sábado, 9 de septiembre de 2023

TEORÍA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA (reseña)

 

Habermas reduce la praxis humana a comunicación y entendimiento entre los sujetos (acción comunicativa) en desmedro de la interacción mediada por el disenso. El cambio social debe darse en el ámbito simbólico de la comunicación y entendimiento entre los sujetos, o sea, a través del consenso y el diálogo. 

Su exclusión acrítica de la violencia revolucionaria refrenda la vía reformista y socialdemócrata. Con esto toma distancia de la razón instrumental de Horkheimer y de Adorno que se sitúan en el paradigma de la conciencia individual, pero él se ubica en el paradigma de la conciencia intersubjetiva. Es decir, su teoría de la acción comunicativa es tributaria de la filosofía de la conciencia en términos intersubjetivos.

La razón comunicativa es un intento de reconstruir la racionalidad humana analizando las condiciones universales de comunicación basada en la intersubjetividad, pero no advierte que dicho paradigma de la conciencia intersubjetiva no tiene que desembocar necesariamente en el consenso reformista, sino también en el disenso revolucionario.

Habermas idolatra la razón y el lenguaje en su buen uso. Pero ya Horkheimer y Adorno habían señalado que la razón moderna fraguó la más grande barbarie de la historia (el fascismo nazi) mediante la razón (instrumental). Además, desestima la fe y su potente carga transformadora.

Convencido como está de que el buen uso de la razón y el lenguaje conduce a la emancipación (reformista) y que su uso patológico impide la emancipación, desemboca en una visión homogénea y descomplejizada de la modernidad. Al final su versión adocenada de la razón comunicativa fue muy bien asimilada y subyugada por el capitalismo neoliberal.

Habermas es el filósofo de la razón comunicativa y de la democracia deliberativa, con su ideal transnacional y cosmopolita, fue instrumentalizado por el imperialismo neoliberal contra las patrias, los nacionalismos soberanistas y contra todos aquellos que se oponían a los intereses de dominación mundial del Hegemón norteamericano.
 
El capitalismo imperialista comunicacional de las redes sociales e internet fagocitó a su favor la razón comunicativa y su apuesta por la democracia deliberativa. Además, la propia razón comunicativa se halla herida de muerte por el propio capitalismo liberal que impuso el capitalismo de la vigilancia por medio de la tecnología digital. La razón comunicacional ha sido asimilada a la lógica del capital mediante el descubrimiento del excedente conductual en las redes sociales que permite una nueva lógica de rentabilidad del capital. El negocio del internet instrumentalizó la razón comunicativa en beneficio del capital.  

Todo lo cual se vio facilitado por su visión postmetafísica, su arraigado inmanentismo y secularismo, que no le permitió ver más allá de la síntesis metafísica de la inmanencia de la modernidad. 

En una palabra, su teoría de la acción comunicativa y la democracia deliberativa es demasiado feble y dócil, reformista y acomodaticia, para oponerse y contrarrestar la ofensiva reaccionaria del Hegemón imperialista que se debate geopolíticamente por mantener su gobernanza global.