viernes, 30 de noviembre de 2012

FILOSOFIA MITOCRÁTICA AYER Y HOY

FILOSOFIA MITOCRÁTICA AYER Y HOY
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía

 

  1. ¿Cómo se puede definir la Filosofía mitocrática?
Como la búsqueda de los fundamentos del mundo a partir de presupuestos mítico religiosos.

  1. ¿Cómo es posible que el fundamento mítico religioso haga posible una búsqueda filosófica?
Por una preocupación por la creación del mundo, el origen de los dioses y el destino del hombre.

  1. ¿Por qué esta meditación es filosofía y no simplemente religión?
Por su carácter explicatorio del origen y destino de las cosas.

  1. ¿Puede la fe de la creencia mítico religiosa ser la base del filosofar?
Sí, pero de un filosofar unido a la tradición y no separado de ella.

  1. ¿En dónde se hace presente este tipo de filosofar?
En las civilizaciones ancestrales orientales, especialmente India, China, Babilonia, culturas precolombinas.

  1. ¿Cuál es el aparato lógico en que expresa la filosofía mitocrática?
No es a través de la lógica identitaria del concepto, sino, por medio de la lógica metafórica de la armonía de los opuestos.

  1. ¿Existe algún gran libro que lo ilustre?
Sí, por ejemplo, el libro del Tao, los Upanisads, el libro egipcio de los muertos.

  1. ¿Y existe algo por el estilo en el mundo prehispánico?
El Popol Vuh, mitos y tradiciones orales, amén de de ingente evidencia destruida durante la extirpación de idolatrías.

  1. ¿Por qué, entonces, esta forma de filosofar declina en Grecia?
Porque Grecia es la cuna de otro tipo de hacer filosofía basado en la razón y no en la tradición.

  1. ¿Y por qué la forma de filosofar de origen griego ha monopolizado el concepto de filosofía?
No sólo por sus prodigiosos representantes y gran desarrollo teórico, sino, porque es la base del pensamiento científico moderno y por pensarse anacrónicamente que lo religioso siempre estuvo separado del filosofar.

  1. Si se admite un filosofar mitocrático anterior al filosofar identitario griego entonces, ¿por qué no suponer otro tipo de filosofar anterior al mitocrático y así sucesivamente?
Afirmo que el filosofar es una situación inherente a la condición humana, es más, es un factor decisivo que humaniza al hombre, la filosofía en sus distintas formas es siempre la misma, esto es, el hombre que se asombra ante el enigma del mundo, enigma que lo asedia, amenaza y lo incita a pensar.

  1. ¿Aquí estamos hablando de un filosofar puro o de uno que está mezclado con la religión y lo pre-científico?
En los comienzos de la humanidad no hay separación entre filosofía, mito, religión y ciencia, lo cual es un producto tardío que se decantará con los siglos.

  1. Si es así, entonces, ¿por qué insistir en la denominación de “Filosofía”?
Porque con el adjetivo “mitocrático” que se le adjunta se describe otra forma de hacer filosofía, diferente y anterior a la griega y que tuvo el propósito de dar al hombre una orientación fundamental en el mundo.

  1. ¿Esta forma de filosofar ancestral fue superior a la actual?
Sí, superior en la penetración y percepción del mundo espiritual e inferior en el dominio material del mundo. No tuvo la precisión prometeica que la humanidad va adquirir con la civilización occidental.

  1. Si fue superior en lo espiritual, entonces, ¿cómo se explica que el cristianismo sea decisivo en el orbe occidental más no en el oriental?
En  primer lugar, el cristianismo como religión revelada es la culminación de la cultura mitocrática que se impondrá en Occidente gracias a una síntesis con la cultura logocrática griega. Y en segundo lugar, el carromato de las viejas tradiciones religiosas mundo oriental estaba sometido a las sacudidas de nuevas corrientes espirituales. Por lo tanto, cuando surge el cristianismo entre los judíos el resto del mundo oriental no experimentaba ni fatiga ni declive religioso, sino, las sacudidas dadas siglos antes por el taoísmo y el budismo.

  1. ¿Nunca más volverá  el filosofar mitocrático ancestral?
Como fue en el mundo ancestral está definitivamente muerto, pero en su estructura lógico-racional no lo está, porque pertenece a la forma misma del pensar humano. La razón humana oscila constantemente entre el logos de la ratio y el logos del mytho, porque el hombre es al mismo tiempo razón y fe, no podemos de dejar de manejarnos sin el principio de identidad y sin el principio de la armonía de los contrarios. Por eso calculamos pero a la vez poetizamos y nos enamoramos. Esta aparente contradicción es parte de nuestra humana manera de percibir la realidad. Lo cual no sólo es una realidad antropológica, sino, que forma parte de las riquísimas perspectivas de la realidad misma. Por ende, lo más sensato para el hombre es procurar siempre una síntesis armoniosa, aunque nunca conclusa mientras estemos en este mundo, entre el logos de la ratio y el logos del mytho.

  1. ¿Qué beneficio tendrá dicha síntesis en el mundo actual?
En medio del desastre climático que se avecina de forma inminente y de la persistente irresponsabilidad humana en el trato con nuestro planeta azul y con nuestros semejantes, es necesario devolver al mundo ese sentido de caridad que actualmente se ha perdido con la despiadada globalización del hiperimperialismo que ha hecho trizas la ecología. Y la caridad es el núcleo y la piedra de toque del filosofar mitocrático, porque está presidido por ese afán reintegrador con el cosmos y todo lo viviente.

  1. ¿La civilización que sobreviva a la nuestra será más mitocrática que la actual?
La civilización actual que destruye la naturaleza ha sido logocrática, al estar atenta a lo objetivo ha descuidado lo subjetivo y lo cualitativo, lo no medible y calculable, y aunque la razón científica en la presente fase neotécnica de nuestra civilización ya comenzó a girar hacia lo no mecánico y a estar más atenta a lo cualitativo, orgánico y vital, sin embargo, la hora histórica le queda demasiado corta, sobretodo porque las decisiones van más allá del ámbito científico-técnico e involucra lo político. En este sentido, la civilización logocrática deberá emprender velozmente su aproximación a criterios mitocráticos para sobrevivir. De cualquier manera, si ahora no lo hace será esa la lección que le legue a la civilización venidera, que sin duda será más religiosa y piadosa que la descreída y pragmática y anética civilización actual.

Lima, Salamanca 30 de noviembre 2012

domingo, 25 de noviembre de 2012

APOCALIPSIS CIVILIZATORIO

APOCALIPSIS CIVILIZATORIO
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía

 

Si a la brevedad no somos capaces de emprender una profunda revolución política que haga frente a los graves desafíos que amenazan la supervivencia de la  humanidad entonces no hay duda que en menos de dos décadas se habrá operado la conversión de la  actual crisis civilizatoria en apocalipsis insalvable.

Los jinetes y las trompetas del apocalipsis cabalgan actualmente al galope sobre la fatal combinación de la crisis climática, económica, del pensamiento político, de los recursos vitales, desproletarización, explosión demográfica, carestía de alimentos, agua, energía, salubridad, estilo de vida consumista, recesión mundial y crecimiento del abismo social global.

Sustráete por un instante de esta vida nefanda, consumista, materialista y acelerada y eleva serenamente tu mirada para contemplar que el hermoso cielo, los verdes bosques, los calmos lagos, los trepidantes ríos y los majestuosos océanos han sido dañados por un proceder irracional que hoy provoca la reacción de nuestro planeta azul.

A las turbulencias sociopolíticas se vienen a sumar las turbulencias naturales cada vez más frecuentes y severas con huracanes, inundaciones, erosión, escasez de agua y alimentos, terremotos, formación de sequías y Niños más intensos, que simplemente serán capaces de provocar el colapso de nuestra civilización técnica en tan sólo dos décadas.

Han bastado doscientos años de industrialización y creencia ciega en la ideología del progreso material indefinido para contaminar todos los ríos de la tierra, secar la mayoría de los lagos, contaminar con defoliantes la tierra, emponzoñar químicamente los mares, opacar con dióxido de carbono los cielos, desaparecer los glaciales, exponenciar el crecimiento poblacional, poner en emergencia todos los recursos vitales, originar una imparable urbanización planetaria y fulminar la vida ética del hombre. El sentido de la vida ha quedado reducido a un prosaico y primitivo materialismo consumista. Tanto es así que sigue creciendo el tráfico internacional de seres humanos y el tráfico internacional de órganos. Ya es una realidad que sólo las personas de elevados ingresos pueden comprar genes y óvulos de mujeres bellas y jóvenes para someterlos a la fecundación in vitro. Este amoral y despreciable comercio de órganos también es expresión de que la desigualdad social se convierte en desigualdad genética.

Actualmente no es necesario recurrir a las catastróficas profecías apocalípticas de las cuartetas de Nostradamus para advertir que estamos inmersos en un proceso autodestructivo casi incontenible. Por lo demás, las propias cifras de los organismos mundiales se encargan de proyectar un futuro más que sombrío.

Así, los estudios hidrológicos de las Naciones Unidas dan a conocer que cuando en el 2030 una población de 6,600 millones de habitantes de los países en desarrollo sea totalmente urbana se afrontará una escasez brutal y sin precedentes del recurso hídrico. A la crisis del agua se sumará la crisis de escasez de alimentos y sus precios altos. Y ante esto intensamente se preparan en el plano  militar las potencias, como si su solución fuese bélica.

Según la FAO desde el 2005 los precios de los alimentos han subido un 75%, sin posibilidad de disminuir y poniendo ya en peligro la seguridad alimentaria del planeta. Si a esto unimos el derretimiento bien comprobado de los glaciales del Himalaya y de los Andes entonces tendremos una ecuación verdaderamente mortal para la sobrevivencia de nuestra civilización, a saber:
  • Crisis de recursos vitales (escasez de agua, alimentos y energía).
  • Crisis de salud (insalubridad, plagas, enfermedades, pandemias, nuevas virosis).
  • Crisis de gobernabilidad (ante la desesperación se propagará el caos social).
  • Crisis internacional (guerras internacionales por el recurso hídrico).

Acaso nos podemos imaginar a las sobrepobladas potencias nucleares de la India y la China con los brazos cruzados cuando el agua sea más valiosa que el oro. Cuando el contaminadísimo Yangtzé, Ganges y Brahmaputra no satisfagan la demanda de agua de estos dos megapaíses utilizarán sin duda su poder militar para conseguirlo más allá incluso de su propio continente. Su desesperada búsqueda pueda que no sea infructuosa adueñándose de los escasos lagos que quedan en el mundo, pero es previsible que incluso éstos ya hayan sido dispuestos por otras potencias exasperadas.

Menos aún los países árabes se quedarán inactivos, asolados como están por su clima desértico. No será una conflagración entre civilizaciones sino una despiadada pelotera caótica de todos contra todos. Y a quienes pensaban que Europa sería islámica en tan sólo quince años se desilusionarán, porque la lucha por la sobrevivencia desplazará a la lucha política por el poder.

Al desaparecer los glaciales andinos se vuelve más apetecible el recurso lacustre del Titicaca. La devastación agrícola en Bolivia, Chile, Perú, Colombia, Ecuador será de tal envergadura que la hambruna llevará a la guerra. El Amazonas será más apetecible por las potencias. Brasil y Venezuela tendrán que ser abatidos. El descomunal y escandaloso rearme chileno se explica mejor por este factor que por el tema del diferendo marítimo con el Perú. Sin lugar a dudas se puede afirmar con toda seguridad que Chile no sólo busca la hegemonía militar y cuenta con un presupuesto militar sectorial privilegiado, sino que lanzará sus modernas fragatas Leander, sus aviones no tripulados  UAV, sus F16 y sus tanques Leopard A4 con o sin seguridad total de superioridad aérea y terrestre, porque habrá llegado la hora de resolver el acuciante problema energético. Así, lo del veredicto de La Haya será sólo una pequeña escaramuza, lo que explica por qué privilegia el gasto militar sobre el gasto social. Cierto que para Chile la contienda no es jurídica sino geopolítica, porque perder en La Haya significará cambiar el statu quo regional del Tratado de 1929, pero más importante que el mar para su agudo problema energético es el agua dulce del Titicaca y la reservas de gas de Bolivia y Perú. Y lo mismo se puede decir del  armamentismo de las minipotencias regionales de Colombia, Venezuela y del gigante Brasil. Y en esta frágil situación se encuentran, según las Naciones Unidas, no menos de 38 países con altos índices de crecimiento demográfico urbano. La preparación por la venidera guerra por los recursos estratégicos del planeta es intensiva, será el final de las políticas de disuasión, el síncope de las zonas de influencia de las potencias y el desplome del sistema jurídico internacional.

Quizá podemos conjeturar las consecuencias inauditas para un planeta convulsionado por el desastre climático, la crisis de los recursos vitales, la sobrepoblación, la crisis económica, las pestes, los nuevos virus, guerras internacionales, inesperadas migraciones de pueblos enteros. La historia registra civilizaciones que murieron por dramáticos cambios climáticos que fueron retroalimentados por groseros errores políticos. Nosotros estamos a punto de repetir lo mismo. El inmenso poder de la civilización maya no la salvó de su extinción, lo mismo ocurrió con la civilización moche. De manera similar nuestro inmenso poder técnico científico no nos salvará sin las decisiones políticas acertadas y adecuadas.

Pero ni la guerra será la salvación, a menos que se invente algo en lugar del agua, porque cuando el agua se agota y los alimentos junto con la energía sean caros y escasos, entonces se habrá cumplido la fórmula para acabar definitivamente con la paz mundial y con la sobrevivencia de la civilización técnica. ¡Qué paradójico resulta ser que le ocurra la extinción a aquella civilización que soñó con dominar a la naturaleza y crear el paraíso en la tierra con ayuda de la ciencia y la tecnología!

Y lo más grave de todo es que ninguna potencia está ni estará en capacidad científica, tecnológica, económica, política y militar de proponer alternativas para resolver el desbarajuste climático y de los recursos vitales, porque en los últimos veinte años de neoliberalismo global se ha desperdiciado el tiempo en una guerra financiera y comercial incapaz de comprender el origen de su propia crisis, ha creado un mundo más desigual, donde según cifra del Banco Suizo de Crédito ha crecido el abismo social entre un 1% de ricos que tiene el 43% de la riqueza mundial, mientras que el 99% de pobres tiene menos del 2% de ella.

Del mismo modo la cultura científica de los países desarrollados se ha malgastado en cientos de patentes e inventos para aumentar la riqueza y las ganancias en vez de resolver problemas de vital importancia. Así, si los países del Tercer Mundo son un páramo científico que gasta en investigación y desarrollo cerca del 1% de su PBI, mientras los países avanzados han desperdiciado su inversión científica en armamentos, comunicaciones de espionaje, biotecnología para traficar con genes y fecundación in vitro, todo lo cual entrampó la cultura científica e hipotecó el destino de la civilización técnica.

Esto equivale a reconocer que los países en desarrollo crecen gracias a los precios internacionales pero con exclusión social y atraso tecnológico, mientras que los países desarrollados no crecen, están fuertemente endeudados, la inclusión social se degrada velozmente en medio del adelanto tecnológico. Lo único en común que va dejando la globalización es el empobrecimiento de muchos (99%) y el enriquecimiento de muy pocos (1%). Y si la recesión occidental y japonesa sigue durando entonces el crecimiento chino se estancará, el crecimiento de los países emergentes se detendrá y entraremos a una recesión global que haría colapsar la economía capitalista. Lo único cierto de todo este proceso histórico es que el capitalismo es incompatible con la estabilización permanente de la inclusión social y que el desarrollo tecnológico no garantiza por sí solo ni significa la inclusión social.

Por tanto es un falso dilema crecer con exclusión o sin exclusión social ó crecer a base de desarrollo tecnológico, cuando de lo que se trata es de un cambio de sistema. Pues bajo el capitalismo ni la tecnología ni el desarrollo genera igualdad social, al contrario tiende a borrarla, tanto en los países emergentes como avanzados. Para confirmar lo dicho basta revisar el índice GINI de desigualdad social en el mundo donde se muestra que el propio Estados Unidos tiene niveles de desigualdad social casi similares a los países pobres del planeta. Esto demuestra, por tanto, que es un mito que el desarrollo de la cultura científica y el interesarse por la ciencia debe conducirnos a la igualdad social y al desarrollo. Así como crecimiento no es desarrollo tampoco lo es el desarrollo de la cultura científico-tecnológica. Sencillamente ni la tecnología, ni la innovación, ni el conocimiento científico puede llevarnos al mejoramiento del desarrollo humano porque bajo el capitalismo lo que interesa no es el hombre sino el lucro y la ganancia.

La actual crisis financiera global no ha pasado,  ya lleva cinco años y la tendencia es que durará más porque se agudiza en los Estados Unidos y Europa, y esto aunado a la preocupante guerra monetaria entre Estados Unidos y China hace prever que la caída del empleo, el consumo y los ingresos reales seguirá cayendo en picada. Lo que significará para muchos países exportadores de materias primas el fin de su bonanza minera y el comienzo de las turbulencias sociales y políticas por el alza del petróleo y de los alimentos. Si a esto sumamos que el cambio climático está desapareciendo los glaciales, provocando sequías e inundaciones más persistentes, incendios descomunales, y que en el 2020 las poblaciones de los países en desarrollo serán casi totalmente urbanas, haciendo muy aguda la insalubridad, escasez de agua, alimentos y energía, tenemos entonces una inminente situación muy explosiva y más fulminante que el reciente terremoto político en el mundo árabe. La ultraderecha, tanto en los países emergentes como desarrollados, sacará de su caverna jurásica el mazo paleolítico para empuñar políticas autoritarias y corruptas, habrá narco-estados desembozadamente, que acabarán con lo poco que queda de civilidad en medio de una civilización que se deshace.

Por lo demás, la explosión demográfica y la revolución tecnológica, unida a la desproletarización mundial y la especulación financiera del capitalismo global, ha creado toda una generación desperdiciada de jóvenes por la crisis recesiva norteamericana-europea. Ante esto algunos piensan que la planificación familiar y la educación son la solución, pero en realidad son incapaces de ver que es la propia lógica del capitalismo lo que impide por razones financieras, ideológicas y políticas extender todos los beneficios de la ciencia y la técnica a la sociedad y pensar en un cambio de sistema capaz de hacer frente al cambio climático.

En este sentido, muchos baten palmas ante la nueva izquierda porque no confunde la economía de mercado con la especulación financiera, es consciente del proceso de desproletarización, de la necesidad de proteger la ecología, imponer más impuestos a los ricos, controlar los monopolios y regular el sistema financiero. Alaban su vocación ecológica sobretodo, frente a una derecha que se aferra al discurso de la guerra fría.

Pero bien visto, la nueva izquierda es en realidad no un programa revolucionario sino reformista de la pequeña burguesía radicalizada que busca moderar pero no renunciar al estilo de vida californiano y, más bien, es un movimiento regresivo y antihistórico que se ilusiona con recrear un capitalismo adocenado y limpio de sus llagas cancerosas por el arte de birlibirloque del control monopólico y el respeto a la naturaleza.

Nada más iluso que esto. El capitalismo es incapaz de hacer frente al cambio climático porque la conservación y respeto de la naturaleza va en contra de la usura y la ganancia inherente a ella. La esencia del capitalismo –ya sea escandinavo, chino, ruso, latinoamericano, europeo, japonés o norteamericano- es siempre la misma, esto es, la deshumanización creciente porque no busca satisfacer necesidades sino crear demanda artificial y concentrar la riqueza en pocas manos. Por eso el capitalismo jamás tuvo ni tendrá una teoría general de la distribución de la riqueza que evite su concentración en superfortunas personales que dañan el bienestar de la comunidad. Es cierto, el capitalismo hizo que pasáramos de una economía de la necesidad a una economía de la adquisición. Pero se trata de un sistema perverso porque prospera estimulando necesidades en vez de limitarlas y satisfacerlas. Vuelve al “cambio” en algo postizamente permanente.

Sólo hay algo que puede salvar al capitalismo por un tiempo más, antes de hundirnos con él, y es la invención de la energía de fusión o sea producir la energía del sol en reactores en la tierra. Pero esto es todavía un proyecto que según los especialistas tienen para veinte años más, o sea justo cuando es demasiado tarde. Mientras tanto el petróleo, carbón y gas, que son energías fósiles contaminantes y no renovables, generan los 300 millones de kilovatios que producen 58 trillones de dólares del PBI mundial. Pues la energía solar y eólica sigue siendo muy costosa en su almacenamiento, y la biomasa elimina tierra agrícola necesaria ante la creciente demanda de alimentos. Por eso el desarrollo sostenible es sólo una aspiración y no una realidad. Sin cambiarla base energética el clima del planeta para el 2050 será insoportable para la civilización actual.

Ante este inconveniente no es posible reducir radicalmente las emisiones de CO2 y evitar el recalentamiento del planeta. Más aun, hasta ahora se creía que el petróleo se agotaría en 15 años pero según la Agencia Internacional de Energía los Estados Unidos se convertirán en el 2020 en el primer productor de petróleo lo que pondrá fin a su dependencia del petróleo árabe y su involucramiento en el Medio Oriente. Pero nada de esto evitará sino que acelerará que la temperatura de la tierra aumente rápidamente dos grados más con efectos desastrosos.

Esto nos  lleva a reconocer que la base energética de nuestra civilización técnica está atrapada en una encrucijada, pues un país no es viable económicamente con un bajo consumo de energías fósiles, pero nuestra civilización está condenada a morir si seguimos con un alto consumo de energía fósil. Ahí tenemos frente a nosotros el ejemplo chino, un coloso que desplazó a Japón del segundo lugar de la economía mundial y que es la locomotora de la misma, pero cuyo intenso uso del carbón genera la contaminación más descomunal del mundo y a este infierno ecológico se suma el infierno laboral dado que 800 millones de trabajadores cuentan con bajísimos ingresos. China es actualmente el mayor contaminador de los ríos, océanos y aire del mundo, ya destronó a Estados Unidos como principal emisor de CO2. Además su corrupción es proverbial, es bien conocido el tráfico de órganos en las prisiones chinas. No podría faltar la replicación en China del estilo de vida californiano con autos, piscinas, clubes, etc., donde descomunales megalópolis van creciendo en Asia, Africa y América Latina a expensas de devorar tierra agrícola, agua, alimentos y energía. Entonces al ecocidio, contaminación y sobrexplotación se suma la hiper-deshumanización con el desempleo y la delincuencia. El modelo California resultó ser el camino más seguro para el colapso civilizatorio.

Y la principal causa de todo esto es la primacía de la economía dineraria capitalista que da más importancia al crecimiento económico y a la ganancia que al bienestar humano y al respeto de la naturaleza. Pero lo peor de todo es que su efecto es planetario, pues el recalentamiento de la Tierra afecta su ciclo hidrobiológico aumentando no sólo la frecuencia de alteraciones atmosféricas sino a la misma la vida marina, con especies que es cada vez más frecuente verlas en masa varadas y aniquiladas en las playas del mundo. Amén de que los graneros del mundo, como son las praderas norteamericana y canadiense, se ven  erosionados repercutiendo en el alza dramática de los precios de los cereales.

Por eso lo que nuestros tiempos requieren con dramática urgencia es de un comunismo postmarxista, esto es, un sistema no capitalista, un comunismo nada ideológico y sí más bien científico y humanístico. Nunca como ahora ha sido tan urgente unir ciencia y humanidades, política y religión, razón y fe. El respeto al hombre y a la naturaleza así lo requiere. La propia máquina es comunista, porque concentrada en lo funcional descarta lo clasista, pecuniario y sentimental. En otras palabras, el comunismo básico en educación, salud, seguridad social, bienes y servicios que se puso en práctica en las propias democracias occidentales es necesario extenderlo al crédito, tierra, capital, Estado y tecnología. Es la forma más sensata de hacer frente al cambio climático y en que la cooperación tome el lugar de la lucha por la existencia. De la economía capitalista de la adquisición hay que pasar a la economía socialista de la vida. Pero ello no es posible sin implementar lo siguiente:
  • La normalización del consumo
  • Implementar un comunismo básico en bienes y servicios
  • Economizar la producción
  • Aumentar la conversión de la riqueza material en cultural
  • Tender al equilibrio dinámico entre lo regional, industrial, agrícola, urbano, rural, comunal y maquinal.

En otras palabras, se trata de cambiar el equilibrio del caos del capitalismo por el equilibrio dinámico de la producción planificada y racionada por los recursos agotables del planeta. La crisis actual no sólo es económica sino ecológica, porque la base energética civilizatoria es contaminante, su estilo de vida es consumista, la acelerada vida urbana devora agua, alimentos y energía cada vez más escasos, y finalmente se extiende como un verdadero cáncer la desigualdad social. Ante tan descomunal desafío no caben medidas cosméticas para el capitalismo, hay que emprender una profunda revolución política que lleve hacia el cambio de sistema, porque el capitalismo de cualquier especie será siempre el mismo, a saber, la cosificación humana al orientarse hacia las cosas y lo útil.

A medida que nos acerquemos por un cambio de sistema a un equilibrio industrial y agrícola, rural y urbano, la raison d´être del capitalismo se desvanecerá y el apocalíptico cambio climático podrá ser controlado y remontada la crisis civilizatoria que nos acosa. Por eso es que sin una profunda revolución política no seremos capaces de afrontar la crisis civilizatoria que nos amenaza con la extinción.

Lima, Salamanca 25 de noviembre 2012

lunes, 12 de noviembre de 2012

REVOLUCIÓN EDUCATIVA Y CIVILIZACIÓN NEOTÉCNICA

LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA EN LA CIVILIZACIÓN NEOTECNICA
Gustavo Flores Quelopana
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía
(Conferencia en la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad Nacional
 de Trujillo)

 

Cuando la educación deje de encontrar su impulso en el beneficio personal lucrativo o en el temor al hambre para hallarlo en la auténtica satisfacción personal, entonces la humanidad habrá pasado del reino de la necesidad al reino de la libertad. La presente no es una reflexión de coyuntura sobre la educación, sino una reflexión culturológica de la misma.

A menos que subordinemos la producción a la educación, socialicemos la instrucción escolar y universitaria y acabemos con la tiranía de la economía sobre las vocaciones, un sistema mecanizado de producción por muy eficiente que sea sólo conseguirá endurecer el servilismo social edulcorado con circo y pan.

La tarea esencial de toda actividad educativa no es preparar al ser humano para ser un factor generador de riqueza económica, lo cual es visto como natural bajo el capitalismo global actual que frena la civilización técnica para perpetuar la vida competitiva y la lucha por la existencia, sino que, por el contrario, educar es comprender que la vida creadora sin ningún compromiso subalterno constituye el único negocio importante de la humanidad, la justificación principal y el fruto más duradero de su significación histórica.

Desgraciadamente, el embotamiento y la depresión de la educación –que en el fondo es la crisis de la mente humana- sigue siendo inevitablemente un fruto de la división del trabajo, de la mera rutina enajenante de la vida económica, que ha abierto una brecha antinatural entre el sistema socioeconómico y tecnológico-científico con todas las artes y humanidades que se encuentran fuera del sistema de la máquina.

Si bien es cierto que no se puede pensar en un nuevo sistema educativo al margen de la nueva era de la civilización técnica, sin embargo, los nuevos criterios introducidos a la educación en sí, que provienen del mundo de la fábrica, como son:
-       Los procesos de control de calidad
-       Gestión
-       Auto sostenibilidad educativa,
son empleados para reducir la inversión estatal y mejorar los indicadores en educación con la mentalidad de generar riqueza económica.

El objetivo no es crear seres humanos autorrealizados, sino, salir de la pobreza material para emprender la senda de la prosperidad económica. Y esto hace que se entienda la educación como inversión en formación de capital humano.

Las pruebas internacionales PISA han demostrado muchas verdades pero su conclusión fundamental refuerza la convicción ideológica básica de que la educación debe ser vista como inversión en formación de capital humano según los requerimientos del mercado global. Es decir, las pruebas PISA se suman pasivamente a las exigencias deshumanizantes del mercado capitalista.

Esto alienta la estrategia privatizadora neoliberal de la educación mundial, según la cual hay que implementar políticas de aumento de la cobertura educativa para crear una industria de la educación que tiene como principales fines:
-       formar miles de profesionales,
-       aumentar constantemente la población estudiantil,
-       estimular el mercado educativo,
-       consolidar un nuevo tipo de consumidores (estudiantes, docentes, instituciones),
-       fortalecer la demanda de la industria editorial, informática, materiales educativos, audiovisual, transporte y alimentos.

En esta lógica perversa de convertir la educación en un negocio y los conocimientos en una mercancía la cobertura educativa es el caballo de Troya de mezquinos intereses de políticos y empresarios. En este sentido se sataniza la deserción escolar y se busca disminuir dramáticamente los niveles de exigencia académica que tiene como consecuencia inevitable la pobre calidad de la educación que se ofrece. Los docentes son presionados por las directivas burocráticas del negocio educativo para reducir la exigencia académica y evitar la mortandad estudiantil.

El sacrosanto objetivo es seguir proveyendo profesionales como una fábrica bajo la excusa de que la economía se sustenta cada vez más en el conocimiento. Nosotros nos preguntamos qué tipo de conocimiento, con qué fines y bajo qué objetivos. La respuesta no es difícil encontrarla, no hay que rebuscar demasiado, pues se trata de un conocimiento funcional, operativo, capaces de adaptarse sin chistar al trabajo alienante del mundo moderno.

Lo cual se justifica con el mito de que la educación es un factor básico de la prosperidad económica. Pero si esto fuera cierto basta que nos preguntamos si los diez años de prosperidad económica que conoce el Perú se ven reflejados en alguna mejora de la educación nacional. A todas luces la respuesta será negativa. Hay prosperidades que se mantienen por la inercia de la demanda externa. Y si a esto añadimos que llevamos un atraso de cuarenta años en inversión educativa, entonces es fácil entender los mitos en que se envuelve la práctica de la educación como negocio.

El resultado son contingentes enteros de profesionales que cubren los requisitos mínimos del mercado capitalista pero que carecen de sentido crítico, capacidad analítica y de síntesis. Lo más grave es que el negocio de la educación que no está construido para aprender a pensar, ni construir bien el aparato intelectual, pone a disposición de la sociedad a estos profesionales que tienen generalmente en sus manos los destinos de la comunidad y de la vida pública.

La educación se ha pervertido, la lógica de la ganancia y del lucro corroe intensamente sus entrañas y no le permite ni le permitirá implementar con sentido humanístico los nuevos aportes de las teorías y metodologías pedagógicas de vanguardia. Esto sumado a la crisis familiar, crisis cultural y crisis salarial de los educadores, da como resultado indefectible el aumento de la cobertura educativa con una pobre calidad de la educación ofrecida. En los últimos treinta años se ha experimentado la precarización laboral del docente, su proletarización se refleja en que muy pocos tienen un empleo estable y menos aun tiempo y recursos para continuar su formación académica.

Y esto es regla tanto de las escuelas públicas como particulares, universidades nacionales y privadas, porque todas ellas están inmersas en el mismo clima cultural del afán de lucro y la búsqueda del beneficio personal. Así se explica que a nivel universitario se implementen programas de acreditación, autoevaluación, reingeniería con el fin de adaptarse a los nuevos tipos de clientes que exige el mercado laboral.

La industria de los posgrados en educación y en pedagogía, por no decir en casi todos los posgrados, son una visión panorámica, un picnic a través de las nuevas tecnologías educativas y métodos pedagógicos pero sin la más mínima profundidad. Lo cual revela que la flexibilización académica no ha creado profesionales idóneos. Pueden ser una mar de conocimientos pero con un dedo de profundidad.

Si a esto le añadimos que el clima espiritual imperante en la sociedad capitalista es el culto al dinero, a lo superficial, lo divertido, y lo inmediato, entonces no llama la atención que muchos profesionales retroalimenten la corrupción, la vacuidad y la carencia de vida normativa.

Desde esta perspectiva resulta iluso sostener que el problema de la educación peruana reside en estar de espaldas a la globalización. Cuando de lo que se trata no es de subirse imitativa y dócilmente al carro de la era global, sino de evaluar qué significa ello en términos humanos y qué se le puede oponer como alternativa.

Decir que la escuela y la universidad peruana están desfasadas de las teorías pedagógicas, la investigación educacional y las demandas del mercado laboral del mundo globalizado, y de lo que se trata es de lograr el perfil del egresado según lo demandado por las empresas mundiales, no es otra cosa que ratificar la subordinación alienante de lo educativo hacia lo productivo y económico.

Convertir la escuela y la universidad en esclava del aparato productivo quizá pudo ser el santo y seña de la civilización paleotécnica durante el capitalismo carbonífero, pero actualmente la civilización neotécnica pone a la humanidad nuevos y potentes recursos capaces de devolverle a estas instituciones su vida autónoma y en aras de la libre creatividad humana. Y si hay algo que en el presente obstaculiza tal objetivo civilizatorio es la lógica del capital y del lucro del capitalismo imperante.

Por eso afirmar que los peruanos deben elevar sus niveles de empleabilidad a través de una constante capacitación y profesionalización, cuando no a través del dominio de idiomas exóticos, para hacer frente a rusos, chinos e hindúes que compiten por el escaso buen empleo, resulta siendo una aseveración falaz y engañosa porque en la presente fase neotécnica el trabajo ha entrado en un proceso de franca extinción, cuando no de decrecimiento severo.

Además, el aparato técnico-productivo actual genera suficiente riqueza y productos para implementar un comunismo básico de bienes y servicios, que permita a la civilización actual implementar la conversión cada vez mayor de la riqueza material en riqueza cultural. Más aun, en el presente sólo son razones de orden político y financiero los que impiden socializar los beneficios de la supercapitalización privada y que obstaculizan la implementación de un salario ciudadano universal.

En otros términos, la civilización actual está en condiciones técnicas y financieras, más no políticas, para acabar con la distorsión y subordinación económica de la educación.

En este sentido resulta humillante, antieducativo y reaccionario seguir predicando una educación subordinada a la base económica, exigiendo crear profesionales atractivos según el perfil del mercado globalizado. Una globalización entendida en términos economicistas en vez de humanísticos no ayuda a la superación de la crisis de la educación superior y técnica, sino que, por el contrario, la ahonda.

De lo contrario qué significa tener liderazgo, ser creativo, innovador, políglota, poseer disciplina laboral, capacidad de trabajo, roce internacional, dotes para el marketing personal y pertenecer a redes profesionales y empresariales, por el sólo objetivo de tener éxito y ganar más dinero en la vida. Esto no es más que fortalecer la estandarización completa y universal del ser humano, seguir pensando en términos paleotécnicos (ganancia y beneficio privados) y destruir la esencia misma de la vida educativa (la normalización de la vida creadora a nivel comunitario).

Es cierto que tenemos un componente de educandos con niños y adolescentes que por la precariedad de su hogar no pueden desarrollar sus capacidades cognitivas porque tienen serias lesiones emocionales (maltrato, violencia, abandono, drogas, alcohol, incomunicación familiar, embarazo precoz, anorexia, bulimia, depresión, stress y suicidio) y físicas (enfermedades esqueléticas, cardiovasculares, gastrointestinales, respiratorias, alimenticias, sexuales y de higiene), lo cual explica también la elevada población juvenil en las prisiones.  

Este abandono de los educandos no sólo se puede afrontar con psicólogos educativos y médicos que asistan a las escuelas, sino que es el Estado el principal responsable por fomentar y cautelar una familia estructurada. La escuela es prácticamente el segundo hogar y es allí donde el Estado debe prolongar la salud física y mental de una buena familia estructurada. Pero siendo la realidad todo lo contrario entonces es comprensible que los casos de hostigamiento, acoso, matonería y abuso escolar, también llamado “bullying”, estén en aumento porque reflejan una sociedad que violenta los derechos básicos de los seres humanos.

Es por esto que la solución a la crisis educativa tampoco está en poner al día el desfasado currículo docente con idiomas como el chino, francés, ruso, etc., superando el enfoque eurocéntrico de las ciencias sociales, apelando a la teoría de las inteligencias múltiples (Gardner) y de la inteligencia emocional (Goleman), mejorando la organización del alumnado, fomentando la relación horizontal con el profesorado, eliminando la redundancia de enseñar pedagogía en la universidad y en los Institutos Superiores Pedagógicos, y consiguiendo que sólo los profesores con maestría enseñen en secundaria.

En otras palabras, sin superar el enfoque pedagogista para sustituirlo por un enfoque holístico de la educación y sin engarzarlo con un modelo de sociedad de democracia social, no es posible reformar drásticamente la forma y el fondo de las escuelas y universidades peruanas. Porque las verdaderas vanguardias y cuadros profesionales se forman cuando el objetivo de la educación es la autorrealización humana, y cuando el fin de la economía ya no es el beneficio pecuniario, sino la normalización del consumo, el aumento de la conversión de la riqueza material en cultural y se logre la socialización de la creación.

En conclusión, en la actual fase de la civilización neotécnica existe un desfase profundo entre educación y capitalismo, una disociación honda que estorba, entorpece la economía dineraria, y se abre camino el sentido humanístico de los aportes pedagógicos de Piaget, Vigotsky, Freire, Zubiría, Demo y Moya, que desplaza la ideología mecánica y dineraria en el seno de lo educativo. Humanizar la educación exige un sistema no capitalista y su posibilidad ha dejado de ser una utopía porque la fase de la civilización neotécnica hace posible que los beneficios se viertan hacia toda la comunidad siempre y cuando sepamos librarnos de los obstáculos políticos y financieros que impiden tal avance de la humanidad.

Lima, Salamanca 12 de noviembre 2012