PEDAGOGÍA DEL AMOR
Obra teatral en seis actos Personajes:
- Ernie Zeñas – filósofo cristiano, defensor de la reconciliación como cúspide pedagógica. 
- Gustavo Flores Quelopana – filósofo humanista, promotor de la educación como elevación ontológica. 
- Juan Carlos Asmat Zavaleta – filósofo teólogo, precursor de la pedagogía del amor desde la figura de Jesucristo. 
Escenario: Un claustro antiguo con tres sillas dispuestas en círculo. Al fondo, una pizarra con frases escritas en tiza: “Amar al prójimo”, “Nacer de nuevo”, “Trascender”. La luz cambia en cada acto, simbolizando el proceso educativo: aurora, día, ocaso, noche, vigilia y amanecer.
ACTO I – El Aula Vacía
Los tres filósofos están sentados en silencio. Se escucha el eco de una escuela vacía. La luz es tenue, como si el pensamiento apenas despertara.
Ernie: El aula está vacía, pero no por falta de alumnos. Está vacía de sentido. La pedagogía moderna ha llenado los pupitres, pero ha vaciado las almas.
Gustavo: Porque se ha olvidado que educar es elevar. No formar piezas útiles, sino personas dignas. Hoy se enseña para sobrevivir, no para trascender.
Juan Carlos: Y porque se ha perdido el mandato esencial: “Amar al prójimo como a ti mismo.” Sin amor, no hay educación cristiana. Sin espíritu, no hay humanidad.
Ernie: La pedagogía pragmática ha convertido el aula en una fábrica. Pero el ser humano no es un producto. Es un misterio que debe ser revelado, no explotado.
ACTO II – Parábolas y Filosofía
La pizarra se ilumina. Juan Carlos escribe: “El buen samaritano”, “El sembrador”, “El tesoro escondido”. Gustavo observa. Ernie se levanta y dibuja una cruz.
Juan Carlos: Cristo enseñó con parábolas. No con fórmulas, ni con rúbricas. Cada parábola es una pedagogía viva.
Gustavo: Y cada parábola revela una verdad filosófica. La compasión, la paciencia, la dignidad oculta. Pero hoy, ¿quién enseña con símbolos? Todo debe ser medible, cuantificable, rentable.
Ernie: La reconciliación. El hijo pródigo no fue corregido. Fue abrazado. ¿Dónde está el abrazo en la educación moderna? Solo hay corrección, evaluación, exclusión.
Juan Carlos: El fin educativo es espiritual: Nacer de nuevo para ver el Reino de Dios. Pero hoy se educa para ingresar al sistema, no para salir del pecado.
Gustavo: La pedagogía del amor no cabe en una rúbrica. Porque el alma no se evalúa. Se contempla.
ACTO III – La Crítica
Se escuchan sonidos de máquinas, teclas, evaluaciones. La luz se vuelve fría. Un proyector muestra gráficos de rendimiento.
Gustavo: La educación moderna ha glacializado al hombre. Lo ha vuelto frío, calculador, sin ideales. Se ha perdido el fuego interior. Solo queda eficiencia.
Ernie: Se educa para competir, no para compartir. El otro ya no es prójimo, sino rival. La pedagogía pragmática ha matado la fraternidad.
Juan Carlos: Se ha olvidado que sobre el intelecto está la fe. Y sobre la técnica, la caridad. Hoy se enseña a dominar, no a servir.
Gustavo: El aula se ha convertido en un campo de entrenamiento para el mercado. Pero ¿quién forma el alma? ¿Quién enseña a morir por el otro?
Ernie: La pedagogía moderna ha expulsado a Dios del aula. Y con Él, ha expulsado el sentido.
ACTO IV – El Encuentro
La luz se vuelve cálida. Los tres se acercan al centro del círculo. Hay silencio, luego palabras lentas y profundas.
Ernie: La pedagogía del amor no es una alternativa. Es una urgencia espiritual. Es el último refugio ante la deshumanización educativa.
Gustavo: Es volver a mirar al alumno como misterio. No como expediente. No como cliente.
Juan Carlos: Es educar como Cristo: Con ternura, con verdad, con perdón. No con protocolos, ni con indicadores.
Ernie: Es reconciliar. Porque no hay amor sin perdón. Y no hay educación sin redención.
Gustavo: La pedagogía moderna ha olvidado que el dolor también educa. Solo quiere confort, éxito, resultados. Pero el alma crece en la noche oscura.
ACTO V – El Legado
Cada filósofo coloca un libro sobre la mesa. La luz se concentra en los textos.
Juan Carlos: El aporte de Jesucristo a la educación. Aquí está el fundamento: amar al prójimo. No como estrategia, sino como vocación.
Gustavo: Educación, humanismo y trascendencia. Aquí está la elevación: formar desde la dignidad. No desde la utilidad.
Ernie: La pedagogía del amor. Aquí está la síntesis: reconciliar en la verdad, el bien y el perdón. No en el éxito, ni en la competencia.
Juan Carlos: Tres caminos, un solo destino: Educar para el Reino. No para el mercado.
Gustavo: La educación moderna ha olvidado que el ser humano no se forma para tener. Se forma para ser.
ACTO VI – El Amanecer
La luz del alba entra por los vitrales. La pizarra solo muestra una frase: “Amar es educar”. Los tres se ponen de pie.
Gustavo: Que el aula vuelva a ser lugar de contemplación. No de control.
Juan Carlos: Que el maestro vuelva a ser testigo del amor. No gestor de resultados.
Ernie: Que el alumno vuelva a ser hijo, no cliente. Persona, no perfil.
Juan Carlos: Porque solo el amor educa para la eternidad.
Gustavo: Y solo la caridad forma seres humanos libres.
Ernie: Entonces que amanezca. Y que el amor vuelva a ser verbo educativo.
Se cierra el telón. Fin.
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