TOLUCA:
LA FILOSOFIA MITOCRÁTICA
Primera
Parte
¡Tenía que ser un Instituto
de Investigación universitario del país azteca el que tendría que interesarse
por otro modo de pensar no abrumado por el eurocentrismo!
La verdad es que yo mismo me encontraba sorprendido por esta invitación
[acontecida en el 2012] que por segunda vez me hacían desde el exterior –la
primera fue a Colombia en el año 2009- para escuchar mis planteamientos sobre
la Filosofía mitocrática, pues mi otra invitación a Panamá en el 2011 fue para
disertar sobre la crisis del humanismo en la cultura posmoderna. Es decir, son
dos veces que me invitan al exterior para hablar sobre mi planteamiento de
filosofía mitocrática. Más sorprendente es el hecho que todas estas
invitaciones se produjeran a pesar del cortísimo tiraje de mis ediciones
–ninguna llegó a los cien ejemplares-.
El éxito editorial hasta hoy me ha sido esquivo. Pero debo reconocer que,
gracias a mi librera en Lima, la señorita Virginia Vílchez, mis obras se han
difundido por el internet. Si esto lo unimos a la visión intuitiva y a la
fresca percepción de mis investigaciones, entonces en algo es explicable que
mis viajes se produzcan. Ahora bien, en Colombia di la conferencia final en un
evento dedicado a las Filosofías Ancestrales. La experiencia de este viaje me
proporcionó el impulso y el incentivo necesario para escribir una exposición
sistemática y más desarrollada sobre mi planteamiento mitocrático. Fruto de
ello fue mi libro del 2010 “Filosofía mitocrática y mitocratología”. Ahora
llego a México para impartir no una conferencia, sino, un curso, el primero en
su género que se imparte a nivel mundial, para explayarme con mayor detalle en
mis planteamientos.
Es curioso que los organizadores no conocieran dicho libro, sino uno
anterior, “Las Filosofías Marginadas” publicado en el 2007, y sobre la base de
este libro hicieron la invitación. Yo asocio esta atención por mis ideas dentro
del marco del interés por la diversidad cultural, el Foro Permanente para las
cuestiones Indígenas y el Desarrollo Sostenible que promueve la Asamblea
General de las Naciones Unidas. Tanto así que para el año 2014 se tiene
previsto realizar la Conferencia Mundial sobre Pueblos Indígenas. Además,
Guatemala ha sido nombrada como capital de la filosofía por la UNESCO. Bueno,
con el propósito de enriquecer mis estudios e impresiones sobre lo precolombino
y el pensamiento ancestral sugerí a mis anfitriones que incluyan en el curso
una visita a algún sitio arqueológico, propuesta que fue acogida con creces,
pues eligieron una visita a Malinalco. Como resultado de todo ello tengo la
esperanza de que me sea útil en mis reflexiones.
Llegué al aeropuerto Benito Juárez de D.F. México el día sábado 16 de
junio a las 6:30 de la mañana. Era un día frío por el paso de una drástica
tormenta caribeña y la persona designada para recogerme y llevarme a la
ciudad de Toluca me iba relatando los encantos de la ciudad, así como el clima
electoral que se vive en estos momentos en el país azteca. Por mi parte miraba
asombrado el tamaño descomunal de la megalópolis mexicana, cuya densidad
poblacional es más notoria por su concentración territorial. aparte de ello no
ocultaba mi inquietud por el clima de violencia e inseguridad que se desataba
en ese país como consecuencia de la abierta lucha del gobierno del presidente
Calderón contra los cárteles de la droga. El viaje hacia Toluca duró casi una
hora, pues la carretera lucía lleno de autos que salían de excursión. De
inmediato me atrajo el paisaje de los cerros y los llanos bañados de toda clase
de árboles, en especial pinos. Daba la impresión de un bosque que se
desparramaba por doquier en el horizonte. Yo que en mi adolescencia viví
un año en la encantadora ciudad de Huaraz en Ancash, de súbito vino a mi
memoria la frondosa cordillera negra y su espesa arboleda.
Bueno, pero en el fondo de mí mismo latía impaciente la inquietud por el
curso que tenía que dictar en el IESU de la UAEM de Toluca. El IESU es el
Instituto de Estudios sobre la Universidad, presidido por el amigable Dr.
Sergio González, perteneciente a la importante Universidad Autónoma del
Estado de México en Toluca. Yo nunca había impartido un curso, nunca había sido
profesor, y acostumbrado a escribir y a disertar como conferencista no resolvía
en mi mente la manera en que tendría que desarrollar dicho curso. Todo el
contenido de lo escrito sobre la filosofía mitocrática bullía en mi cerebro, pero
no encontraba el hilo de Ariadna para resolverlo. Cuando llegado el momento me
ví ante una mesa en forma de herradura y llena de investigadores me vino la
inspiración y el mensaje comenzó a discurrir con fluidez durante cinco días, al
menos eso creo.
El especialista en Heidegger el Dr. Rubén Mendoza, gran contertulio, de
enorme sencillez y que en tono de broma decía que en la visita a la Iglesia de
Chalma y al magnífico y robusto árbol llamado Aguaguete había dejado colgado su
tesis como petitorio de un milagro, me manifestó en su oficina del instituto
que yo tenía un estilo clásico de disertación. Y obviamente aludía a que no
hice uso de los medios tecnológicos al alcance. En verdad siento que estos
medios no dejan pensar, es más, estorban el pensamiento. En todo caso ha sido
una experiencia enriquecedora, amenizada por una muy buena programación por
parte de la maestra la Dra. Rosario Guerra, la profesora Hilda Vargas, su brazo
derecho y responsable del Programa de la No-Violencia, y su equipo de
investigadores, quienes supieron alternar el curso con música de cuerdas,
banquete culinario precolombino de sabor mexica, una inolvidable e idónea
obra de teatro ("El pájaro azul") y una excursión arqueológica al
pueblo de Malinalco, cuya pequeña pirámide trunca data de 1501.
Por mi parte pude conocer con la profesora Hilda el Centro Ceremonial de
Toluca, construido durante la presidencia de Portillo, y el recorrido por la
ciudad, incluido Metepec, lo hice con mi anfitriona la gentil profesora
Cristina. Al final del evento tuve la fortuna de hacer migas con el Dr.
Jorge Loza, el Dr. Loreto Salvador Benítez, conocí también a la Mag. Coral
Herrera, que me introdujo a la lectura de la magnífica narradora mexicana
Esther Seligson, la Mag. Elena Escalona, la química Carolina Caicedo y la
especialista en Hannah Arendt la Mag. Claudia Abigail, entre otras interesantes
personas. Coronando toda esta ilustre prosapia de investigadores compartí el
último almuerzo del evento con el destacado filósofo el Dr. Noé Héctor
Esquivel, gran conocedor de Habermas y Gadamer, así como autor de
importantes obras que recibí en obsequio. No me extiendo más sobre estos
importantes detalles -como la sabrosa carne "arrechera"- porque
el motivo del presente breve escrito es relatar las reflexiones sobre la filosofía
mitocrática queme suscitó el evento. En lo que sigue expondré en líneas
generales lo más sustancial de lo comunicado, y lo haré en forma de
cuestionario o entrevista.
-¿Qué es la filosofía mitocrática?
- La filosofía mitocrática es la forma de reflexión filosófica de los
pueblos ancestrales o míticos, que daban cuenta de los orígenes del mundo, del
hombre y de la existencia sin divorciarse del mundo religioso.
- ¿Entonces por qué no llamar simplemente "Mito" a
esta forma de pensar en vez de "Filosofía"?
- Porque el mito ancestral implica una forma de filosofar distinta a la
griega.
- ¿Cuál es la diferencia?
- El filosofar griego desde Parménides y Aristóteles está presidido por
el principio de identidad, mientras que el filosofar mitocrático lo está por el
principio de contradicción o armonía de los contrarios.
- ¿Acaso quiere decir esto que los principios lógicos varían en
el pensar filosófico?
- Los principios lógicos son permanentes, no hay hombre prelógico, lo
que varía es la estructuración diferenciada de los principios lógicos. Esto se
deduce del último Lévy-Bruhl y de las investigaciones de Lévi-Strauss.
- Pero la palabra "filosofía" es de origen griego
- Efectivamente, como también lo es la "geometría", la
"física", la "psicología", etc. etc. pero esto no significa
quer estos asuntos eran desconocidos para los pueblos ancestrales. Sobre la
filosofía hay que distinguir su "forma" y su "fondo". Su
forma es de origen griego pero su fondo toca a una situación universal que
concierne a la condición humana.
- Pero esto nos lleva a trascender la razón mientras que la
filosofía es un asunto racional y divorciado de la religión.
- La filosofía griega es un asunto racional divorciado de lo religioso
desde Jenófanes y no antes, con excepción de Demócrito y Leucipo. Recordemos
que para Tales de Mileto "todo está lleno de dioses", para Pitágoras
las prácticas ascéticas y religiosas son de gran importancia, y para Heráclito
la justicia divina es la armonía de los contrarios. Es decir, ya en la
filosofía presocrática se advierte una forma de filosofar que no está
divorciada de la religión y que refleja un filosofar ancestral.
- ¿Quiere decir esto que el filosofar ancestral es mítico y a la
vez filosófico?
- Cierto, el filosofar mitocrático no está dominado por el imperio
logocrático del concepto sino por el imperio mitocrático del símbolo y la
metáfora. También se puede filosofar a través de metáforas y símbolos. Y esto
es así porque el mito no sólo invita a pensar, sino que hay mito filosofante y
filosofías mitizantes.
- ¿Cuál es la diferencia?
- El mito filosofante responde a una estructura escatológica (une
el alfa y el omega), universaliza la experiencia, investiga la relación entre
lo arquetípico y lo histórico, e inicia la especulación ontológica sobre la
ruptura entre lo original y lo histórico. Mientras que la filosofía mitizante
(Platón, Schelling) parte de estructuras racionales para arribar al límite de
lo indecible o lo que escapa al principio de identidad.
- Pero comprender esto supone una nueva comprensión del mito
- Y lo supone sobre las bases de los nuevos aportes de la antropología,
la semiótica, el psicoanálisis lacaniano especialmente, porque por ejemplo éste
último ayudó a comprender el sentido del sinsentido o que lo real rebasa el
sentido de lo racionalmente descrito. Todo lo cual conduce a entender al mito
más allá de su estrecha lectura ilustrada que lo remitía a lo ficticio, sino
que lo reubica bajo la luz de una hermenéutica remitizante que le devuelve su
sentido auténtico.
- ¿Y cuál es ese sentido auténtico?
- Que en el mundo ancestral lo que nosotros llamamos mito no era mito
sino conocimiento legítimo de la realidad, no era ciencia como la entendemos
hoy, ni mera sabiduría, sino filosofía, es decir un conocimiento que tiene que
ver con la verdad y su encuentro.
- ¿Por qué "encuentro" en vez de “búsqueda"?
- Porque las filosofías ancestrales son saberes de salvación y no
saberes teóricos, aquí el protagonista no es la razón humana sino la razón
divina que ilumina a la humana.
- ¿Entonces por qué llamarla "filosofía" cuando hasta
su sentido es diferente?
- Porque es una forma fundante de dar cuenta del mundo y de la
existencia de las cosas, y esto se dio a través de las cosmogonías y las
teogonías.
- ¿Pero esto no es una interpretación demasiado estructuralista
que vacía de su forma narrativa a los mitos?
- No, porque no invalida la narrativa mítica, sino que interpreta su
sentido más profundo. Este es uno de los objetivos de la hermenéutica
remitizante.
- Volviendo a la Razón ¿esto acaso significa que el mito
reemplazó a la razón en lo ancestral?
- No, al contrario, implica más bien que es necesaria una nueva teoría
de la razón que no sólo de cuenta de las ciencias formales sino de las humanas.
Esto es, que el logos humano comprende el logos de la ratio y el logos del
mytho. Ambos son necesarios para que el hombre viva una vida equilibrada
espiritualmente. De modo que el mito no reemplazó a la razón en lo ancestral,
el hombre ancestral era racional porque en el mito hay la presencia de la
razón, lo que pasa es que no se dio la hegemonía del principio de identidad
sino del principio de contradicción, el de identidad permanecía subordinado.
- ¿Si la filosofía es propia de la condición humana entonces qué
fue la filosofía antes de su forma mitocrática?
- Fue filosofía empiriocrática no empiriocriticismo, es decir fue
un pensar guiado por la intuición, la sensación que trasciende el dato y va
hacia la primera formulación de lo numinoso. Data de más de 50 mil años en
primer entierro humano efectuado por los neandertales, esto es que la presencia
de la idea de algo que sobrevive después de la muerte está presente mucho antes
de lo que suponemos.
- ¿Quiere esto decir que podemos hablar de distintas
metafísicas?
- La filosofía conceptual griega dio origen a la metafísica teórica, la
filosofía mitocrática ancestral dio origen a la metafísica metafórica, y la
filosofía empiriocrática se da estrechamente con la metafísica vital.
- ¿Si esto es así qué sería en última instancia la filosofía?
- Una condición fundamental de humanización por la cual el homínido se
espiritualiza, es decir se vuelve humano. Sólo el hombre se problematiza el
ser, su destino y la posibilidad de trascender. El hombre es una criatura
filosófica por antonomasia, pero no siempre se filosofa del mismo modo.
- ¿Y si a través de los milenios no se filosofa del mismo modo
entonces Grecia no es la medida de toda filosofía posible?
- No lo es, y sólo el pensamiento eurocéntrico puede creer que lo sea.
- ¿Pero porqué llamarla "mitocrática"? - Porque
simplemente remitirla a los mitos no explicaba bien la diferencia con el pensar
griego, había que crear una categoría que la diferenciara y la idea me la
sugirió la crítica de los pensadores post estructuralistas como Foucault, Deleuze
y Derrida, quienes con su crítica a la conceptolatría de la razón revelaron la
dependencia logocrática de occidente al principio de identidad y que hacía
falta iluminar la diferencia. Así surgió la idea de lo "mitocrático".
- ¿Finalmente tiene algún futuro la filosofía mitocrática o se
limita de dar cuenta de lo ancestral?
- Pienso que lo mitocrático no puede morir, como tampoco puede hacerlo
lo conceptual, no sólo porque está conformando la estructura lógica del hombre,
sino porque los desafíos de nuestro tiempo exigen un pensar más holístico, una
visión más poética, imaginativa y emotiva que haga posible vivir en un mundo
con justicia y caridad al mismo tiempo. Y el hombre en última instancia no puede
vivir sólo a base de conceptos, sino que siente vivamente lo indecible de lo
real, lo misterioso de la vida y la necesidad de ser humilde ante el
enigma de la existencia.
Segunda Parte
Gris
es toda teoría y verde el arte de la vida
J. W.
Goethe
En mi reciente estadía académica en el Instituto de
Investigaciones sobre la Universidad (IESU), de la Universidad Autónoma
del Estado de México (UAEM), para impartir el Curso sobre Cómo situar
el Eurocentrismo, a partir de mi libro Las Filosofías Marginadas que en
el 2010 lo reelaboré en mi subsiguiente obra La Filosofía Mitocrática y
Mitocratología, el evento fue matizado por una obra teatral
denominada El Pájaro Azul, que en el fondo trasmitía al hombre de
hoy la necesidad de recuperar su capacidad de ensoñación y de imaginación pero
dentro de la visión occidental antropocósmica. El susodicho pájaro azul de la
obra estaba a fin de cuentas ligada al afán prometeico del hombre occidental. Y
mientras esto sucedía en el escenario en medio de la oscuridad del teatro me
iba revoloteado en mis sienes la idea de cómo debía haber sido la imaginación y
la ensoñación del hombre ancestral y cómo debió haberse reflejado en la
filosofía mitocrática.
Pues bien, la capacidad de ensoñación y de imaginación desplegada en los
márgenes de una visión intracósmica como la China, metacósmica como la India y
micro-macrocósmica como la precolombina debió haber sido cualitativamente
distinta. Sobre ésta último recuerdo a la amable Dra. Hilda Vargas, responsable
del Programa de la No-Violencia, poniendo a la disposición durante la última
sesión del día viernes una grabación sobre la música ritual de un antiguo
pueblo maya. Comenzaba un tamboril que se podría decir que seguía los latidos
del corazón, luego se sumó el golpeteo de otro tambor mayor que aceleró e
intensificó tanto el sonido como el ritmo para hacer sentirnos cómo el
microcosmos se integraba al macrocosmos.
Esta idea holística de integración en vez de dominio o manipulación es
la nota esencial de las visiones ancestrales (China, India, Precolombina) y que
preside la recreación de las imágenes de la imaginación. Es más, se trata de la
integración de lo finito y lo infinito, lo temporal y lo eterno, lo relativo y
lo absoluto, lo inmanente y lo trascendente. En otros términos, estamos ante
una hermenéutica mitizante de lo perenne, sólo comprensible fuera de los marcos
ilustrados de la hiperracionalista hermenéutica de la sospecha.
Se podría pensar que lo perenne no sólo es preocupación de la
hermenéutica mitizante ancestral sino también de la hermenéutica racional los
griegos y de la hermenéutica teológica los cristianos. Lo cual es cierto,
aunque incompleto, porque la diferencia sustancial se da en el orden de su
ontología fundamental. Los griegos sistematizaron racionalmente el
principio metafísico ancestral nihil ex nihilo (nada viene de
la nada) y la gran ruptura metafísica acontece con el cristianismo y su
principio metafísico creatio ex nihilo (Creación a partir de
la nada) que escandalizaba las mentes racionales griegas. Es por eso que se
puede afirmar que lo perenne pervive en la cultura cristiana, pero en
diferentes términos, y son términos de largo alcance porque modifican la misma
comprensión del tiempo y de la historia. El tiempo cíclico o el eterno retorno
ancestral y prolongado en la filosofía griega será reemplazado por el tiempo
asintótico o vectorial del cristianismo. De manera que sería inexacto sostener
que en el hombre occidental siempre predominó la visión temporalista y que
dicha visión presidió su imaginación. Esto sólo ocurriría desde la modernidad
con el racionalismo matematizante cartesiano y con el factum del
empirismo. Desde entonces se fue abriendo camino una hermenéutica de la
facticidad que encontraría su madurez en Heidegger y su extensión en Gadamer.
La hermenéutica de la facticidad circunscribe la ontología
fundamental dentro del horizonte de la temporalidad. Pero al estar
atrapada dentro de los marcos temporalistas deja de lado lo eterno. Esta
interpretación del ser, la verdad y la historia a partir de la temporalidad
absoluta equivale a un menoscabo ontológico de la realidad dentro del horizonte
del reduccionismo inmanentista. El nuevo mito de la modernidad es la idolatría
de la temporalidad. Y con ello el pretendido salto sobre la metafísica
occidental queda efectuada, pero en sentido negativo, es decir, nihilista.
Por el contrario, para entender la imaginación del hombre ancestral y su
filosofía mitocrática es necesario echar mano de la hermenéutica remitizante,
esto es, de una hermenéutica "en" "por" y "sobre"
el mundo, que no reduce el mundo a lo temporal e inmanente, sino que toma en
cuenta lo perenne y eterno. Con esto la ontología ancestral es más rica y
compleja porque da cabida a un substrato supratemporal y trascendente. Así pues,
la hermenéutica supratemporal ancestral se halla ante el enigma de que la
existencia humana, temporal y finita se encuentra marcada no por su propia
interpretación sino por la interpretación divina. Por eso el alma de dicha
hermenéutica consiste en aceptar que lo Otro sobrehumano tiene razón. Por
supuesto que el cristianismo con la idea de persona y libre albedrío trastoca
profundamente los términos en que lo finito se relaciona con lo divino. Pero lo
que aquí nos concita la atención es la concepción ancestral pagana antes que
cristiana.
Muy bien, y mientras estas elucubraciones iban visitando mi mente
durante la función del Pájaro Azul también me vino una
interrogante mucho más enigmática: ¿Y cómo vivenciarían los hombres ancestrales
los acontecimientos conocidos hoy en día bajo el nombre de lo
"paranormal"? Estos fenómenos son muy importantes en tanto que el
hombre ancestral está signado por el simbolismo de lo sobrenatural. Tanto así
que los acontecimientos más decisivos de su vida histórica están determinados
por estas vivencias. Aun cuando dentro de la atmósfera del racionalismo,
positivismo y temporalismo filosófico este acápite es considerado casi tema
tabú, sin embargo, hubo filósofos contemporáneos vivamente interesados por este
lado misterioso de la realidad. Entre ellos estuvieron Henri Bergson, William
James y Gabriel Marcel. Por lo demás, los médiums o parapsicólogos
forenses gozan de la mejor reputación entre los suyos. Pues bien, me aventuro a
exponer mi idea según la cual las monumentales arquitecturas
megalíticas de las civilizaciones antiguas que demandaron un ingente e
inexplicable esfuerzo tuvieron su origen no en motivaciones políticas,
funerarias o de otra índole, sino en fenómenos paranormales fuertemente
vivenciados por reyes o sacerdotes. Es decir, los templos o pirámides
astronómicas estaban obsedidas por determinar calendáricamente cuándo
sobrevendría la visión catastrófica advertida en la experiencia paranormal. Si
al hombre de mente científica de hoy lo deja atónito y desconcertado los
fenómenos de clarividencia, telepatía, premonición, telergia, entre otros, no
es difícil imaginar el enorme impacto cultural que representaría dentro de una
cultura sacralizada. Sería asumido como un mensaje perentorio de los dioses,
que advierten el desastre e instan a tomar providencias por lo menos para el
rey-semidivino.
Pues bien, esta relación entre la realidad explicada y lo inexplicable
sigue siendo hasta el día de hoy un asunto no resuelto para el pensamiento
científico, el cual se ve en muchos casos obligado a abandonar toda explicación
admitiendo la realidad del fenómeno. Pero qué hay detrás de dichos fenómenos,
¿otra realidad? ¿un mundo sobrenatural y supratemporal? A la luz de las
evidencias es cada vez más difícil negar su realidad o reducirlo a mera
alucinación. El terreno de la fe, la religión y de la creencia trata de
afrontarlo con mayor o menor éxito. Por el momento no ahondaré al respecto porque
las casi tres horas de función de la obra de teatro no dieron para más. Pero de
cualquier modo resulta innegable la irresistible y peligrosa atracción que
ejerció el fenómeno paranormal sobre el hombre ancestral y que incluso sigue
ejerciendo sobre la humanidad actual.
Parte Final
Un
poeta es una persona que se asombra de todo.
Stephane
Mallarmé
I
Esto será lo último que
escriba sobre mi experiencia toluqueña, aunque eso me recuerda lo escrito por
André Malraux: "El destino es oscilante". El IESU me había instalado
en el imponente Hotel San Francisco, ubicado en la calle Rayón, en el centro de
la ciudad de Toluca, capital del Estado de México, el cual está cerca de las
oficinas gubernamentales, bancos, portales, catedral, iglesias, el famoso
cosmovitral, la universidad y otros lugares de interés. A mi habitación, el 308
del tercer piso, se accedía como todas las demás a través de un moderno
ascensor panorámico.
Una vez ingresado en ella dejaba ver un espacio amplio, con espejos en
algunas paredes y la amplia ventana que daba a un edificio contiguo
perteneciente a una universidad cuyo nombre no recuerdo, pero cuya baja altura
permitía ver el cielo toluqueño. Conmigo había llegado una recia tormenta que
bañaba nuevamente la risueña ciudad. Yo, desacostumbrado a tormentas, rayos y
truenos, estaba asombrado, ellos estaban felices. Decían que las lluvias habían
demorado en llegar y mi amiga toluqueña la licenciada Claudia Morales bromeando
me decía que así como la tormenta llegó conmigo, pues también me la lleve de
vuelta.
Ciertamente que en mi
estadía en Panamá pude ver lluvias torrenciales mucho mayores, como baldes de
agua que eran arrojados sobre el parabrisas de los autos. Pero la lluvia de
Toluca eran gotas gruesas, con espacio entre sí y a tono con ello tuve que
portar un paraguas, prestado por la amable catedrática Cristina, para
protegerme. Pero recuerdo nítidamente la ventana de mi habitación en el Hotel
porque al regresar casi siempre a las 4 o 5 pm, después de terminada la
conferencia y almorzar, caía derribado en la cama para dormir
regularmente hasta las 9 pm, pero lo extraño era que esa ventana me
desconcertaba porque la noche estaba clara, mejor dicho todavía no había noche,
y eso me causaba confusión, me daba la impresión de casi no haber dormido.
Hasta que una buena noche le conté eso a la hotelera y ella me aclaró que no
era ningún deterioro de mi reloj, sino que simplemente la oscuridad recién
llegaba a esa hora, a las 9 pm. Caprichos del paralelo terrestre.
No padezco de reloj fobia, pero otro detalle
anecdótico es que el reloj de la Catedral dejaba sentir sus fuertes campanadas
tan nítidamente hasta las 12 de la noche, que prácticamente no podía pegar ojo
hasta que ella se silenciara por completo. Bien decía San Vicente de Paul:
"El ruido no hace bien, el bien no hace ruido". Después me enteré, a
través de una excursión con Cristina en el tranvía turístico de la ciudad, que
dichas campanas no sonaban, sino que lo que se escuchaba era una estruendosa
grabación. Como dicen en mi país "puro hechizo". A propósito del
invento característico de la civilización moderna, es posible meditar sobre el
reloj como lo han hecho Sombart, Ganivet y Freyer. El primero destaca su
importancia para el hombre económico moderno, el segundo subraya el carácter
simbólico de la exactitud y perfección maquinal que deshumaniza al hombre, y el
último ha destacado su lugar central como “sistema” del mundo. Efectivamente,
yo coincido en considerar al reloj como el símbolo más cabal de la era moderna
e industrial y de la sobrecogedora deshumanización creciente. Y es tanto así,
que si quisiéramos dar un nuevo sentido a la historia universal tendríamos que
acabar con la tiranía del tiempo abstracto del reloj sobre el tiempo concreto
humano. El reloj ha cargado a la civilización moderna de excesivo sentido
histórico, tanto que en el investigador ha interpuesto una distancia tan grande
entre su sentido histórico y su objetividad que ya no se siente poseído por
aquello que sabe. Es por esto que la investigación erudita es inmensamente sabia,
pero sin vida, incapaz de promover “renacimientos”. En cambio, el modelo humano
griego era ahistórico pero fecundo por promover un sentido más inmediato de las
cosas.
Y así como no me acostumbré a ese travieso oscurecer tardío siempre
terminaba por despertarme muy temprano, a eso de las 5 o 6 am. Menudo problema
porque el comedor solía atender a las 7 am. Pero como los mozos me veían
puntual como un suizo desde las 6:30 en sus mesas entonces ellos también se
acoplaron al horario del díscolo huésped. Fiel a mis costumbres no excursioné
en experimentos culinarios y mi desayuno fue siempre el austero café con leche
y las tostadas con mantequilla y mermelada. Las amigables conversaciones
con las hoteleras y los mozos me fueron valiosas para conocer la psicología del
lugareño y la situación social por la que atravesaba el país. Sobre su psicología
puedo mencionar que el mexicano común habla fuerte, como buscando seguridad en
el tono elevado, y en ello encuentro más rabia que afán por hacerse notar.
Siempre será mejor que levantar la voz, reforzar el argumento. Sobre la
situación social sólo diré algo que ya se conoce, con lo cual no creo ofender a
nadie, y es que se admite de modo generalizado que la corrupción corroe
las entrañas de la nación.
En mi país, el Perú, también hemos tenido la corrupción desbocada -con
Fujimori y Montesinos- y todavía la tenemos de forma soterrada, pero somos más
pequeños y la escala es notoriamente menor. Pero no sólo es que lo que en el
Perú se ve en pequeña escala en México se ve en mayor escala, sino que en el
país azteca se respira una atmósfera plutocrática, donde los ricos -que son un
puñado de muy ricos- están por encima de la ley de un modo mucho más abierto
que en mi país. Y esto me hace recordar a la simpática filósofa de la política
la Dra Ana Luisa Guerrero de la UNAM, que durante su conferencia habló de la
necesidad de un Estado plural sin proyectos jerárquicos basados en el bien
común. Justamente lo hace falta no sólo a México sino al mundo.
II
Bajo un cielo encapotado que amenazaba con una repentina inundación
estábamos con la Dra. Hilda Vargas tomando fotos en el Centro Ceremonial construido
en Toluca durante la presidencia de Portillo en homenaje a un ancestral pueblo
maya, cuando de pronto un imponente rayo de sol se abrió paso entre el séquito
de nubes justamente iluminando el mismo centro de la plataforma principal. Y le
dije a Hilda:
-Mira eso, es como si el Sol nos llamara a ubicarnos hacia el mismo
corazón del centro ceremonial.
-Sí, es hermoso. Vamos hacia allá y le dedicaremos una
meditación, añadió Hilda.
Antes de esto ya había advertido la gran sensibilidad y respeto de la Dra.
Hilda Vargas hacia la naturaleza y los lugares ancestrales, muy acorde con su
Programa de la No-Violencia y su salón de encuentro interior que tiene en el
IESU, instituto certeramente dirigido por el mexicano Dr. Sergio González y la
uruguaya Dra. Rosario Guerra. Pues antes poner un pie en el primer escalón de
las plataformas hizo que pidiéramos permiso a los invisibles espíritus
guardianes del lugar.
-Dame tus manos, me dijo ella.
Se las di. Y enlazadas nuestras manos en el mismísimo centro
de la plataforma principal con el rayo de sol sobre nuestras cabezas comenzamos
a meditar bajo las inteligentes palabras que iba pronunciando Hilda. Vibramos
al unísono, no cabe duda. Francis Bacon decía que "No hay belleza sin algo
extraño en sus proporciones". Pues hubo un momento en que sentí como si
voláramos cogidos de las manos girando en círculo. Fueron momentos muy
hermosos, un éxtasis teofánica cuyo viento venía a elevarnos juntos. Si el primer
beso no se da con la boca sino con los ojos, aquí podría decir que recibimos el
primer beso de lo inefable no con los ojos sino con ese extraño fuego
purificador del astro rey.
III
Por dichos transportes
metafísicos no lo había recordado, pero ese domingo era día del Padre, y
la Dra. Rosario Guerra nos había extendido una gentil invitación para almorzar
en su casa. Desde el Centro Ceremonial hasta la casa de Rosario la Dra.
Hilda hizo casi una hora con su cuidadoso y correcto modo de conducir. A
la Dra. Rosario tendría por fin el placer de conocerla y sería nada menos que
en su hogar. Así como los ojos son el reflejo del alma, también la casa lo es.
Y su casa de dos plantas con techos a dos aguas se avizoraba hermosa a
la distancia y acogedora una vez dentro de ella. Atravesamos el umbral
custodiado por tres grandes canes, y una vez instalados en la sala, al costado
de su chimenea, relucían hermosos libros, cuadros, adornos, muebles de madera,
mucha madera. La embellecedora mano femenina estaba omnipresente en dicho
hogar.
Rosario, así prefiero llamarla no por exceso de confianza sino porque
así percibo mejor su humanidad, es de noble nacionalidad uruguaya, tiene ojos
penetrantes y a su vez tiernos, de finos labios que dibujan un carácter tenaz y
perseverante, de hermosas cejas delgadas que despliegan solidaridad y
humanismo, de pronunciada y perfilada nariz que señalan sentidas necesidades
orgánicas como intelectivas, de frente altiva como sus elevadas ideas,
y con mentón de perilla propio de los que persiguen sus ideales hasta el
fin. Estaba acompañada de su esposo, el profesor universitario Héctor
Fernández, un agradable y recio caballero español, que nos hizo disfrutar
durante el almuerzo con su espíritu escéptico como Montaigne. También
estuvo presente Cristina, que hizo esperar la degustación de los deliciosos
platillos de Rosario hasta el final, porque llegó con tardanza, pero se le
perdonó al traer una exquisita torta de tres leches. Pero jamás olvidaré
el incomparable té de frutas preparado por nuestra anfitriona. Bien se
dice que el corazón de las mujeres se trasluce por el manjar que preparan sus
delicadas manos.
Debo confesar que me llamó la atención tres cosas. Primero, la tremenda
cordialidad y respeto del equipo de trabajo del IESU, todos se trataban como
amigos sin olvidar cada uno su lugar. Segundo, el gran cariño y aprecio ganado
por su directora, la Dra. Rosario. Como verdadera maestra enseña con el ejemplo
y se dedica en alma y cuerpo a lo suyo y a los suyos. Y tercero, pinta
maravillosos cuadros y cocina de lo mejor. Toda una joya engarzada en
suelo mexicano. Bien por México.
IV
Y para concluir este casi anecdotario debo variar con un problema
teórico, el cual es el de la metáfora. Ya decía Rilke: "Los versos no son
sentimientos, son experiencias". Entonces ¿Puede el pensamiento filosófico
expresarse por medio de la metáfora? ¿Es acaso el concepto la vía exclusiva de
la filosofía? ¿Sólo por nociones universales y abstractas se puede filosofar?
¿Puede el sentido figurado de la metáfora servir para el filosofar? Y con esto
no nos vamos a referir a los poetas filósofos de Santayana o Gadamer, ni a la
opinión de Julián Marías de que no hay género vedado a la filosofía, sino que
preguntamos por otra forma de filosofar distinta a la pregonada por el
magisterio eurocéntrico, me refiero al filosofar mitocrático.
En primer, para nosotros el Mito no está totalmente contrapuesto a
la Razón, como piensan los eurocéntricos, sino que hay filosofía en el mito,
aunque con otra estructura lógico-semántica. Lógica porque no se sujeta al
imperio del principio de identidad, y semántica porque no se ciñe a la búsqueda
de lo universal y necesario. Su lenguaje es más poético, metafórico, más
contradictorio, más elusivo y más profundo. De ahí que el logos filosófico
tenga un carácter multívoco y multiforme. Si el sentido metafórico del
filosofar arcaico daba cuenta del ser sin eliminar el enigma, el sentido
conceptual del filosofar desde Parménides y Aristóteles da cuenta del ser
eliminando el misterio y lo contradictorio. Pero la realidad no necesita ser
lógica y ser susceptible de manejo lógico, ni el hombre primitivo y ancestral
era prelógico. Una lógica filosófica correctamente encauzada nos muestra las
distintas configuraciones de los principios lógicos en las distintas edades del
hombre. El hombre siempre ha estado instalado en la edad de la razón, aunque no
en la edad de la razón abstracta y universal, sino antes bien lo estuvo en
la edad de la razón poético metafórica, en la cual también sintió la necesidad
de filosofar.
Frente a la abundancia del lenguaje figurado en Platón, Aristóteles
predicó la necesidad de una extrema sobriedad. Pero a contrapelo del
peripatético el lenguaje simbólico puede ser adecuado a la representación del
objeto como objeto, propio de una etapa de la mentalidad humana en que no se
separa la causalidad final y la causalidad eficiente. Mientras la imagen y el
símbolo sacrifican una parte de lo real, la inteligibilidad y la universalidad
respectivamente, la metáfora ilumina el reino de la personalidad, la totalidad
y la completud en continuo crecimiento. Mediante la metáfora se aprehende lo
que está más lejos del potencial conceptual. Nuestro lenguaje natural está tránsito
de metáforas. La predicación analógica de la metáfora no sólo predica emociones
sino también hechos. El lenguaje simbólico-metafórico es más apropiado para el
mundo espiritual, mientras que el lenguaje objetivo para el mundo científico.
Lejos de ser ambigua y equívoca muestra secciones de lo real que sólo ella
puede hacerlo. Lo metafórico es además parte permanente de todo lenguaje y no
sólo de la edad primitiva. De manera que la metáfora es constitutiva de todo
lenguaje, sea primitivo o moderno; permite aprehender lo que está más allá del
concepto y el principio de identidad; implica una dinámica entre pensamientos y
conceptos; sus pensamientos no son unívocos sino multívocos; dicen algo acerca
de la realidad, especialmente espiritual, y no se limitan a las emociones; pone
de manifiesto características de lo real que sólo ella puede mostrar; es un
pensar estético; no sacrifica el reino de la personalidad, la totalidad y la
completud, es más holístico e intuitivo; y está plenamente justificado en el
pensar filosófico que es estrictamente personal.
V
Cuando se exagera un sentimiento, desparece la facultad de razonar,
decía Gustave Le Bon. Y guiado por este consejo he escrito estas líneas finales
con las que me despido, espero no volver a molestar su atención y reitero mi
agradecimiento a la Dra. Rosario, a todo el equipo del IESU, a su director el
Dr. Sergio González, y guardaré con cariño cada rincón, persona y suceso de la
hermosa ciudad mexicana de Toluca. ¡Viva México, viva el Perú!
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