jueves, 4 de noviembre de 2021

EL TRÁNSITO HIPERIMPERIALISTA DEL NEOLIBERALISMO AL CAPITALISMO DIGITAL

 EL TRÁNSITO HIPERIMPERIALISTA DEL NEOLIBERALISMO AL CAPITALISMO DIGITAL

Gustavo Flores Quelopana



Había para el capitalismo neoliberal un límite que era difícil de establecer y luego más difícil de mantener: que el plusvalor se obtenga de la especulación financiera y de convertir al planeta en un casino global. Tenía que haber un límite absoluto en la descalificación o extinción del trabajo y en la reducción de costos de reproducción. 

El capitalismo neoliberal parece estar en un callejón sin salida y se aproxima a su punto final o, de lo contrario, se transformaba radicalmente. Ese salto cualitativo que lo transforma se llama CAPITALISMO DIGITAL, al cual van adheridos sus sueños tecno utópicos de vencer la muerte, tener fuerza física y gran inteligencia mediante la tecnología. El decrecimiento de la tasa de plusvalor luce corregido en la economía contributiva del capitalismo digital con las redes sociales, la web y el internet. En la nueva mutación del hiperimperialismo el capital se lanza con todo furor a producir más plusvalor mediante el desarrollo acelerado de nuevos motores de búsqueda e inusitados algoritmos digitales. 

Todo este movimiento del modo de producción capitalista significa tres cosas. Primero, que el capitalismo destruye su propia estructura social. Segundo, que no siempre es el propio enfrentamiento entre capital y trabajo lo que lleva al desarrollo de las fuerzas productivas. Y, tercero, que la tecnología no sólo desantropomorfiza el proceso de trabajo y acumulación de capital, sino que se convierte en la principal que acabará sepultando al capitalismo. Porque si en un primer momento es el medio idóneo de los monopolios, haciendo que el capitalista la haga intervenir de su lado hasta que completen el remplazo de la fuerza de trabajo humano por máquinas, el capitalismo digital también tiene un límite absoluto. 

El capitalismo digital también tiene su callejón sin salida y se aproximará a su punto final con una velocidad aun mayor que el capitalismo neoliberal, que le tomó 45 años. Pero esta vez el salto cualitativo del capitalismo digital sería provocar el socialismo y la abolición del capitalismo, simplemente porque la cibernética pondrá punto final a la tasa de ganancia como motor de la economía. La tendencia de la máquina cibernética es reducir al extremo el capital variable y aumentar al máximo el capital constante. Con ello se pone ontológicamente punto final al capitalismo. Todo este movimiento histórico no representa una destrucción creativa del capitalismo mismo, porque si todo dependiera del capital éste quisiera valorizar el capital hasta el infinito. 

De lo que se trata es que una nueva fuerza productiva alumbró y su propia lógica interna -como automatización completa de la economía- lo lleva a más allá de la lógica del capital. Será un momento histórico tan impensado, aludido por los utopistas, elucubrado por Marx -como paso del Reino de la necesidad al Reino de la libertad-, que a nosotros desde aquí sólo nos toca decir que será el momento en que el hombre recuperará su humanidad porque dejará de descansar para trabajar, descansando para vivir, y realizarse espiritual y creadoramente. Será la superación del nihilismo, el ateísmo, el amoralismo, y la reconciliación del hombre con lo santo y divino. En ese nuevo salto cualitativo quedará atrás la muerte de Dios, del hombre, de la naturaleza y la reconciliación con la Vida inmanente y trascendente.