Ahora abordaremos el segundo capítulo: "El Gran Viraje". Allí se aprecia que en el APRA no había otro ideólogo más que Haya. Y su encono hacia Mariátegui es debido a que éste se da cuenta tempranamente -1928- de su obsesión y aventurerismo presidencialista y demagogia revolucionaria. Los hechos le darían la razón, pues el abandono oficial de la línea insurreccional la comunicaba Prialé en 1956.
Su amistad con Luis Alberto Sánchez fue compleja -lo llamó personalista, con complejo de infalibilidad, traidor y profeta fallido-, pero fue el que lo respaldó en su viraje hacia la derecha.
Fueron obreros anarquistas -como el Búfalo Barreto- los que estuvieron detrás de las insurrecciones apristas. Pero Haya jugó entre la insurrección y el golpe militar, porque para él era el Partido y no la Revolución el fin en sí mismo. Pavletich se dio cuenta de que Haya jamás haría la Revolución y se apartó. La idea de Haya era llegar al poder por medios pacíficos. Por eso se sirvió del ejército y no del pueblo para provocar golpes de Estado, convocar elecciones y presentar su candidatura presidencial.
Pero sería su gran traición a la insurrección del 48 lo que provocó la renuncia masiva de militantes, sobre todo intelectuales. El mismo Haya desactivó la insurrección del 54. En el 56 Prialé oficializa el abandono de la insurrección. Ello da lugar a otra disidencia importante con el Apra Rebelde, al surgimiento del MIR en el 61 y al comienzo de las guerrillas en el 65. Para entonces ya Magda Portal, Ciro Alegría, Scorza, Hidalgo, Valcárcel y muchos otros se apartaron del Apra y de Haya capitulador.
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