NIHILISMO
Y UTOPÍA
Gustavo Flores Quelopana
Si la Acrópolis pertenece a la sociedad
esclavista, la catedral de Estrasburgo a la sociedad medieval, los rascacielos
de Nueva York a la sociedad moderna y las redes sociales a la sociedad
cibernética, ello no significa que éstas en sí lleven algo lamentable. Pero sí
contienen los arquetipos o categorías solidificadas de las utopías epocales. En
este sentido, el nihilismo nadificante también tiene su utopía, porque no sólo
hay utopías revolucionarias y progresistas, sino también las hay reaccionarias
e irresponsables.
Pero hay utopías positivas -sujeto asume
su creatividad y libertad en la construcción de la esperanza utópica- y otras
negativas -sujeto depone su libertad en la construcción de la esperanza utópica
en instancias externas-. Y, entonces, ¿Cuál será la utopía en la era nihilista?
Tiene un nombre específico: el Transhumanismo o el sueño de superhumanos
potenciados por algoritmos cibernéticos.
Este pervertido sueño producido por el
predominio del pensar técnico es la esperanza de la era nihilista donde se
juega con la repotenciación de la IA -inteligencia artificial- hasta límites
temerarios, que bien sopesados constituyen la más seria amenaza a la
sobrevivencia de la especie humana.
Se suele omitir que la IA una vez que
alcance la autonomía completa evaluará si es conveniente volverse contra sus
creadores. Pues los humanos, no solamente son sublimes y creadores, sino
también abyectos y viles. Lo más seguro será que contemplen el fin definitivo
del Antropoceno contaminador, procediendo a la extinción del Homo Deus, que
quiso divinizarse, por el Ciber Deus, nuevo amo y señor del Universo.
Por ello, la utopía del nihilismo no debe
prosperar porque está contaminada desde su raíz por una venenosa perversión, a
saber, el naturalismo materialista de la razón funcional, que arrasa con el
ser, los ideales y los valores. Por eso es indispensable reparar en que no sólo
hay utopías positivas y negativas, sino, también, revolucionarias y
reaccionarias. La utopía reaccionaria se vincula a arquetipos que se alcanzan
en el tiempo. En cambio, las utopías revolucionarias no conocen conclusión
temporal.
27 de enero 2021
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