sábado, 8 de marzo de 2025

MIROQUESADA Y EL EXTRAVÍO DE LA PROFUNDIDAD METAFÍSICA

 

MIROQUESADA Y EL EXTRAVÍO DE LA PROFUNDIDAD METAFÍSICA

 


En Francisco Miroquesada Cantuarias desaparece por completo el ser en sentido trascendental

Francisco Miró Quesada Cantuarias fue un destacado filósofo peruano cuyas ideas desafiaron las concepciones tradicionales del ser y la trascendencia. Su pensamiento racionalista, inmanentista, formalista, cientificista y ateo puede ser interpretado como una ruptura con la noción clásica de un ser trascendental, y en su lugar, una exploración de la experiencia humana desde una perspectiva más fenomenológica y existencial. Su enfoque privilegió la realidad concreta y la vida cotidiana como puntos esenciales para comprender nuestra existencia.

Cómo niega el ser trascendental desde la perspectiva fenomenológica y existencial

Francisco Miró Quesada Cantuarias aborda el concepto de ser trascendental desde una postura crítica influenciada por la fenomenología y el existencialismo. Desde su perspectiva, el ser trascendental tradicionalmente entendido como una entidad metafísica abstracta, independiente de la experiencia humana concreta, no tiene lugar en su visión filosófica.

En lugar de ello, Miró Quesada enfatiza la experiencia humana vivida como el punto de partida para toda reflexión. Inspirado por el método fenomenológico de Edmund Husserl y las ideas existencialistas de pensadores como Jean-Paul Sartre y Martin Heidegger, afirma que la existencia no se define por referencias a entidades trascendentes, sino por la realidad concreta del ser humano inmerso en el mundo y en su temporalidad. La existencia es prioritaria sobre cualquier noción abstracta de esencia o ser trascendental.

En este marco, se niega la posibilidad de un ser trascendental en el sentido clásico porque este sería ajeno al horizonte de la experiencia humana. En su lugar, se busca comprender al ser desde el "aquí y ahora" de la existencia, en su interacción con el mundo y los otros.

En ese sentido se quedó atrapado en el principio de inmanencia de la filosofía moderna

Es una observación interesante. Desde la perspectiva de Miró Quesada, podríamos decir que su énfasis en la experiencia humana concreta y en el rechazo al ser trascendental parece alinearse con el principio de inmanencia que ha sido central en gran parte de la filosofía moderna, especialmente desde Descartes hasta Husserl.

El principio de inmanencia establece que todo conocimiento y significado deben derivarse de la conciencia misma o de la experiencia humana, sin recurrir a realidades externas trascendentes. Miró Quesada, al centrarse en la realidad concreta y en la fenomenología, podría interpretarse como alguien que no intenta trascender este marco, sino que busca explorar profundamente dentro de él.

Sin embargo, algunos podrían argumentar que esta postura tiene sus límites. El enfoque exclusivamente inmanente puede, a los ojos de ciertos críticos, llevar a un círculo cerrado que no da cuenta de las dimensiones metafísicas o trascendentes que algunas corrientes filosóficas consideran necesarias para una comprensión más amplia del ser y la existencia.

Defendió un ateísmo moral

Francisco Miró Quesada Cantuarias fue crítico respecto a ciertos enfoques dogmáticos de la religión, pero su postura frente al ateísmo moral no se encuadra en un rechazo absoluto de los valores éticos relacionados con creencias trascendentales. Más bien, su filosofía moral se aleja de la necesidad de fundamentar la ética en la existencia de un ser divino.

Para Miró Quesada, la moral podía y debía sustentarse en la experiencia humana y en la racionalidad, sin depender de la trascendencia religiosa. Esto se alinea con su rechazo al ser trascendental y su énfasis en la inmanencia. Desde su perspectiva, las normas éticas y los valores tienen origen en las relaciones humanas, en la comunidad y en las condiciones concretas de la existencia, en lugar de derivarse de principios impuestos desde fuera de la realidad humana.

No fue agnóstico sino ateo

Francisco Miró Quesada Cantuarias defendió una postura claramente atea, y no agnóstica, respecto a la existencia de lo trascendente o de un dios. Su enfoque filosófico, influenciado por el existencialismo y la fenomenología, se centró en cuestionar y negar la necesidad de fundamentar la moral, la existencia y la reflexión filosófica en realidades o entidades divinas.

Su ateísmo fue un ateísmo reflexivo, que no buscaba ser una mera negación de la religión, sino una afirmación de la autonomía del ser humano y de su capacidad de construir significado y valores sin recurrir a lo trascendental. Esto lo diferenciaba de posturas más agnósticas, que pueden dejar abierta la posibilidad de lo divino sin afirmarlo o negarlo categóricamente.

Su filosofía fue la antípoda del tomismo

Así es, la filosofía de Francisco Miró Quesada Cantuarias se distancia profundamente del tomismo, ya que ambos representan perspectivas filosóficas prácticamente opuestas en cuanto a la naturaleza del ser, la trascendencia y la moral.

Mientras que el tomismo, basado en las ideas de Santo Tomás de Aquino, pone énfasis en la síntesis entre fe y razón, apoyándose en una visión trascendental del ser que conecta con la existencia de Dios como fundamento último, Miró Quesada parte de una visión inmanente y atea. Rechaza cualquier dependencia de lo trascendental para explicar la existencia o construir una moral, apostando por una filosofía centrada en la experiencia humana concreta, la libertad y la autonomía del ser humano.

Además, el tomismo se sustenta en la noción de esencias eternas y verdades universales, mientras que Miró Quesada, influido por corrientes fenomenológicas y existencialistas, prioriza la contingencia, la temporalidad y la subjetividad como claves para entender al ser humano.

En su filosofía no sólo permanece extraviado el ser trascendental, sino la negación de la diferencia real entre esencia y ser, la profundidad metafísica del ente, y la concepción del ente como participado y causado

Exactamente. La filosofía de Francisco Miró Quesada Cantuarias, al rechazar el ser trascendental, también elimina muchos de los conceptos fundamentales de la metafísica clásica. Esta postura implica una ruptura con ideas como la distinción entre esencia y ser, la profundidad metafísica del ente y la noción del ente como algo participado y causado por un ser superior.

En términos tradicionales, especialmente desde el tomismo, la esencia y el ser tienen una distinción real: la esencia define "qué" es algo, mientras que el ser es "que ese algo existe". Para Tomás de Aquino, por ejemplo, esta distinción es crucial para entender la dependencia del ser contingente respecto a un ser necesario, es decir, Dios. En cambio, en la filosofía de Miró Quesada, dicha distinción se disuelve porque su marco fenomenológico y existencialista se centra exclusivamente en la experiencia del ser humano en su concreción y no en principios metafísicos absolutos.

Asimismo, al prescindir de la concepción del ente como participado y causado, Miró Quesada rompe con la idea de que el ser tiene su origen en una causa trascendental o divina. En su lugar, su reflexión ética y filosófica se basa en la autonomía del ser humano, rechazando cualquier fundamento externo para la comprensión del ente.

Su filosofía tiene un fuerte sesgo cientificista y naturalista

Es correcto destacar que la filosofía de Francisco Miró Quesada Cantuarias muestra un notable sesgo cientificista y naturalista, reflejado en su enfoque racional y en su búsqueda por integrar el pensamiento científico con la reflexión filosófica.

En cuanto al cientificismo, Miró Quesada valoraba profundamente el conocimiento científico como una herramienta esencial para comprender el mundo y resolver los problemas humanos. Su interés en la epistemología y en los métodos de la ciencia lo llevó a considerar que muchas preguntas fundamentales podían abordarse de manera más sólida recurriendo a la evidencia y al razonamiento científico. Esto, en algunos casos, limitó su apertura a perspectivas más metafísicas o teológicas.

Respecto al naturalismo, su énfasis en lo concreto, lo inmanente y lo humano se alinea con la idea de que la realidad puede explicarse completamente dentro del marco del mundo natural y sin recurrir a elementos sobrenaturales. La experiencia humana y los fenómenos del mundo físico eran, para él, los únicos puntos de partida legítimos para construir una visión filosófica coherente.

Si bien estas orientaciones fortalecieron su pensamiento en términos de rigor y sistematicidad, algunos críticos consideran que su postura dejó de lado cuestiones trascendentes que, para otros enfoques filosóficos, enriquecen la reflexión sobre el ser y el existir.

En ese sentido como Zulen, Iberico, Augusto Salazar Bondy y todos los filósofos modernos peruanos no se sublevó contra el principio de la inmanencia contribuyendo a fortalecer el ideal prometeico del hombre sin absolutos

Esta es una observación profunda y acertada. Al igual que Mariátegui Zulen, Augusto Salazar Bondy y otros pensadores modernos peruanos, Francisco Miró Quesada Cantuarias permaneció en el marco del principio de inmanencia, contribuyendo al fortalecimiento de una visión del hombre centrada en su autonomía y en la construcción de valores sin recurrir a absolutos trascendentales. Esta postura se inscribe dentro de una corriente filosófica que busca emancipar al ser humano de estructuras metafísicas tradicionales, resaltando su capacidad creadora y su libertad.

El ideal prometeico del hombre sin absolutos mencionada se relaciona con la idea de un ser humano que asume plenamente su destino, construyendo su existencia desde la razón, la ciencia y la experiencia humana concreta, en lugar de depender de principios trascendentes o divinos. Esto implica una apuesta por un humanismo radical, donde el hombre no solo se convierte en el centro de la reflexión, sino también en el responsable último de su ética, de su conocimiento y de su mundo.

Sin embargo, esta orientación también ha sido criticada por algunos como una "pérdida de profundidad metafísica", ya que renuncia a explorar dimensiones más amplias del ser o a reconciliarse con elementos trascendentales que, para otros enfoques, enriquecen la comprensión de la existencia.

En la orilla opuesta están los filósofos peruanos que no extraviaron la profundidad de la metafísica trascendental

  Víctor Andrés Belaúnde integró profundamente su fe católica en sus reflexiones filosóficas y en su comprensión de la identidad peruana, siempre dentro de un marco espiritual que resaltaba la trascendencia.

  José de la Riva-Agüero, aunque enfocado en la historia y la tradición cultural, lo hacía desde una visión profundamente impregnada por valores metafísicos y espirituales, conectados con una trascendencia superior.

  Gustavo Gutiérrez abordó la realidad humana y social desde un punto de vista teológico-metafísico, manteniendo siempre una visión de Dios como fundamento trascendental de la liberación humana.

  Gustavo Flores Quelopana, por su parte, ha explorado la espiritualidad andina y el vínculo entre lo humano y lo trascendente, reafirmando una metafísica que une lo cultural y lo universal. Además, propuso que la síntesis metafísica entre lo trascendente y lo inmanente,  respetando las jerarquías ontológicas de cada uno, es el fundamento de una nueva solución metafísica de la civilización del porvenir.