SUMARIO
El Encuentro Intercivilizatorio Post-occidental es lo característico del momento geopolítico de la primera mitad del siglo veintiuno. Las civilizaciones de China, Rusia ortodoxa, Islam e India se han visto en la encrucijada de unirse ante la embestida belicista de la decadente civilización del occidente neoliberal.
La guerra en Ucrania ha sido el punto de inflexión y el catalizador que ha mostrado que el Hegemón imperialista estadounidense está dispuesto a degradar la economía europea hasta límites insospechados para mantener una gobernanza global sobre la base de sanciones, bloqueos y guerras proxi que, sin embargo, no le dan resultado.
Lo que tienen en común las distintas civilizaciones y que facilita el encuentro cohesionado es el principio de no intervención en los asuntos internos de otros países, el respeto del libre comercio, la libertad de expresión, el respeto a la soberanía nacional, la defensa del acervo cultural, religioso y tradicional de sus culturas. En otras palabras, no abrazan la cultura disolvente del nihilismo del occidente neoliberal. Y es justamente la degradación nihilista lo que espolea a Occidente a la confrontación nuclear.
Ante ello, se ha fortalecido la unión estratégica entre China y Rusia -algo que Brezinski y Kissinger desaconsejaban- por el belicismo de la rusofobia desatada por el partido demócrata con Obama y Biden. Ha surgido un mundo multipolar fortalecido con las recientes incorporaciones de nuevos países a los BRICS. El dólar pierde su protagonismo y la deuda junto a la inflación se yergue amenazante sobre las economías occidentales.
Ante la creciente pérdida de la gobernanza global la civilización del occidente liberal sacude el espantajo de la rusofobia y de la provocación del Armagedón nuclear. Pero los 500 años de dominio de Occidente llegan a su término y en vez de choque de civilizaciones a lo Huntington lo que vemos es Encuentro de civilizaciones.
Antes de la guerra de Ucrania el mundo iba hacia la integración energética continental y económica de Europa y Asia con los gasoductos Nord Stream, comandados por la Rusia de Putin, la China de Xi y la Alemania de Merkel. Pero la salida de la canciller Merkel facilitaron las cosas para los planes de la élite del estado profundo para desbaratar dichos planes integracionistas y de paz, para instaurar un clima belicista, rusófoba y de delirante mayor expansión de la OTAN, incluso creando una OTAN asiática contra China.
El mundo está avisado. El imperialismo estadounidense comandado gestionado por el partido demócrata va hacia la demencial confrontación nuclear. Y la reciente elección del republicano Trump es una luz de esperanza de que se instaure la distensión mundial y la tragedia global pueda ser evitada.
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