PROBABILIDAD
Y VIDA INTELIGENTE
EN EL COSMOS
Gustavo
Flores Quelopana
Sociedad Peruana de
Filosofía
El argumento favorito de los platillistas es afirmar que la "posibilidad" de la existencia de vida inteligente en el Universo no se puede negar. Pero lo insólito es que de la afirmación de la "posibilidad" pasan súbitamente a la afirmación de su "existencia". Ese salto lógico se convierte en ellos en salto metafísico y real. En realidad, posibles son las esencias pero no todo lo posible se realiza necesariamente. No todo lo posible es real. E incluso hay fenómenos existentes que no son reales -las alucinaciones y espejismos, por ejemplo-. Por lo cual, no es difícil advertir que si bien toda esencia tiende a la existencia, sin embargo, la esencia no es autosuficiente para decidir su propia existencia. Un materialista afirmaría que en la materia se decide el paso de la esencia a la existencia; un cartesiano sostendrá que un Dios voluntarioso hace real todo lo posible y un espiritualista cristiano como Leibniz, por ejemplo, pensará que es la voluntad divina la que decide el paso de lo posible a lo actual, de lo contrario el universo sería un torrente de toda clase de seres donde irrumpen incluso las existencias más absurdas, y ello no es así. Esta tercera alternativa no se condice con la existencia de inteligencias extraterrestres, porque qué necesidad tendría Dios de crear otros mundos con vida inteligente ya habiendo creado éste. Los platillistas tratan de apoyarse en el versículo bíblico: "Muchas moradas tiene mi Padre". Pero nada define que estas moradas sean materiales ni que tengan que ver con extraterrestres. De modo que si no es el voluntarismo metafísico o el materialismo cientificista el que sirve de fundamento para el paso platillista ilegítimo de la esencia a la existencia, de la posible a lo real, entonces es la ideología secularizada y antropologista de la modernidad misma. Esta al dejar al hombre solamente con su pensamiento, hace posible el absurdo paso de lo posible a lo real con el mero pensar. Pero con ello se está violando el principio de unidad entre lógica y metafísica, el cual exige supeditar la primera a lo segundo, y se absolutiza lo lógico como norma de lo real. Lo cual también es absurdo. Sencillamente una posibilidad lógica no es una posibilidad real, como lo afirma Kant.
Cuando se trata de astronomía dicha ciencia
nos sermonea de lo lindo con sus cifras indigeribles Y distancias inimaginables
que son el terror de los espíritus acostumbrados a atender asuntos más domésticos,
como la palabra divina o el cotidiano quehacer de la política u ordenar el
sabroso puchero del día.
Más ahora, nuestras miradas que solían
atisbar con romanticismo el bello cielo, tienen que alzar la vista con recelo y
temor porque se han desatado por todas partes la numerosa caterva sectaria de
los platillistas con su cháchara de “expolítica, hermanos mayores, portales
cósmicos, federación galáctica, exoplanetología, exobiología”, y cuanta extrañeza
estelar imaginan en su delirio. Mi posición que quede bien clara. Los Ovnis y los ET son una coartada bien planeada para disimular la costosa e ilegal militarización del espacio por parte de las potencias.
Cierto que el hombre de nuestros días ya no es
tan cándido como en los tiempos en que Orson Wells se puso a irradiar la
invasión de los marcianos causando estrépito, pánico y suicidios. Tanto fraude
y engaño nos han vuelto más escépticos e incrédulos.
Sin embargo, la curiosidad humana no tiene límites.
Y la pregunta continúa. ¿Hay otros seres inteligentes allá fuera en el espacio?
La verdad es que la interrogante no carece de sentido científico. Basta con
tomar en cuenta que en nuestra galaxia hay cien mil millones de estrellas con
sus respectivos planetas, y saliendo de nuestra galaxia hay más de cien mil
millones de galaxias. O sea que el número de vértigo de estrellas y planetas es
realmente asombroso. Sobreviene entonces la pregunta: ¿Es posible que estemos
solos en el Universo?
La interrogante ya no es moco de pavo, pues
existe el famoso SETI, acrónimo del programa estadounidense de la búsqueda de
inteligencia extraterrestre. En consecuencia es mejor tomar con calma dicha interrogante.
No se trata de tener en cuenta los simples delirios de mentes afiebradas, ni ningún
avistamiento ovni confirmado, y menos aun de algún contacto de tercer tipo
verificado. Ahora se trata de examinar una posibilidad racional. Lo cual suena
más verosímil que las fantasías de la legión de platillistas al acecho.
Ya el mismo Aristóteles afirmó en su Poética que la poesía es más verdadera
que la historia. Pero esta profunda verdad no se puede justificar con la lógica
aristotélica que se limita a la veracidad o falsedad existenciales. Para ello
se tiene que recurrir a la verdad figurada de la lógica de la metáfora. Por
tanto, los ET son metáfora de una verdad figurada pero no de una verdad
existencial.
Pero no sólo contamos con la diferencia entre
verdad figurada de la lógica de la imaginación y la verdad existencial de la
lógica aristotélica. También se puede tener presente la lógica de la
probabilidad. De poca atención en la filosofía se conoce los abordamientos de
Leibniz, Cournot y Peirce. En cambio es común en matemáticos y estadígrafos.
En la lógica de la probabilidad la improbable
no debe considerarse imposible. Sabemos que en Aristóteles los argumentos
probables son persuasivos pero no concluyentes. Pero actualmente se considera
que todo nuestro conocimiento de los hechos es únicamente probable. Keynes en su
famoso libro sobre la probabilidad duda de aplicar la teoría de la frecuencia
en la inferencia inductiva.
Pero yendo más allá de él hay quienes
rechazan como Mill que la probabilidad de la inducción aumenta con el número de
casos observados. La explicación tradicional del poder probatorio de la
inducción es demasiado simple. La verificación no comprueba que la hipótesis sea
verdadera sino que sea más probable.
Esto ha llevado a distinguir entre verificación
de proposiciones universales y verificación de aseveraciones de probabilidad.
Además de considerar el carácter a priori de los juicios de probabilidad. Se
trata de una afirmación que no se puede refutar porque su utilidad es solamente
permitir organizar la reflexión sobre ciertos fenómenos en un orden o sistema
coherente. En este caso son solamente postulados metodológicos. La probabilidad
de que se tenga contacto con una civilización extraterrestre sirve para ilustrar
un postulado metodológico determinado y constituye un caso del principio de
razón insuficiente.
El asunto es que los juicios de probabilidad
no ofrecen evidencias concluyentes, especialmente cuando se trata de
verificación de aseveraciones de probabilidad. O sea cuando se afirma que una
civilización estelar puede hacer contacto con la nuestra se está haciendo un
juicio de probabilidad sin evidencia concluyente alguna. Nada dice acerca del
desarrollo de los acontecimientos materiales. Es, como decía Aristóteles,
simplemente una verdad figurada pero no una verdad existencial.
En matemática es normal, justificado y
dominante tratar los hechos con consideraciones puramente a priori, sin contar
con ningún recurso para su verificación. Pero fuera del dominio de las
matemáticas las hipótesis de probabilidad no son verdaderas. En otras palabras,
la determinación matemática de la probabilidad es lógicamente posible sin
contar con un supuesto material o relativo a los hechos, pero en lo empírico es
completamente arbitrario.
Consideremos la original ecuación de Drake
para calcular el número de civilizaciones extraterrestres existentes, y luego
la versión de Sagan, y así otros cálculos optimistas. Ninguno de los resultados
arrojados deja de ser simplemente probables. Es alucinante construir una
exopolítica, exobiología, etc., como ciencia porque no pueden ser refutadas por
la experiencia finita. Ni siquiera ampliando nuestro concepto de verificación,
estas hipótesis a priori dejan de ser meramente probables. Simplemente son
hipótesis que sirven mejor que otra al propósito de la ciencia.
Lo real no es probable sino posible. Un cisne
es blanco o es negro, un acusado es inocente o culpable, un ovni es un fenómeno
natural o un artefacto de una civilización extraterrestre. Para establecer la
realidad de un objeto finito son necesarias las exigencias del procedimiento
científico. Otra cosa ocurre con los objetos psicológicos o religiosos. Pero un
contacto ET en el terreno científico queda limitado a la probabilidad y no en
la realidad.
La teoría subjetivista de la probabilidad es
útil en el negocio de los seguros, en la administración práctica empresarial o
similar. Pero la teoría objetivista de la probabilidad es útil en la
matemática, física cuántica y todo aquello que rebase la creencia. Con la
teoría de los grados y la teoría de la frecuencia, toda proposición de
probabilidad de un acontecimiento sólo puede interpretarse como proposición elíptica
acerca de la relación entre clases de acontecimientos. Pero sería una conclusión improcedente a
partir de ellos afirmar una realidad. Son solamente símbolos incompletos que no
denotan nada real. Por tanto, la probabilidad también es relativa.
Ni la probabilidad de la analogía, la
inducción o la generalización dan un paso más allá de sí mismas sin la
verificación existencial. La inferencia probable para que deje de serlo debe
cumplir ciertas condiciones de la evidencia empírica. No basta la frecuencia
relativa de los casos o avistamientos. Es necesaria la confirmación de la
evidencia empírica. El problema consiste en analizar si el valor de la
evidencia platillista es algo meramente mental-meditativo, psicológico o místico,
o si se puede mostrar que implica algo verificable y confirmable.
En buena cuenta, cuál es la probabilidad que
existan civilizaciones extraterrestres. Muchas. Cuál es su realidad. Ninguna.
Todas las probabilidades no son igualmente posibles. En cuestiones éticas las
reglas morales se fundan en la experiencia pero no se libran de ciertas
condiciones de probabilidad. En microfísica igual, pero en macrofísica las
cosas cambian sin excluir la probabilidad. En el conocimiento empírico del
mundo contingente, finito y temporal no es posible desterrar la probabilidad. Y
la cuestión ET (extraterrestre) no tiene patente de corso para pretender ser
excluida de las consideraciones empíricas.
Otra cosa sucede en las verdades absolutas de
la metafísica y de la religión. De modo que no se trata de ser absolutista ni
positivista, ni relativista. De lo que se trata es de respetar la consistencia
de los juicios lógicos e invariables. Los cuales no excluyen la probabilidad,
pero se le reconoce límites seguros. Lo probable es posible cuando se refleja lógicamente
en lo contingente, y es real cuando fácticamente es verificable y confirmable.
Es cierto que la significación no se limita a
la verificación. Y sobre esa base estrecha el positivismo lógico desdeñó los
problemas morales, ontológicos y metafísicos. Pero junto al retorno a un
nominalismo lógico que reduce la lógica formal a expresiones del lenguaje sin
vínculo con lo real, a un problema de sintaxis, se da el realismo ingenuo de
los platillistas que da por existente todo lo imaginable. Ambos son expresiones
del nihilismo contemporáneo que usan expresiones lingüísticas sin conexión con
lo real. Pues así como es falso que la lógica sea meramente un problema de
sintaxis, también es falso que la Existencia y la Validez no sean correlativas
desde el punto de vista lógico.
De las miles de millones de galaxias que
existen en el Universo sólo se puede decir que es probable la presencia de
civilizaciones extraterrestres. Mientras no exista ningún indicio verificable y
confirmable podremos seguir afirmando que la humanidad está sola en la
inmensidad del cosmos. La ciencia penetra en lo posible porque nos libera de la
realidad pero no prescinde de la realidad. Y esta cautela metodológica hay que
mantenerla en la indagación de vida inteligente en el cosmos.
Lima, Salamanca 23 de Junio 2021