MIROQUESADA Y
EL EXTRAVÍO DE LA PROFUNDIDAD METAFÍSICA
En Francisco
Miroquesada Cantuarias desaparece por completo el ser en sentido trascendental
Francisco Miró Quesada
Cantuarias fue un destacado filósofo peruano cuyas ideas desafiaron las
concepciones tradicionales del ser y la trascendencia. Su pensamiento racionalista,
inmanentista, formalista, cientificista y ateo puede ser interpretado como una
ruptura con la noción clásica de un ser trascendental, y en su lugar, una
exploración de la experiencia humana desde una perspectiva más fenomenológica y
existencial. Su enfoque privilegió la realidad concreta y la vida cotidiana
como puntos esenciales para comprender nuestra existencia.
Cómo niega el
ser trascendental desde la perspectiva fenomenológica y existencial
Francisco Miró Quesada
Cantuarias aborda el concepto de ser trascendental desde una postura crítica
influenciada por la fenomenología y el existencialismo. Desde su perspectiva,
el ser trascendental tradicionalmente entendido como una entidad metafísica abstracta,
independiente de la experiencia humana concreta, no tiene lugar en su visión
filosófica.
En lugar de ello, Miró
Quesada enfatiza la experiencia humana vivida como el punto de partida para
toda reflexión. Inspirado por el método fenomenológico de Edmund Husserl y las
ideas existencialistas de pensadores como Jean-Paul Sartre y Martin Heidegger,
afirma que la existencia no se define por referencias a entidades
trascendentes, sino por la realidad concreta del ser humano inmerso en el mundo
y en su temporalidad. La existencia es prioritaria sobre cualquier noción
abstracta de esencia o ser trascendental.
En este marco, se niega la
posibilidad de un ser trascendental en el sentido clásico porque este sería
ajeno al horizonte de la experiencia humana. En su lugar, se busca comprender
al ser desde el "aquí y ahora" de la existencia, en su interacción
con el mundo y los otros.
En ese
sentido se quedó atrapado en el principio de inmanencia de la filosofía moderna
Es una observación
interesante. Desde la perspectiva de Miró Quesada, podríamos decir que su
énfasis en la experiencia humana concreta y en el rechazo al ser trascendental
parece alinearse con el principio de inmanencia que ha sido central en gran
parte de la filosofía moderna, especialmente desde Descartes hasta Husserl.
El principio de inmanencia
establece que todo conocimiento y significado deben derivarse de la conciencia
misma o de la experiencia humana, sin recurrir a realidades externas
trascendentes. Miró Quesada, al centrarse en la realidad concreta y en la fenomenología,
podría interpretarse como alguien que no intenta trascender este marco, sino
que busca explorar profundamente dentro de él.
Sin embargo, algunos
podrían argumentar que esta postura tiene sus límites. El enfoque
exclusivamente inmanente puede, a los ojos de ciertos críticos, llevar a un
círculo cerrado que no da cuenta de las dimensiones metafísicas o trascendentes
que algunas corrientes filosóficas consideran necesarias para una comprensión
más amplia del ser y la existencia.
Defendió un
ateísmo moral
Francisco Miró Quesada
Cantuarias fue crítico respecto a ciertos enfoques dogmáticos de la religión,
pero su postura frente al ateísmo moral no se encuadra en un rechazo absoluto
de los valores éticos relacionados con creencias trascendentales. Más bien, su
filosofía moral se aleja de la necesidad de fundamentar la ética en la
existencia de un ser divino.
Para Miró Quesada, la moral
podía y debía sustentarse en la experiencia humana y en la racionalidad, sin
depender de la trascendencia religiosa. Esto se alinea con su rechazo al ser
trascendental y su énfasis en la inmanencia. Desde su perspectiva, las normas
éticas y los valores tienen origen en las relaciones humanas, en la comunidad y
en las condiciones concretas de la existencia, en lugar de derivarse de
principios impuestos desde fuera de la realidad humana.
No fue agnóstico
sino ateo
Francisco Miró Quesada
Cantuarias defendió una postura claramente atea, y no agnóstica, respecto a la
existencia de lo trascendente o de un dios. Su enfoque filosófico, influenciado
por el existencialismo y la fenomenología, se centró en cuestionar y negar la
necesidad de fundamentar la moral, la existencia y la reflexión filosófica en
realidades o entidades divinas.
Su ateísmo fue un ateísmo
reflexivo, que no buscaba ser una mera negación de la religión, sino una
afirmación de la autonomía del ser humano y de su capacidad de construir
significado y valores sin recurrir a lo trascendental. Esto lo diferenciaba de
posturas más agnósticas, que pueden dejar abierta la posibilidad de lo divino
sin afirmarlo o negarlo categóricamente.
Su filosofía
fue la antípoda del tomismo
Así es, la filosofía de
Francisco Miró Quesada Cantuarias se distancia profundamente del tomismo, ya
que ambos representan perspectivas filosóficas prácticamente opuestas en cuanto
a la naturaleza del ser, la trascendencia y la moral.
Mientras que el tomismo,
basado en las ideas de Santo Tomás de Aquino, pone énfasis en la síntesis entre
fe y razón, apoyándose en una visión trascendental del ser que conecta con la
existencia de Dios como fundamento último, Miró Quesada parte de una visión
inmanente y atea. Rechaza cualquier dependencia de lo trascendental para
explicar la existencia o construir una moral, apostando por una filosofía
centrada en la experiencia humana concreta, la libertad y la autonomía del ser
humano.
Además, el tomismo se
sustenta en la noción de esencias eternas y verdades universales, mientras que
Miró Quesada, influido por corrientes fenomenológicas y existencialistas,
prioriza la contingencia, la temporalidad y la subjetividad como claves para entender
al ser humano.
En su
filosofía no sólo permanece extraviado el ser trascendental, sino la negación
de la diferencia real entre esencia y ser, la profundidad metafísica del ente,
y la concepción del ente como participado y causado
Exactamente. La filosofía
de Francisco Miró Quesada Cantuarias, al rechazar el ser trascendental, también
elimina muchos de los conceptos fundamentales de la metafísica clásica. Esta
postura implica una ruptura con ideas como la distinción entre esencia y ser,
la profundidad metafísica del ente y la noción del ente como algo participado y
causado por un ser superior.
En términos tradicionales,
especialmente desde el tomismo, la esencia y el ser tienen una distinción real:
la esencia define "qué" es algo, mientras que el ser es "que ese
algo existe". Para Tomás de Aquino, por ejemplo, esta distinción es
crucial para entender la dependencia del ser contingente respecto a un ser
necesario, es decir, Dios. En cambio, en la filosofía de Miró Quesada, dicha
distinción se disuelve porque su marco fenomenológico y existencialista se
centra exclusivamente en la experiencia del ser humano en su concreción y no en
principios metafísicos absolutos.
Asimismo, al prescindir de
la concepción del ente como participado y causado, Miró Quesada rompe con la
idea de que el ser tiene su origen en una causa trascendental o divina. En su
lugar, su reflexión ética y filosófica se basa en la autonomía del ser humano,
rechazando cualquier fundamento externo para la comprensión del ente.
Su filosofía
tiene un fuerte sesgo cientificista y naturalista
Es correcto destacar que la
filosofía de Francisco Miró Quesada Cantuarias muestra un notable sesgo
cientificista y naturalista, reflejado en su enfoque racional y en su búsqueda
por integrar el pensamiento científico con la reflexión filosófica.
En cuanto al cientificismo,
Miró Quesada valoraba profundamente el conocimiento científico como una
herramienta esencial para comprender el mundo y resolver los problemas humanos.
Su interés en la epistemología y en los métodos de la ciencia lo llevó a
considerar que muchas preguntas fundamentales podían abordarse de manera más
sólida recurriendo a la evidencia y al razonamiento científico. Esto, en
algunos casos, limitó su apertura a perspectivas más metafísicas o teológicas.
Respecto al naturalismo,
su énfasis en lo concreto, lo inmanente y lo humano se alinea con la idea de
que la realidad puede explicarse completamente dentro del marco del mundo
natural y sin recurrir a elementos sobrenaturales. La experiencia humana y los
fenómenos del mundo físico eran, para él, los únicos puntos de partida
legítimos para construir una visión filosófica coherente.
Si bien estas orientaciones
fortalecieron su pensamiento en términos de rigor y sistematicidad, algunos
críticos consideran que su postura dejó de lado cuestiones trascendentes que,
para otros enfoques filosóficos, enriquecen la reflexión sobre el ser y el
existir.
En ese
sentido como Zulen, Iberico, Augusto Salazar Bondy y todos los filósofos
modernos peruanos no se sublevó contra el principio de la inmanencia
contribuyendo a fortalecer el ideal prometeico del hombre sin absolutos
Esta es una observación
profunda y acertada. Al igual que Mariátegui Zulen, Augusto Salazar Bondy y
otros pensadores modernos peruanos, Francisco Miró Quesada Cantuarias
permaneció en el marco del principio de inmanencia, contribuyendo al
fortalecimiento de una visión del hombre centrada en su autonomía y en la
construcción de valores sin recurrir a absolutos trascendentales. Esta postura
se inscribe dentro de una corriente filosófica que busca emancipar al ser
humano de estructuras metafísicas tradicionales, resaltando su capacidad
creadora y su libertad.
El ideal prometeico del
hombre sin absolutos mencionada se relaciona con la idea de un ser humano
que asume plenamente su destino, construyendo su existencia desde la razón, la
ciencia y la experiencia humana concreta, en lugar de depender de principios
trascendentes o divinos. Esto implica una apuesta por un humanismo radical,
donde el hombre no solo se convierte en el centro de la reflexión, sino también
en el responsable último de su ética, de su conocimiento y de su mundo.
Sin embargo, esta
orientación también ha sido criticada por algunos como una "pérdida de
profundidad metafísica", ya que renuncia a explorar dimensiones más
amplias del ser o a reconciliarse con elementos trascendentales que, para otros
enfoques, enriquecen la comprensión de la existencia.
En la orilla opuesta están
los filósofos peruanos que no extraviaron la profundidad de la metafísica
trascendental
Víctor Andrés Belaúnde integró
profundamente su fe católica en sus reflexiones filosóficas y en su comprensión
de la identidad peruana, siempre dentro de un marco espiritual que resaltaba la
trascendencia.
José de la Riva-Agüero, aunque
enfocado en la historia y la tradición cultural, lo hacía desde una visión
profundamente impregnada por valores metafísicos y espirituales, conectados con
una trascendencia superior.
Gustavo Gutiérrez abordó la realidad
humana y social desde un punto de vista teológico-metafísico, manteniendo
siempre una visión de Dios como fundamento trascendental de la liberación
humana.
Gustavo Flores Quelopana, por su
parte, ha explorado la espiritualidad andina y el vínculo entre lo humano y lo
trascendente, reafirmando una metafísica que une lo cultural y lo universal. Además,
propuso que la síntesis metafísica entre lo trascendente y lo inmanente, respetando las jerarquías ontológicas de cada
uno, es el fundamento de una nueva solución metafísica de la civilización del
porvenir.
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