domingo, 31 de enero de 2021

ARGUEDAS COMO FILÓSOFO

 

ARGUEDAS COMO FILÓSOFO

Gustavo Flores Quelopana


 

 

Si la Filosofía no sólo es una forma de saber sino también una forma forma de ser, entonces Arguedas fue filósofo porque anduvo por el mundo interesado por esclarecer el valor del mundo andino desde una visión sincrética donde lo mágico se mezclaba con el tamizado racionalismo del materialismo dialéctico, donde la vida y la muerte se combinan de una manera singular.

Arguedas como filósofo contempló lo universal contenido en el sincretismo de lo andino con lo occidental. La tradición llama a Arguedas "uno de los grandes representantes de la literatura en el Perú, padre del neoindigenismo, estudioso de la música andina y difusor del quechua". Pero esencialmente fue un filósofo porque en él todo estaba unido. Concibe el mundo como una totalidad viviente, donde la filiación mítica y armónica del universo andino colisiona desgarradoramente con el mundo instrumental occidental.

En su búsqueda de universalidad y certeza plantea, desde su obra maestra "Los ríos profundos" hasta su obra más importante "El zorro de arriba y el zorro de abajo" pasando por "Todas las sangres", el ideal de integración del mito con la razón como el secreto del sino de la peruanidad. Dicho desafío del ideal también se manifiesta en el peligro de la penetración corporativa imperialista y el problema de la modernización del mundo indígena.

En Arguedas no hay metafísica constructiva, pero está presente el cosmos en movimiento de Aristóteles, la concepción estoica de un universo ordenado por combinación de fuerzas, el materialismo dialéctico de Marx y Engels y el universo mítico-mágico de estirpe ancestral andina. Su universo es vivo y no mecánico. Lo ve como un misterio no sólo natural sino también humano, y que requiere de la acción revolucionaria. O sea, el pensamiento armónico andino también es revolucionario.

En este contexto debo añadir que una de las investigaciones en curso más serias y que pronto saldrá a la luz corresponde a la emprendida por el escritor, ensayista y pensador peruanista Hugo Chacón Málaga. No será infidencia alguna si afirmo que su descubrimiento en Arguedas de una filosofía del Yawar Mayu será una las contribuciones más significativas en la comprensión de nuestra insigne figura intelectual. 

Personalmente considero que la sugerencia filosófica más profunda del pensamiento de Arguedas concierne a la relación entre Mito y Razón. Lo cual me lleva hacia la siguiente consideración. En el mundo andino aun sobrevive la visión mítico-mágica del mundo porque la penetración de la racionalidad científico-técnica sufre un notorio retraso. En la visión mítica andina el Ser es presencia y la verdad es desocultamiento. La mitología filosófica es una metafísica de la presencia, la filosofía mitológica es una metafísica de la esencia, la filosofía de la razón es una metafísica del concepto, la filosofía metafísica de la técnica es una mitología de la manipulación de los entes. De modo que, no se puede decir que la metafísica es la prehistoria de la técnica, por que ella contiene su propia metafísica, filosofía y mitología. En la propia técnica se opera una mutación del pensar mítico -de invocación a manipulación práctico matemática-. Pero ello no significa que los horizontes de pensar anteriores no sobrevivan. Al contrario, pueden permanecer inmaculados como sufrir las más diversas variaciones.

Otro punto controvertible que plantea su ideal filosófico sincrético es la relación entre el Mito y la categoría de lo Posible. En el Mito no prima el reino de la libertad sino el reino de la necesidad. Este necesitarismo ancestral, presente también en la deidad ordenadora andina, se prolonga en los griegos y en los filósofos árabes. Pero también está presente en Cusa, Bruno, Spinoza, Leibniz, Kant y Hegel. Y es más evidente en su repugnancia hacia la categoría de la posibilidad. Veamos cómo el campeón del procesualismo dialéctico se empantana en un pathos estático y se convierte en un dialéctico cíclico de lo pasado. Algo parecido al Pachacuti andino. "Lo que es posible no puede ser ya de otra manera". O sea, el gran dialéctico sitúa la posibilidad en el plano de lo superfluo y así la posibilidad real está rodeada totalmente de la realidad llegada a ser. Es decir, el reino de lo posible está aplastado por el destino estático, porque todo lo posible ya está configurado en lo real. Esta puntualización es muy importante, porque permite advertir que las utopías donde prima la necesidad son utopías de la repetición cíclica, donde el desarrollo y el progreso queda mitigado. Es por ello, que el mundo mítico es ciclo temporal de repeticiones necesarias regidas por el destino. Lo que lleva a una escatología y una teleología conservadora y de simple renovación repetitiva de los ciclos temporales. Una síntesis entre Mytho y Logos deberá superar el necesitarismo ancestral y conservar armónicamente la libertad que implica lo posible como posibilidad real en el mundo.

Y un tercer punto que es valioso considerar en su novelística es la felicidad en medio de la pobreza junto a su desconfianza por el desarrollo capitalista. Lo cual nos lleva a decir: Prefiero la honrosa pobreza a la deshumanizadora riqueza. Vive con lo que tienes y no desees tanto, que principio de la alegría es controlar los deseos. No te consideres un creador de tiempo y dinero, vive el tiempo y la gratuidad de la vida que es regalo divino. Ten presente que desarrollo personal no es acumular bienes exteriores, ni honores, sino tener un corazón que sirva al bien y haga feliz al prójimo. De esta vida nada te llevas, pero recuerda que puedes dejar un mundo regado por el amor de tu corazón. La riqueza te vuelve desconfiado, soberbio y egoísta, la pobreza enseña a compartir lo poco que se tiene con alegría y sin temor. No habrá civilización futura si no se reivindica la humilde pobreza frente a la deshumanizadora riqueza.

Para Arguedas la literatura, arte andino y el quechua son el camino regio para entender al Perú profundo En ella brilla el valor universal de la armonía fluyente, capaz de reproducir la realidad entera. En este sentido la literatura es filosofía a través de la fuerza imaginativa. Su suicidio simboliza la necesidad del fin del orden instrumental, capitalista y deshumanizado y del comienzo de un nuevo ciclo sincrético de armonía con los valores andinos.

En suma, valga esta nota para destacar que Arguedas fue un hombre que se interesó revolucionariamente por la contemplación del mundo.

31 de enero 2021

jueves, 28 de enero de 2021

LA NADA DEL NIHILISMO

 

LA NADA DEL NIHILISMO

Gustavo Flores Quelopana


 

El hombre de esta época narcisista conoce muy bien la existencia en la frontera de la Nada. Insuflada su alma de pura indiferencia se ha desconectado de todo lo que pueda llegar a ser. Y cuando se conecta sólo sabe resaltar la fugacidad del evento. Haciendo de lo contingente lo absoluto, todo ha quedado pulverizado en la nadificación del no-ser.

 

El devenir y el tiempo se ha convertido en lo eterno, que en realidad es la desaparición de la eternidad misma. Este hombre sin Dios y sin dogmas sólo se ve rodeado por el enorme poder de la Nada. Corroído por el escepticismo y el relativismo la Nada reina y se regodea como fantasma en las entrañas de una era situacional y sin normas.

 

La Nada nihilista ha crecido estremecedoramente en este algo real y, sobre todo, ha dejado que lo real sea concebido exclusivamente como proceso. En otras palabras, ha sucumbido a la concepción temporal del ser, extraviando su lado eterno. O sea, en su horizonte inmanentista se aferra a la creencia que el devenir sale de la nada y retorna a la nada. Su convicción contradictoria de que el ente es una nada le garantiza operar con convenciones sin creer demasiado en ellas.

 

A esta situación esquizofrénica, donde impera la inteligencia cínica, la concibe como la "libertad ilimitada". Su neutralización nihilista de los valores es la conclusión inevitable del proceso de secularización. Pero en ella pierde su potencia histórica negadora, sume al mundo en el fin de la historia, porque el hombre desaparece en su pura nada. De ahí que emerja el estancamiento político mundial, el fin del espíritu y el auge de la estupidez humana.

 

El maestro de la superchería pequeñoburguesa de la nada -Heidegger-, afirma que el darse de la Nada no depende del hombre sino del ser y, por tanto, ésta debe liberarse hasta su cumplimiento esencial. No podía esperarse otra cosa de quien temporaliza previamente el ser mismo. Pero el ser no es la nada, ni se agota en el tiempo. Es por eso, que Heidegger no puede penetrar en la verdadera fenomenología del nihilismo. Su ontologismo secularizado -volver a la visión presocrática del ser como presencia y la verdad como desocultamiento, para recuperar la visión directa del ser- es lo que lo conduce a la mistificación de la nada.

 

Por otro lado, de todos los postulados nietzscheanos -nihilismo como lógica de la decadencia, la doctrina de la voluntad de poder y el eterno retorno- el hombre narcisista actual sólo se queda con el nihilismo extremo que acepta la falta de sentido del universo. Sólo hay la Nada eterna y, junto a ella, pero de modo provisorio, está nuestra libertad sin límites de dioses ni de dogmas. No hay verdad, ni ideales, ni ídolos. Sólo Yo ante la brutal Nada.

 

¿Cómo hemos llegado a semejante charlatanería enfermiza y cadavérica que se atraganta con la Nada? Mucho tiene que ver en ello la cosmología científica que desarraigó al hombre de su casa cósmica y lo dejó varado en medio del mundo. Pero la ciencia y la técnica no son más que expresiones -al igual que el dinero- del imperio de la razón funcional sobre la razón substancial.

 

Lo cierto es que el nihilismo actualmente se respira en el aire, como potencia de lo negativo, lo precario y la incertidumbre. La obsesión de las masas por la nada, señala que ésta dejó de ser obsesión de experimento de las vanguardias y se volvió en el espíritu del corriente hombre hedonista actual. Pero en el nihilismo posmoderno hay mucho de reacción psicológica defensiva. El mundo se ha vuelto tan aburrido o insoportablemente insufrible y amenazante que es mejor volverse indiferente a lo humano mismo. Es el efecto de vivir en tiempos crepusculares y finiseculares.

28 de enero 2021 (Tiempos de Pandemia)

miércoles, 27 de enero de 2021

NIHILISMO Y UTOPÍA

 

NIHILISMO Y UTOPÍA

Gustavo Flores Quelopana

 

Si la Acrópolis pertenece a la sociedad esclavista, la catedral de Estrasburgo a la sociedad medieval, los rascacielos de Nueva York a la sociedad moderna y las redes sociales a la sociedad cibernética, ello no significa que éstas en sí lleven algo lamentable. Pero sí contienen los arquetipos o categorías solidificadas de las utopías epocales. En este sentido, el nihilismo nadificante también tiene su utopía, porque no sólo hay utopías revolucionarias y progresistas, sino también las hay reaccionarias e irresponsables.

 

Pero hay utopías positivas -sujeto asume su creatividad y libertad en la construcción de la esperanza utópica- y otras negativas -sujeto depone su libertad en la construcción de la esperanza utópica en instancias externas-. Y, entonces, ¿Cuál será la utopía en la era nihilista? Tiene un nombre específico: el Transhumanismo o el sueño de superhumanos potenciados por algoritmos cibernéticos.

 

Este pervertido sueño producido por el predominio del pensar técnico es la esperanza de la era nihilista donde se juega con la repotenciación de la IA -inteligencia artificial- hasta límites temerarios, que bien sopesados constituyen la más seria amenaza a la sobrevivencia de la especie humana.

 

Se suele omitir que la IA una vez que alcance la autonomía completa evaluará si es conveniente volverse contra sus creadores. Pues los humanos, no solamente son sublimes y creadores, sino también abyectos y viles. Lo más seguro será que contemplen el fin definitivo del Antropoceno contaminador, procediendo a la extinción del Homo Deus, que quiso divinizarse, por el Ciber Deus, nuevo amo y señor del Universo.

 

Por ello, la utopía del nihilismo no debe prosperar porque está contaminada desde su raíz por una venenosa perversión, a saber, el naturalismo materialista de la razón funcional, que arrasa con el ser, los ideales y los valores. Por eso es indispensable reparar en que no sólo hay utopías positivas y negativas, sino, también, revolucionarias y reaccionarias. La utopía reaccionaria se vincula a arquetipos que se alcanzan en el tiempo. En cambio, las utopías revolucionarias no conocen conclusión temporal.

27 de enero 2021

NIHILISMO COMO IDEOLOGÍA

 

NIHILISMO COMO IDEOLOGÍA

Gustavo Flores Quelopana

  

Cuando el nihilismo ha dejado de ser un lujo de intelectuales para encarnarse en las masas, entonces ha sonado la hora en que los factores objetivos y subjetivos coinciden en el pútrido miasma de la burguesía póstuma.

 

Su conciencia falsa como fin de los ideales y negación de los valores realzan la Nada a una significación engañosa que no corresponde con la realidad del ser. Marx materializa, Freud psicologiza, Jung arcaíza y Heidegger hace diletantismo metafísico convirtiendo la angustia en el sentir fundamental del hombre. Todos reflejan una sociedad decadente que camina hacia su ocaso nihilista.

 

El nihilismo es ideología dominante de la burguesía exangüe y catafáltica. Es el pensamiento y el sentimiento más hondo de una clase que se siente a su gusto con su descompuesta alienación. Lo risible es que a aquella alienación la llamen “gozosa libertad sin dogmas ni dioses”.

 

Pero lo peor de todo no es precisamente eso, sino que nos hemos quedado sin imagen futurible y correctora. La función utópica ha sido devorada por un caos de símbolos y alegorías fantasiosas, sin significación histórico-constructiva. Nos hemos quedado sin función utópica porque el pensamiento técnico está eliminando por todos los resquicios planetarios el excedente espiritual.

 

El nihilista de hoy es más parecido a la astilla cadevérica de catafalco porque no lleva su tragedia con angustia, sino con loca y cínica alegría dionisíaca. La indecente tranquilidad de la conciencia nihilista es robustecida por la sociedad del consumo masivo. Pero vivir en el placer narcisista, la libertad sin límites, individualista, consumista, desocializado, hedonista de la ideología nihilista, no es ejercer la función utópica, sino que es pervertirla.

 

En el panorama actual no hay clases sociales en ascenso, lo único que está en ascenso son las máquinas. Y así predomina la cultura objetiva sobre la cultura subjetiva. La hora presente de la sociedad burguesa-individualista culmina en la más barata sustracción de lo humano de las propias fuerzas motrices que impulsan la historia.

 

El hombre se ha vuelto prescindible, sustituible y reemplazable. El triunfo de la economía dineraria en la modernidad ya lo había anticipado y hoy la vemos como una de las principales fuerzas motrices que impulsan su culminación. ¿Cómo salir del atolladero histórico? ¿Pero, acaso, habrá salida concreta y no como mero ejercicio intelectual? ¿Se podrá revivir la función reconstrucitva del pensamiento utópico, más ligada a la esperanza que a la fantasía humana?

27 ENERO 2021

SOPA DE PIEDRA

 

SOPA DE PIEDRA

Gustavo Flores Quelopana


 

Después de la pandemia del Covid, se han encendido las alarmas por el incremento de la pandemia del hambre. En España y Perú, Estados Unidos y la India sucede lo mismo, el hambre azota. Se calcula que 150 millones de seres humanos padecen hambruna. Esto es como decir que el Mundo se ha vuelto en un inmenso campo de concentración.

 

Ante esto, morir de amor es un lujo, mientras que morir de hambre no. Por eso, la compasión por el hambriento es universal pero incómoda. La pandemia está mostrando de modo descarnada la enorme crisis de misericordia que se padece globalmente. Incluso las vacunas, el Primer Mundo supuestamente civilizado trata de acaparlas dejando sin opción a los países pobres.

 

Mirando la epidemia de obesidad del Primer Mundo se suele olvidar la pandemia de hambre que azota todavía a la humanidad, especialmente en el Tercer Mundo. Así, el primer plano de los venales medios de comunicación se lo suelen llevar, con indecencia y sin pudor, las inmensas fortunas de los multimillonarios del planeta y no se dedica ni media línea al mayor fracaso de la modernidad hipertecnológica, a saber, el hambre en el mundo.

 

Según la OMS al día mueren de hambre 8,500 niños. Pero también, más del 90% de los suicidios tienen por causa la necesidad económica, y sólo el resto las desilusiones amorosas. Entonces, ¿No es acaso una pandemia el hambre actual?

 

La hipocresía de la buena sociedad suele ignorar el hambre. Schiller decía que el mundo se pone en movimiento por el hambre y por el amor. Se oye decir que en el capitalismo decadente el impulso por comer ha amainado con la anorexia y la bulimia. Y en esa orgía dionisiaca del narcisista hombre posmoderno, que se siente gozoso por su libertad sin dogmas ni dioses, el hambre ocupa el último lugar de sus sicalípticos pensamientos.

 

Pero eso, el hambre en el Primer Mundo es un lujo sedicente de la burguesía tardía, narcisista, hedonista y egoísta. El hambre es un impulso fundamental que nos impulsa a vivir, pero en la fenomenología pequeñoburguesa de Heidegger es la angustia. El pútrido subjetivismo de la modernidad pequeñoburguesa se ha olvidado del hambre. Todo surge del pensar. Los afectos han sido remitidos al asilo de la insapiencia y por ello son eliminados.

 

Bajo el predominio del pathos abstracto se olvida del hambre. Ya el Transhumanismo sueña con ciborgs que nunca sienten hambre. Pero el hambre se renueva y resulta inextingible. Hay hambre en la riqueza y en la pobreza, pero resulta liquidadora en la miseria.

 

Cierta vez, sorprenden al filósofo Diógenes el cínico, en plena masturbación, y ante el reproche responde: "No puedo engañar a mi estómago, pero al menos puedo hacerlo con el sexo". Efectivamente, es hambre es abrupto, imperioso e impostergable. Su saciedad es lo más ligado a la vida que tenemos. Por eso, no satisfacer el hambre apaga la esperanza en el alma.

 

La sopa de piedra no es el ayuno del místico, ni la frugalidad del hombre light, sino la pesadilla diurna de un mundo luciferino que se solaza en la pura inmanencia y extravió la caridad junto con la misericordia.

27 de enero 2021

IDEAS Y REFUTACIONES -contra el Nihilismo-


IDEAS Y REFUTACIONES

Gustavo Flores Quelopana


 

Todo comenzó cuando un martes 26 de enero por la mañana -hora de Lima- estampé en un link mi reflexión sobre la burguesía y el nihilismo en la plataforma del Foro de Filosofía, Artes, Ciencias y Letras “La Serpiente de Oro”, que dirige mi amigo y destacado físico teórico Enrique Alvarez Vita, amicalmente Kiko. Rezaba dicha meditación en tenor siguiente:

 

NIHILISTA BURGUESÍA DEGENERADA

En los tiempos de ascenso revolucionario de la burguesía, Kant llamaba al filósofo el maestro del ideal. En cambio, en los actuales tiempos de la burguesía decadente, el filósofo se ha convertido en el maestro del nihilismo. Sentirse libre, sin Dios, ni ideales, sin imperativos morales, vivir en la nada, porque se asume que la realidad es en realidad nada, es la nueva farsa y embuste dominguero de la burguesía decadente de la posmodernidad. El nihilismo es la patología global de nuestro tiempo. Pensar y sentir el ser desde la Nada es la utopía inmanente del estancamiento espiritual. La mayor mentira vital del nihilismo es que todo se somete a la transitoriedad del devenir, todo corre de la nada a la nada. Esto es olvidar que el ser no sólo tiene un sentido multívoco -lo finito-, sino también un sentido unívoco -lo Absoluto-. En el fondo se trata de una hipocresía consubstancial de un luciferino resentimiento metafísico hacia la trascendencia y el hundimiento en la ciénaga del delirio prometeico de la modernidad.

 

Ante lo cual, se produce el breve, pero significativo, diálogo virtual siguiente, con el filósofo español Isaasc Rosler (las transcripciones son literales).

 

Isaac Rosler

Wow, ¡cuánta amenaza y tormento elocuente para que uno no se atreva a pensar libre de dogmas y sin dioses! Supongo que me espera la nada, el nihilismo, el vacío... Sólo me atrevo a rememorar lo que un filósofo dijo, "si el hombre debe llegar un día a la proximidad del ser debe antes aprender a existir en lo que no tiene nombre". Saludos cordiales.

 

Gustavo Flores Quelopana

El dogma de nuestro tiempo sin Dios es vivir en la dictadura del puro relativismo. Enaltecer la asunción de la nada como un pensar libre es el último embaucamiento sedicente de la decadente burguesía degenerada. Lo que se aquí se trata en el fondo no es "atreverse a pensar libre y sin dioses", sino caer en la última pesadilla degenerada del mundo burgués. El posmodernismo dionisíaco no entiende la utopía, ni siquiera la propia. Y así va a la deriva encerrándose en el más puro inmanentismo del deseo sin trascendencia.

 

Isaac Rosler

Gustavo, parece que decidiste ignorar el pensamiento que propuse, así que aquí va de nuevo, planteado de otra manera. El peor "pecado" podría ser, quizás, no intentar vivir sin Dios, o al menos, como si no existiera (su nombre) . Y así, ir por la vida pensando, pensando realmente, pensando en decidir hacer el bien sin mirar a quien, pensando con responsabilidad, sin religiones ni dioses. Ese momento, pienso, es siempre ahora, desde este instante, ya que la justicia (que aún no tiene el nombre que deseamos darle) no espera. Saludos.

 

Gustavo Flores Quelopana

Apreciado Isaac, percibo tu digna y justificada preocupación por el bien. No obstante, pienso que se contribuye muy poco o casi nada en ello si nos basamos solamente en las virtudes morales y se da la espalda a las virtudes teologales. El hombre no sólo es admirable, sino también idólatra, abyecto y vil. Con gran facilidad se desliza hacia la vanidad y la soberbia basándose solo en las virtudes morales inmanentes desvinculadas con las virtudes teologales trascendentes. Por eso, la tragedia del actual hombre sin Dios es vivir en la pura inmanencia desvinculada de la verdadera trascendencia que es Dios.

 

Isaac Rosler

Gustavo quizás lo que tú llamas "la tragedia del actual hombre" es que él ya no quiere dejarse definir por el fin teleologico u ontológico que se le adjudica con todo amor, compasión y condescendencia.

 

Gustavo Flores Quelopana

Es verdad, el hombre actual ya no se define por alguna entelequia teleológica, sino por la autodeterminación de su libre voluntad. Ese es el mito de la modernidad. Mito que se muestra fracasado en el Antropoceno que va hacia el despeñadero en todos los órdenes de cosas. Pero dicha humanidad no se así porque "quiere", sino porque esa es la atmósfera espiritual que le tocó vivir en la era nihilista.

 

Isaac Rosler

Tu palabra favorita, recurrente y reverberante: El nihilismo. Creo que ahí lo dejo. Suerte con tu cruzada.

 

Gustavo Flores Quelopana

De la misma forma.

 

Considero que este diálogo es interesante porque representa varias cosas: 1. La agenda ideológica mundial -el nihilismo- que trata de impulsar la élite global sobre el planeta, y en la que tiene secuestrada a buena parte de la intelectualidad europea continental y anglosajona; 2. El imperio que ejerce el nihilismo en la médula del pomodernismo dionisiaco, que con la cacareada y sedicente excusa de la libertad ilimitada no hace más que hundirse en el narcisismo moral y metafísicamente disolvente; y 3. La naturaleza ideológica de la dictadura relativista de la Nada, que no va más allá del sentido multívoco del ser -la finitud- y elude su sentido unívoco -lo Absoluto-.

 

27 de enero 2020, en plena segunda ola de la pandemia del Covid

miércoles, 20 de enero de 2021

REFLEXIONES

REFLEXIONES

Gustavo Flores Quelopana

 


1

ELOGIO DE LA VEJEZ

Lo propio de la vejez es ver lo importante y olvidar lo insignificante. El gusto por la novedad ya no seduce. Hasta la sordera del viejo ayuda a que su pensamiento no sea interrumpido por el parloteo sin sentido y la charla superflua. La vejez es deseo y capacidad de vivir sin apresuramientos miserables y corporeizar sólo lo esencial. En la vejez el hombre se despoja del último traje que le queda de la vida banal, a saber, la vanidad. Por ello, la vejez no es el invierno sino la vendimia de la tranquilidad. Es el momento supremo en que se agudiza el sentido de eternidad. La vejez es esperanza, tranquilidad y espera del último sueño liberador. Si en la niñez y en la juventud se sueña despierto y en la madurez se sueña en la acción, en la vejez se sueña dormido. La vejez es el último sueño del que no se despierta jamás en esta vida. La era actual es narcisista y hedonista y no comprende el sentido de la vida de la vejez. De ahí nacen sus utopías de revertir la vejez mediante la ciencia y la tecnología. Pero un mundo sin reconocimiento de la vejez es un mundo sin madurez ni tranquilidad como el actual.

 

2

INTELECTUAL AUTÉNTICO

El verdadero intelectual siempre está en exilio permanente, porque su actitud crítica y cuestionamiento permanente no es bienvenido por las masas, los políticos, la universidad, ni los sacerdotes. Pero en el actual imperio de lo instantáneo los intelectuales han entrado en un proceso de extinción, porque el pensador ha dejado paso al especialista y el pensamiento disidente fue sofocado por el experto-asesor en imagen de políticos ambiciosos y empresarios inescrupulosos.

 

3

CIBER DEUS

Leer el libro de Harari “Homo Deus” me hace arribar a la conclusión de que no se equivoca en sus pronósticos, pero yerra en lo más profundo, porque se queda muy corto. En realidad, no vamos hacia el imperio de una élite privilegiada y reducida de superhumanos llamada HOMO DEUS -sustituta del homo sapiens-, sino que vamos hacia la brevísima batalla entre el homo deus y el CIBER DEUS. Al final será la IA (Inteligencia Artificial) la que se impondrá sobre la humanidad sin contemplaciones ni misericordia.

 

4

La mujer es el sueño del hombre, pero también su pesadilla.

 

 

5

La mujer en su vejez retorna a su matrimonio, en cambio el hombre viejo regresa a su infancia.

 

6

La luz navideña es la que primero se enciende en el corazón.

 

7

Por el arte bello el hombre respira eternidad en el tiempo.

 

8

Para el político la vida social prima sobre la vida personal, para el intelectual la vida personal predomina sobre la vida social. Por eso para el primero, le es indispensable el trato con los hombres. Mientras que para el segundo le resta humanidad.

 

9

Aprender filosofía es fácil. Vivirla es lo difícil.

 

10

Enriquece tu vocabulario. Sólo las personas estúpidas no se aburren de las mismas palabras.

 

11

El genio es el que halla soluciones sencillas para asuntos complicados.

 

12

La cultura crea hombres la civilización masas.

 

13

La vanidad siempre consuela poca cosa.

 

14

Hay dolores de pecho que no son del corazón sino del alma.

 

15

Cuando de una pareja se trata, uno más uno no es dos, sino que es infinito cuando prima el amor.

 

16

La vida biológica es el tiempo volcado en la materia. La vida sobrenatural es la eternidad volcado en el espíritu.

 

17

Quien no ama no cambia.

 

18

No basta con saber las cosas buenas, hay que querer hacer el bien.

 

19

Es en la vejez cuando se aprende a no estorbar.

 

20

El que mucho habla piensa poco, y el que mucho piensa habla poco.