jueves, 21 de septiembre de 2023

¿HACIA DÓNDE VA EL PENSAR?

 ¿HACIA DÓNDE VA EL PENSAR?

1. Siempre resulta fascinante pensar lo impensable y Schelling lo intentó planteando al tiempo antes del tiempo, o sea el tiempo de Dios.  Me refiero a Las edades del mundo. Los textos de esta obra inacabada y póstuma, que se propone pensar el tiempo desde la eternidad, van de 1811 a 1815. Busca pensar el salir del Absoluto y el comienzo de las cosas. No duda del tiempo, pero su genealogía corre el riesgo de convertir lo eterno en hija del tiempo.

2. Para entonces ya había roto la amistad con Hegel tras recibir el impacto contundente de sus críticas en la Fenomenología del Espíritu de 1809 ("el absoluto no sólo es sustancia sino también sujeto").

3. La clave teológica de Schelling aquí es sólo aparentemente cristiana, en realidad es neoplatónica porque termina separando a Dios de su esencia, la cual sería la fuente de Dios, una supradivinidad.

4. A ello agrega otro error. Añadir la contradicción dialéctica en la esencia divina. Entonces, Dios deja de ser simple y se convierte en un despliegue de diversas voluntades Con ello cree superar la visión inmóvil de Dios, tan criticada por Hegel. Por ello, cree que Dios tienen un fondo oscuro por el que toma conciencia por un egoísmo personalizante.

5. Así, Schelling finalmente se tiene un Dios que no sólo es Unidad, sino también una dualidad. En otras palabras, en Dios habría necesidad y libertad, tal como en el neoplatonismo. La eternidad contiene al tiempo, pero hay un tiempo eterno y hay una naturaleza eterna. La divinidad no es el ser, sino la libertad eterna.

6. En esta obra Schelling está en su segunda etapa, ha dejado atrás la filosofía de la identidad para proponer una filosofía del espíritu, pero de diferente calibre que la de Hegel. De su inicial idealismo objetivo vira hacia un idealismo más subjetivo, artístico y religioso. Lo que se mantiene es el primado de la intuición intelectual. Se desvincula de Spinoza al terminar concibiendo a la libertad divina como el verdadero motor de la creación. En su anterior Sistema del idealismo trascendental identificaba la libertad absoluta con la necesidad absoluta. Ambas cosas quedan ahora desvinculadas.

7. Para Lukács Schelling recula en lo místico porque evadió el desarrollo de la dialéctica y se detuvo en los umbrales de la dialéctica objetiva. Cosa contraria hacen Marx y Engels hasta desembocar en el materialismo histórico y dialéctico. Y sociológicamente su posición puede ser vista como una proyección ideológica hacia la divinidad de la libertad absoluta que se irrogaba el egoísmo connatural de la burguesía cuando culminaba su lucha política ofensiva después de la Revolución francesa. Considero acertado ver en Schelling el comienzo de la tendencia antidialéctica que se desarrollará luego con Schopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard, y que volverá dominante en la filosofía occidental burguesa.

8. Con Marx la filosofía desciende del cielo a la tierra, para convertirse en un arma de la revolución. Esto tuvo dos inconvenientes. Primero, hizo descender demasiado la filosofía a la tierra acentuando el giro finitista e inmanente de la modernidad. Y, segundo, la filosofía quedó reducida en ancilla de la revolución.

9. El marxismo con el materialismo dialéctico forma parte de la filosofía de la materia junto al neorrealismo inglés y el neopositivismo. Todos al destacar la objetividad del ser concreto contrarrestaron eficazmente el irracionalismo y subjetivismo del siglo diecinueve, pero cayeron en el inmanentismo, el culto de la ciencia y la glorificación de la razón humana.

10. La reacción a la filosofía de la materia, que exageró la dialéctica objetiva, fue el surgimiento de la filosofía de la vida (Croce, Brunschvicg, neokantismo) que destacó la singularidad del espíritu. Pero tuvo el defecto de derivar hacia el logicismo e incomprensión de lo real y concreto. Se encalló en la dialéctica subjetiva.

11. La filosofía de la vida (Bergson, pragmatismo, historicismo) intentó reconciliar lo subjetivo y lo objetivo, pero fue muy biologizante, psicologista y anti intelectualista. En respuesta llegó la Fenomenología, la cual le devolvió al espíritu la capacidad de penetrar las esencias dadas, pero le faltó avanzar hacia el ser real. Fue otro fracaso más en el desarrollo de la dialéctica.

12. El Existencialismo defendió la irreductibilidad del ser humano y la prioridad del ser frente al pensar, pero descuidó lo científico y lo real. Otro aborto más.

13. La filosofía del ser llega a continuación (espiritualismo, ontologismo, cientificismo, tomismo) para superar el antropologismo y ofrecer una filosofía del ser unida a una filosofía de la persona. Con ello parecía que la filosofía contemporánea se encaminaba hacia una concepción totalista del ser y del hombre, que no descuida lo científico (el ser concreto), ni glorifique la ciencia (reconociendo el ser espiritual y absoluto), ni ignore la peculiaridad del ser humano, ni niega la posibilidad de una nueva metafísica.

14. Pero esta tendencia no tarda en acusar un franco retroceso ante la filosofía del lenguaje, estructuralismo, semiótica, feminismo, postmarxismo, modernidad y postmodernidad. Todo desemboca en la prioridad de lo cultural sobre el ser y el pensar, todo se vuelve en constructo subjetivo sobre la objetividad, predomina un mundo sin certezas, ni la Razón ni Dios ni la Verdad son referentes, lo cual termina liquidando al propio sujeto. El resultado es la degeneración de la dialéctica subjetiva en el solipsismo cultural. El desarrollo de la dialéctica se truncó en subjetivismo.

15. En una palabra, desde la filosofía lingüística hasta la filosofía posmoderna se extravía la concepción totalista del ser y del hombre. Y con ello se frustra el desarrollo consecuente de la dialéctica en lo subjetivo y objetivo.

16. Este retroceso es parte del fenómeno cultural del imperialismo capitalista, cada vez más desigual, inhumano, irracional y políticamente fascistoide. Resulta inevitable concluir, en primer lugar, que el capitalismo debe ser abolido porque condena al hombre a una vida sin esencia tanto en el ser como en el pensar. Y, en segundo lugar, la razón completamente autónoma es un mito, sólo lo es de modo relativo, porque tiene su fuente en condicionamientos fácticos materiales y espirituales que no elige y tiene que asumir.

17. Entonces, ¿en qué ha de consistir el desarrollo consecuente de la dialéctica? En la superación del nihilismo actual. Que la contradicción es el movimiento mismo de lo real, pero no describe a la realidad entera. Mientras la realidad finita responde a la lógica de la contradicción, no es así con la realidad infinita, la cual responde a la lógica de la identidad. La recuperación de la posibilidad de la metafísica ha de reconocer la complejidad de esta dicotomía. Ni lo finito ni lo infinito necesitan ser negados ni privilegiados, cada dimensión tiene su lógica y son parte de la realidad del ser. Obviamente, marchar hacia esta concepción totalista de la realidad requiere superar las condiciones materiales y culturales del decadente imperialismo capitalista.