domingo, 30 de julio de 2023

EL IRRACIONALISMO DE HITLER A BIDEN

EL IRRACIONALISMO DE HITLER A BIDEN


Estamos en momentos de agonía del viejo orden y de alumbramiento de lo nuevo. Son momentos de inseguridad en que el fascismo irracionalista contemporáneo explota al máximo. Y actualmente lo hace bajo la rusófoba administración de Biden, de la decadente y desmoronada democracia norteamericana.

Desde Schopenhauer a Nietzsche, o sea en la fase del imperialismo colonialista, el conocimiento del mundo se volvió en interpretación del mundo. Se acentuó la subjetivación moderna del mundo. De Husserl a Heidegger y Gadamer, bajo la fase del imperialismo industrial, toda la realidad se volvió hermenéutica. Del existencialismo ateo y posestructuralismo francés al posmodernismo ítalo-galo, bajo la fase del imperialismo posindustrial, la realidad se volvió virtual. Y sin necesidad de exagerar el avance del cáncer nihilista bajo el signo del irracionalismo, en la fase del capitalismo digital y cibernético, la realidad se torna en constructo de bits y algoritmos virtuales. La trayectoria del irracionalismo llega a su cúspide con su característico ataque a la objetividad, la realidad, el ser y lo trascendente. Por eso vive engolfado en los predios del idealismo subjetivo, donde el pensamiento es incapaz de alcanzar la realidad.

La lección que el fascismo de Hitler dio al mundo tienen que sentirla agudamente los obligados a velar por una existencia racional, esto es, los filósofos. Pero a esta responsabilidad no han hecho honor los filósofos del Perú ni fuera de ella. Hay un buen contingente de ellos que creen que la filosofía es inofensiva o puramente académica, lo cual nunca lo creyó ni el propio neoliberalismo que logró desterrarla de la enseñanza escolar. 

Mientras tanto, en las nuevas circunstancias del mundo de hoy seguimos avanzando por la senda de la Tercera Guerra Mundial imperialista. Y esto significa que el irracionalismo sigue desempeñando un papel central y dominante en el periodo de organización de la tercera conflagración mundial. 

En otras palabras, el irracionalismo sigue formando la atmósfera filosófica de la nueva propaganda de guerra rusofóbica. El irracionalismo clásico de la época de Hitler ha cedido su lugar al irracionalismo actualizado de la época de Biden. 

Toda una serie de elementos filosóficos siguen siendo predominantes en este irracionalismo (agnosticismo, relativismo, nihilismo, mitomanía, fake news, ideología de género, eutanasia, eugenesia, aborto, tanatopolítica, fe en los ovnis extraterrestres, racismo, libertinaje, hedonismo, etc.). 

Pero lo que vemos es que, así como el irracionalismo adquirió fuerza demoníaca en la Alemania de Hitler, de modo similar hoy adquiere fuerza satánica en los Estados Unidos de Biden. No en vano Biden dirige sus principales esfuerzos en convertir la guerra en Ucrania en el polvorín de la Tercera Guerra Mundial. Lo que significa que el gran problema del desarrollo ascendente o destrucción de la razón es el quid en el que debaten las fuerzas del progreso y las de la reacción. El Apocalipsis nuclear sería el culmen del irracionalismo contemporáneo representado por el occidente liberal encabezado por Biden. 

Se han hecho realidad en todo el mundo las palabras de Mefistófeles al angustiado Fausto:

Desprecia la ciencia y la razón,

la mayor fuerza en que descansa el hombre

y te tendré por entero a mi merced.

sábado, 29 de julio de 2023

DECLARACIÓN CONGRESAL UFO

 

DECLARACIÓN CONGRESAL UFO

Las recientes declaraciones de David Grusch y compañía ante el Congreso norteamericano no añadió nada nuevo, a pesar de que los entusiastas platillistas quieran hacer creer lo contrario. En pocas palabras lo que dijo fue lo siguiente: "Hay cuerpos biológicos recuperados no humanos, pero se lo dijeron de oídas, él nunca los vio". El resto de las declaraciones fueron testimonios de avistamientos ovnis. 

En suma, puras palabras, ninguna evidencia concreta. Esto hace sospechar que se utiliza el tema de los ovnis como distracción de la opinión pública para ocultar dos cosas: 1. la estrepitosa derrota militar del apoyo yanqui y de la OTAN a Ucrania, y 2. la calamitosa situación económica y social interna en los Estados Unidos. En otras palabras, lo único nuevo que se añadió fue otra especulación más sobre los cuerpos alienígenas ocultados.

No negamos que existan los ovnis y que sean reales, pero lejos de ser seres del espacio son seres espirituales demoníacos, por toda una serie de comportamientos que lo he analizado en mi reciente libro UFOLOGÍA: EL GRAN FRAUDE. Allí explico que el fenómeno ovni tiene un doble origen: demoniaco y militar. Demoníaco porque sólo seres espirituales pueden no sujetarse a las leyes de la física. Y militar porque es una coartada del Pentágono para desarrollar armas secretas encubriéndolo con el mito de seres espaciales.

Por ello, lo dicho por Grusch son puras fantasías que responden a las directivas del Pentágono. Pero el relato de sus avistamientos es real, pero no se trata de tecnología extraterrestre, sino de demonios.


domingo, 23 de julio de 2023

HUMANIDAD EN PELIGRO: TERCERA GUERRA MUNDIAL (Nuevo libro)

 


Gustavo Flores Quelopana

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HUMANIDAD EN PELIGRO: III GUERRA MUNDIAL

 

 

 

 

FONDO EDITORIAL

IIPCIAL

Instituto de Investigación para la Paz Cultura e Integración de América Latina

LIMA-PERU

2023

 

 

 

BIODATA

 

Gustavo Flores Quelopana (Lima, 1959). Filósofo, poeta y escritor, peruano de frondosa obra y ágil pluma. Ex-Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía, Presidente tres veces en la Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA-Perú). Disertante en universidades de Colombia, Panamá, México y Perú. Sus aportes filosóficos se traducen en varias categorías: lo “Numinocrático”, aplicado a la filosofía prehistórica; “Mitomorfico” para entender el filosofar arcaico; “Mitocrático”, para comprender la filosofía ancestral; lo “Anético”, para categorizar la crisis moral y antropológica de la posmodernidad; la Justicia como “Copertenencia”; el “Hiperimperialismo”, como lo característico y esencial de la globalización neoliberal actual; la “Cibercracia”, régimen político hacia el cual marcha el capitalismo digital; y el “Ciber Deus”, como realidad posible de la Inteligencia Artificial Fuerte, y la “paradoja antrópica”, como categoría clave para entender la destrucción ecológica por la modernidad objetivante y antimetafísica.

 

 

 

 

PRÓLOGO

 

 

E

l mundo se estremece ante los dolores de parto de un nuevo orbe. Al parecer las élites plutocráticas globalistas no se esperaban tal revés, por lo menos eso se trasluce en su optimista agenda 20/30. Allí percibían con toda claridad que había que batir sin problemas primero a Rusia, y luego a China, para mantener sus reglas y su orden mundial. Pero el cálculo les ha fallado estrepitosamente porque en el mundo cobra mayor fuerza, dinamismo e ímpetu el Orden Mundial Multipolar, y en su desesperación la vieja plutocracia liberal se encamina hacia un Tercer Conflicto Mundial, que esta vez -dado el calibre de los armamentos nucleares de que se dispone- pone en peligro la sobrevivencia de la humanidad entera.

Hasta antes del estallido del conflicto de Ucrania el mundo se encaminaba hacia una integración global ente Oriente y Occidente a través de dos grandes megaproyectos: la Ruta de la Seda de China, que iba a integrar a Europa con el Oriente, y los gasoductos NordStream I y II, que iba a fortalecer a Alemania en su independencia energética, integrarla con Rusia y seguir comandando la economía europea. Pero la prédica norteamericana hasta el último momento era que Alemania abandonara dicho proyecto energético, ante lo cual sólo recibía la burla de los tudescos. No obstante, la canciller alemana Angela Merkel no era sincera y jugaba a dos bandas, porque por un lado se mostraba firme en el proyecto gasífero, pero por otro lado aparentaba alentar los acuerdos de Minsk con la sola intención de dar tiempo al régimen nazi de Kiev para que se rearmara. Su imprudencia y aventurerismo político le costó caro, el imperio junto a los servicios secretos británicos y ucranianos sabotearon los oleoductos destruyéndolos con cargas explosivas en setiembre del 2022. Más de 10 mil millones de euros se fueron al agua. El canciller Olaf Scholz, sucesor de Merkel, se quedó sin soga y sin cabra, ahora tiene que afrontar una severa crisis energética, y con él toda Europa, y encima comportarse como vasallo sin soberanía ante los dictados del amo imperial. Para sellar la insensatez política europea la OTAN declara que China representa una amenaza a los intereses, seguridad y valores del occidente liberal. A las claras se ve cumplido el objetivo imperial: se frustraron dos grandes proyectos económicos que hubieran salvado a Europa de la catástrofe, a saber, la Ruta de la Seda y los gasoductos ruso-alemanes.

El catalizador de toda esta escalofriante perspectiva es la guerra en Ucrania que ya lleva más de un año, la cual, como campo de prueba de las armas occidentales y rusas, sabe perfectamente que el nazi Zelenski no tiene posibilidad alguna de revertir los acontecimientos militares. Y por más que diga que no permitirá el ingreso de tropas extranjeras en su país, es conocido por hacer siempre lo contrario a lo que dice. No en vano el 13 de julio Biden firmó una orden ejecutiva disponiendo el traslado de 3 mil soldados más al frente europeo, y ya se tiene a 11 mil tropas yanquis en territorio polaco listos para entrar en combate. Por tanto, lo que se espera es la peligrosa dilatación del conflicto, acordado por la OTAN en la cumbre de Lituania el pasado mes de julio. Lo cual resulta irracional, pues en toda la línea del frente ucraniano las tropas rusas avanzaron, la contraofensiva de Zelenski resultó un fiasco, y en vez de ver el momento de hablar de paz los guerreristas occidentales acordaron aumentar el envío de armas para Ucrania y no incorporarla momentáneamente a la UE. La peor novedad de todas fue que EEUU proporcionaría las prohibidas bombas de racimos a Ucrania, pese al desacuerdo de sus vasallos europeos. En otras palabras, que Zelenski siga poniendo los muertos mientras la OTAN se rearma para enfrentarse a Rusia. Y esto responde a que el occidente liberal -léase el imperio norteamericano y sus vasallos europeos- sólo se relaciona con la necesidad de los amos del mundo[1] de mantener el Orden Mundial Unipolar.

No en vano el mal llamado Club Bilderberg, pero que en realidad es el Reich Bilderberg, se reunió entre el 18 y 21 de mayo en Portugal con el alto mando de la OTAN, la CIA y el MI6 británico para acordar el plan estratégico para derrotar a Rusia, China e India y mantener el liderazgo de EEUU junto a sus vasallos. Y en sus planes para mantener la dominación mundial está la expansión de la OTAN hacia el Pacífico para enfrentar a China, activar un enloquecido rearme acelerado para lanzar primero una campaña terrestre contra Rusia, y luego, de forma casi inmediata, desatar un conflicto termonuclear si es necesario.

En otras palabras, fueron 130 participantes de todos los países del mundo, incluido el longevo Henry Kissinger, que defienden acérrimamente los intereses de las diez personas más ricas del planeta, se sienten con el derecho de tomar decisiones que repercutirán sobre 8 mil millones de habitantes de este planeta. Y a esto le llaman democracia. Lo que demuestra que la concentración de la riqueza en pocas manos se convierte en la principal amenaza para la paz mundial. 

A todas luces los planes guerreristas de la OTAN propuestos en el mes de julio en Lituania salieron de la cumbre Bilderberg del mes de mayo en Portugal. Pero los líderes occidentales europeos y norteamericanos saben que sus armas son tecnológicamente inferiores respecto a los de Rusia y China, están armamentísticamente rezagados. Además, no tienen ni el tiempo ni el presupuesto para lograr un nuevo nivel tecnológico en los armamentos, por lo que sus bravuconadas sólo están dirigidas a seguir como zombis los dictados Bilderberg para empeorar la confrontación hasta llegar al conflicto nuclear. Incluso las pruebas estadounidenses por lograr misiles hipersónicos han fallado y por su alto costo se duda que lo logren en tan alicaída economía suya castigada por la inflación, el endeudamiento, los gastos militares y el déficit fiscal.

¿Pero puede alguien en su sano juicio pensar que es posible desatar un conflicto termonuclear y tener posibilidades de salir incólumes? ¡Y quién ha dicho que los amos del mundo estén en su sano juicio! Más bien ¡han perdido el juicio! Es que los 10 hombres más ricos del planeta están seguros de poder resistir en sus búnkeres privados a un holocausto nuclear. El resto de la humanidad poco interesa, no son su prioridad. En su desbocada e insensata obsesión por el dominio mundial consideran necesario el empleo de las armas nucleares para eliminar a sus oponentes[2]. Sólo en ese tipo de armas son competitivos, en el resto no. A pesar de no tener ventaja en una guerra convencional contra Rusia y China y no tener efecto las sanciones económicas impuestas a estos países, siguen adelante en sus planes de ser los únicos dueños del mundo. Y por eso han desmantelado momentáneamente la Ruta de la Seda y los oleoductos NordStream que apuntaban hacia una integración euroasiática.

Llegar hasta el enfrentamiento nuclear. Al parecer esa es la opinión de las élites globalistas de occidente que con sus acciones intensifican su belicismo mundial. Ya la vice presidenta de Biden, Kamala Harris, dejó pasmado al mundo al afirmar que “cuando reducimos la población, más de nuestros hijos pueden respirar aire limpio y beber agua limpia”. Y la Casa Blanca salió de inmediato a corregir el lapsus linguae diciendo que no quiso decir “población” sino “polución”. Lo interesante no es lo que Freud reveló sobre los deslices verbales, como expresiones del inconsciente que aparece como equívoco en la expresión consciente, sino que precisamente dichas palabras de Kamala fueron furiosamente aplaudidas por su auditorio. Lo cual revela el estado histérico y paranoide de la mentalidad ultraderechista estadounidense, la cual está perdiendo el sentido común.

En otras palabras, la idea de reducir la población mundial aun a costa de una guerra termonuclear no es muy impopular como algunos podamos pensar. La revista Nature Food calculó que un conflicto nuclear entre EEUU y Rusia provocaría una hambruna global que podría matar a más de 5 mil millones de personas. Y sólo al primer impacto del primer día morirán no menos de 90 millones de personas. Sin duda, para los macabros partidarios de la disminución de la población mundial el cálculo no les viene del todo mal, es casi el 63 por ciento de la población mundial la que morirá frente a los 8 mil millones que serán para 2023. Pero el mundo Occidental nunca ocultó sus preocupaciones neomalthusianas sobre cómo frenar el crecimiento poblacional en los países comunistas, primero, y luego en todo el globo terráqueo. De sus entrañas ha salido el discurso que sustituye el control de la natalidad por la promoción de la ideología de género. Pero ahora la insana homosexualización de la humanidad les quedó corto y prefieren, más bien, irrogarse el derecho del exterminio termonuclear.

Nadie puede olvidar las esperanzas mundiales que despertó la llegada al poder de un presidente negro en la Casa Blanca con Barack Obama (2009-2017), pero tampoco nadie puede olvidar cuando defraudó las expectativas al terminar su periodo como el presidente de los drones asesinos, de la dilatación de las guerras en Afganistán, Irak, Siria, autorizó ataques en Libia, Pakistán, Somalia, Yemen, y reanudó la nueva guerra fría contra Rusia. Dejó un legado nefasto, y superó a Bush en el gasto militar. No obstante, su predecesor Georg Bush había declarado una guerra mundial contra el terrorismo, desató la guerra del Golfo, luego se conoció que las razones de la guerra contra Irak eran falsas, pero el objetivo de hacerse de los yacimientos petrolíferos se cumplió. ¿Por qué se necesitaba tanto recurso petrolero para sus fuerzas militares? ¿Por qué hasta hoy se sigue sustrayendo también petróleo sirio? El desarrollo de los acontecimientos posteriores daría la respuesta. Se planeaba una guerra de envergadura contra Rusia y China.

Pero, sobre todo, fue Obama el que financió el golpe de Estado contra Yanukóvich en el Maidán. Nada menos que invirtió veinte millones de dólares diarios, y el que se coludió con el bombardeo genocida a civiles del Donbass[3]. Genocidio que no es más que una tonada común en nuestra era sin Dios. Desde el genocidio de los armenios, pasado por las masacres estalinianas, el Holocausto nazi, el exterminio de la población camboyana hasta el bombardeo rusofóbico de civiles en el Donbass se configura una era de los genocidios. Esta ola antihumanista arranca desde comienzos del siglo veinte y se consagra con las dos guerras mundiales y el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre civiles en Hiroshima y Nagasaki. De ahí el temor real de que la era de los genocidios culmine en una apocalíptica Tercera Guerra Mundial. En medio de este riesgo concreto hay quienes consideran que el Putin protagonista de hoy fue generado por Obama al tratar a Rusia de “potencia regional”, lo que condujo a la anexión de Crimea en el 2014.

Pero el juicio resulta sobredimensionando a Obama, dado que el carácter de “potencial global” de Rusia está dado por su extensión territorial, grandes recursos naturales, política exterior independiente, y ser el primer arsenal nuclear del mundo. Resulta casi incompresible la prisa inaudita de Estocolmo por otorgarle el Nobel de la Paz en 2009 y nunca tener el coraje de retirárselo por sus tropelías guerreristas. Luego vino el republicano Donald Trump[4] (2017-2021) hizo un incremento moderado del gasto de defensa que dejó muy contrariado al Complejo Industrial Militar. Finalmente advino el demócrata Biden[5] (2021), que ya había dado indicios de sus convicciones rusófobas y que reavivaría la guerra fría contra Rusia, sería duramente criticado por la humillante y desordenada retirada de sus tropas de Afganistán, pero en realidad el cálculo era retomar la guerra fría contra Rusia de Obama hasta el punto de tornarla caliente a través de los bombardeos constantes de las tropas nazis de Kiev contra el Donbass. En otras palabras, los demócratas Bush, Obama y Biden presentan una línea de continuidad en el desarrollo de planes de dominio global del mundo y para ello se requería batir por turnos a sus dos oponentes: Rusia y China.

Ahora bien, estos son los hechos contingentes y fácticos, pero es necesario advertir las líneas generales del proceso histórico. Y esto rebasa la politicología y la geopolítica, para hallarnos en terreno de la filosofía. En primer lugar, no hay imperio que dure para siempre, y, para el caso presente, esto atañe al imperio norteamericano. Pero el afán de perpetuar a cualquier precio el dominio global es consustancial a su naturaleza imperial. En segundo lugar, el imperio hegemónico del norte se encuentra en su curva decadente más abierta y pronunciada. Si no recurre a las guerras la tendencia más segura es que implosione desde dentro. En tercer lugar, no es seguro ni hay garantía que las tensiones mundiales puedan resolverse pacíficamente. El tigre es más peligroso cuando está herido de muerte. Y esto parece percibirse en el comportamiento de la dominación global del Club Bilderberg en su afán por eliminar a sus competidores globales. En cuarto lugar, en ningún otro momento de la historia la humanidad contó con la capacidad de provocar su propio exterminio. Basta el arsenal nuclear de Rusia y EEUU para exterminar a la especie humana. En quinto lugar, las decisiones que tome una cultura y civilización están en relación con los valores que maneja. Y los valores que ostenta el occidente liberal son los de la tanatocracia, la tanatopolítica, la eutanasia, la eugenesia, el cambio de sexo hasta en niños, la inmoralidad y generalizada la inversión de los valores, En sexto lugar, en el occidente liberal predomina una cultura nihilista, la misma que hace muy probable el recurso a la guerra termonuclear. El nihilismo facilita el imperio de la codicia y la avaricia de las élites plutocráticas del planeta, las cuales están dispuestas a todo con el fin de mantener su dominio global. En séptimo lugar, el desafío de nuestro tiempo es encontrar la manera de batir el agresivo orden mundial unipolar del imperialismo nihilista sin provocar un apocalipsis nuclear. Lo cual no es nada sencillo dada la capacidad de adaptación social que muestra el capital para metamorfosearse bajo distintas situaciones. Nos preguntamos ¿cómo se comportaría el gran capital transnacional si las fuerzas militares imperialistas fuesen derrotadas? No cabe duda que buscarían el compromiso con el nuevo orden, y es muy difícil pensar que no hallen refugio en otro lugar del mundo.

Lo que pone en peligro la sobrevivencia de la humanidad ante el inminente peligro de una Tercera Guerra Mundial es la insania del juicio de los líderes del Club Bilderberg, la cual es proporcional a la avaricia de sus almas y a la ambición por seguir siendo los amos del mundo. Quizá algo parecido al Tribunal de Nuremberg juzgaría a los amos del mundo. Al parecer es urgente la necesidad de cortar el nudo gordiano para siempre de la tensión internacional antes de que la situación empeore ante el paso del tiempo. Si estalla la Tercera Guerra Mundial en toda su dimensión su significado será que los amos del mundo del capital están dispuestos ir hacia el exterminio del planeta con la sola esperanza de salvar el poder a la que están acostumbrados. Sería la pírrica victoria del hombre anético, de la voluntad de poder, del Anticristo, sobre un planeta chamuscado, hecho jirones y congelado por el invierno nuclear. Signaría el fracaso de la especie humana como seres racionales, libres y responsables.

 

 

 

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NO HAY IMPERIO INMORTAL

 

 

 

 

 

Es parte de la lógica fantástica imperialista hacerse la ilusión de que durará para siempre. Pero esto nunca sucede ni sucederá en la historia. Bueno sería que los imperios asimilen la idea de que algún día decaerán y morirán, ello ahorraría el sacrificio de millares de víctimas, pero generalmente llevados por su engañoso poder y soberbia nunca admiten que les llegó la hora de abandonar el escenario histórico.

Hitler hablaba del Reich de los mil años y no pasó más allá de doce años. En cambio, los imperios de la antigüedad destacan por su longevidad, así el imperio egipcio se prolongó durante más de 3 mil años, seguido por el imperio chino con 2 mil años, babilónico con 1,500 años, el romano con 1,476 años, el imperio carolingio con mil años, el imperio árabe en la Península Ibérica duró ocho siglos, el imperio británico la friolera de 600 años, el español apenas duró tres siglos. Después de éstos vendrían los imperios coloniales de los imperialismos occidentales (1871-1914) que fueron de más corta duración. Y por último el imperialismo norteamericano que desde 1898 -año en que se anexa territorios contiguos- hasta el presente ya tiene 125 años. El científico Samuel Arbesman, hizo un estudio sobre la duración de 41 imperios entre los años 3.000 a.C. y 600 d.C. y descubrió que su duración promedio fue de 200 años. Pero a partir del siglo XX ningún país imperialista llegó al centenario. Lo cual no es exacto, no en vano el imperio estadounidense tiene 750 bases militares repartidas en ochenta países del globo. Es sin duda un imperio.

¿Cómo es que estando en decadencia el imperio estadounidense puede mantener en pie tantas bases militares repartidas en el mundo? Y la respuesta es que lo último en desmontarse de un imperio es su aparato militar. Y es que esto viene casi siempre después de agudizarse la crisis política y la lucha interna por el poder. ¿Se agudiza la crisis política en el imperio yanqui? Sí, y lo vemos no sólo en el dudoso triunfo electoral de Biden sobre Trump, el asalto al capitolio por los partidarios de Trump en el 2021, en la primera vez en la historia de los Estados Unidos en que un expresidente es imputado -Trump es acusado de 31 cargos por violaciones de la ley de espionaje, cuatro por obstrucción a la justicia y dos por falsedades-, sino también en desatarse la lucha intestina en el propio partido demócrata con Robert Kennedy Jr., que no sólo supera en las encuestas a Biden, sino que lo acusa de preocuparse más por el dominio global en vez de reconstruir la prosperidad del país. En otras palabras, la crisis política y la lucha interna por el poder en el imperialismo norteamericano ya se inició y su desenlace es de pronóstico reservado.

La crisis política del imperio romano en el siglo III duró casi cincuenta años, entre la muerte del emperador Alejandro Severo y el ascenso de Diocleciano. Pero la caída no ocurre sino hasta el 476 cuando el Imperio Romano de Occidente conoce su ruina al ser depuesto el último emperador de Roma, Rómulo Augusto, a manos de los pueblos bárbaros. Para los adeptos de la teoría del excepcionalismo estadounidense nada de esto ocurrirá a su imperio, en cambio para otros analistas el proceso ya se inició con una sensible disminución de su poder en términos geopolíticos, financieros, económicos, sociales, salud, medio ambiente y militar. Fue Trump el primer presidente que habló de la decadencia del país, pero para Noam Chomsky la decadencia empieza al terminar la Segunda Guerra Mundial.

Y en cierta medida Chomsky da en el clavo, porque cuando un imperio emerge como potencia militar global comienza su deterioro moral e intelectual. Y eso fue lo que sucedió a lo largo de décadas de capitalismo de bienestar, que difundió el materialismo consumista más chato, vulgar y salvaje. Lo cierto es que los Estados Unidos ya no es “la tierra de la gran promesa”, como le llamaron Barack Obama y Hillary Clinton en la contienda electoral del 2008. Pero el “sueño americano” se ha convertido en la “ilusión americana”, y para los inmigrantes en la “pesadilla americana”. Ahora es la podredumbre estructural de los Estados Unidos la que amenaza con expandirse por todo el mundo. Por lo pronto, el primer afectado resultó encontrarse al otro lado del Atlántico, pues ya contaminó a la Europa liberal, la cual siendo rehén nuclear de los Estado Unidos se convirtió en un continente ocupado militarmente por el imperio, por ejemplo, la más grande base militar americana con más de 40 mil efectivos se encuentra en Alemania, y por décadas los soldados norteamericanos dejan su huella cultural disolvente en tierras tudescas, donde se ve a las claras que “el jardín europeo”, que ve el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell[6], es en realidad un jardín de drogas, delitos, inmoralidad y corrupción.

Para el Banco Mundial Estados Unidos es el  segundo país más desigual del mundo, unos 16 millones de estadounidenses son analfabetos, el número de personas sin hogar crece constantemente, 40 millones de sus ciudadanos viven en la pobreza, mientras que 18 millones en extrema pobreza, es el país con el mayor porcentaje de su población en cárceles, la mortalidad materna se ha duplicado, las muertes por sobredosis creció ostensiblemente, su población es el mayor consumidor de drogas en el mundo, los crímenes violentos se han disparado, hay un auge de divorcios, de hijos no reconocidos, los suicidios adolescentes aumentan vertiginosamente, las masacres en escuelas, universidades y calles aumentan por pistoleros solitarios, ocupa el lugar 36 de acceso al agua en el mundo, el consumo de drogas se convirtió en una pandemia, se agudiza el desempleo, la deuda pública, el déficit comercial y está en vías de ser una pis del Tercer Mundo. En una palabra, el desarrollo humano no sólo se ha estancado, sino que está en franco deterioro irreversible. Para los conservadores el aumento del gasto en programas sociales son la raíz de la crisis fiscal estadounidense. Para los moderados el aumento del gasto militar frena el desarrollo económico. En términos militares la propia Comisión de Estrategia de la Defensa Nacional sostiene que las ventajas bélicas de los EEUU sobre sus adversarios han disminuido. En lo cultural la posmodernidad nihilista ha resultado siendo nefasto sobre la juventud, la cual en vez de buscar la verdad va tras lo relativo, el hedonismo y el narcisismo.

En pocas palabras, Estados Unidos está en decadencia definitiva porque su descomposición en todos los ámbitos de la vida se ha vuelto de coyuntural en estructural por efecto de un sistema que exaltó la codicia, la libertad ilimitada y el placer como valores supremos. El declive y la degradación humana sin límites no es consecuencia de la inexistencia de un mecanismo que permita el perdón de los créditos impagos, eso es su consecuencia, es más bien el resultado de la enajenación extrema de la vida humana.

En ese contexto nos preguntamos ¿Pueden las élites plutocráticas del capitalismo mundial compartir valores humanistas? Naturalmente que no. Si los amos del mundo son los que presiden la desubstancialización del hombre en provecho de sus fortunas personales es natural que vean una salida a su crisis de rentabilidad del capital en un eventual conflicto termonuclear. La eliminación atómica de sus enemigos y competidores viene acompañada con una ventaja adicional, buscada ansiosamente por los amos del mundo, a saber, la sensible disminución de la población planetaria. Sería como matar dos pájaros de un tiro. Y es que, así como no hay imperio inmortal, tampoco hay imperio que sea sensato al aproximarse la curva de su muerte. El imperio norteamericano está en franco declive y abierta degradación y, en circunstancias tales, la insensatez toma el lugar de la razón.

En un contexto nihilista donde naufraga la vida normativa, se invierten los valores y se disuelven los ideales, se produce el extravío del sentido de la vida, el mundo se vuelve absurdo y se expande la irracionalidad del sistema imperante. Ante este deterioro espiritual se pone de moda la vuelta reformista a la filosofía antigua. El neosocratismo contemporáneo piensa que el sentido se la vida no se logra descubriendo valores, sino asumiendo la autognosis como forma de vida. El neoestoicismo actual, por su parte, propone asumir el autocontrol de las pasiones. Pero son propuestas impracticables -porque exige una energía mental que no dispone el alicaído hombre actual-, ilusoria -al pretender alcanzar la eternidad en la inmanencia-, estéril -no se encarna en instituciones sociales- y orientalista -porque rechaza el Dios trascendente-. Todos estos escapismos intelectuales no rompen con la secularización de la modernidad inmanentista y se muestran incapaces de retomar la trascendencia verdadera.

En otras palabras, la mortalidad de los imperios es un proceso metafísico de desgaste del espíritu de una época civilizatoria. Y el espíritu secularista e inmanente de la modernidad antimetafísica llega a su culminación con los estertores finiseculares del occidente liberal. De este modo, sólo con un giro metafísico que restablezca las relaciones de lo inmanente con lo trascendente, se podrá ser capaz de iniciar un nuevo ciclo cultural y civilizatorio en la humanidad. En otras palabras, no basta con evitar una Tercera Guerra Mundial, porque lo que se hace necesario es atajar los excesos terrenalistas, individualistas y egocéntricos de la modernidad temporalista y secularizada.

 

 

En cifras: el armamento nuclear en el mundo - Esglobal

 

 

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TERCERA GUERRA MUNDIAL

 A LA VISTA

 

 

La amenaza de una Tercera Guerra Mundial refleja la crisis profunda en que se encuentra sumida la Razón humana. Es la razón humana que está siendo zarandeada por el nihilismo finisecular de un occidente colonialista, liberal, hedonista, inversor de los valores, descreído, amoral y corrupto. La razón humana de estos tiempos no es una razón abstracta, sino que se trata de la razón burguesa de la modernidad. Esa es la que está enfrentando su fracaso.

La propia perversión del logos imperial no podía tener otro destino. Es la razón burguesa-imperial la que pone en peligro en los actuales momentos a la razón humana. Era inevitable, nada en la historia dura para siempre, y la razón antinatural del imperio empezó a sumergirse en su precipitada descomposición y caída. En su soberbia y miopía histórica tomó las peores decisiones provocando la guerra en Ucrania, una guerra artificial e innecesaria, pero el explosivo le detonó en sus propios pies.

Y en medio de la impotencia y de una inevitable derrota militar de los fascistas de Kiev se comienza a desatar la peor ola de ataques terroristas, amén que no cesa de provocar el imperio a una China que ya empieza a perder la paciencia con el hegemonismo unipolar. Nos puede parecer absurdo que los estrategas del Pentágono puedan aceptar de buena gana generar una guerra en dos frentes, una con Rusia y otra con China. Hay quienes piensan que no vale la pena exagerar especulando sobre una guerra nuclear que jamás sucederá. A lo sumo lo que el imperio norteamericano busca es desatar un armamentismo global donde sale ganando su gigantesca industria armamentística. Pero bien reza la expresión popular: el que a hierro vive a hierro muere. Efectivamente, no es la primera vez que el Complejo Industrial yanqui empuja a su gobierno a involucrarse en aventuras guerreristas muy costosas y que sale finalmente muy mal parado. Pero esta vez la aventura es de alto riesgo y de pronóstico reservado para toda la humanidad, pues se enfrentan a la mayor potencia nuclear del mundo: Rusia. 

En buena cuenta, la presente crisis de la razón es la crisis de la razón moderna, del hombre sin mitos, ni religión, desarraigado, que sólo se apoya en la ciencia, la técnica y la historia. A la razón moderna se le ha secado la naturaleza, Dios y el hombre mismo, todo se ha reducido a lo pragmático y útil, desapareciendo toda una dimensión de lo real. El antropoceno de la modernidad se está achicharrando solo en su propio horno de insensatez y soberbia. El racionalismo burgués no es más que una ideología secularizada perniciosa que está matando juntos al hombre y a la naturaleza. La modernidad se ha sumido en la "noche de los dioses" de Hölderlin y en el "ensombrecimiento de la cultura" de Nietzsche. El individualismo burgués de la modernidad se ha exacerbado en su narcisismo y egolatría, postrándose a un costado del camino para pelar una manzana que se llama la guerra termonuclear. Grave error, pero como tiene su razón y logicidad dañada está lejos de darse cuenta. El imperio moribundo es el divorcio entre la libertad y la justicia. Eso es en esencia el neoliberalismo del hiperimperialismo de las megacorporaciones mundiales[7]. Y de tanto poner lo individual sobre lo colectivo han terminado por provocar la desintegración del sentido social de humanidad. Los amos del mundo del Club Bilderberg lo representan a carta cabal. Sus mezquinos intereses están por encima de los de la humanidad. Y por ello no les importa orillar al mundo hacia una catástrofe atómica en el que creen que saldrán indemnes. 

La gran indiferencia hacia lo sobrenatural ha penetrado en toda la cultura y ha vaciado de sentido al mundo. La modernidad secularizada hasta el extremo archivó lo sobrenatural erosionando todo el sentido de la civilización humana. La modernidad quedó reducida a lo señalado por Max Weber, a saber, "el desencantamiento del mundo". Este mundo desencantado se ve en las calles de Filadelfia y otras ciudades norteamericanas con decenas de adictos inclinados como zombis en posturas grotescas y congeladas. Y desde entonces el derrotero de la razón ha sido no poder dar a la misma nuevos mitos. Los mitos inmanentes que sustituyeron a los trascendentes fracasaron rotundamente. Sólo quedó la Nada del nihilismo y de la droga. No sólo es la aceleración de la vida moderna lo que impide el repliegue íntimo para la meditación y la auténtica espiritualidad, sino que es la pérdida del sentido de la vida lo que retroalimenta la búsqueda de un sustituto químico con las drogas que brindan una falsa espiritualidad. Esta pérdida del sentido de la vida fue precedida por el extravío del sentido del ser (con el empirismo y revolución científica del siglo XVII) y del sentido de lo divino (con el antropologismo ateo del siglo XIX). Esas fueron sus bases culturales.

La razón sin la imaginación ha terminado en el desván empobrecido del utilitarismo más ramplón. La lógica dineraria, el lucro y el capital del capitalismo ha encenegado a la razón encerrándola en un inmanentismo y terrenalismo antimetafísico que destruyó la razón humana misma[8]. Hace falta un potente giro metafísico que revivifique a la razón. Y tendrá que ser una metafísica que respetando sus fueros enlace lo inmanente con lo trascendente. Sin ello habremos curado una herida, no la enfermedad, y nuevas guerras mundiales amenazaran a la humanidad. Extirpar el cáncer del nihilismo exige un enérgico giro metafísico en el corazón mismo del pensamiento moderno.

La razón utilitaria que todo lo valoriza cuantitativamente es un núcleo pútrido, hediondo y frio que ha matado el amor. La modernidad se ha sumergido en las tinieblas y ha corrompido el mundo llevado como está por la voluntad de poder, la voluntad de placer y la voluntad de tener. Esos tres demonios tienen asido el alma del hombre actual y lo van destrozando por dentro paulatinamente. El espíritu demoníaco preside la era industrial y cibernética bajo la razón utilitaria del capitalismo. El capital tecnológico se ha hecho del mundo y demuele al hombre en el taller del algoritmo digital.[9] Y con su triunfo la humanidad sólo tiene garantizada su perdición total. Lo que sucumbe hoy es la razón que ha perdido la inocencia del ser por el obsceno imperio del tener. Este mundo dominado por el poder y la avaricia tiene que sucumbir, para dar cabida a que en el hombre vuelva a despertar el amor y la belleza.

El peligro de conflagración termonuclear crece día a día ante las desatinadas decisiones belicistas antirrusas de un desquiciado Occidente liberal. Cuando la antirrusa Alemania del canciller Scholz, que dijo primero que no entregaría tanques y luego los entregó, está por enviar aviones de combate al régimen nazi de Kiev, cuando todo el cínico Occidente liberal calla a siete voces sobre los actos terroristas de los nazis de Kiev -así como desde hace ocho años no condenaron los bombardeos permanentes a los civiles del Donbass-, cuando no se condena el ataque terrorista de las huestes nazis de Zelenski a la represa de Kajovka, como antes tampoco se condenó los actos terroristas de la destrucción de los oleoductos NordStream, el puente de Crimea, el asesinato de la hija del filósofo Dugin, cuando se multiplican los actos terroristas de Kiev al ver que la guerra está perdida, cuando Estados Unidos se decide a nuclearizar a Corea del Sur preparando una guerra contra China, y cuando ese Occidente liberal busca abrir un segundo y tercer frente contra Rusia, mientras todo esto acontece en medio de la acelerada desdolarización del mundo, no nos queda sino la triste constatación que se aproxima el escenario dantesco de una Tercera Guerra Mundial a la vista.

No se trata de algo inevitable. Al contrario, China, el Vaticano, Brasil, Indonesia y la propia Rusia tienen planes de paz para detener el conflicto. Lo extraño es que los rechace Kiev. Algún beneficio -más de seguro económico- debe obtener el régimen nazi de Ucrania de seguir poniendo los muertos. No en vano la propia UE ha señalado a Ucrania como el país con una altísima corrupción institucional. No en vano el líder religioso de Irán señaló que la guerra en Ucrania resulta ser un negocio para la industria de armas de los Estados Unidos. Pero el imperio yanqui y sus enceguecidos vasallos europeos siguen echando más leña al fuego con el envío de más armas en vez de pensar en planes de paz.

Cuesta creerlo, pero los líderes europeos han perdido totalmente la brújula, y lucen como meros vasallos que siguen las órdenes del imperio, aun a costa de su propia economía y seguridad. Toda la Europa liberal se ha involucrado en la guerra en Ucrania contra Rusia, primero enviando material de guerra chatarra y luego armas de mayor alcance. Y prometen enviar más armas. Con la incorporación de Suecia se tendría totalmente cercada las fronteras de Rusia. Las provocaciones prosiguen de forma sistemática y ya la potencia euroasiática ha lanzado advertencias de todo tipo, desde nucleares hasta de lanzar una ofensiva sobre países occidentales. A todas luces para los amos del mundo se trata de hacer que Rusia caiga en la trampa de una confrontación directa con Europa para desatar el ataque nuclear.

Entonces ¿Puede acaso pensar con claridad un continente europeo inundado y dominado por los clanes mundiales de las drogas y el dictado imperial? Naturalmente que no. Todo esto lleva a elucubrar que el gobierno en la sombra o el llamado Reich Bilderberg ya tiene planificada una confrontación termonuclear, y lo más insensato de todo es que cree poder ganarla. Tal vesania no llama la atención, puesto que el imperio en franca decadencia se vuelve más irracional, irresponsable y temerario.

La historia es un escenario de contingencias y posibilidades. No responde a una ley de gravedad que hace caer a la piedra al suelo de todos modos. La historia la hacen los hombres, y los rumbos peligrosos son posibles evitarlos. La necesidad de detener los planes siniestros que el gobierno en la sombra tiene para el mundo es imperiosa. ¿Cómo lograrlo, cuando vemos que un provecto y antirruso Biden respondiendo a la lógica imperialista agresiva sigue llevando al mundo al despeñadero del holocausto nuclear? ¿Cómo neutralizar al imperio en descomposición? ¿Cómo detener la agresividad de la OTAN, que ahora se inmiscuye en el agitado Mar de China? Ya China le advierte a la OTAN que no se atreva a expandirse hacia el Asia Pacífico. China se opone firmemente al movimiento al Este de la OTAN, a lo cual si se produce le darán una respuesta decidida. Hay que tener en cuenta que la potencia asiática tiene un poderío naval superior al de Estados Unidos. Los portaviones yanquis no hacen la diferencia ante los temibles misiles hipersónicos chinos DF-17. Sencillamente el Occidente liberal no tiene disponible la tecnología hipersónica. Y se piensa que esa es una de las razones por las que el imperio norteamericano y la OTAN no se involucran directamente en la guerra de Ucrania. Además, China ya superó a los EEUU en la carrera del espacio poniendo una nave espacial en la cara oculta de la Luna. Su desarrollo tecnológico es ostensiblemente superior al norteamericano, el cual está en franco retroceso. De ahí que los afanes expansionistas de la OTAN, secundados por los Estados Unidos con una retórica de la guerra fría, recibirá como respuesta una reacción contundente por parte de China.

¿Podrán otras potencias europeas seguir el ejemplo de la Francia del voluble Macron, para distanciarse de la política guerrerista del colonialismo atlantista? ¿Podrá el desbarajuste económico del imperio norteamericano detener en seco su apoyo militar a los nazis de Kiev? Por lo pronto las voces en el Capitolio se alzan más numerosas pidiendo que cese la ayuda militar y financiera a Kiev. Ya India y Emiratos Árabes se desvinculan del dólar, le siguen Brasil y Argentina, y el grupo de los BRICS se va fortaleciendo en el uso de las monedas nacionales.

Por lo pronto, resulta de lo más inconsistente y engañoso ver a lo Huntington el conflicto ucraniano como conflicto entre civilizaciones. Nada más falso, es una guerra inventada y provocada por Occidente para enfrentar a dos pueblos eslavos hermanos. Es Occidente liberal el injerencista, belicista y guerrerista. El verdadero objetivo no es incorporar a Ucrania a la UE, sino que es batir a Rusia y hacerse de sus riquísimos recursos naturales. Se trata de “negocios” para los amos del mundo.

Por ello, la diferencia básica entre las guerras de Rusia en Ucrania y las de Estados Unidos y la OTAN en Irak, Serbia, Libia, Afganistán y Siria es su carácter defensivo del primero y agresivo en el segundo. Los Estados Unidos hicieron uso de la agresión contra el Derecho Internacional en la guerra contra Irak, pero luego se conoció que todo fue una farsa montada expresamente, porque nunca se hallaron armas químicas y de destrucción masiva, tampoco pruebas de su colaboración con el terrorismo ni de ser cómplice de los atentados del 11 de setiembre. Es evidente que su propósito fue hacerse del petróleo iraquí. El casus belli no existía.

Obviamente que la agresión armada de un país a otro viola un convenio de 1991 del Derecho Internacional y la definición de la agresión de las Naciones Unidas de 1974. En el caso de la agresión a Irak se falsificaron las pruebas y salió burlado el Derecho Internacional en las relaciones internacionales[10]. El derecho internacional es categórico al sostener que cualquier tipo de amenaza debe ser resuelto por medios pacíficos y el uso de la fuerza sólo procede en legítima defensa ante la existencia de un ataque armado previo. Cosa que sí se dio contra los rusos parlantes del Donbass por un lapso de ocho años. El derecho a la legítima defensa la ejerció Rusia ayudando a los rusos del Donbass y luego interviniendo militarmente. El Acuerdo de Minsk nunca se tuvo la intención de cumplir por parte de Ucrania y el occidente liberal.

De ahí que mientras Rusia cumple con lo estipulado sobre en el Derecho Internacional, el segundo viola flagrantemente el mismo. Y esto la propaganda de los medios occidentales se ha encargado de ocultarlo sobre una montaña de mentiras y discursos donde se presente a Rusia como invasor y agresor injustificado. Tal diferencia también se puede advertir en el desarrollo bélico de la guerra en Ucrania. Mientras Ucrania incluye preferentemente en sus ataques a objetivos civiles, por eso Rusia acusa a Ucrania de terrorismo sistemático, los rusos se concentran en objetivos militares y estratégicos, como la energía eléctrica. 

Todas las posibilidades están abiertas, aun cuando avanzan las líneas más nefastas del conflicto. Sin embargo, providencialmente no desaparecen tampoco las mejores alternativas de paz. La crisis actual geopolítica no es más que un ángulo crucial de la crisis de la razón humana, la cual está en salmuera. Más precisamente, lo que se disuelve es la decadente razón burguesa imperial que no se resigna a ceder paso a un nuevo orden mundial multipolar más racional. El eclipse de la razón de la que hablaba Max Horkheimer se ha hecho realidad. La perversión de la razón por el espíritu del mundo burgués consiste en que puso la eficacia por encima de la verdad. Y con ello crucificó a la razón en el altar de la utilidad. Pero los que vemos es que mientras un mundo muere belicosamente, otra realidad geopolítica pugna por surgir pacíficamente y con ello brotará un nuevo espíritu epocal y un nuevo modo de pensar, más humano, cooperativo, racional, y espiritual.

 

Gráfico: Finlandia se convierte formalmente en miembro de la OTAN | Statista

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EL MUNDO EN VILO

 

 

Sin embargo, tampoco todos los políticos son siervos obedientes de los belicistas amos del mundo. O, mejor dicho, no todos los amos del mundo son partidarios de la guerra termonuclear, ni todos tienen posturas ultraderechistas. Esta monolítica visión del Club Bilderberg es ingenua. En su propio interior hay divisiones y tendencias.

Ahí se tiene a Elon Musk cuyas declaraciones sobre la solución pacífica del conflicto ocasionó la furia del nazi Zelenski. Reflejo de todo ello son las reiteradas declaraciones del exsecretario de Estado Henry Kissinger en su reciente y sorpresivo viaje a China, en julio 2023, para reunirse con el ministro de defensa de china, Li Shangfu, porque considera que entre ambos países “deben eliminar los malentendidos, coexistir pacíficamente y evitar la confrontación”. Y para ratificar la postura que representa añadió que “la práctica y la historia han demostrado continuamente que ni EEUU ni China pueden dar el lujo de tratar al otro como un adversario. Si los dos países van a la guerra, no conducirá a ningún resultado significativo para sus pueblos”.

Kissinger es portador del mensaje del ala moderada del Reich Bilderberg hacia la coexistencia pacífica entre las potencias. Al parecer al interior del propio Club Bilderberg las cosas so nos unánimes y a pesar de que en la reunión de mayo en Portugal se impusieron con sus decisiones los del ala radical y belicista, no obstante, ahora los moderados se reorganizan y en una demostración de poder lanzan una ofensiva diplomática de gran envergadura con China, lo que a su vez da esperanza de una solución pacífica con Rusia en su conflicto en Ucrania.

De modo que este viaje sorpresivo de Kissinger a China no es sino más que la primera parte de un plan del sector moderado del Club Bilderberg para recuperar el tiempo perdido para desactivar una Tercera Guerra Mundial. Sus oponentes del ala guerrerista les llevan ventaja y tienen jaqueadas las principales piezas políticas de la OTAN y la UE. Pero nada es seguro y la situación puede cambiar. Esto lo da a entender China cuando afirma que las relaciones estables entre Washington y Pekín influye en la paz mundial, la estabilidad y el bienestar humano. Pero la sabiduría diplomática al estilo Kissinger y el coraje político de Nixon ha sido abandonado por los halcones del Pentágono, los ultraderechistas de la Casa Blanca y el ala fascista del Club Bilderberg. Sin sensatez en la crisma para dirigir las relaciones internacionales y mantener el equilibrio geopolítico mundial van a la deriva soñando con su supervivencia tras una catastrófica guerra nuclear con Rusia y China.

Además, hay que tener presente que, al interior de la propia UE políticos como el canciller de Austria, Karl Nehammer, que considera imposible el embargo del gas y un error imponer nuevas sanciones a Rusia porque debilita a aquellos que pretender aplicarla, o al primer ministro húngaro Orbán que reitera que el mundo ya está harto del conflicto ucraniano. Y en la Cumbre de la UE-Celac, de julio 2023, se sumó a los líderes de América Latina y el Caribe criticando la intención del bloque europeo de hacer más propaganda del conflicto. Este grupo dejó oír su voz respaldando “soluciones diplomáticas serias y constructivas al conflicto actual en Europa”. Téngase presente que esta región del mundo se negó unánime a ceder a las presiones de EEUU y sus aliados para proporcionar elementos bélicos a Ucrania. Hasta tal punto está debilitada la UE y está de fortalecida la postura soberanista de los miembros de la Celac que en dicha reunión la Argentina pudo celebrar el pronunciamiento de la UE sobre las Islas Malvinas, otro vergonzoso vestigio del colonialismo británico. Logró que se pusiera énfasis en la solución pacífica de controversias basado en el Derecho Internacional. Cedió una UE contra las cuerdas y necesitada de América Latina para paliar con desesperación su crisis económica y energética. De ahí que Venezuela y el Mercosur marcara la última jornada de la Cumbre Celac-UE.

De todas formas, América Latina sabe de sobra respecto al comportamiento veleidoso y traicionero de Europa, que una vez que se sienta nuevamente fuerte vuelve a sus antiguas andanzas injerencistas y colonialistas. Pero el emerger del nuevo orden mundial multipolar prosigue su marcha vigorosa con nada menos de veinte países que presentan su solicitud de adhesión al Brics, y las perspectivas indican que podría alcanzar los cincuenta miembros. Numerosas naciones, en particular africanas desean su adhesión. El propósito es depender menos del dólar y tener más flexibilidad comercial y financiera. Todo lo cual desafía la gobernanza mundial dominada por Occidente.

Que los amos del mundo no se muestren como un grupo homogéneo no significa que haya un sector que renuncie al dominio global. No, lejos de ello el objetivo persiste, pero por la competencia económica y no mediante la guerra. Eso hace pensar, sobre todo a analistas económicos, que no serán las bombas sino la economía lo que detendrá la guerra. Pero no es así. Actualmente el camino de la sana competencia económica anda desfasada frente a los partidarios de la solución militar. Ahí tenemos al presidente Biden como el operador político del ala radical guerrerista del Club Bilderberg. Lo sensato es pensar que los altos mandos del Pentágono también estén divididos y no todos estén dispuestos a ir a una confrontación nuclear contra Rusia y China. Incluso da la impresión que busca ganar tiempo a una derrota completa de Ucrania cuando dice que aún no es el momento de suministrar aviones caza F-16 a Kiev.

Incluso los gigantes tecnológicos como Microsoft, Meta, fueron presionados por el gobierno norteamericano para dejar a Rusia fuera de la competición tecnológica y el desarrollo estratégico. El bloqueo tecnológico de las élites dirigentes buscó el retraso y limitación de Rusia en robótica, semiconductores, trasmisión, almacenamiento de datos y chips. Pero la nación siberiana ya invirtió en la creación en industria digital para lograr la independencia tecnológica para el 2026. Pero tiene Rusia la cooperación de Irán, China y de los Brics en tecnología de avanzada para su industria armamentística.

Como vemos, no es que el ala fascista del Reich Bilderberg ande mal del caletre, más bien ponen al mundo en vilo porque en su desesperación por controlar el mundo no pueden soportar la sana competencia económica de sus rivales de turno, China y Rusia. Los monstruos financieros de los fondos de inversión que controlan el mercado global -Vanguard y BlackRock[11]- vieron con nitidez que la Ruta de la Seda y el gasoducto NordStream representaban en su implementación la decadencia económica decisiva de las megacorporaciones y multinacionales neoliberales occidentales, acostumbradas al intercambio desigual, las exenciones tributarias y privilegios comerciales. Ambos proyectos eran un disparo en la sien de la gobernanza económica desigual mundial. No obstante, la Ruta de la Seda prosigue su avance en otras partes del mundo. Argentina, Chile y Perú se han unido a ésta. Y los planes para ampliar la comunidad de intereses compartidos continua en Asia, América Latina, Europa y África. Algo de esto se vio en la súbita suspensión del acuerdo sobre cereales por parte de Rusia, en julio del 2023, no sólo porque los buques que debían transportar productos agrícolas llevaban armas para Kiev, sino por el incumplimiento de las obligaciones estipuladas en el documento que aseguraba que los suministros debían llegar directamente a África y, sin embargo, fue la región que menos se vio favorecida por el acuerdo. Así el puerto de Odesa quedó clausurado. Ahora Kiev deberá llevar su grano vía terrestre, pero Hungría, Polonia, Rumania y Eslovaquia han manifestado su descontento porque dichos envíos desestabilizan sus mercados nacionales.

De ahí que el impulso de la Administración Biden por estabilizar las relaciones con Pekín sean inconstantes, variables y mudables como la mudanza en el carácter de la mujer. Pero aquí la inconstancia no nace de la inseguridad de las hormonas femeninas, sino de un tenebroso, frio y maquiavélico cálculo político para adormecer al gigante asiático mientras se ve la manera de recuperar el retraso tecnológico armamentístico. En dicho comportamiento hallamos también el vivir más por la emoción de ser dueños del mundo, que por la razón que aconseja compartir la gobernanza mundial. El ala fascista del Reich Bilderberg sabe perfectamente que Occidente no cuenta en sus arsenales con un misil hipersónico y maniobrable como el Kinzhal ruso o el DF-17 chino que maniobra cinco veces la velocidad del sonido. Los expertos de DARPA han quedado atónitos por tal desafío de las leyes de la física y lo califican de algo inaudito e inexplicable. Es una proeza que dejó boquiabiertos a Occidente liberal. Sincerándose han confesado no solamente que no saben cómo, sino que no saben exactamente qué es. En semejante contexto es razonable que el Pentágono aconseje a los líderes políticos no enfrentarse directamente con ninguna de las dos potencias, pero el llevar al límite las tensiones internacionales no es una decisión castrense sino política.

Y todo indica que en lo político esa es la estrategia escogida temerariamente por el ala radical del Reich Bilderberg. No se muestra capaz la exclusiva élite mundial de adaptarse a una nueva articulación del poder global. Su defensa del gobierno mundial en manos privadas se siente amenazado por las políticas soberanistas de Rusia y China, además del arrollador avance económico de este último. El secretismo de sus reuniones alienta sospechas conspiradoras. No en vano los amos del supuesto gobierno oculto en el mundo dieron un espacio especial, en su última reunión en Portugal, a sus invitados militares. Al parecer su nueva preocupación es el general rearme occidental. Y como sus artilugios bélicos no van a ser para los desfiles militares esto hace pensar que se ha optado por la guerra como solución a los conflictos internacionales. Lo que se traduce en el plano de la guerra de Ucrania en prolongar todo lo posible el conflicto contra Rusia con armas convencionales. En la desesperación la Administración Biden autoriza el envío de las prohibidas bombas de racimo, recibiendo como respuesta de Rusia que devolverá bomba por bomba. El mundo se va desquiciando peligrosamente.

Lo más preocupante para el Pentágono es que China ha negado que tenga una tecnología militar sin precedentes. Rusia ya mostró como advertencia su arsenal de avanzada tecnología. Ahora se entiende mejor toda la batahola que se levantó en la potencia del norte por saber qué son los ovnis y a quién pertenece[12]. Su sospecha es que se trate de armas secretas de China o Rusia. De cualquier forma, todo indica que el Occidente liberal se halla retrasado en cuanto a tecnología militar se refiere. Y mientras ello no se modifique los militares del Pentágono seguirán desaconsejando el enfrentamiento directo con las otras dos potencias rivales. Otro punto no menos conflictivo para las potencias occidentales, acostumbras a barrer con objetivos civiles, es que Rusia sólo ataca objetivos militares con armas y drones de precisión. De modo que a pesar de lo censurable que es la guerra se advierte una humanización de la misma. Pero el desprecio de Occidente no se limita a las vidas civiles de sus oponentes, sino también a su religión y cultura. Tanto es así que Irak pidió al embajador sueco que abandone el país ante la autorización para quemar por segunda vez el Corán.[13]

¿Pero será capaz el ala fascista Bilderberg de esperar tanto hasta lograr el desarrollo de nuevas armas? Si algo caracteriza al fascismo es su impaciencia, sobrevaloración y temeridad. Entonces podemos colegir que el ala moderada Bilderberg, adepta a la diplomacia al estilo Kissinger, tiene tiempo para lograr el equilibrio estratégico en el seno del Club Bilderberg para morigerar los ímpetus belicistas de sus comparsas. ¿La guerra, la diplomacia o la economía será la solución a la tensión internacional? Sin embargo, quien tiene el peligroso poder político por el mango es el ala radical Bilderberg a través del provecto Biden. Lo cual equivale a tener no sólo la pistola desenvainada, sino con el dedo puesto en el gatillo. El mundo sigue en vilo.

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LO QUE NOS AMENAZA

 

 

 

Así como no son los cuchillos de la cocina lo que nos amenaza, sino que estén en manos de un psicópata asesino, de modo similar no es el conflicto termonuclear lo que nos intimida, sino el nihilismo de la cultura del occidente liberal.

El nihilismo es el malestar global de nuestro tiempo y la cultura secularista moderna junto al sistema económico capitalista y al pensamiento científico técnico es su principal acelerador. El relativismo, el escepticismo y el hedonismo son sus principales consecuencias. El nihilismo es así la erosión e invalidación de las creencias tradicionales, los valores absolutos y los fundamentos metafísicos trascendentes. La modernidad queda así leída como la terrenalización del mundo. Suprimido el sentido de lo divino acto seguido viene la supresión del sentido del ser y a éste le sigue la disolución del sentido de la vida. Los valores se vuelven elecciones arbitrarias. En términos weberianos vivimos la desmitologización de la cultura. Aún se discute si el nihilismo es una traición a la Razón (Husserl) o estaba ínsita en el logos griego (Heidegger).

Así que visto fríamente el nihilismo es un pensar desde la Nada, sometiendo todo a la transitoriedad del devenir, impera lo efímero, la vida se vuelve en un devaneo de la nada a la nada. El nuevo dogma que se impone es que el devenir es lo único existente y no cabe ser negado, todo transcurre en un ir del ser finito al no ser finito. No hay Dios, cielo, infierno, purgatorio, Salvador, alma ni inmortalidad. Tras la muerte los elementos regresan a la tierra. Todo lo que existe es asumido como composición y descomposición de partículas materiales, en un eterno retorno sin fin ni propósito específico. Es por ello que el nihilismo es falta de sentido, decadencia civilizatoria, disolución de valores, imperio de la temporalidad, puro poder ser, apoteosis de la voluntad de poder, poshistoria, secularización, poder de la nada y estancamiento espiritual. Todo esto se ha encarnado en el occidente liberal, la misma que resulta siendo refractaria a cualquier ontología fuerte y se hunde en la erosión nihilista de la sociedad posmetafísica.

El nihilismo del último hombre narcisista, hedonista, amoral, descreído y egoísta es la verdadera espada de Damocles sobre nuestras cabezas. Ese nuevo tipo antropológico advenido con la posmodernidad inaugura una voluntad de poder sin voluntad normativa y soltado al viento por el capricho de sus gustos y deseos personales. Es el hombre de los últimos tiempos de la razón burguesa, que se siente más allá del bien y del mal, celebra la muerte de Dios y cree vivir una libertad ubérrima. De ese tipo cultural proviene el peligro real y no se le puede comprender al margen de su subsuelo neoliberal que abriga el dogma culturalista de que no hay esencias, sino que todo es pura existencia arbitrariamente elegida por una libertad ilimitada. De ahí proviene la ideología de género y otras aberraciones antinaturales. La fantasía ideológica nominalista que abraza el occidente liberal es la real amenaza para la sobrevivencia de la humanidad.

El imperio posmoderno del hombre anético[14] se ha consolidado con el capitalismo cibernético, que sume al individuo en un mundo ludopático, virtual y egocéntrico a través del internet y las redes sociales. Entregado el ser humano a la diversión del entretenimiento virtual se vuelve en un individuo con una pobre conciencia social, incapaz de reaccionar revolucionariamente a las grandes componendas de políticos y plutócratas. Como resultado, antes de estar en una sociedad del espectáculo (Debord), del cansancio (Byung-Chul Han), una modernidad líquida (Bauman), la era del vacío, el imperio de lo efímero (Lipovetsky), la sociedad del cansancio (Baudrillard), estamos en la civilización de la indiferencia. Indiferencia que refuerza el desarrollo acelerado de la Inteligencia artificial autónoma y retroalimenta la utopía del transhumanismo y demás tecnoutopías del mercado cultural enajenado. Es decir, el actual capitalismo digital se encarga de conducir al último hombre neonietzscheano hacia la sepultura de la indiferencia humana.

Ahora se entiende mejor que si el terremoto geopolítico que nos sacude logra sofocar el peligro de un enfrentamiento nuclear aún quedará como espada de Damocles la fuente desde la cual nace, a saber, el nihilismo. Veamos. Nuestra encrucijada tiene un nombre preciso, y es: NIHILISMO. Ahora bien, el nihilismo pensado en su esencia no es la historia fundamental de Occidente -como cierto prestigioso pensador afirmó-, sino el movimiento fundamental de la civilización misma. La civilización humana se inicia, como lo hizo nota Lewis Mumford[15], como un poderoso movimiento de voluntad de poderío a través del ropaje de las monarquías divinizadas.

Esto no significa satanización alguna del proceso civilizatorio mismo, pues ésta puede tomar otro cariz bajo presupuestos distintos. De lo que se trata es de ver con claridad que el nihilismo como voluntad de poder, como negación y comienzo de la erosión del ser, tiene un principio acelerado con la invención de la civilización. La civilización humana ha sido desde su comienzo remoto hasta la actualidad, voluntad de poder en vez de voluntad de servir. Sólo con el advenimiento del cristianismo se introdujo en el curso civilizatorio otro ideal humano entronizado por la voluntad de servir. Otra cosa es si ello se logró conseguir. Al menos la Edad Media lo intentó. Con razón el especialista Ch. Dawson[16] expresa que nada más lejos de la realidad que el adjetivo de “oscurantismo” que el Renacimiento aplicó a la Edad Media. Por el contrario, la Edad Media es la época en que la cultura cristiana puso el cimiento de la nueva cultura europea, proporcionó el principio de reconstrucción espiritual de Occidente, recuperó la ciencia y el pensamiento griego. Sólo tardíamente fue anticientífica y antihumanista. Pero la modernidad fue el retorno a la voluntad de poder con un creciente retroceso de la voluntad de servir.

Ahora bien, voluntad es deseo, pero el deseo no tiene que ser necesariamente vorágine sin término de acrecentamiento del dominio sobre los hombres, la naturaleza y las cosas, como ha venido siendo. También la Voluntad puede ser acrecentamiento del servir, dar y amar, como no lo ha sido sino en personajes excepcionales (santos, héroes y profetas). No obstante, nuestra encrucijada tiene perfiles singulares desde que está atravesada e identificada con el pensamiento secularista, la economía capitalista y la técnica moderna.

Bien se ha señalado que la técnica es el predominio del ente y el olvido del ser. Pero el mismo efecto se tiene con el capitalismo y el secularismo. O sea, la médula de la secularización, el capitalismo y la técnica es el imperio nihilista del devenir. En una palabra, la terrenalización del mundo.

Si el pensar secularista, el capitalismo y la cosa técnica es la tachadura del ser, si es el ámbito donde el ser se vuelve nada, ¿significa ello que el pathos de los tres no pueda salir nunca de la ontología débil del nihilismo? Ello es dudoso. Si nihilismo es falta de sentido, decadencia civilizatoria, disolución de valores, imperio de la temporalidad, poder de la nada, poshistoria, secularización, utopía inmanente y estancamiento espiritual, ello no significa que el sentido unívoco del ser -el de las cosas finitas- tenga que imperar para siempre.

Además, el devenir tampoco tiene que ser exclusivamente un ir del ser finito hacia el no-ser. Como la negatividad no puede consistir en un ir de la nada a la nada, entonces ni agota el ser finito ni niega definitivamente el ser absoluto. Ciertamente que el nihilismo es el malestar global de nuestro tiempo y el capitalismo, la secularización y el pensamiento científico-técnico es su factor acelerador.

Pero ello no significa que terminemos siempre negando la posibilidad de la ontología positiva, pues partir del reconocimiento de la interrupción ontológica del tiempo lleva también al reconocimiento del ser infinito y eterno. Sin ello no hay posibilidad ni de salir del nihilismo, ni de poner término a la identificación entre ser y ente finito, ni de reconducir la técnica por la senda de una nueva historia de la metafísica. El paso temerario dado por la Modernidad de adentrarse en el abismo de lo finito y de la nada está llegando a su término, y para evitar un desenlace catastrófico en una guerra termonuclear hay que ver que el problema de fondo es de naturaleza metafísica.

Nuestra actualidad es nihilista, lo es la historia, por eso mismo es metafísica, pero no es la única metafísica posible -como no lo ha sido nunca-. Atajar el nihilismo es el verdadero desafío de fondo que enfrenta el mundo actual, porque mientras subsista será permanente el peligro de una hecatombe nuclear. No basta con derrotar el nihilismo que encarna el viejo orden unipolar. La capitulación del orden global unipolar por el orden mundial multipolar sólo será un avance significativo si se avanza hacia la reconstrucción cultural con una metafísica fuerte capaz de darle un nuevo curso a la civilización humana.

 

 

 

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FIN DEL TIEMPO

CONTEMPORÁNEO

 

 

 

Existe una extraña coincidencia entre la tozudez del Occidente liberal de no llevar a Kiev hacia la paz, las provocaciones constantes en Taiwán contra China de la Administración Biden, las advertencias de Putin que recurrirá a las armas nucleares si Occidente ataca directamente a Rusia, los ejercicios navales conjuntos entre Rusia, China e India, el abandono del dólar por los BRICS, la devaluación del euro, el peligro de Tercera Guerra Mundial y la conflagración termonuclear, con la aceleración del cambio climático por la presencia de un severo fenómeno del Niño, que provocará un periodo caluroso como jamás se ha registrado para el 2023-2027, y que ya hace sufrir a China con temperaturas que llegan a los 52 grados, y a Europa sobre los 46 grados. Será el quinquenio más caluroso jamás visto, donde las temperaturas del ártico serán tres veces mayores que los promedios globales. Y toda esta confluencia de acontecimientos particulares hace pensar en el fin del tiempo contemporáneo.

Esta coincidencia del terremoto geopolítico con el cambio climático nos hace interrogarnos: ¿Estaremos ante el Fin del Mundo? El Fin del Mundo no es lo mismo que el Fin de los Tiempos. El Fin de los Tiempos no significa el Fin del Mundo. En cambio, el Fin del Mundo alude a la extinción humana en una variedad de escenarios posibles, el más radical de todos: el escenario escatológico o Juicio Final, donde toda la humanidad será juzgada por sus actos. 

A este último no me refiero, porque más bien están presentes los signos del Final de los Tiempos (guerra mundial de baja intensidad, insensatez política, cambio geopolítico mundial, crecimiento inaudito de desigualdad social, amenazas con armas nucleares). En cambio, las cinco principales señales del Fin del Mundo son: coincidencia de guerras, hambre, epidemias y terremotos, anomalías celestes, la conversión de los judíos, la desolación de las iglesias, aumento de la maldad y la inmoralidad, aparición de los falsos Cristo, falsos profetas, y la lucha personal contra el Anticristo y Satanás.

Ciertamente que la frontera entre ambos no siempre es nítida y muchos de los fenómenos del Fin del Mundo se anticipan en el Fin de los Tiempos, entre ellos: el paso del relativismo al credo del Anticristo (ideología de género, transhumanismo, aborto, eutanasia, eugenesia, libre consumo de drogas, aparición de falsos Cristo y profetas, etc.).

No obstante, es posible señalar que el Fin del Tiempo contemporáneo ya estaba indicado desde el giro subjetivista de la Modernidad que entronizó al hombre como el diosecillo terrestre (Regnum hominis). Este giro se vio agravado por la positivización del saber, las desviaciones del positivismo, pragmatismo, historicismo y posmodernismo, que no sólo sepultó la vida intelectual, sino que aniquiló espiritualmente al hombre. El hombre quedó en la más absoluta soledad, sin mundo, deshistorizado, vive en el puro presentismo, sin verdad y sin Dios. En esa situación transreal el hombre contemporáneo quedó en la incertidumbre existencial, vive huyendo de sí mismo y dispuesto a cometer cualquier locura y exceso. Las dos guerras mundiales y otras atrocidades lo testimonian. No en vano se ha llamado al siglo veinte “el siglo de los genocidios”, y el veintiuno está desarrollando la atrocidad de una Tercera Guerra Mundial. Ese ha sido el sino de la razón burguesa capitalista triunfante en la modernidad, la destrucción mutua de seres humanos a escala industrial. Ese mundo lleno de soberbia e inmoralidad no podía durar y tenía que morir. Esperemos que su final sea lo menos traumático posible gracias a las fuerzas que se despiertan en el mundo multipolar.

¡Qué insensatez! ¡Pensar que quieren la paz los que han hecho la guerra! Al insensato le es posible pensar que puede salir indemne y victorioso de una guerra con armas nucleares. Eso es justamente lo que es y lo que piensa el decadente Occidente guerrerista e insensato. ¿Pensar que al gran promotor de guerras en nuestro siglo le interesa la paz? ¡Qué insensatez! Querer la paz sin abandonar el pecado, ¡es una locura! ¿Será que estamos al borde del cumplimiento del tercer secreto de Fátima de ver el mundo reducido a cenizas en un mar de llamas, por no haber oído su llamado a la conversión?

No se necesitan dos dedos de frente para darnos cuenta que el mundo está en vilo por la amenaza de una catastrófica guerra mundial en Europa, Norteamérica y el Sudeste Asiático. El orden geopolítico mundial se está desmoronando y un nuevo orden más justo pugna por imponerse. El catalizador es la guerra en Ucrania. Nos deslizamos hacia una gran conflagración mundial. La guerra en Ucrania, con sus diecisiete meses de conflicto, es apenas su prólogo. Contra la cínica y nefanda propaganda que pregonan los medios de desinformación del imperio y sus ciegos aliados, la realidad es que es el INJERENCISMO de Washington, Londres, la OTAN y los serviles países de Europa Occidental, es lo que ha impedido la paz entre Ucrania y Rusia. Europa luce totalmente sometida a la política imperial de Washington, sus medios de comunicación son cajas de resonancia de la embajada norteamericana. Europa ha perdido vergonzosamente su soberanía. Y en su pusilanimidad se pliegan incondicionalmente al atropello del Derecho Internacional por la prepotencia imperial. Y así la Satanocracia se expande y trata de perpetuarse en el viejo Orden Unipolar Mundial. No cabe duda de que vivimos el Fin del Tiempo Contemporáneo.

Si estos son los prolegómenos de la Tercera Guerra Mundial, pues todos los hombres de buena voluntad tienen el deber de impedirla. El demonio anda suelto y es menester atajarlo con la fuerza de la espiritualidad. Todas las iglesias y religiones del mundo, todos las instituciones culturales y centros de enseñanza, todos los creyentes y no creyentes deben alzar su voz para exigir la paz, en un mundo que da señas de desbocarse hacia el infierno de la masacre atómica. Es más, fueron ocho años de incumplimiento de los acuerdos de Minsk, la masacre y el bombardeo sistemático a la población rusa en el Donbass por los nazis de Kiev, y la negativa a proporcionar a Rusia garantías de seguridad ante la expansión de la OTAN hacia el este, lo que obligaron a Rusia a implementar el Operativo Militar Especial. 

Se dice que la distancia más grande entre dos personas, es un malentendido. Pero aquí lo que espectamos es el reino de la confusión. El mundo ve atónito como los necios políticos europeos prefieren caer en la inflación, devaluación, crisis energética, destruir el empleo y su economía, por seguir sumisamente a pie juntillas las descabelladas diatribas rusofóbicas del imperio anglosajón. Aún a sabiendas que era el imperio del Norte el que siempre se mostró contrario al abastecimiento de gas por Rusia a Europa, y era el primer interesado en apartar a Europa de Rusia. Francia tuvo la oportunidad de reaccionar en las últimas elecciones y no lo hizo. Se confirmó a Macron como un agente de Washington y el Reich Bilderberg. Luego vino Italia con Giorgia Meloni, que parecía erguirse insumisa al dictado imperial de Washington, pero no tardó en revelarse como un Caballo de Troya del imperio.

Las elecciones europeas fueron un fiasco y el discurso anti-OTAN se evaporó tan pronto como asumieron el poder dichos candidatos de ultraderecha.  Ello determinó a que Biden y Londres aceleraran los motores de la guerra hasta el límite demencial de empujar a Rusia y China hacia un enfrentamiento nuclear. A estos vergonzosos corifeos se unió el canciller alemán Olaf Scholz, que no tardó en enviar tanques y artillería, y ya alista tropas. Los países bálticos junto a Polonia van por el mismo camino. El escenario parece dejar claro que la Tercera Guerra Mundial puede desarrollarse en tres escenarios posibles:

Primer escenario: Apocalíptico

Segundo escenario: Coexistencia

Tercer escenario: Nueva hegemonía mundial

Veamos el posible desarrollo del primer escenario.

Primer escenario: APOCALÍPTICO

1. Prólogo: guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra Rusia.

2. Capítulo 1: ingreso de Ucrania en la OTAN y renuncia de varios de sus miembros europeos a esta alianza, incluida Turquía, que se cansó de esperar cincuenta años su ingreso.

3. Capítulo 2: Ofensiva de la OTAN a lo largo de toda la frontera europea contra Rusia y Bielorrusia. Irán, Irak, Arabia Saudita, Egipto y el mundo árabe se declaran en alerta roja contra Israel. EEUU lanza nuclearmente a Pakistán contra la India, que también responde nuclearmente.

4.Capítulo 3: Se generaliza la tercera guerra mundial. Inglaterra. Alemania y Francia reciben ataques nucleares. Derrota de las tropas de la OTAN en todas las líneas del frente ruso. Ataque de Palestina y respuesta israelí desata la guerra generalizada del mundo árabe contra Israel.

5.Capítulo 4: Entrada de China en Taiwán. Australia, Japón y Corea del Sur reciben ataques nucleares de China y Corea del Norte.

6.Capítulo 5: Ofensiva de nuclear de EEUU, OTAN, Japón y británicos contra China y Corea del Norte.

7.Capítulo 6: Ataque nuclear norteamericano sobre Rusia, China e Irán. China y Corea del Norte hacen estallar bombas nucleares en EEUU.

8.Capítulo 7: Responde Rusia a los EEUU con el sistema nuclear de la “mano muerta”. EEUU es rematado con el sistema de respuesta nuclear ruso.

9.Capítulo 8: devastación nuclear en todo el Hemisferio Norte y Oriente Medio.

10.Epílogo: Fin del Tiempo Contemporáneo (Invierno nuclear y hambruna mundial en Hemisferio Sur completan la devastación planetaria). La civilización tecnológica no sobrevivió.

Segundo escenario: COEXISTENCIA

1. Prólogo: guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra Rusia.

2. Capítulo 1: golpe de Estado en Ucrania, se firma la paz con Rusia, fin de la guerra.

3. Capítulo 2: Reorganización de la OTAN, donde pierde el poder la camarilla guerrerista y rusofóbica.

4. Capítulo 3: Núcleo pacifista del Club Bilderberg toma el control derrotando al ala fascista de los amos del mundo.

5. Biden es impedido judicialmente de ir a las elecciones, o razones de salud se lo impiden, o va a las elecciones y pierde abrumadoramente. 

6. Nuevo presidente estadounidense opta por la coexistencia pacífica con Rusia y China. No intervienen en Taiwán ni en Ucrania. Promueve la disolución de la OTAN.

7. Fin de la guerra fría.

Tercer escenario: NUEVO ORDEN MUNDIAL

1. Prólogo: fracaso completo de guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra Rusia.

2. Capítulo 1: Renuncia y disolución de la OTAN. EEUU no prosigue con la guerra fría contra Rusia y China.

3. Capítulo 2: Se produce la integración euroasiática con la Ruta de la Seda y los oleoductos NordStream.

4. Capítulo 3: EEUU prosigue su marcha descendente y de potencia mundial se vuelve en potencia regional.

Ninguno de estos desarrollos es inevitable, sino simplemente tendenciales. Por tanto, el futro está abierto a la praxis humana. Un viejo proverbio reza: Lo que no es útil para la colmena, no es el útil para la abeja. Pero desde el neoliberalismo global la élite mundial se acostumbró a imponer su criterio sobre la colmena. Y así, el conflicto sigue escalando peligrosamente en Ucrania y las tensiones no cesan de crecer en Taiwán. Primero fue el atentado terrorista a la hija del filósofo ruso Dugin, luego el desafiante viaje de Nancy Pelosi a Taiwán, y después el sabotaje a las líneas suministro de gas ruso para Europa, Nord Stream I y II. Destrucción que el senil Biden había prometido. Washington y Londres enceguecidos de ambición imperial continúan con las provocaciones a Rusia y a China, arrastrando al mundo hacia un conflicto nuclear donde no habrá ganadores. 

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Tal cosa no nos debería llamar a la atención, porque cuando un imperio llega a su decadencia y decrepitud hace cosas descabelladas, imprudentes y desatinadas. Ya lo decía Erasmo de Rotterdam cuando afirmaba que la paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa. Pero ante esto es completamente sordo la mezquina ambición imperial. Han sido precisamente los bajos intereses de la élite mundial del Reich Bilderberg la que provocó la presente guerra en Ucrania y también la incorporación a Rusia de las repúblicas populares de Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporozhie. Los 50 millones de muertos durante la Segunda Guerra Mundial quedarán como niño de pecho ante lo que se viene, aunque esperemos que nunca llegue. En un escenario de guerra termonuclear tan sólo en las primeras 48 horas más de 100 millones de personas habrán muerto en el conflicto apocalíptico. Europa, Rusia y América del Norte quedarán devastadas. Y en las siguientes 72 horas se habrán sumado otros 500 millones de víctimas del Sudeste Asiático y Oceanía. Hay quienes piensan que Occidente no llevará las cosas tan lejos a sabiendas que Rusia cuenta con 6 mil cabezas nucleares y sus misiles hipersónicos los supera. Quisiera tener el mismo optimismo, pero las acciones descabelladas de las provocaciones injerencistas de Occidente desvanecen las más optimistas expectativas.

Por el momento, el imperio estadounidense y británico lucen extraviados y enloquecidos en su declive histórico. Y en su desvarío es seguido por una desorientada Europa satélite y sin altura, para responder al desafío del momento crítico. No obstante, para impedir el desastre se necesitan urgente tres cosas:

1. Defenestrar a Biden, operador político del guerrerismo actual. O que no sea reelegido el 2024. Lo cual no parece remoto dado que el Procurador de Justicia de EEUU informó que se encontró documentos clasificados en su oficina privada y vivienda particular.

2. Disolución de la OTAN. Lo cual no es improbable. Lo más verosímil es que tras la forzosa entrada de Ucrania en la OTAN y la UE varios países europeos disconformes renunciaran a la misma. Pero Alemania, Francia, Italia parecen estar dispuestas ir hasta al final junto con el amo imperial para ir a la guerra directa contra Rusia y China.

3. Nuevo Orden Mundial Multipolar (NOMM). Sólo será posible el NOMM si la devastación de China y Rusia no es total o se logra eludir el Apocalipsis nuclear.

Como los dos primeros puntos se ven más remotos que el tercero, esperemos evitar el apocalipsis nuclear mediante un milagro del Señor. Así San Jorge y el Dragón Rojo acabarán con el dragón negro del imperio del mal. La felicidad es amar y no otra cosa. El que sabe amar es feliz, pero el que sólo sabe odiar sólo produce infelicidad y guerra. ¿Podrá la humanidad superar la presente crisis de caridad? Esperemos que el Fin del Tiempo contemporáneo concluya sin guerra nuclear.

No hay imperio inmortal, pero tampoco sabemos cómo morirá. La historia en sus detalles no es predecible, sino solamente en sus tendencias generales. Y todo ello depende de cómo las fuerzas hegemónicas del mundo contemporáneo manejen la crisis presente. China hasta el momento pugna por morigerar la agresividad del Occidente liberal, y Rusia demuestra que no podrá ser vencido en el terreno militar. Esperemos que la sensatez pueda imperar en las élites económicas, políticas y militares de Occidente. Y ello sólo advendrá mediante una reconfiguración del poder en su seno, especial en la cúpula del Club Bilderberg. Por el momento, la hegemonía lo tiene el ala fascista de los amos del mundo, pero frente a este está el ala diplomática favorable a la coexistencia pacífica. Sólo así habrá un nuevo operador político en la Casa Blanca que abogue por la paz mundial, desactive la guerra fría y el peligro de guerra termonuclear.

En una palabra, el Fin del Tiempo Contemporáneo no tiene que ser necesariamente por medio del Apocalipsis Nuclear. Hay otras alternativas posibles y visibles que hay de fortalecer y desarrollar. Sólo que un desenlace favorable a la paz mundial significará definitivamente el remplazo del Orden Mundial Unipolar por el Orden Mundial Multipolar. En ello parece no haber retroceso posible.

Así ha cambiado la presencia militar de Estados Unidos en el mundo desde  1950 - Mapas de El Orden Mundial - EOM

 

 

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AMÉRICA LATINA BALUARTE

 DE LA PAZ MUNDIAL 

 

 

 

Un clavo decisivo en la tumba del imperialismo estadounidense, incluso como potencia regional, resultó ser el triunfo electoral de Lula da Silva sobre el conservador Jair Bolsonaro en la potencia sudamericana del Brasil. Su viaje a Pekín para pedir una acción concreta de los BRICS para salir del dólar y su liderazgo en la reunión Celac-UE son muestra suficiente de la firme postura de América Latina de no dejarse arrastrar por la UE hacia una condena de Rusia. Rusia ha reconocido la solidaridad del continente sudamericano y estrecha sus vínculos junto con China hacia la Subregión.

Aquí se trata de una nítida postura antimperialista de una región del mundo que ha sido víctima de golpes de Estado, invasiones militares, imposición de sangrientas dictaduras genocidas, intervencionismo e injerencismo político descarado, chantaje económico, bloqueo económico ilegal, e incluso guerra colonial en Las Malvinas. Ni siquiera los opresivos y deshumanizantes casi cincuenta años de neoliberalismo global pudieron desarraigar la conciencia antimperialista de los pueblos de América Latina ni borrar de su memoria todos los atropellos por parte del imperio a su vida política republicana. No olvidemos que el neoliberalismo fue la ominosa revolución de los ricos contra los pobres[17]. Por lo demás, el inusitado interés de la UE en acercarse nuevamente a América Latina responde a un movimiento estratégico interno y externo. Interno, porque necesita el litio de Bolivia, Argentina y Chile para su industria tecnológica y, también, requiere sustituir las fuentes de energía rusa por la de Venezuela. Externa, porque la estrategia junto al imperio estadounidense es atajar en algo, aunque sea tardíamente, la penetración de China con grandes proyectos de inversión en la región. Por todo ello, Lula representa una victoria electoral de gran trascendencia en el actual terremoto geopolítico mundial por los motivos siguientes:

1. Se abre un gran bloque sudamericano de izquierda y antimperialista liderado nada menos que por las dos grandes potencias de la América: México y Brasil. AMLO y Lula, son dos importantes líderes, y representarán el liderazgo indispensable para consolidar el bloque que haga contrapeso a la potencia del Norte en plena decadencia de su parte.

2. Fortalecerá la política no alienada y de neutralidad en el conflicto europeo provocado por los Estados Unidos. No se puede ignorar que la subregión se negó a proporcionar armas a Ucrania.

3. Constituye un dique de contención ante las derechas neofascistas que conspiran abiertamente contra gobiernos democráticos de izquierda, como el visto en contra de Castillo en Perú.

4. Influye en la política exterior estadounidense de no malquistarse más con los países de su patio trasero.

5. Evidencia el desgaste definitivo del liberalismo en las masas populares de la subregión.

6. Significa que los lazos comerciales y tecnológicos con China y los políticos, tecnológicos y militares con Rusia crecerán significativamente.

7. Cambia la correlación de fuerzas internacionales en la subregión.

8. América Latina se vuelve a convertir en un foco de defensa de la Paz Mundial y del no intervencionismo en los asuntos mundiales, partidaria de la soberanía nacional, en contraste con la triste e insensata Europa liberal que luce caduca y sin rumbo alentando el belicismo imprudente y temerario.

9. La reivindicación de Argentina sobre las Malvinas recibirá un apoyo decisivo. Como lo logró en el Foro Celac-UE, mostrando su disgusto Inglaterra por no mencionar las islas por su nombre en inglés.

10. Expresa el avance del nuevo orden multipolar y el retroceso definitivo del viejo orden unipolar.

La nota discordante en dicha reunión la dio la postura ambigua del presidente de Colombia, Petro, por condenar por igual como imperialista la operación militar rusa, junto a las Irak, Siria, Afganistán. Y lo peor fue la postura abiertamente pro-occidental de Boric, el presidente de Chile, quien sin tapujos calificó de agresión imperial. Lula trató de disculparlo aludiendo a su juventud e inexperiencia. Pero no hay duda de que Boric es un Caballo de Troya del imperio estadounidense. De modo que no es difícil advertir que Lula no es un clavo más en el zapato del Tío Sam, sino el clavo decisivo en la tumba del imperialismo, que corroe sus ambiciones, frena sus intereses, desprestigia su política injerencista, desenmascara su afán de dominación global, acelerando el alistamiento de sus valijas para su retiro de la escena mundial[18]. Sin lugar a dudas, clarea un nuevo amanecer con ideario socialista en todos los corazones que claman libertad con justicia, y desarrollo con caridad. El problema de la Paz en América Latina está ligado a la lucha por la liberación nacional antimperialista.

Sin embargo, el imperio contraataca, no se queda de brazos cruzados, hace todo lo posible por entorpecer las políticas soberanistas y tiene a la subregión bajo ataque para mantener sus posiciones políticas, económicas y militares. Se abre un nuevo capítulo en la guerra secreta contra América Latina, donde todas las opciones de mantienen abiertas. Así lo dio a entender Laura Richardson, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos. Y no es un secreto que defiende los intereses de sus monopolios y para ello busca apoyarse en la cúspide militar mafiosa y reaccionaria de la subregión.

América Latina siempre ha sido un dolor de cabeza para el imperio del mal debido a que sus pueblos, principios e ideales son de una arraigada vocación antimperialista. Como dejó constancia José Enrique Rodó en su Ariel, Calibán es pragmático, imperial y prepotente, mientras Ariel es humanista, solidario y cooperador. Son dos almas de distinta profundidad, dos espíritus de distinto calibre las que se miden y oponen. Calibán tiene un alma horizontal, Ariel una vertical. Ni la ola neoliberal de cerca de cincuenta años pudo eliminar ese sentimiento anti imperial. Menos aún ahora, que se ha hecho evidente toda su inmedible maldad castigando al pueblo cubano por décadas, a través de un bloqueo ilegal condenado por todas las naciones del mundo, salvo por su socio Israel. Y es que el imperio del mal es intolerante con el principio consagrado por el derecho internacional sobre la libre determinación de los pueblos y el respeto de la soberanía nacional.

Así, el imperio del mal no descansa y el golpe que armó en Perú trata de replicarlo en Brasil, Colombia, México, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Argentina. La subregión está bajo ataque y no habrá descanso. El objetivo, al parecer tardío, es no perder el patio trasero. Y es que en medio del terremoto geopolítico global que representa la guerra en Ucrania, al imperio del mal no le cae nada bien la hegemonía creciente de China en la subregión, la negativa a enviar armas al nazi Zelenski, la mayoría de gobiernos de izquierda -salvo el de Boric de Chile, que muestra una sumisión inaudita al imperio-, la promoción que hace Lula para abandonar el dólar del comercio internacional, la política integracionista del Mercosur, y el hecho de que las tierras raras y la gran riqueza en recursos naturales no se le enajenen.

Lula, Petro, AMLO, Bukele, Ortega, Maduro, Arce y Fernández saben por diferentes motivos que están en peligro, porque la política soberana e independiente no es del agrado ni satisface los intereses colonialistas del imperio del mal en la subregión. Pero Xi Jinping, cuyo país es el principal inversor en la subregión, y Rusia, que es el principal sostén político-militar de varios países sudamericanos -Cuba, Venezuela, Nicaragua-, no están dispuestos a que los golpes de Estado blandos o las revoluciones de color prosperen en el patio trasero del imperio del mal. Un pequeño botón de muestra son los planes golpistas descubiertos en el asesor militar de Bolsonaro. La CIA y los servicios de inteligencia del imperio del mal no se dan abasto en la subregión, y llevan a cabo una febril campaña desestabilizadora en todo el Continente.

No es ningún secreto que Rusia halló en Ucrania laboratorios secretos de armas biológicas y químicas, los denunció, pero el corrupto Occidente liberal hizo oídos sordos junto a las, cada vez más desprestigiadas, Naciones Unidas. En la guerra en Ucrania vemos el mismo libreto que la CIA implementó en América Latina, a saber, asesorar a los cuerpos represivos, organizar golpes de Estado, implementar escuadrones de la muerte, elaborar materiales químicos y biológicos para controlar la psicología humana, y desarrollar una guerra propagandística por editoriales de las agencias de prensa, radio, redes sociales e internet. Olvidando su cacareada versión democrática en el manejo de la libertad de prensa consiguió de los gigantes tecnológicos que RT fuera suprimida en Europa y limitada en América Latina, pero ello sólo ha conseguido desprestigiar más a la prensa corporativa y fortalecer a la prensa independiente.

América Latina no se puede hacer a un lado en la presente lucha geopolítica entre China, Rusia y Estados Unidos de Norteamérica. La Patria Grande de Bolívar, Martí, Artigas, Sandino, Allende, el Che, tiene que tomar la decisión acertada, se juega nada menos que su destino. Es la hora decisiva de la historia en que el continente se decide por un rumbo emancipador, independiente y democrático para dejar de ser el patio trasero de potencia alguna. Latinoamérica es consciente de que está bajo ataque y el enemigo es el de siempre, el mismo que atisbó Bolívar señalando que sería el principal impedimento para la formación de la Patria Grande.[19] De suyo se comprende que el imperio del mal haya buscado sustituir el sueño integracionista latinoamericano de Bolívar por el panamericanismo.[20]

Su elección a favor del Nuevo Orden Mundial Multipolar es un desafío para la decadente potencia hegemónica del norte. Ahora son los golpes de Estado blandos los que intenta, mañana puede ser una medida más agresiva. Si ha perdido el control en Ucrania lo mismo puede suceder, y, de hecho, ya lo está perdiendo en América del Sur. China y Rusia lo saben. Y sobre todo la primera está dispuesta a la defensa militar de sus aliados en la subregión. El imperio del mal está en una encrucijada en el peor momento de su historia, se debate en una profunda crisis interna y externa, y en su desesperación puede ocasionar grave daño en las relaciones internacionales con otros países. Lamentablemente en estos momentos Perú, de la señora Boluarte, y Ecuador. de Lasso, juega un papel clave para el imperio del mal, y no se descarta que sea usado para provocar una conflagración bélica regional de consecuencias desastrosas.[21]

En una palabra, si en Europa la OTAN es la raíz de los problemas, en América Latina lo es los EEUU. La paz social, política y regional en América Latina está en peligro ante un imperio del mal desbocado y desesperado por mantener su hegemonía en la subregión en el peor momento de su historia. La catastrófica derrota militar en Ucrania es la cancelación del imperio del mal y sus vasallos europeos. El viejo mundo unipolar colonialista se derrumba y un nuevo mundo multipolar nace. Vivimos una hora histórica decisiva que, si no es interrumpida por una demencial guerra termonuclear, puede llevar a la humanidad a un nuevo amanecer.

 

Bases militares de EE.UU. en América Latina y el Caribe. El Plan Suramérica  - Tercera Información -Tercera Información

 

 

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EN EL UMBRAL

 

 

 

 

 

Sin duda que el mundo se encuentra en el umbral de una posibilidad bifronte, a saber, estamos al borde de una apocalíptica Tercera Guerra Mundial, como nunca antes lo estuvo el mundo, y, también, nos encontramos en medio del terremoto geopolítico que representa la lucha reaccionaria de la élite Bilderberg por mantener su poder global con su esquema unipolar, junto al poderoso emerger revolucionario del Nuevo Orden Mundial Multipolar.

La diferencia entre la crisis de los misiles en Cuba en 1962 y el riesgo de guerra termonuclear de hoy es que los líderes de ambas potencias eran cabezas lúcidas. Tanto Kennedy como Kruschev demostraron su capacidad para resolver la tensión mundial en menos de un mes. En cambio, actualmente Biden es un líder senil, que saluda y extiende la mano a seres invisibles en cada discurso y resulta siendo un instrumento fácil de los partidarios de la demencial guerra contra Rusia. En ese marco de poco vale que Putin muestre sensatez mientras que su contrapartida se hace eco del ala fascista del Reich Bilderberg. Además, el plan de rodear las fronteras rusas responde a un plan meticulosamente elaborado y no es una improvisación repentina. Eso es lo más peligroso porque revela una intención subalterna dispuesta a la confrontación nuclear con el gigante euroasiático. Esto es lo que llamamos el “desquiciamiento de la plutocracia occidental mundial”. Realmente cuesta creer que responda a un plan medido hasta en sus últimas consecuencias y que sea ciegamente seguido por los líderes vasallos europeos. ¿Pero realmente los amos del mundo en su ala fascista están desquiciados?

Obviamente que las élites occidentales no se han vuelto temerarias de la noche a la mañana. Así como ven a Ucrania como el pretexto para batir a Rusia, del mismo modo ven a Taiwán para batir a China. Se busca crear otra guerra proxy. No en vano hay 73 bases militares estadounidenses en Corea del Sur y 120 en Japón. Además, el país nipón se rearma y está militarizando aceleradamente islas artificiales aledañas. Estados Unidos no sólo prepara un muro de defensa contra China, sino una avanzada de ofensiva. Y es que la inteligencia del mal se caracteriza por la hipocresía, la mentira, la manipulación, la agresión, la irrespetuosidad y la violencia. Todo ello calza a la perfección con la política internacional del occidente liberal y ahora con el proceder el Reich Bilderberg. No basta con evitar el enfrentamiento con la inteligencia del mal, porque tarde o temprano se dejará llevar por la violencia y desatar su agresividad. Esto ya se vio con los regímenes fascistas de la Segunda Guerra Mundial. Jean Baudrillard[22] ha hecho notar que a la negación de Dios le sigue la negación de la realidad que es sustituida por lo virtual. Pero lo que nosotros notamos aquí es que la inteligencia del mal se edifica, o trata de hacerlo, una realidad egocéntrica, sin compasión, ni empatía ni caridad y que responda tan sólo a sus afanes egoístas. Se trata de una realidad psicopática, que se siente superior al resto y con un narcisismo destructivo. La psicopatía del Reich Bilderberg es lo que está poniendo a la humanidad en peligro con un holocausto nuclear, porque con su pobreza emocional sólo pone en primer lugar su narcisismo, ausencia de empatía, impulsividad de tener poder y controlar el mundo. Este tipo de personalidad social viene acompañado de promiscuidad sexual, vida parasitaria, ausencia de remordimiento y conducta delictiva. Y a todo ello se entrega, en su mayoría, la élite del mundo.

El ataque con drones al Kremlin es un claro indicador de que el mundo está por atravesar vesánicamente el umbral de la apocalíptica guerra termonuclear. En vez de parecer un ataque de falsa bandera de los propios rusos, como lo han sugerido desde Francia, tiene todos los indicadores de ser una prueba preliminar para un ataque devastador sobre Moscú. Ahora se entiende por qué la reacción rusa ha sido responsabilizar del ataque a los Estados Unidos y a la OTAN. Mientras que la potencia del Norte se apresuró a deslindar cualquier responsabilidad por el ataque. El cual no es de fiar. Desde que se desintegró la Unión Soviética sólo se conoció la expansión amenazante de la OTAN hacia las fronteras rusas. Los vuelos de aviones espías y de reconocimiento occidentales tampoco han cesado y son continuamente interceptados. O sea, no se tratan de vuelos inocentes, sino de patrullaje continuo para afinar planes ofensivos.

¿Por qué el Occidente liberal estaría interesado en hacer este tipo de pruebas? Al parecer porque no sólo tiene en Ucrania una guerra perdida por medios convencionales, sino que no se resigna a asumir su derrota, y en vez de buscar la paz se precipita ensayando operativos desesperados. Lo que se condice con el extraño comportamiento del senil Biden que no pierde la ocasión de ninguna cumbre internacional para comentar entre bastidores que ya viene la guerra nuclear. Pero el que siembra vientos cosecha tempestades. Y Putin, siempre muy bien informado, no ha tardado en mostrarle al mundo occidental a lo que se expone con sus continuas insensatas provocaciones. 

Mientras que Europa occidental ha perdido toda soberanía mostrándose vasalla a los dictados de Washington, el sinuoso Macron y Hungría son los únicos países que se oponen a continuar con la guerra. El resto persiste en su empeño de apoyar a Biden en su juego geopolítico guerrerista. Mientras tanto crece la protesta popular contra la guerra en Alemania, Italia y España. Ya nadie deja de presentir que el mundo está deslizándose peligrosamente hacia un camino sin retorno. China es constantemente acosada por el Imperio norteamericano a sabiendas que no tiene opción válida de triunfo militar, según sus propios expertos militares. La política exterior de Biden ha perdido por completo el rumbo y los bloques militares ofensivos que promueve de un océano a otro no serán capaces de retrasar la hora definitiva de su acelerado ocaso.

El mundo anda desquiciado porque el principal foco promotor de la tensión mundial es un imperio en declive, que cree que puede salir de sus crisis promoviendo guerras. Pero esta vez ha elegido a los enemigos equivocados, a saber, nada menos que las otras dos superpotencias en auge, en especial China. Y es que el injerencismo en política exterior le es consustancial al imperio del norte, siendo el principal factor de inestabilidad para la paz mundial. El mundo occidental liberal liderado por el Imperio del Mal ha ido insensatamente muy lejos en sus provocaciones contra Rusia y China. La elite liberal cree poder sobrevivir a un conflicto termonuclear y se arriesga a provocarlo. Vive la humanidad en el presente las horas más decisivas de su historia. ¿Seremos capaces de remontar el peligro y conjurar la locura del Hegemón en decadencia? 

Si los Estados Unidos en el ámbito interno no implosiona y la Administración Biden fragua un fraude electoral para reelegirse, entonces habremos cruzado el umbral de la supervivencia de la civilización humana, porque nuestra destrucción se hará inevitable. El senil Biden es el operador político de las fuerzas más oscuras del llamado “Estado profundo” de la política y economía norteamericana y tiene como principal encargo llevar al mundo al holocausto nuclear.

Pero la otra tendencia es que el rápido ascenso de los BRICS acelere la caída del mundo unipolar y el triunfo del mundo multipolar. Por lo pronto la instauración de una nueva moneda de los BRICS acelera la caída estrepitosa del dólar, en medio de la economía estadounidense que se debate entre la inflación, escasez de productos, depresión del mercado laboral, la especulación desmedida por la desregulación del mercado financiero, la descontrolada expansión crediticia, recesión. Todo lo cual hace pensar a algunos analistas que en EEUU se avecina una Gran Recesión que superará a la del 2008. Ante ello Occidente promueve el neocolonialismo y frena la formación de un orden mundial multipolar. Por su parte, Latinoamérica aboga por un mundo multicéntrico, libre de dominación y neocolonialismos. China insiste en abogar por la cooperación igualitaria y mutuamente ventajosa entre todos los países, sin incurrir en juegos geopolíticos. Putin señala que la presión occidental hizo que de la globalización el mundo se haya desplazado hacia la política de bloques, donde la geopolítica y la geoeconomía son puestas al servicio de la confrontación en vez de la cooperación recíproca y mutuamente favorable. Pero en vez de eso las potencias occidentales prefieren suscribir acuerdos de cooperación en materia de defensa.

Un ejemplo reciente de ello es EEUU, que a través de su embajador en China declaró desafiante y provocadoramente: “Somos el líder del Indo-Pacífico y Pekín lo sabe”. Luego añadió contradictoriamente: “Washington se quedará en la región, no quiere conflictos con el gigante asiática, pero que se defenderá”. Como era de esperar la contraparte china observó que se trata de un comportamiento hegemónico imperial en el que “se creen los dueños del mundo”. La pregunta natural es ¿Qué se busca liderando regiones ajenas? ¿Eso no es acaso reclamar la propiedad de todo el planeta? ¿No son provocaciones muy peligrosas del Imperio del mal?

Reclamar la propiedad de todo el planeta y buscar liderar regiones ajenas es la característica principal del imperialismo norteamericano, que hoy en Ucrania está poniendo al mundo en el umbral de la destrucción de la humanidad.

 

 

Quién va ganando la guerra en Ucrania?

 

 

 

 

 

 

8

 

TRASPASANDO LOS LÍMITES

 

 

 

 

Cuando hablamos de traspasar los límites no nos referimos a las temerarias provocaciones del Imperio del mal por todo el planeta, ni a la remisión de un submarino nuclear yanqui a Corea del Sur, ni al despliegue de bombarderos estratégicos supersónicos B-1B Lancer con capacidad nuclear a Suecia, ni al añadido de seis bombarderos nucleares B-52 a Europa, ni al plan norteamericano de concentrar 100 mil efectivos listos para intervenir contra Rusia, ni al envío de armas prohibidas al régimen nazi de Kiev, ni a la decisión de Alemania y Francia de enviar a Zelenski armamento pesado, ni a la concentración de artillería, blindados, infantería, barcos y aviones en torno a Rusia, principalmente por parte de Polonia, ni a la permanente provisión de mercenarios a Ucrania. No, a eso no nos referimos, a pesar de que ello también es traspasar los límites.

Nos referimos a un fenómeno histórico que involucra a todo ello, y es que el mundo está traspasando los límites del capitalismo neoliberal global para encaminarse hacia un socialismo que utiliza la economía del capitalismo social de mercado y la cultura asentada en los valores de la tradición. Estamos hablando de una nueva fase de la historia cuyo perfil económico no acaba aún por definirse, utilizará por un tiempo más las reglas de acumulación de capital del capitalismo, en política exterior se basará en el respeto de la autodeterminación de los pueblos y en el no injerencismo en los asuntos internos de los Estados, en cultura pondrá fin a la inmoralidad sexual, la ideología de género, recuperará la tradición religiosa, la visión metafísica de las esencias y se reconciliará con Dios.

No es que se vaya a suprimir la secularización, pero sí se le pondrá límites. Se tratará de una sana corrección de las extralimitaciones del racionalismo y empirismo moderno, el cual acabó en el mito del culturalismo donde todo es invención y constructo social. El mundo buscará sanearse de las extravagancias del subjetivismo de la modernidad y lo hará sin buscar un nuevo retorno a la Edad Media. Por ello, se tratará de rescatar la trascendencia divina sin afectar la realidad de lo inmanente. O sea, estamos ante el traspaso de los límites culturales de un mundo agotado, finisecular y esclerótico, que si no es superado sólo llevará a la enajenación sin límites del hombre y a su sustitución por la máquina inteligente.

No tiene sentido limitar el peligro que atraviesa actualmente la humanidad solamente a la amenaza de un Apocalipsis nuclear, cuando lo que vemos es que el espíritu de la civilización moderna, en su agotamiento, se volvió nihilista. El mundo ha llegado a un límite en que se necesita una nueva cultura, un nuevo espíritu epocal, sin lo cual no surgirá civilización nueva alguna. El cristianismo lejos de ser abandonado deberá ser retomado con toda su acervo místico y riqueza espiritual, y lo mismo acontece con las grandes religiones del mundo. El occidente cristiano, opuesto al corrompido occidente liberal, junto al Asia budista, hinduista, al Medio Oriente musulmán y judío serán los encargados de encaminar a la cultura humana hacia un nuevo renacimiento espiritual. Y esto no puede hacerse sin conexión con las relaciones internacionales, la geopolítica y la geoeconomía.

La soñada paz perpetua de Kant demostró que no puede ser lograda solamente basándose en el cosmopolitismo, el republicanismo, la democracia, la abolición de tratados secretos, la supresión de los ejércitos permanentes, ni intervenir en los asuntos internos de otros. Pues, si a ello no va unido la reconciliación con Dios, la recuperación de las esencias y el logro de una nueva imagen del mundo basado en el amor y la justicia, no habrá paz perpetua entre los países. Ya lo decía Dostoievski: “Sin Dios todo está permitido”. Aunque el fanatismo religioso también se encargó de demostrar que “con Dios todo está permitido”.

A lo que vamos es que el fin de las guerras y el peligro de una guerra nuclear no depende solamente de constituciones republicanas, ni de la naturaleza económica del sistema productivo, sino, principalmente, de las potencialidades del espíritu cultural de una época. Allí está ínsito las posibilidades para la paz o de la guerra. Pero tampoco queremos pensar que exista un espíritu cultural indemne a la degradación epocal. Todo tiende al desgaste, incluso el espíritu de una época. Recordemos, sin ir muy lejos, al propio espíritu burgués, que con todo su terrenalismo e inmanentismo cumplió un papel político revolucionario en los siglos XVIII y XIX, aunque su papel ideológico cultural renovador acontece en los siglos XV, XVI y XVII. Lo que vino después de la segunda mitad del siglo diecinueve fue el comienzo inexorable de su declive, encontrándonos actualmente en la curva de su franca decadencia. Es decir, no hay espíritu cultural que esté exento de degradación histórica. Ello forma parte de su propia existencia y desarrollo. Debe conocer no sólo su esplendor, sino también su declive. Lo que nazca hoy, tras el terremoto geopolítico que nos asalta, también tendrá que llegar a conocer su fin. Lo que en un momento surge con un carácter progresista y revolucionario tendrá que atravesar las horcas caudinas de su decrepitud y reaccionarismo. La transitoriedad de la historia debería poner al hombre en alerta sobre lo efímero de sus logros en el tiempo largo de Braudel, previniendo al menos que la transitoriedad dialéctica exige nuevo dinamismo entre positividad y negatividad de la praxis humana.

No obstante, lo que sí permanece incólume del legado kantiano es que trata el problema de la política en relación con la moral y que la guerra debe resolverse siempre a favor de la moral. Sólo que a esto hay que añadir una observación nada baladí y es que la política y la moral secularizada fue útil para derrotar a la nobleza y el clero reaccionario del momento, pero en su desarrollo demostró que la política divorciada de lo moral -tipo maquiavelismo puro- y las virtudes morales separadas de las virtudes teologales terminaron en el endiosamiento del hombre. Ese narcisismo del antropocentrismo sin Dios alimentó los fascismos genocidas, las guerras mundiales, los Auschwitz, la ideología del superhombre, el consumismo mecadólatra del capitalismo liberal y el egocentrismo de las redes sociales bajo el capitalismo cibernético.

El traspasar los límites tampoco significa que la historia tenga un curso regular, al contrario, es muy irregular, y, en todo caso, el progreso indefinido de la humanidad es sólo tendencial, no excepto de retrocesos, estancamientos y desviaciones. Por ejemplo, todo indica que en la presente situación histórica es muy probable que un cúmulo de circunstancias y factores favorezcan el esplendor y hegemonía de la civilización euroasiática, en especial sino-rusa. Esa confluencia entre Oriente y Occidente, que generalmente ha sido señalada de profunda antítesis, significará un enriquecimiento cultural apreciable.

Tratándose de dos almas de distinta profundidad metafísica su encuentro estrecho morigerará el antropocentrismo occidental, el reencarnacionismo y sed de no ser de la India, el terrenalismo de la armonía chino, el monoteísmo estricto musulmán y judío. No es que llegarán a sintetizarse todos ellos, permanecerán en las antípodas, pero con más tolerancia y comprensión. Tampoco es exacto afirmar que Occidente nunca entrará en decadencia porque está nutrida de la savia de culturas milenarias. Así, tiene el afán de inmortalidad de la egipcia, de conquista de la romana, celeste de los caldeos, exploradora de los fenicios, cognoscitiva de los griegos, infinito de los hindúes.

Pero ello no significa que sea inmortal en la historia. Al contrario, el momento actual es de una gran reconfiguración de las fuerzas históricas, donde la guerra sigue funcionando como partera de la historia, y en donde se va gestando un nuevo motor histórico. Ese nuevo motor histórico está liderado en lo económico por China y en lo cultural por Rusia. La Rusia de Putin reivindica la tradición cristiana de occidente, lo cual es decir bastante, dado el curso secularizado al extremo del occidente liberal. No es que nos espere la Casa Ecuménica a la vuelta de la esquina, para ello hay que educar a la humanidad en el amor y fraternidad universal, pero si sabemos sortear el escollo del apocalipsis nuclear nos espera allá en la lejanía futura de la historia una unidad más radiante y universal para la humanidad.

Quizá llega en un momento tan providencial el auge del emerger de la civilización euroasiática, porque en medio de la calamitosa crisis climática que nos azota es imprescindible el encuentro creativo de los impulsos culturales antropocéntrico y cosmocéntrico. Si China, Oriente Medio y Occidente llega al Absoluto valorando el cosmos, lo contingente y lo finito, valorando en una palabra el Ser; el Oriente Hindú y budista llega al Absoluto desvalorando el cosmos y lo finito por el camino insondable de la Nada y el Nirvana. Este encuentro cultural entre el Ser y la Nada, que representa el nuevo orden mundial multipolar, resulta siendo de profundo significado, porque personifica una ruptura con el inmanentismo de la modernidad, una recuperación del sentido de la trascendencia y del ser, un reconocimiento de las dimensiones suprarracionales de la razón, y un nuevo sentido de la vida y existencia humana.

Habremos traspasado los límites de la modernidad si en la hora actual se consuma la derrota cultural y material del orden mundial unipolar y el auge del orden mundial multipolar. Será la derrota del nihilismo, y la recuperación de la dimensión metafísica del Ser y la Nada.

 

 

 

CONCLUSIÓN

 

 

 

Desentrañar el significado profundo que tiene la hora histórica presente no es hacer un ejercicio de historia, de crónica periodística, ni de política internacional y menos de geopolítica, sino que es hacer un esfuerzo de filosofía culturológica para poder atisbar su sentido y dirección subyacente tras los hechos empíricos.

De manera que en esta exploración se ha podido advertir que nos encontramos ante un cambio de época que evidencia el desgaste profundo del mundo del capitalismo liberal y su orden global unipolar. Al mismo tiempo se deja advertir que emerge un nuevo orden mundial multipolar con una fuerza e ímpetu que acelera el enterramiento del viejo orden. Y la guerra en Ucrania ha servido de partera de la historia.

La comadrona de la guerra recibe a un niño que nace joven ágil y robusto, el cual desafiante pone en jaque las pretensiones de perpetuidad del senil imperio hegemónico, que no cesa de tambalearse y tropezar continuamente. El riesgo es que en su porfía por no dejarse arrebatar el trono recurra a las armas nucleares, como parece que insensatamente tiene calculado. Su inteligencia ya no es lúcida, es más, se ha vuelto más cínica, perversa y peligrosa. Encarna la inteligencia del mal, con todas sus características psicopáticas, narcisistas y manipuladoras.

Esto significa que la crisis de la paz mundial actual no puede ser analizada al margen del poder en la sombra que representan los integrantes del Club Bilderberg. Pero, al mismo tiempo, se puede observar que no hay unidad ni homogeneidad en sus integrantes, aunque si bien hegemoniza su ala radical fascista, tienen enfrente el ala moderada y diplomática de la coexistencia pacífica. Este último trata de recuperar el tiempo perdido para evitar la catástrofe al que conducen la otra parte de los amos del mundo.

Mientras tanto, sus operadores políticos de la Administración Biden tratan de acelerar la confrontación directa con Rusia y China, a sabiendas de su inferioridad militar para una confrontación convencional. Por ello, la amenaza del uso del arsenal nuclear, por parte del Imperio del mal, es real y confía irracionalmente en ese recurso estratégico. Ante ello las fuerzas geopolíticas más lúcidas en el mundo buscan la disuasión, la coexistencia pacífica y la negociación al conflicto. El mundo está en vilo ante la codicia ciega de las fuerzas que andan en retirada de la historia.

La esperanza aparece con la unión de las fuerzas progresistas en los BRICS, el posible fracaso de la reelección del senil Biden, la posible contención de la OTAN para no guerrear directamente con Rusia, la no injerencia norteamericana en Taiwán y el cambio del equilibrio de fuerzas al interior de los amos del mundo.

Con ello el mundo conocerá una nueva época, más pacífica, justa y colaboradora. Se habrá derrotado al Superhombre nihilista, que se siente imperialmente más allá del bien y del mal, y se habrá abierto una nueva relación metafísica entre inmanencia y trascendencia, lo temporal y lo eterno.



[1] La revista Forbes enlista para el 2023 a las 10 personas más ricas del planeta como sigue: 1° Bernard Arnault con una fortuna cercana a 211 mil millones de dólares, 2° Elon Musk con 196 mil millones, 3°Jeff Bezos con 117 mil millones, 4° Larry Ellison con 112 mil millones, 5° Warren Buffet con 106 mil millones, 6° Bill Gates con 104 mil millones, 7° Carlos Slim con 89 mil millones, 8° Mukesh Ambani, con 83 mil millones, 9° Steve Ballmer con 80 mil millones, 10° Francoise Bettencourt Meyers con 80 mil millones.

[2] Son nueve los países que disponen de armas nucleares: Rusia (6,375 ojivas), Estados Unidos (3,750), China (450), Francia (290), Reino Unido (225), Pakistán (165), India (140), Israel (90) y Corea del Norte (50). De todas ellas las más temibles son las de Rusia y China porque serían lanzadas desde misiles hipersónicos veloces y esquivos.

[4] Sobre Donald Trump resulta valiosa la lectura de tres libros: Nadia Urbinati, Yo el pueblo (2021); Andrés Hernández Alende, Trump ¡Estás despedido! (2021); y Bob Woodward, Rabia. (2020).

[6] El 19 de octubre del 2022 el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, provocó el rechazó internacional al comparar a Europa con un “jardín” y al resto del mundo con una “jungla”. Países como Irán o Emiratos árabes Unidos acusaron a Europa de una “mentalidad colonialista inaceptable”.

[9] Cf. Mis obras Miseria del capitalismo digital y de la tecnoutopía (2021) y Prometeo liquidado: Inteligencia artificial y Juicio Final (2023). Véase también: P. Levin, El capital tecnológico (1997).

[10] Cf Antonio Belaunde Moreyra, Comentarios a la Definición de la Agresión, Fondo Editorial Fundación Academia Diplomática del Perú, Lima, 2003.

[11] Fuente: La República, BlackRock y Vanguard, las empresas de gestión de activos más grandes del mundo, lunes 5 de diciembre 2022.

[12] Cf. Mi última obra sobre el tema: Ufología, el gran fraude (2023).

[13] Fuente: RT, Irak pide a embajador sueco que abandone el país, 20 de julio 2023.

[14] Cf. Mi obra El imperio posmoderno del hombre anético (2005).

[15] Lewis Mumford, El mito de la máquina. Técnica y evolución humana (2010).

[16] Cf. Ch. Dawson, Ensayos acerca de la Edad Media (1960).

[20] El político peruano Haya de la Torre arriando sus banderas antimperialistas de su primera época se adhirió vergonzosamente a ese ideal pronorteamericano del panamericanismo, callando a siete voces todas las agresiones de los Estados Unidos contra los países del contienen latinoamericano. Sus artículos al respecto quedaron en Repertorio Americano.

[21] No resulta casual que el Congreso de Boluarte apruebe el ingreso de tropas armadas norteamericanas durante todo el año 2023, y en Ecuador Lasso sella un acuerdo militar con EEUU que se extenderá por los próximos siete años.

[22] Cf. Jean Baudrillard, El pacto de lucidez o la inteligencia del mal (Amorrortu editores, 2008).

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Invasión rusa en Ucrania

Guerra ruso-ucraniana

Bajas de la guerra ruso-ucraniana

Crisis ruso-ucraniana

Primera fase de la guerra ruso-ucraniana

Guerra del Dombás

Batallas de la guerra ruso-ucraniana

Tercera Guerra Mundial

 

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DW, Ucrania: vivir en guerra

---. Batalla propagandística por Ucrania

---. Equipo de DW visita el frente de guerra en Ucrania

---. Crisis, conflictos y guerra

RT, Ucrania, terror a la carta

---. Resumen en video de la guerra Ucrania

---. Serbia, Rusia y la guerra en Ucrania

---. Donbass, guerra, aeropuerto

CNN, Resumen en video de la guerra en Ucrania

---. Algunos de estos soldados morirán

---. CNN pregunta a los rusos qué piensan sobre la guerra

---. Guerra en Ucrania, especial