domingo, 26 de septiembre de 2021

APUNTE SOBRE EL NIHILISMO

 APUNTE SOBRE EL NIHILISMO

Gustavo Flores Quelopana



El nihilismo no es consecuencia de la muerte de Dios, como pensaba Nietzsche, ni es consecuencia de que el mundo suprasensible haya perdido fuerza activa siendo ese el destino de la metafísica del platonismo, como sostiene Heidegger, sino que es efecto de la hegemonía de la racionalidad científico-técnica, que con la secularización convirtió lo trascendente en inmanente.

La revuelta o giro antropológico acontecido desde la muerte de Hegel culminó sumiendo a la filosofía y al espíritu de nuestra época de la modernidad tardía en el ateísmo, el anticristianismo y el nihilismo. Este naturalismo arrasador eliminó la temática religiosa y el fundamento metafísico del mundo, para poner al hombre como piedra basal de su propio ser y del cosmos en lugar de Dios. Dios quedó reducido a mera idea subjetiva, que ya no tiene origen en la autoconciencia (Fichte), la totalidad de lo finito (Schleiermacher) ni es la Idea Absoluta (Hegel), sino que nace de la neurosis religiosa (Nietzsche, Freud). Desde entonces la liberación es concebida a partir del ateísmo.

Pero este giro antropológico no sólo conocería su fracaso, sino su mayor desastre en el Holocausto. Acontecimiento del cual aún no se repone nuestro tiempo y, por el contrario, va pautando nuestra época. Efectivamente, Auschwitz no sólo representa el mayor fracaso del giro antropológico de la filosofía contemporánea, sino la demostración palmaria del desastre al que conduce convertir al hombre en el soberano absoluto.

Ni Descartes, Spinoza, Leibniz, Locke, Kant, Fichte, Schelling ni Hegel fueron ateos, ni pretendieron nunca destronar a Dios para poner al ser humano en su lugar. El ateísmo como clima espiritual histórico es propio de la modernidad tardía o después de la muerte de Hegel. Y encuentra a sus héroes en cuatro pensadores: Feuerbach, Stirner, Nietzsche y Marx. Estos son los pensadores de la finitud humana. Por ello resulta excesivo el juicio de Heidegger e impreciso el de Nietzsche. Particularmente éste último nunca puso su desconfianza en los argumentos y condicionamientos sociales de los maestros del ateísmo moderno (Feuerbach, David F. Strauss, Schopenhauer). 

Y en lo que concierne a Heidegger si bien en su "Carta sobre el humanismo" (1947) se defendió de su inclusión por Sartre en el grupo de los existencialistas ateos y afirmar en su conferencia pronunciada en 1927-1928, aunque publicada en 1969, "Fenomenología y teología", que la filosofía no es teísta ni atea y caracterizar a la teología como "enemigo mortal" de la filosofía por oponerse a la "autoasunción libre del ser-ahí total", no obstante su deslinde de las cuestiones ontológicas de la idea de Dios es un planteamiento esencialmente ateo, producto del giro antropológico de la filosofía posthegeliana en la gnoseología neokantiana y la fenomenología de Husserl. No por casualidad el método fenomenológico husserliano y el de Heidegger descartaban desde un principio la pregunta por el ser de Dios.

Dios no ha muerto sino la fe en él, y la metafísica perdió vigencia ante el avance arrollador y hegemonía cultural de la racionalidad científico-técnica, instrumental y calculadora, ante la cual está sucumbiendo la propia realidad humana. La racionalidad científico-técnica ha llevado a su epítome a la racionalidad instrumental con la aterradora consecuencia de la hegemonía imperial del nihilismo. Y es aterradora porque en definitiva el nihilismo es sólo una cosa: la desmalignización del mal y la malignización del bien. Pero cómo ha ocurrido semejante desvarío. En parte, el mismo Heidegger había señalado que la técnica es un saber del ente y un olvido del ser. Y si a esto le añadimos la lógica dineraria -tan bien descrita por Simmel en su "Filosofía del dinero"-, que convierte los valores en mercancías y disuelve lo cualitativo en lo cuantitativo, entonces lo que obtenemos es el cóctel letal del desarrollo práctico del nihilismo en todos los planos de la vida. Es cierto que el abandono de lo cualitativo está en la base y en origen de la ciencia moderna, determinando el avance arrollador del pensar funcional sobre el pensar substancial. En una palabra, el ser y el valor ha sido reducido a objeto, sin alma, sin espíritu, sin profundidad. Así quedaron asfaltadas las anchas avenidas luciferinas para el nihilista práctico.

Bajo el clima nihilista imperante el hombre se desprecia a sí mismo, toma partido por la cultura de la muerte, exalta la nada, y desespera escépticamente del conocimiento. La siniestra y tanática agenda global de la élite mundial o Cuarto Reich Bilderberg -cultura posmoderna, posverdad, ataque a la razón, eutanasia, aborto, ideología de género, lenguaje inclusivo, matrimonio igualitario, empoderamiento de la mujer, volver punitiva la masculinidad, promover la procreación genética y artificial de la humanidad, libre consumo de drogas, destrucción la familia tradicional, guerra contra la población-, es de profundo espíritu nihilista. Es el diseño de un mundo perverso en beneficio del gran capital imperial. No es difícil advertir quién promueve y a quién beneficia la ideología del nihilismo, si no es a otro sector como el de la luciferina, egoísta y avara gran burguesía planetaria. Y a este sector le hacen el juego la legión de filósofos e intelectuales, que como "tontos útiles" se suman a la danza dionisíaca y disolvente del nihilismo. ¡Nunca como en ninguna otra etapa de la historia, ha sido tan evidente y vergonzosa la traición de los intelectuales!

Contra el poder de la nada, la secularización, el inmanentismo y el estancamiento espiritual propios del nihilismo no hay más que un sólo camino, a saber, esforzarse en recuperar el supuesto de la fe en Dios. El nihilismo es la nueva neurosis espiritual mortal de nuestro tiempo y la liberación sólo es posible a través de la superación del ateísmo. En la hora presente de apoteosis del nihilismo y del último hombre, la Modernidad desnuda su verdadero rostro vernal, decadente, y depravada de una auténtica barbarie civilizada. No es el ideal de la libertad humana la que se debe abolir, sino su asunción dentro de un chato y estrecho marco inmanentista. Lo que demuestra que el hombre moderno sólo podrá realizar su mayoría de edad aunando su inmanencia con su trascendencia. No se trata solamente de repetir el lema: ¡sapere aude! o ¡atrévete a saber!, sino de enlazarlo con el otro lema indispensable: ¡atrévete a creer! Pues, el derrotero moderno es la demostración más elocuente del fracaso de una razón que se niega a reconocer las verdades suprarracionales que rodean al hombre y al mundo.

¡Despierta, hombre de nuestro tiempo! El giro antropológico de la modernidad se ha convertido en un profundo fracaso. El hombre como enemigo de Dios, a lo único que arribó es a la construcción de un orden satanocrático más nefando que Sodoma y Gomorra. Estamos a tiempo de desmontar las estructuras siniestras de la presente barbarie civilizada que se enseñorea. Recobremos la fe en Dios, la profundidad metafísica, la esencia de las cosas, reconciliémonos con la naturaleza y asumamos un nuevo ascetismo contemplativo. Hagámoslo porque la humanidad es capaz de reencontrarse con su elevada misión como criatura espiritual en la Creación. 

ÚLTIMA LECCIÓN DEL MAESTRO

 ÚLTIMA LECCIÓN DEL MAESTRO

Gustavo Flores Quelopana



Los grandes maestros lo son más fuera que dentro del aula. Son maestros de la vida. Y hacen comprender que el tiempo no es sino puente y paso hacia la eternidad. Esto lo constaté con el filósofo José Russo Delgado.

Por entonces yo era un atrevido alevín que se estrenaba como escritor. Érase un frío día del invierno limeño del año 1990 cuando me dirigía a donde vivía mi dilecto maestro sanmarquino José Antonio Russo Delgado. Recuerdo bien hasta ahora la dirección que me dio: Pasaje Ocharán, en Miraflores. Por entonces, él ya había dejado de ser profesor y yo de ser alumno de dicha casa de estudios. Previamente ya le había obsequiado algunos de mis libros y esperaba con emoción lo que me diría de ellos. Era una larga, distinguida y tranquila quinta miraflorina, ubicada frente a un umbroso parque de antiguos robles. Los trinos de los pájaros me anunciaban una sorpresa. Yo avanzaba a paso lento y emocionado. 

Era mi gran y admirado maestro. Temido por todos y venerado por mí. Su palabra sonaba como un trueno en el aula, su sabiduría iluminaba como un rayo en la obscuridad y su recia humanidad te recordaba la gran misión que uno tenía al venir a este mundo. Cuando me abrió la puerta de su departamento, vestía su severo terno y corbata negra. Nunca sonreía. Pero mis ojos atónitos debieron abrirse tanto, que él mismo me dijo: 

"Mire no tengo ni muebles para hacerlo pasar a sentarnos a conversar..."

Efectivamente, su casa lucía vacía, excepto de libros. Nada de sillones napoleónicos, espejos versallescos, lámparas belgas, ni talladas bibliotecas. Ni siquiera una mesa de comedor. Sin duda que era frugal. Nada de lujos y excesos. Al contrario, todo lucía como la celda de un contrito cenobita. La situación amenazaba con volverse incómoda, así que ambos abreviamos las palabras, recibí cumplidos de su parte y correspondiéndole me despedí. 

¿Cuál fue la última gran lección que me dio mi maestro fuera de las aulas? Su pobreza franciscana me impresionó tan hondamente que en los últimos treinta años no he dejado de pensar en ello. Recientemente leí sus gruesos volúmenes sobre "El logos: Heráclito" y "Lo que es" dedicado al gran Parménides. Y se acaba de cruzar por mis ojos este enorme pensamiento del gran ácrata H. D. Thoreau:

 "Cada uno de nosotros es rico en proporción al número de cosas que puede prescindir."

Ese fue su mensaje profundo que me dejó. El mismo que Cristo enseñó:

"No acumuléis tesoros en la Tierra donde el orín y la polilla corrompe, y donde ladrones penetran y hurtan, sino acumulaos tesoros en el Cielo".

Ahora que ya tengo sesenta y dos años, y transito cuesta abajo el trajinar de la vida, ahora que he salido indemne de la segunda ola del mortal covid, comprendo con más intensidad ese ejemplo que me dio el maestro José Antonio Russo Delgado. Él que escribió párrafos tan luminosos y verdaderos sobre los grandes maestros espirituales de la vida, Indudablemente él no era hombre pobre, sino muy rico espiritualmente. Y Dios lo debe estar premiando por tal ejemplo.

Vivimos tiempos nihilistas, por eso todo está teñido de decadencia. En medio de la recia tormenta de la presente civilización materialista y sin alma que nos asola, el ejemplo que nos legó es un reto y desafío para todos los hombres que no han perdido la fe y tenemos esperanza en un mundo espiritual antes que mendazmente ventral.

Russo tenía alma de profeta, de guía espiritual. Justo lo que hace falta hoy en día. Jamás fue un simple profesor, nunca un simple dispensador de conocimientos. Era una lámpara de Diógenes que refulgía donde se encontrara. Consciente de ello, siempre buscaba no llamar la atención, casi se ocultaba, eludía a los demás. No quería enceguecer. Mientras que los demás se arremolinaban buscando los necios aplausos, nadie como él había comprendido mejor la paz del silencio y de la soledad. El fuego de su espíritu lo consumía. Gran conocedor de Nietzsche, al que dedicó su luminoso libro "Nietzsche, la moral y la vida", jamás sucumbió a los argumentos de los defensores del ateísmo moderno y, al contrario, se esforzó en recuperar la fe en Dios. Siempre tuvo una fe inquebrantable en que el hombre podía conocer los valores absolutos.

Pero tú, que te llamas su discípulo, mírate al espejo y di cuánto te has alejado en lo esencial de tu maestro, escupiendo sobre el hombre colgado del madero como fruta silvestre por dar su vida por la humanidad. Russo no temió poner por escrito que Heráclito, San Juan y Justino hablan del mismo Logos -Cristo generado por el Padre Creador- y dirigir un ataque demoledor contra el nazi Heidegger por negar que el Dios-unidad de Heráclito es el mismo Dios-amor del cristianismo (El Logos, p. 62).

¡Descansa en paz, maestro Russo Delgado, que tu ejemplo vivirá entre nosotros inmarcesiblemente!


viernes, 24 de septiembre de 2021

NI PANTEÍSMO NI MONOTEÍSMO SINO HENOTEÍSMO PRECOLOMBINO

 

NI PANTEÍSMO NI MONOTEÍSMO SINO HENOTEÍSMO PRECOLOMBINO

Gustavo Flores Quelopana


 

 

DÍA 1

 

¿Cuál es el criterio para medir al valor de una religión?

El criterio último para medir el valor de una religión no es su beneficio cultural, ni los límites con la razón humana, ni sus ritos y dogmas, sino de la realización plena de lo santo.

 

¿O sea, se mide por el grado de realización de lo santo?

Una religión no se puede comprender partiendo de fundamentos morales ni conceptuales, sino por el grado de realización de lo santo.

 

¿Entonces no hay religión sin la idea de lo sagrado?

Puede haber piedad sin creer en Dios, pero no puede haberlo sin la idea de lo sagrado. Por eso, la esencia de la religión es la diferencia entre lo sagrado y lo profano. Ahora bien, lo sagrado implica lo demoniaco y lo divino. Lo demoníaco es lo terrible destructor, y lo divino lo santo pleno.

 

¿La palabra quechua “Waka” alude a lo sagrado o a lo divino?

Lo divino y lo demoníaco son sagrados, pero sólo es divino el primero. En quechua Huaca significa sagrado (material o inmaterial). Huaca sería el equivalente a Holy en inglés y a Heilig en alemán. Su significado involucra tanto lo divino como lo demoníaco porque amboas son sagrados. Saqra o supay se suele traducir por diablillo, y W´aka por divino. Pero en realidad w´aka, guaca o huaca significa sagrado y no parece distinguir entre lo demoníaco y lo divino. Por eso alude, más bien, a lo numinoso o sagrado.


Pero solemos asociar lo demoníaco a lo terrible, más no a lo divino. Y sin embargo la deidad Pachacamac está relacionada con lo terrible de los terremotos. ¿Cómo se explica esta aparente contradicción?

No hay contradicción. Lo terrible de lo demoníaco es el mal, mientras que lo terrible de lo divino es la justicia divina. Es por eso que Pachacamac no se referiría solamente a una deidad telúrica -terremotos-, sino que es referido como deidad Ordenadora. Pachacamac Ordenador es supracósmico y no meramente deidad atmosférica ni telúrica. Esto hace pensar que es algo numinoso en su fase superior a lo demoníaco. Esto es, es lo sagrado divino. Lo que sucede es que, tal como enfatizó Rudolf Otto, lo divino también tiene algo de terrible, lo cual no es patrimonio de lo demoníaco. Con la Pachamama sucede algo similar. Es una deidad tectónica, relacionada exclusivamente con la Tierra. Puede producir bienes como males. Es una entidad sagrada que contiene lo demoníaco y lo divino. En cambio, Pachacamac es supracósmico, divino, muy superior a lo demoniaco

 

El Padre Acosta decía que los indios no tenían palabra equivalente a Dios, lo cual no significa que no percibieran a Dios. ¿Es correcto?

Diospa Reinonqa maqanakuykunata, unquyta, yarqhayta, wañuyta ima chinkachinqa, sería Dios en quechua. Pero quiénes estarían en capacidad de decir semejante frase en quechua, solamente los Amautas. En aymara Tunupa significa el nombre de una deidad, pero no de Dios propiamente. Dios en aymara sería: Ukhamasti, kunjamtï Diosax siskänxa ukarjam juchañchataw uñjasipxäna. Lo cual sólo estarían en capacidad de decirlo los sacerdotes. Que no se tuviera en quechua ni en aymara un nombre para “Dios” es indicador que conocieron muchos dioses, pero no un Dios monoteista. De lo contrario su nombre se hubiera conocido.

 

¿Entonces, no llegaron los antiguos peruanos a concebir una deidad monoteísta?

No, no lo concibieron. Incluso concibieron un gran dios, superior a todos, pero no era monoteísta, simplemente superior a los demás. El judaísmo y el islamismo son un monoteísmo estricto, en cambio el cristianismo es un monoteísmo trinitarista. Al esquema de un gran dios con dioses menores lo llamó Max Müller "henoteísmo", pero no monoteísmo polimórfico.

 

¿Quiere decir que no es acertado el concepto de “monoteísmo polimórfico”?

No lo es, sobre todo porque ello implica una determinada idea de la substancia divina y sus relaciones internas que no se dio en el mundo precolombino. Al parecer los antiguos peruanos no tuvieron algo parecido al Tao chino. El estudioso de las religiones orientales Max Müller empleó henoteísmo para describir al Brahma hindú rodeado de toda una serie de divinidades menores. O sea, no tuvieron un dios absoluto. Dios supremo no significa deidad absoluta. La deidad absoluta del monoteísmo no tolera dioses menores. En cambio, la deidad suprema del henoteísmo sí. El henoteísmo comparte con el politeísmo la creencia en varios dioses, y con el monoteísmo la creencia en uno principal. El henoteísmo tiene la forma de ser la instancia previa al surgimiento del monoteísmo. Y esta diferenciación se hace por razones organológicas y sistemáticas. Por esto, es más exacto hablar de henoteísmo que de monoteísmo polimórfico. Al contrario, el término "monoteísmo polimórfico" tiene la apariencia de una incomprensión del desarrollo de la conciencia religiosa y de la historia de las religiones, cuando no de un forzamiento de dar un rango equiparable a las grandes religiones monoteístas a formas religiosas previas, ya sea por razones etnocéntricas o culturales, pero no científicas. Es decir, tras ello hay una intención subalterna de índole ideológica.  En otras palabras, en el mundo precolombino no se tuvo nada parecido al monoteísmo, pero sí al henoteísmo. 

 

¿Cuál sería otro signo de la falta de una concepción monoteísta?

Otro signo de la falta de una concepción monoteísta era su tolerancia con otras religiones. El monoteísmo donde aparece genera proselitismo y combate con otras religiones. Lo que en el mundo precolombino no se dio. Al contrario, hasta se convivió con una de las formas primeras y más toscas de la religión, como fue el chamanismo, con hechiceros y poseídos. Un ejemplo es el famoso chamán Antarqui al que recurrió Túpac Inca Yupanqui para emprender su viaje a Oceanía.

 

¿Etimológicamente no hay sustento para sugerir un monoteísmo precolombino?

El Inca Garcilaso sí lo supuso al decir que se vislumbró el Dios único cristiano. Pero lo más seguro es que se refiriera a la existencia de una deidad suprema y no a una deidad absoluta. Los catequizadores y misioneros se sorprendían de lo bien que entendían al único Dios cristiano, pero no pensaron que el alma humana siempre piensa en una deidad suprema. Al parecer, el hombre de todos los tiempos siempre ha pensado en una deidad suprema, pero el pensar en una absoluta es otro estadio superior en el desarrollo del pensamiento religioso. Y a eso no se llegó ni con los Incas.

 

¿De modo que ni el ídolo Pachacamac era deidad absoluta, pero sí podía ser deidad suprema?

Así es. Aún cuando el Inca Garcilaso nos habla de una deidad Pachacamac irrepresentable, Hernando Pizarro se sorprende al ver el ídolo de madera, por cuanto creía que estaría hecho de oro. Los españoles asociaron el ídolo y su culto a rituales satánicos, por lo cual Hernando Pizarro lo derriba de su pedestal y quema todo el templo. Después de la destrucción del templo se pierde el rastro del ídolo de Pachacamac, hasta que, en 1938, arqueólogos que realizaban excavaciones en el sitio descubrieron un ídolo de madera, en el templo pintado. El ídolo de Pachacamac, que durante mucho tiempo se pensó que fue destruido por los conquistadores españoles en 1533, fue descubierto en 1938. Los arqueólogos hicieron un análisis de carbono 14 del ídolo y descubrieron que databa de aproximadamente 760 a 876 d. C. Al parecer dicho ídolo comenzó como deidad tectónica y terminó en el Inca Garcilaso como deidad supracósmica, pero nunca fue dios único. No hubo monoteísmo

 

¿Pero hay diferencia entre la deidad del Lanzón Chavín y el ídolo de Pachacamac?

Aún cuando muchos expertos ven a ambos como una continuación de una misma deidad llamada Viracocha, lo peculiar de dicho ídolo que quiso destruir Hernando Pizarro es que aparece totalmente antropomorfizado y no como los de Chavín con rasgos zoomórficos. Su antropomorfización es un avance espiritual indudable, pero no como dios único. Por lo demás ese ídolo ya tiene 1,200 años, pero en él tampoco habría rastro arqueológico del monoteísmo.

 

¿Ni el dios solar inca era monoteísmo?

No, no lo era. El Coricancha era templo dorado donde reposaba la imagen de la deidad solar es una deidad superior, pero otra deidad más, y no es prueba de monoteísmo. Un poco más allá, en Tambomachay, se rendía culto al agua, otra deidad más. De ahí que no faltase la imagen para dios illapa Illapa, el dios de la lluvia, el rayo y el trueno. Llamado también Chuqilla, Catuilla o Libiac. Era el dios del clima y uno de los dioses más populares. En tiempos de sequía, los incas acostumbraban a atar perros negros hasta que sufrieran hambre para que se compadeciera de ellos y enviara la lluvia. O sea, Illapa era una deidad atmosférica, pero otra deidad más. E incluso ahora se sabe que nunca abandonaron los incas los sacrificios humanos, por supuesto, sin el carácter sanguinario y masivo de los moches.

 

¿Y que se puede decir de las deidades de los Apus?

Los apus (del quechua apu, "señor(a)") son montañas tenidas por vivientes desde épocas preincaicas en varios pueblos de los Andes (Ecuador, Chile, Perú y Bolivia principalmente), a los cuales se les atribuye influencia directa sobre los ciclos vitales de la región que dominan. Es decir, los Apus son manifestación de lo sagrado en la naturaleza, es una deidad tectónica. pero es una deidad más, no es muestra de monoteísmo

 

¿Y Wiracocha?

Wiracocha, es el gran dios, el creador de la mitología pre-Inca e Inca en la región andina de América del Sur. Se dice que su nombre completo es Apu Qun Tiqsi Wiraqucha y Con-Tici. Se atribuye como dios principal de los incas, pero es un gran dios, pero no un dios monoteísta

 

¿Y Pariacaca?

Otra deidad atmosférica es Pariacaca. Pariacaca (en quechua: Pariaqaqa) fue, en la mitología Huanca, y posteriormente en la incaica, el dios del agua y de las lluvias torrenciales. Nació de un pájaro y se convirtió luego en Kolash. El dios Pariacaca fue muy importante en la zona centroandina, era un dios regional. La deidad principal de la religión Wari es el Dios de los Báculos o Dios de las Varas como lo llamó Rowe. Parecería que se trata de la deidad principal o suprema, pero no absoluta, del mundo andino que sobrevive hasta el imperio Inca cambiando de aspecto, pero inalterable en esencia.

 

¿Pero en el mundo precolombino por qué no surgió la desconfianza religiosa ante la multiplicidad de deidades?

Es interesante observar cómo el hombre griego antiguo por razones políticas pudo incubar una creciente desconfianza religiosa debido a la multiplicidad de dioses. Eso no ocurrió en Oriente, sus filósofos como Buda, Lao Tsé y Zaratustra hicieron filosofía religiosa, y Confucio suspendió el juicio sobre esos temas como Sócrates. En el Perú antiguo por su fuerte tradición teocrática también ocurrió lo segundo antes que lo primero. Sus pensadores no desconfiaron de la religión ante la multiplicidad de religiones, el conocimiento de otros pueblos, culturas y dioses no los condujo hacia la desconfianza de la tradición religiosa, sino hacia la creación de una nueva religión. Quizá el emperador Pachacútec sea lo más cercano al predominio de lo moral como Confucio, pero al atribuírsele la edificación de Machu Picchu no se puede descartar su conformidad con la importancia de las creencias religiosas. La desconfianza de los helenos hacia la religión no tiene equivalente en el mundo precolombino. Lo que hace pensar que la filosofía precolombina fue religiosa y mitocrática. Ningún cronista indio ni mestizo registra a algún personaje que haya tenido desconfianza ante la tradición mítica. Quizá se puede mencionar al inca Atahualpa, que osó matar orejones, amautas, y mandar a violar acllas

 

¿Es decir, el politeísmo no lleva necesariamente al escepticismo religioso?

No, no lleva. Lo cierto es que la aparición de una nueva religión es en el fondo una reflexión sobre las nuevas funciones atribuidas al nuevo dios, es un pensar sobre el origen de las cosas, sobre algo similar al arjé griego. Pero sobre todo es la percepción en el sentimiento religioso de una nueva revelación de lo numinoso. El escepticismo religioso es ínsito en la creación de una nueva religión, pero ello no necesariamente lleva hacia la desconfianza en la religión misma

 

¿Quizá la más radical revolución religiosa era la incaica con su idea de un dios invisible?

Pues adorar al Sol era romper con la antropomorfización imperante hasta en los Wari y Tiahuanaco. Pero ni eso los llevó al monoteísmo ni a la intolerancia propia del monoteísmo. Seguían creyendo en la validez de muchos dioses. El dios Sol equivale a la nueva versión de Tunupa y Viracocha pero en su mayor abstracción. Ahora el que engendra la unidad del cosmos no es antropomorfo.

 

¿Pero con eso los incas responden a la vieja pregunta: cuál es el origen de todo?

Sí, es una interrogante común a la religión y a la filosofía. Es decir, la reflexión crítica no falta y los lleva hacia nuevos dioses no por la razón ni el concepto, sino por el sentimiento religioso que recibe una nueva revelación. Los dioses siguen siendo el origen de la realidad del mundo en el Perú precolombino. La deidad solar se impone sobre el politeísmo sin suprimirlo, por eso en vez de monoteísmo hay henoteísmo. No hay Dios único, como en los judíos, el Inca Garcilaso cree que se lo vislumbró, pero si ello hubiera ocurrido el proceso monoteísta se hubiera desatado incontenible arrasando los demás dioses. La creencia monoteísta impone la convicción de que dicho nombre a nadie más se le puede adjudicar y todos los demás dioses deben ser desterrados por ofender la majestad del único y verdadero dios.

 

¿La deidad solar inca pudo llevar hacia el monoteísmo?

Es una pregunta contrafáctica muy interesante. Un monoteísmo deduce que su dios es el dios de todos los hombres y por ello los dioses falsos deben ser desterrados. Otra cosa es ver que el desarrollo de la deidad solar podía llevar hacia el monoteísmo si hubiera tenido tiempo histórico, cosa que no ocurrió. En el Egipsoto Antiguo el emperador Akenatón impuso el culto solar, pero al morir asesinado fue borrado de la historia de Egipto por considerársele un hereje. Al parecer tuvo intención monoteísta, pero el culto solar inca no lo tuvo. Por todo ello, el mundo religioso precolombino llegó al henoteísmo más abstracto con los incas, pero no al monoteísmo.

 

¿Cuál es el motivo que está detrás del supuesto monoteísmo precolombino?

Hay innegablemente motivos culturales de resentimiento contra la invasión europea española que impuso la nueva religión con la guerra. Pero al ver serenamente el problema hay que advertir que el monoteísmo es indesligable del monismo metafísico. Lo cual no cual no significa que que todo monismo debe llevar hacia un monoteísmo creacionista, porque de hecho también llevó hacia un monoteísmo emanatista de tipo plotiniano. En otras palabras, no sólo el nuevo principio metafísico introducido por el cristianismo del creatum ex nihilo o creación desde la nada conduce hacia el monoteísmo, sino que también puede hacerlo el viejo principio griego nihil ex nihilo o nada viene de la nada. Pero la diferencia principal entre ambos es que mientras el monoteísmo creacionista lleva hacia un Dios absoluto y omnipotente, el monoteísmo emanatista sólo arriba a una deidad como suprema como Demiurgo u Ordenadora del mundo, porque sencillamente no saca de sí a la materia, sino que la enfrenta como otro principio metafísico opuesto a él. Es por eso que en el mundo se llega a concebir una deidad suprema ordenadora, más no una deidad creadora.

 

¿Entonces se puede hablar de monismo emanatista entre los antiguos peruanos con su deidad ordenadora?

Eso equivale a preguntarnos si el monismo emanatista es incompatible con el politeísmo. Y es fácil admitirlo. No, no es incompatible. Pero hay que hacer la salvedad que el monismo emanatista no lleva hacia un monoteísmo creacionista, a lo sumo puede llegar hacia un monoteísmo emanativo de la necesidad cósmica. Pero ese no es el caso de las religiones precolombinas. Sus deidades son providentes. O sea, dejan espacio a la libertad del devoto. Todo indica que alcanzaron un politeísmo organizado en un esquema henoteísta o con una deidad principal, suprema pero no absoluta.  

 

DÍA 2

 

¿Se puede pensar la religión precolombina es un esquema neoplatónico y emanagtista?

Si sostuve la peregrina idea del parecido de Wiracocha con el Uno, el Camac con el alma del mundo y Pachamama con el cosmos, dentro de un monoteísmo plotiniano emanatista, ahora se me ocurre la pregunta: ¿Y quién mantiene unido a los opuestos, las dualidades andinas? Y respondo que no podría ser otro que Wiracocha. Tuvo que haber amautas que se hicieran esta pregunta. Wiracocha sería quien mantiene unidos los opuestos, como fundamento del orden cósmico, tal como pensaban los estoicos. Y, además, dicho orden sería eterno, increado, ordenado sí, pero increado, tal como lo pensó el filósofo del Logos: Heráclito. Pero aquí introducimos otra idea: lo “eterno”. La verdad es que ambas cosas me parecen improbables. Primero, porque es injustificado equiparar el esquema emanatista plotiniano con el precolombino, y segundo, porque en el mundo agrocéntrico precolombino la idea idea del espacio no es infinito y del tiempo no es eterno. Por el contraio, espacio implica lo ilimitado pero finito y lo temporal lo que tiene un comienzo. Así, la idea de Pachacute como cataclismo cada 500 años involucra esta idea temporal de nuevo comienzo del mundo.

 

Pero esta concepción tiene una repercusión sobre la vida humana, muy parecida a lo que se observa en el mundo andino. ¿La misión del hombre es conservar la armonía del Logos en el cosmos?

Así es, tal como es arriba debe ser en abajo. El hombre debe reproducir la esencia del universo, vivir conforme a la naturaleza, todos tienen su lugar. Este ideario estoico se acomoda muy bien al mundo agrocéntrico andino. Todo debe ser conforme al orden del cosmos. Hay otro aspecto interesante: la divinidad estoica es inmanente, el Logos es inmanente y no trascendente al cosmos, y lo mismo que en el mundo andino dicho Logos conduce periódicamente a dicho cosmos a su aniquilación. Esto ya es plantear un esquema filosófico religioso distinto al mundo eidético puramente espiritual de la doctrina platónica. En el estoicicismo el logos es inmanente al mundo, en el platonismo la idea suprema de bien es trascendente al mundo.

 

¿A cuál de los dos fue más parecido el andino? ¿Al trascendente platónico o al inmanente estoico?

Hay quienes piensan que el pensamiento andino se acomoda mejor al panteísmo de Spinoza. Sobre esto hay que decir que tanto en el platonismo como en el estoicismo no hay deidad creadora ex nihilo, porque tienen frente a sí a la materia increada. O sea, se mantiene el esquema metafísico dualista. Spinoza es un actualizador del estoicismo, pero en dicha equiparación se olvida que la materia espinosista no es increada. Es más, la única sustancia es Dios, la cual se identifica con la naturaleza. En realidad, él fue el único cartesiano consecuente con la defición de sustancia (“que no necesita de ninguna otra cosa para existir”). Pero Spinoza identifica las cosas finitas con Dios infinito, porque los concibe como modos finitos de la sustancia única infinita. Y todo acontece por la necesidad cósmica de la sustancia infinita. Spinoza rechazó los milagros y cualquier intervención de Dios en el curso de los fenómenos. Todo debe acontecer según el orden natural. Por eso su filosofía fue concebida como panteísta y atea. Bueno pues, nada de esto está presente en la religiosidad precolombina. La divinización de las fuerzas naturales es una fase primitiva de la religión que no tiene relación con el panteísmo filosófico. Y es por eso por lo que en el mundo religioso precolombino encontramos en los cronistas y hasta el presente: invocación, oración, ruegos, ritos, o sea, creencia en el carácter providente de la divinidad. Lo cual es eliminado en el panteísmo. Pero hay quienes asocian la idea spinosista de la materia como energía imperecedera con la idea de Camac concibiéndola también como energía. Y de esto concluyen que su religión fue panteísta. Pero esto no es más que una interpretación forzada. En la religiosidad precolombina hay deidades, no energías.

 

¿Los cronistas abonan en favor de la creencia en la inmortalidad del alma, no están desmintiendo el supuesto panteísmo precolobino?

Sí, lo desmienten. O sea, los antiguos peruanos no eran materialistas como los estoicos. Y si admitieron la inmortalidad del alma, entonces su logos o Wiracocha no era inmanente al mundo sino trascendente. Un alma inmaterial no puede existir sin un logos inmaterial. Y ello nos remite hacia la proximidad a la filosofía del platonismo trascendente y nos aleja del inmanentismo estoico. Al no ser materialistas no eran panteístas como Spinoza y los estoicos. Su interpretación no fue inmanentista sino trascendente

 

¿Es un elemento muy problemático en todo el esquema andino: el Uccu Pacha? Si el universo se somete a los ciclos cósmicos qué pasa con los muertos, ¿vuelven a la vida? ¿el Uccu Pacha se vacía para volverse a llenar? ¿O es que el ciclo cósmico sólo compete al mundo de acá pero no al mundo de arriba ni al mundo de abajo?

La idea de la inmortalidad del alma lleva directamente hacia la trascendente de la deidad superior. Lo cual no significa que todas las deidades sean trascendentes, de hecho, hay en el mundo andino divinidades inmanentes.

 

¿Hubo algún otro factor que impidiera el escepticismo religioso en el mundo precolombino?

Sí, lo hubo y fue muy poderoso. Los estados teocráticos andinos, no estoy seguro de los costeños, eran muy centralizados y controlistas. Como lo indica Hegel en el mundo antiguo la libertad era patrimonio del Rey, en el mundo clásico griego lo será de los aristos y en el mundo moderno será de todos. Lo que lleva a plantearse la cuestión en qué grado los amautas eran libres para discurrir en disquisiciones filosóficas a su antojo. Realmente lo dudo. No tenían libertad de pensamiento, sino que se sometían al rígido controlo imperante. Lo que debió haber limitado bastante el desarrollo de las teorías y disquisiciones. Los Mochicas dan otra impresión por su cerámica sexual, que en realidad no era erótico sino ritual. Pero el hecho de la frecuencia ritual de sangrientos y masivos sacrificios humanos pone en duda que allí pudiera darse libertad de pensamiento. Menos aún en los Chimúes, cuya rigidez teocrática es más notoria. Sin duda, los moches tuvieron una astronomía muy superior a los chimúes, fueron mejores observadores de los astros, pero por razones religiosas se trató de una astronomía oracular, religiosa y mántica. Y así desaparecieron del firmamento abandonando las monumentales pirámides del Sol y de la Luna. Y lo chimúes se volcaron hacia deidades marinas.

 

Volviendo al mundo andino y dejando la costa, ¿se puede ver que el Camac como Vivificador o Alma del mundo podría ser de índole inmanente?

Hay un detalle con el materialismo. No todo materialismo niega la inmortalidad del alma. Por lo menos el democriteano no lo hace. El propio Spinoza admite algo eterno en el alma. ¿Pudieron los antiguos peruanos ser materialistas y creer en la inmortalidad del alma? ¿Acaso la aceptación de dioses providentes es incompatible con el materialismo? Tampoco lo es. ¿Pero Wiracocha sería producto de la materia o al contrario el organizador de la materia? Si Wiracocha es producto de la materia, entonces todo en la naturaleza es materia y se deriva hacia un monismo materialista. Pero si Wiracocha es el Organizador de la materia, entonces lo que hay es un principio espiritual opuesto al material, un dualismo metafísico, producto del cual el caos es reducido al orden. O sea, la idea misma de una deidad Ordenadora del mundo es incompatible con el panteísmo. Porque si la energía material es la organizadora del mundo qué necesidad tendría de un Ordenador. Ninguna.

 

¿Si es el esquema metafísico de la religiosidad andina no fue monista, entonces fue dualista?

Esa es mi idea. El dualismo metafísico no implica una trascendencia monista sino una trascendencia dualista, porque son dos principios -uno material y otro inmaterial- los que dan lugar al universo. La conocida oración a Wiracocha o a Pachacamac revela una idea de deidad que fue llevada lo más lejos posible de la materialidad. Es decir, es incorporal, no material, sino material. Esto abona en favor de la tesis de un esquema metafísico dualista, con dos principios supremos. Tanto el principio inmaterial y el principio material darían lugar a la naturaleza, a la pachamama. Y quizá ello a través de Camac, concebida como la inteligencia o el alma en acción de Wiracocha. La oración religiosa mencionada es importante porque registra la doctrina de la providencia divina. Providencia que gobierna la marcha del universo

 

¿Eso revelaría que en el Perú antiguo no habría nada parecido al epicureísmo con sus dioses bienaventurados que no se ocupan de los asuntos humanos, ni del panteísmo de Spinoza con su púnica substancia?

Efectivamente. Todas las deidades precolombinas tienen que ver con los asuntos del hombre, por eso es posible pensar que existió también una doctrina teleológica o del fin sobre la marcha del universo. No obstante, el espíritu andino como el griego y otros ancestrales -excepto el judío- no es antropomórfico, el hombre no es la meta exclusiva de la providencia divina. Los ciclos cósmicos responden al plan de la providencia divina en el cosmos. Pero la doctrina de la providencia plantea el problema de la teodicea, o sea cómo se concilia la divinidad buena con tantos males. Este asunto no debió haber pasado desapercibido para los agudos Amautas.

 

¿Teodicea en los antiguos peruanos?

La respuesta no es difícil encontrarla hasta en los Nazca y sus gigantescos geoglifos. La culpa por los males no es de la divinidad o divinidades buenas, sino que el responsable es el libre albedrío del hombre, concebida como una falta de piedad traducida como mal moral la causante del mal tanto entre los hombres como en la naturaleza. Este punto es importante en un territorio tan asolado por calamidades naturales que hicieron desparecer a moches, nascas, tiahuanacos, entre otros, no es raro que se desarrollara una doctrina de la providencia, de la piedad, de la teodicea. No hay duda que la gran responsabilidad moral ante los dioses y el curso del cosmos no recaía en la libertad individual del simple runa, sino en la élite dominante y dirigente, en el emperador, el rey, el inca, el curaca, como intermediario entre los hombres y los dioses, junto a su parafernalia de sacerdotes y sabios

¿Quién se comunicaba con las deidades?

En regímenes teocráticos centralizados si había alguien con quien los dioses se comunicaban eran con sus reyes en sueños, visiones, oráculos, presagios, que debían sewr descifrados por los arúspices. De manera que aquí no hay teología o derecho naturales, sino teología y derecho aristocrático y monárquico, exclusivamente es el rey quien decreta y quien recibe las revelaciones de las divinidades, aun cuando sean sus arúspices quienes los guien en esa labor. La jurisprudencia precolombina basada en su teología imponía las reglas de convivencia social según el entendimiento del intermediario entre los dioses y los hombres, o sea el monarca. Es por eso que la libertad y los derechos no eran los mismo para todos los runas. Aquí la única voz de la conciencia que valía para la conciencia social era la del gobernante. La conciencia de las normas éticas común a todos los hombres eran las dictadas por el gobernante

 

¿Pero debió suceder lo mismo en los pueblos amazónicos?

No, eso no debió haber sucedido así en las etnias amazónicas. Éstas sin estados centralizados ni sociedades fuertemente jerarquizadas, debieron haber tenido una relación muy distinta con la voz de la conciencia de las normas éticas. Aquí destaca el libro clásico de Pierre Clastres "La sociedad contra el Estado", donde se afirma que en las sociedades primitivas economía y política evolucionan en razón inversa una a la otra. O sea, cuanto más rudimentaria es la economía, menos coercitivo es el poder. Una sociedad con clase se rige por la racionalidad de la rentabilidad máxima de los recursos, en cambio una sociedad sin clases se rige por la racionalidad del gozo máximo. Esto significa que en medio de una naturaleza ubérrima como la selvática, las sociedades primitivas sin estado conocen el poder, pero no la política, son sociedades con una estructura de poder mínimo y sin política. En otras palabras, no todo der implica la existencia de la política. Hay poder sin política, pero no política sin poder.

 

¿Por eso que las religiones selváticas no conocieron los sacrificios humanos de índole ritualístico-estatal?

Los jíbaros como otros pueblos primitivos consumen partes del derrotado e incluso familiares muertos para adquirir su poder, ingieren la fuerza sagrada del “mana”. Marcel Mauss lo estudia bien en su obra "Ensayo sobre el don", también lo hacen Levi Strauss y Mircea Eliade. Lo curioso es que no lo hacen para persuadir a sus dioses a cambio de favores, como ocurre en los estados centralistas y con clases sociales. Para ello tienen a los poderosos chamanes, que existian en tiempos precolombinos en los pueblos del Amazonas con su dominio de las plantas alucinógenas y eran el medio del mayor enriquecimiento de la teología primitiva amazónica. Su piedad religiosa es operativa, se realiza con medios que se encuentran en la naturaleza, por ejemplo, en el tratamiento de las enfermedades con las plantas, y por ello concebían a las divinidades en las plantas, animales, lugares, otros humanos, demonios, semidioses y dioses, pero todos ellos en la naturaleza, en el cielo y la tierra, su inmanentismo es más evidente. Pero no en vano los historiadores de las religiones han destacado que la religión de los demonios fue la primera forma de lo sagrado entre los pueblos primitivos.

 

Volviendo a los estados teocráticos ¿fueron un dique para un mayor desarrollo de la filosofía mitocrática?

Tengo la impresión de que sí. El férreo control estatal teocrático no permitió que surgiera un Sócrates, un Platón o un Aristóteles. Aunque es muy probable que los Amautas muy en secreto pudieran tener opiniones como de los presocáticos.

 

Hay quienes buscan revivir la religión precolombina con sus tiempos ciclos e incluso asumiéndolos como compatibles con la ciencia. ¿Es verdad y posible acaso esto?

No lo es. Hay una observación de fondo que hacer sobre el tiempo cíclico. Este es de carácter mítico y tiene que ver con la vinculación con el mundo agrocéntrico con los ciclos naturales. Por lo demás, por la segunda ley de la entropía el tiempo pasa irreversiblemente sin posibilidad de repetición. Esto es, que cualquier proceso regular inclusive -como el de las leyes naturales- tiene como característica fundamental el de ser contingente y no necesario. El tiempo cíclico no tiene fundamento científico, aún cuando pueda haber modelos cosmológicos cíclicos, pero son de carácter hipotético y especulativo.

 

¿Y cómo queda la percepción del hombre en el mundo precolombino, especialmente la idea de individuo?

Desde Caral hasta el Incario hay una constante: el ser humano participa de la divinidad a través del monarca, el elegido. No existe la idea de la dignidad del individuo en cuanto tal. Hasta donde se conoce el alma precolombina no estaba sujeta al ciclo de las reencarnaciones. El alma moría para ir a vivir al Uccu Pacha. Pero el alma del individuo humano iba a vivir en el más allá con las demás cosas. O sea, la inmortalidad no le era exclusiva a su ser. Entre los moches los grandes reyes morían junto a su corte que le seguía sirviendo en el otro mundo. Algo parecido se ve en el mundo de la China antigua y otras civilizaciones. Es decir, el valor del resto de los individuos se subsumía al valor del rey. Este infradesarrollo de la idea de individualidad es común en el mundo antiguo, y se dio entre los egipcios, chinos y mayas. Sólo con el cristianismo el individuo adquiere una dignidad muy superior a la razón, para unirse a los designios del Creador. El hombre será concebido como creado a imagen y semejanza de Dios. Mientras en el mundo precolombino no se dio la concepción del individuo como sustancia individual con naturaleza racional. Y justamente como no se concibió la persona como libertad, por eso sólo el rey tenía la representación de la humanidad ante los dioses. A esto se puede objetar la existencia de la penitencia, la oración y el culto personal en la religión incaica. Pero ello no representaba que el individuo sea concebido como ser libre. La subjetividad es todavía parte de la naturaleza y por eso no reconocible como autonomía personal.

 

¿Pero si hubo teodicea entonces hubo parusía?

La irreversibilidad del tiempo de la ciencia confirmó el tiempo lineal del cristianismo y no el tiempo cíclico de las civilizaciones míticas. Eliade también subraya que los hebreos fueron los primeros en descubrir la significación de la historia como epifanía de Dios. Lo más interesante es preguntarnos si el mito del dios blanco empuñando sus dos varas y venido del mar, constituye una parusía o espera inminente inserta en la teología andina. Este hombre-dios civilizador que luego desapareció por el mar, aparece el Chavín, Paracas, Tiahuanaco, Huari e Incas. En el ideario teológico andino se esperaba su próxima llegada. La inminencia de esta parusía niega alguna oposición entre historia y escatología en los andes precolombinos. Al parecer nada de esto hay en los mitos amazónicos, porque las plantas alucinógenas son puertas hacia las deidades del inframundo y atmosféricas

 

¿Pero pudo se Viracocha un personaje histórico?

Es probable. Si lo de Viracocha alude a un acontecimiento histórico éste debió suceder por lo menos hace 2, 500 años. Expertos en historia marítima afirman que los chinos llegaron a América 700 años antes que Colón, pero apenas nos deja en el año 792. ¿Si Viracocha no fue chino, entonces de dónde vino ese personaje? No puede ser un náufrago, porque de lo contrario no se hubiera aventurado a retornar al mar. ¿Vino de la India, de Egipto, de Fenicia? Pudo haber sido cualquiera de éstos, porque su historia se remonta antes de Cristo, pero todos tenían alfabeto y escritura. Entonces por qué no dejaron huella de ello. Los hindúes en el año mil antes de Cristo ya tenían un gran desarrollo civilizatorio, pero ¿por qué no dejarían su escritura? Incluso su florecimiento cultural data del 3,300 a.d.C. Los persas mismos se remontan a 2,800 años A.D.C. Pero si Viracocha era blanco, no pudo ser de la India ni de Egipto, pero sí de Persia o de Fenicia.

 

¿Piensa que hay antropomorfismo en el Señor de las Varas?

La representación artística del Señor de la Varas es interesante en su iconografía. Se remonta a Chavín. Veamos. Caral se remonta 5 mil años, Chavín a 2 mil 500 años. Si la más antigua inconografía de Viracocha se registra en Chavín, entonces dicha deidad debió venir 2,500 años después de Caral. Pero la iconografía nos dice que su parafernalia responde a una visión sobrenatural, que tuvieron los chamanes de su persona. Es decir, las antiguas culturas buscaron comunicarse con Viracocha a través de sus chamanes y esta es la visión que obtuvieron. La representación responde indiscutiblemente al mundo de lo sagrado, pero no de lo divino, más bien su iconografía representa a un demonio. Y esto lejos de ser un juicio cristiano se remonta a iconografías de demonios existente4s en las culturas antiguas de China, India, Mesopotamia, etc. Ya hemos dicho antes que lo primero que se consolidó como religión fue el culto demoníaco, y luego éste fue superado. No digo que necesariamente Viracocha en persona haya sido un demonio, sino que en los trances chamánicos se pudo infiltrar el demonio y hacerlo aparecer tal como se lo representa en las iconografías.

 

¿La imagen del cosmos surgiendo del caos es patrimonio del mito?

No, no lo es. Es interesante constatar que la imagen del cosmos surgiendo del caos no sólo es propio del mito, también está presente en un pensador mecanicista y creyente como Descartes. Descartes creía en Dios, personal, omnipotente e inmutable, era cristiano, pero su idea del universo era mecanicista y por ello concibe que Dios creó un universo caótico, en torbellino y sus leyes naturales le fueron dando forma, dándole orden. Mientras que el Dios de Spinoza defiende la simplicidad de la esencia divina, donde no existe diferencia alguna entre entendimiento y voluntad, ello lo llevaría a criticar la idea de un Dios personal. La imagen cartesiana del mundo escandalizó a Newton, por excluir a Dios en los procesos dinámicos del universo. Por eso no falta quien acusa a Descartes de precursar el deísmo filosófico de los ilustrados franceses y de los ingleses. Curioso destino el de Descartes, él nunca se concibió como el fundador del idealismo subjetivo, ni el siglo XVII ni de comienzos del XVIII lo vio así, sino como un renovador de la teología filosófica. Esa teología filosófica de carácter mítico que hubo en el mundo precolombino admite el caos, pero está muy lejos del monoteísmo creador de Descartes.

 

¿Y también lejos del panteísmo de Spinoza?

Sí. Estas consideraciones ayudan a darse cuenta de que en el mundo precolombino no hay algo parecido a la substancia única de Spinoza. Para Spinoza la substancia es aquello que no necesita de otra cosa para existir. Pero para Descartes la substancia no se predica lo mismo en lo infinito que en lo finito. No los iguala, por eso mantiene el Dios personal. Si los antiguos peruanos oraron, creían en la providencia y en la inmortalidad del alma, entonces no tenían una deidad inmanente sino trascendente, la deidad suprema no se identificaba con su ordenamiento del mundo, no hay lugar para el panteísmo. Desde Caral hasta los Incas no hay panteísmo en la teología filosófico-mítica precolombina.

 

¿Podemos tomar en cuenta a otro gran mitólogo?

Claro que sí. Es interesante en nuestra reflexión tener en cuenta la obra de Joseph Campbell, tiene obras monumentales sobre el mito y religión comparada y dice cosas muy interesantes, por ejemplo, sobre la religión de los poderes animales de los cazadores recolectores. Lo curioso es que Chavín tiene mucho de eso y sin embargo ya es agricultor. Tello tuvo razón, era gente de la selva que colonizaba la sierra. Lo mejor de Tello es haber reconocido las complejas influencias entre la Amazonía y los andes. La sacralización de motivos felinos, lagartos y serpientes hablan de su procedencia selvática.

¿Se puede presentar el derrotero de la religiosidad precolombina?

Pienso que sí. Y lo haría en cinco puntos:

1. La religión andina desde Caral hasta los Incas parece no haber sido politeísta, sino henoteísta, por admitir una divinidad superior a todas las demás.

2. A partir de Chavín con el dios Viracocha de apariencia humana, se busca superar la contradicción entre lo humano y lo divino.

3. Pero dicha unión de lo humano y lo divino se rompe con la divinidad más abstracta de Pachacamac, que resulta una divinidad abstracta opuesta a lo finito.

4. Si la esencia de la religión es resolver la contradicción entre lo finito y lo absoluto, la religión andina precolombina con los incas fracasó en el intento, al no poder dar por superada la contradicción entre lo finito y lo absoluto.

5. La religión absoluta recién llegó a los peruleros con el cristianismo, con su idea central de encarnación como unión del ser humano con la divinidad en Cristo.