jueves, 24 de noviembre de 2022

¿EXISTE LO ANDINO?

 

¿EXISTE LO ANDINO?


 

Lo diré sin largas peroratas, ni poses eruditas y lo más sintéticamente posible: Lo andino fue un invento ideológico de los españoles durante la colonia para justificar la segregación del Perú en república de indios y república de españoles.

 Y tenía que ser así porque la sobrevaloración republicana de lo andino procede de una sobreestimación de lo inca en desmedro de las culturas antecesoras subyugadas. Pero en tiempos coloniales dicha preeminencia lo tenía lo inca, el cual tenía que ser sustituida eficazmente por otro concepto ideológico, y ese fue lo andino. Lo andino es un constructo colonial español, interesado como estaba en neutralizar el influjo de todo lo inca en el Perú. Así, ni siquiera lo precolombino es exclusivamente andino, sino también amazónico y costeño.

 El filósofo del Perú profundo no debe hacer que la realidad calce en sus conceptos, sino que sus conceptos se deduzcan de la realidad. Sobre todo, porque el Perú es una realidad integral, entelequia espiritual y cultural que sobrepasa lo andino.

 Lo andino en el Perú contemporáneo tergiversa su historia y sirve de justificación para un nacionalismo racista, ultrapatriotero, fascistoide y desintegrador de lo nacional. Es un peligroso particularismo que pone la tradición, la sangre y la tierra en primer lugar, tal como lo hizo el racismo fascista del nazismo.

 Lo andino es una construcción falsa y restrictiva de la identidad peruana, la cual no es geográfica, ni racial, sino cultural y humana. Y la identidad cultural peruana es humanista, de todas las sangres, una mixtura integracionista de un pueblo continente. Como bien lo atisbaron César Vallejo, José María Arguedas y Antenor Orrego.

 Seamos prudentes y no caigamos en la trampa ideológica de la identidad andina.

¿LECCIÓN APRENDIDA?

 ¿LECCIÓN APRENDIDA?

Este libro, aparecido en el 2003, del periodista Umberto Jara, sirvió de base para el juicio histórico que condenó por primera vez a un ex presidente de la República. Aparte de reunir las evidencias dispersas y la confesión del jefe del Grupo Colina, tiene el especial mérito de hacer un análisis de las causas de la violencia en el Perú. El objetivo final de la obra es que al terrorismo se le puede vencer con el terror y la guerra sucia, cosa que no se atrevieron hacer Belaunde ni García, y que sí lo hizo Fujimori. Pero las causas profundas de la violencia quedan sin resolver. Revela que Fujimori ganó porque convenía a los planes represivos de la CIA y Washington, los cuales vieron que Vargas Llosa no los iba autorizar. Pero sus páginas se hacen la pregunta fundamental por las causas de la violencia en el país. Y la respuesta es categórica: la desigualdad en la distribución de la riqueza. Brinda el dato revelador que en el Perú 225 personas concentran el 70% de la riqueza nacional. En suma, Jara responde diciendo que la pobreza fue el caldo de cultivo de la violencia. Y concluye preguntándose si la lección fue aprendida, y respondiendo que al parecer no. Esa es la preocupante advertencia final de la obra.

Desde entonces hasta el presente el saldo son cinco presidentes involucrados en corrupción, y actualmente una derecha que no acepta su derrota electoral, buscando desde la mayoría congresal un golpe constitucional, y todo ello sin importarle con paralizar el país. La pregunta de Jara se vuelve actual: ¿Hemos aprendido la lección? o por el contrario ¿estamos echando las bases para una nueva espiral de violencia?


UN RELATO SIN DISQUISICIÓN

UN RELATO SIN DISQUISICIÓN 

Libro aparecido en el año 2004 -la fecha es importante, porque no puede repetir la otra importante obra, de Umberto Jara, aparecida sobre el tema el año anterior-. Uceda es un periodista que en forma de una crónica novelada ofrece una conclusión al lector: la violencia sólo genera violencia. Con esta convicción ilustra cómo la guerra interna en la década del 80 al 90 institucionalizó la barbarie, el crimen y las ejecuciones extrajudiciales en los organismos armados del Estado. El resultado es que el sistema se salvó sin resolver la desigualdad social creciente. En este sentido, la obra es rica en testimonios y revelaciones sobre ejecuciones efectuadas por el ejército, pero muy pobre en la disquisición teórica sobre las causas de la violencia.