domingo, 28 de noviembre de 2021

ENTREVISTA A JOSÉ CHOCCE EN SOCIEDAD LIMEÑA DE TEOLOGÍA FILOSÓFICA

INTERVENCIÓN EN EL SENTIDO DE TODO

COSMOLOGÍA GEOCÉNTRICA Y POLITEÍSMO ANDINO

COSMOLOGÍA GEOCÉNTRICA Y POLITEÍSMO ANDINO

Gustavo Flores Quelopana



Las civilizaciones agrocéntricas del mundo antiguo desarrollaron la observación empírica cosmocéntrica. No en vano se registra que hace 5 mil años aparece el tránsito del politeísmo al monoteísmo. El hombre agricultor en contraste con el hombre cazador y recolector del paleolítico, descubrió la relación del comportamiento celeste con el cultivo y las cosechas. Ello lo llevó hacia el estudio de los astros, entre ellos el sol y la luna, en especial. 

Lo más apasionante de la observación astronómica es que deben conjugarse las matemáticas con la observación y la experimentación. Por eso es que los primeros astrónomos fueron los impulsores de la aplicación del cálculo en la vida cotidiana. Sobre la ciencia antigua se suele decir que se basa en la experiencia directa, mientras que la ciencia moderna en la experiencia indirecta. Lo cual sólo es cierto a medias. Pues cuando Aristarco o los mayas afirmaron que la Tierra gira en torno al Sol no se basaron en la experiencia directa, sino en conjeturas racionales. Incluso para el propio Copérnico fueron fundamentales las ideas cosmológicas del pitagorismo y del neoplatonismo. Por ende, no es tan cierto aquello del imperio sin trabas de la experiencia directa en la ciencia antigua.

Un caso particular es CHANKILLO, un complejo arqueoastronómico de más de 2,300 años de antigüedad, considerado el más antiguo observatorio solar de América. Al parecer, cuando el astrónomo griego Eudoxo de Cnido -siglo IV AC- hacía sus observaciones celestes se concluía con la edificación de Chankillo, cuando el gran astrónomo alejandrino Hiparco de Nicea en el 190 AC hacía su gran descubrimiento sobre la precesión de los equinoccios éstos ya eran estudiados por los astrónomos de Chankillo,  y cuando el astrónomo y astrólogo Claudio Ptolomeo, en el siglo II DC  elaboraba su teoría geostática ya Chankillo estaba en pleno funcionamiento. 

El observatorio arqueológico de Chankillo es más antiguo que el de los impresionantes observatorios de mayas de Xochicalco (700-900 DC) y Chichen Itzá (1,100 DC) en México. Los mayas, descendientes de los Olmecas, son conocidos por la elaboración de sus precisos y sincronizados calendarios. Eran grandes observadores del planeta Venus. Sabían el tiempo exacto perfecto, con cuatro decimales, que la Tierra emplea en dar una vuelta en torno al Sol y el tiempo en que la Luna lo hace en torno a nuestro planeta. Buscaron, igualmente, controlar el cielo y sus movimientos. El cálculo de la traslación terrestre es sumamente significativo porque representa la superación de la metafísica naturalista de la experiencia de los sentidos, para arribar a la conclusión racional que la inmovilidad de la Tierra es sólo aparente. Copérnico lo hizo esgrimiendo argumentos pitagóricos y neoplatónicos. De ahí que colegir apresuradamente que los sabios precolombinos fueron naturalistas y empiristas no se condice con la realidad.

Ahora bien, cuáles serían los instrumentos astronómicos utilizados por los observadores precolombinos de los astros. Si observaron las estrellas tenían que tener algo similar a la esfera armilar, para establecer la altura máxima diaria del sol tuvieron que emplear algo parecido a un cuadrante, para medir los paralajes utilizar algo parecido al triquetrum, y para medir las conjunciones planetarias emplear algún tipo de sextante. Todos estos instrumentos de observación astronómica mencionados son de antigua data y pertenecen antes de la aparición del telescopio en 1608 y con el cual Galileo describiría en 1610 las cuatro lunas de Júpiter girando a su alrededor. Por ende, no pueden descartarse instrumentos equivalentes en el mundo astronómico precolombino.

Otro aspecto interesante, desde el punto de vista astronómico, es que la civilización agrícola no dejó de producir genios disidentes que discreparon con el modelo empírico del geocentrismo para defender una concepción del cosmos heliocéntrico. Todo apuntaba a que la Tierra se encontraba inmóvil y, por tanto, la idea de que girase en torno al astro rey aparecían para la época antigua como extravagante. Así, mientras que Hicetas de Siracusa (siglo V AC) y Heráclides Póntico (siglo IV) sostuvieron que la Tierra gira sobre su eje, pero permanece en el centro del universo, por su parte, Aristarco de Samos (siglo III AC) y Selecuco de Seleucia (150 AC) sostuvieron un modelo heliocéntrico. Todos estos antecedentes del heliocentrismo nos hace pensar que también pudo darse en el Perú antiguo. Tampoco sabemos si los antiguos peruanos pensaban que la Tierra rotaba sobre sí misma. Pero durante toda la Edad Media se fueron multiplicando los astrónomos heliocéntricos o que corregían a Ptolomeo, tanto en la India, Siria, árabes y en el propio Occidente. Los antiguos peruanos constataban dentro del modelo geocéntrico que el cielo se movía como un río alrededor de la Tierra, pero el hecho de que no nos percatemos del movimiento de la Tierra no debía significar que el mismo dicho movimiento terrestre no exista, tal como pensaba Nicolás de Cusa (1401-1464).

Chankillo es un edificio fortificado en cuyo centro hay una especie de templo solar, y afuera un conjunto de torres que permiten medir los equinoccios y los solsticios de verano e invierno. La observación empírica del cielo en el mundo antiguo llevó a suponer la inmovilidad de nuestro planeta y el movimiento del sol a su alrededor. Esto es, llevó hacia una cosmología geocéntrica. Obviamente que al observar que el Sol aparecía en los equinoccios y en el solsticio en un lugar diferente, eso significaba que describía no una curva fija en el cielo sino traslaciones variables. Ello les llevaría a preguntarse por la razón de esto y la respuesta sería parte de su filosofía mitocrática.. 

Lo que ha sido interpretado como fortificación puede ser más bien la descripción de la ruta circular que sigue el sol en el firmamento. Lo cual se condice con el calendario azteca y en todo caso es parte de la importancia que tenía para las civilizaciones antiguas la medición del tiempo solar y lunar. Lo que conduce a pensar que la cosmología geocéntrica estuvo asociada a una cosmogonía solar, lunar y astral. La astronomía antigua se relaciona con todo tipo de predicciones y artes adivinatorias. 

Se colige que no sólo astrónomos sino también arúspices habitaban dicho complejo astronómico. En todo caso con Chankillo estamos ya lejos del animismo, totemismo y se va alejando del propio chamanismo. Chankillo correspondería a la etapa de desarrollo del politeísmo religioso. Chankillo sería un enorme reloj solar para prever cambios climáticos y tomar medidas en las cosechas en una era predominantemente agrocéntrica. 

Este colosal observatorio hace pensar en la imperiosa necesidad de estudiar el sol para evitar hambrunas causadas por las prolongadas sequías y los embates de la naturaleza. Chankillo ya está lejos en el tiempo de la cultura Sechín y se ubica al final de la cultura Chavín, originaria de la selva, gran conocedora de las plantas alucinógenas y profundamente chamánica. Chankillo expresa un mundo espiritual diferente, donde impera la atención a las deidades astrales y el estudio del cielo.

Quisiera aventurar una conjetura sin sustento empírico alguno. ¿No habrán sido los Incas portadores de una revolución cosmológica y cosmogónica heliocéntrica -a lo Copérnico- dejando atrás el geocentrismo de Chankillo y sus antepasados?  Si los mayas elaboraron un modelo heliocéntrico, ¿por qué no lo lograron los antiguos peruanos? Quizá parezca descabellado, pero ¿logró Chankillo gestar algo similar al Almagesto de Ptolomeo y los Incas algo parecido a Las revoluciones celestes de Copérnico? También es un misterio sobre qué base matemática desarrollaron sus cálculos los astrónomos de Chankillo, cuál fue su sistema de cálculo para su modelo planetario, cómo explicaron los antiguos peruanos la falta de uniformidad en el movimiento de los planetas, y sobre qué tipo de registro consignaron sus hallazgos (quipus, ceramios, tejidos, tradición oral, etc.).