sábado, 23 de octubre de 2021

KANT ASPERGER

 KANT ASPERGER

Gustavo Flores Quelopana



Un signo distintivo del síndrome de Asperger en Kant fue su frialdad emocional. Su madre lo marcó con su bondad, y a su padre lo cuidó de una larga enfermedad hasta su muerte. Una vez desparecidos sus progenitores, cortó todo contacto personal con hermanas y hermanos, sencillamente no le interesaban las relaciones sentimentales. No obstante, siempre les ayudó económicamente -enviando dinero por correo o con algún sirviente-.

KANT CATEDRÁTICO

 KANT CATEDRÁTICO

Gustavo Flores Quelopana



A partir de 1746 y durante ocho años Kant se ganó la vida como preceptor privado en casa adineradas de Königsberg. A los treinta y un años, 1755, obtuvo el doctorado y el cargo académico de privatdozent. Por quince años solicitó cátedra pero se le denegó. Recibió ofertas de otras instituciones, pero su apego a su ciudad natal hizo que no aceptara. Se ganó la vida enseñando de todo y redondeó sus ingresos como ayudante de bibliotecario. Cuando por fin obtuvo la cátedra en 1770, lo que le daría tranquilidad para escribir su primera gran obra, su aula se abarrotaba de aforo. Los alumnos llegaban a las seis de la mañana para encontrar sitio. Era un ponente célebre por la riqueza de los conceptos, la claridad y exhaustividad expositiva, la solidez metodológica, pero además porque construía el conocimiento desde dentro y sabía incentivar un pensamiento independiente y creativo en los pupilos. En sus clases se veía no a un simple profesor, sino a un maestro y filósofo en acción.

KANT: SE LE OLVIDÓ CASARSE

 KANT: SE LE OLVIDÓ CASARSE

Gustavo Flores Quelopana



Kant se comprometió en casamiento por dos veces. Pero las dos veces estuvo tan absorto en sus tareas filosóficas que olvidó cumplir su promesa. Las dos señoras terminaron distanciándose de él: una se casó con otro hombre y la otra se mudó de ciudad. Kant calificó las relaciones sentimentales como patológicas, Pero nunca fue misógino como Schopenhauer. Disfrutaba de la compañía femenina, pero el eterno femenino nunca fue su prioridad. Hombre de hábitos, sedentario, entregado al trabajo e independiente, lo más probable es que tuviera una sexualidad nada ardiente y bastante tranquila.

LA TRISTE PARANOIA DE ROUSSEAU

 LA TRISTE PARANOIA DE ROUSSEAU

Gustavo Flores Quelopana



La paranoia es un trastorno mental delirante, por el cual la persona tiene un profundo miedo, desconfíanza o ideas extravagantes sobre el mundo, sobre sí mismo o sobre los demás. Una persona paranoide puede creer sin motivo que la gente está tratando de dañarla. Lo peor de todo es que son invulnerable a cualquier prueba que trate de demostrar lo contrario. En todos los demás ámbitos de la vida son normales, menos en su delirio.

Rousseau tuvo varias residencias en diferentes países y fue su manía persecutoria la que contribuyó a ello. Es cierto que tenía motivos para temer por su integridad física -en el Contrato Social había acuñado la frase: "El hombre nace libre pero vive encadenado" y en el Emilio rechazaba la intervención de la iglesia en la educación de los niños-. Es verdad que no le faltaban enemigos poderosos. Entonces, cuando el paranoico Rousseau vive en Londres y en la campiña inglesa se imaginó que surgían conspiraciones a su alrededor. Y lo peor fue que pensó que era su anfitrión, el filósofo Hume, el instigador de tales de tales peligros. Lo penoso fue que en menos de un año la relación entre Hume y Rousseau degeneró de mutua admiración y odio y desprecio recíproco.

KANT FLEMÁTICO: "SALGA Y RETORNE CON EL BOTÓN COSIDO"

 KANT FLEMÁTICO: "SALGA Y RETORNE CON EL BOTÓN COSIDO"

Gustavo Flores Quelopana



La Caracterología es la disciplina psicológica que estudia la disposición congénita del individuo. Y entre los diversos tipos de carácter existe el flemático, también conocido como intelectual. Es calmo, reposado, frio, hombre de principios, siempre ocupado, decidido, reflexivo, exacto, preciso, conservador, veraz y simple. Muy pocas veces se da en las personas un carácter puro, casi siempre se presenta mezclado con otro tipo de carácter (colérico, apasionado, sanguíneo, sentimental, nervioso, apático y amorfo).
Pero Kant era un flemático puro. Kant era hombre de hábitos, lo cual dio lugar a muchas anécdotas en su vida. No sólo era proverbial su puntualidad, sino también por otros rasgos de su carácter. Se cuenta que cierta vez en sus clases, un alumno que estaba sentado en primera fila tenía un botón colgando de su casaca. Y Kant, que con gran concentración acostumbraba hablar hilvanando ideas, no podía hacerlo porque su mirada siempre recaía sobre dicho botón colgante que lo distraía. No aguantó más y exclamó al alumno: "Salga del aula, y regrese con el botón de su casaca bien cosido".
El hombre de hábitos y sistematicidad incomparable, necesitaba para pensar que todo esté en regla y ordenado.

LA GRAN PARADOJA DE LA ETICA KANTIANA

 LA GRAN PARADOJA DE LA ETICA KANTIANA

Gustavo Flores Quelopana



Sólo es moral cuando se actúa por deber, esa es la máxima de la ética kantiana. Si lo hace por deseo o amor no tiene calificación ética. Esto equivale a pensar que el hombre carece de inclinaciones hacia lo virtuoso. Es como decir que sólo los malvados, depravados, desalmados y perversos, son capaces de acción moral porque lo hacen llevados por la idea del deber. El propio Kant trató de resolver este absurdo afirmando que sólo es moral lo que no se hace por satisfacción. Pero su respuesta es totalmente insatisfactoria, porque niega que el hombre puede alcanzar un desarrollo ético superior que lo haga coincidir con lo moral al margen de la idea del deber. En otras palabras, la voluntad estará dentro de la moral no sólo acatando el mandato de la razón sino también el del corazón. Y esto es así porque la buena voluntad no sólo actúa por deber sino también por amor al bien.

DIOS COMO POSTULADO MORAL

 DIOS COMO POSTULADO MORAL

Gustavo Flores Quelopana



En Kant la religión no funda la moralidad, sino que la moral funda la religión. El hombre ha de sostenerse a sí mismo en su existencia moral. La ética se ha secularizado y no necesita de premios o castigos en el más allá. Su dignidad como ser racional y libre es lo abre la posibilidad, pero no la certeza, en un alma inmortal y en un Dios eterno. Resulta paradójico que la decisión de asumir la libertad y la responsabilidad autónoma requiera de la posibilidad de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma. Pero la fe racionalista kantiana admite estas creencias sólo como postulados e ideas regulativas de la razón práctica. Su ética no necesitaba para nada la inmortalidad y a Dios, e ingresan de contrabando en su sistema ético. Kant lo trata de justificar argumentando que el imperativo categórico permitía la posibilidad de una causa no causada. Pero eso es, sólo una posibilidad. Dios y la inmortalidad reducidos a mera posibilidad contribuyó a vaciar la espiritualidad del hombre moderno y a fortalecer el ateísmo imperante después de Hegel.

LEGADO DE KANT

 LEGADO DE KANT

Gustavo Flores Quelopana



El hombre pone el ser a las cosas como fenómenos. La idea del hombre como sujeto activo del cosmos que sólo conoce los fenómenos y no las cosas en sí, se traduce en la idea de Libertad. Ese fue el legado kantiano conocido como giro copernicano.
Con ello partió el mundo filosófico en dos. Por un lado, Platón con las esencias trascendentes, y Aristóteles con las esencias inmanentes. Y por otro, Kant con el ser racional autónomo y libre como fundamento del mundo. Su racionalismo crítico sistematizó el espíritu autárquico de la modernidad. La gran paradoja es que el hombre no se suele comportar de modo racional ni ético, y las guerras mundiales junto a otras catástrofes que acomete a menudo, hacen meditar hacia dónde ha ido a parar el gran legado kantiano.
El hombre como centro activo del cosmos señala una responsabilidad moral tan elevada como incumplida. La desmitificación fenoménica del mundo junto al énfasis en una ética del deber inmanente, ha desembocado en los caminos extraños del endiosamiento nihilista y prometeico del hombre.
El concepto de autonomía del espíritu que se dicta su propia ley hace que la idea de la Libertad sea el punto inicial y final de su filosofía. Pero el hombre concreto de la modernidad fracasa constantemente con tanto poder en sus manos y se muestra como una amenaza para sus semejantes y para la Naturaleza. La libertad humana se muestra incapaz de regirse solamente por la Razón.
Kant se olvidó del amor y de lo espiritual, el hombre también es capaz de hacer el bien por amor y de sentir a Dios en su corazón.
En ese sentido Rousseau vio más profundamente la naturaleza humana al percatarse de la importancia de los sentimientos y del corazón. Meditar desde la cumbre kantiana es urgente ante los peligros hedonistas, narcisistas y nihilistas del endiosamiento humano en que ha desembocado la actual civilización atea.