domingo, 19 de diciembre de 2021

¿CONSULTARON A LOS PUEBLOS PARA ESTE TIPO DE MODELO EDUCATIVO TRANSNACIONAL?

 ¿CONSULTARON A LOS PUEBLOS PARA ESTE TIPO DE MODELO EDUCATIVO?

Gustavo Flores Quelopana



Basta echar una somera mirada a la currícula escolar en el Perú para advertir el rotundo fracaso de las élites nacionales y su sometimiento a los poderes fácticos que están al servicio del poder financiero mundial. Y lo peor de todo es que los valores de la democracia, la justicia, la igualdad y la solidaridad son pervertidos al ponerse al servicio de una identidad postnacional que desprotege los intereses nacionales ante la voracidad imperialista de las megacorporaciones privadas.

En Europa los defensores del republicanismo constitucional, tipo Habermas, justifican estos modelos educativos con el fin de alcanzar la convivencia pacífica y la sociedad justa, que eviten otra guerra mundial. Pero ni Europa puede contener la tecnocracia neoliberal ni la tremenda ola xenófoba y racista que alienta la ultraderecha, ni el peligro de conflicto termonuclear ante el reavivamiento de guerra fría. 

No se puede ocultar y, al contrario, es explícito que el contenido de este modelo educativo responde al llamado modelo "patriotismo constitucional", en el que lo nacional queda postergado por los valores cosmopolitas y ciudadanos universales. Por lo demás, el propio desenvolvimiento de la historia está demostrando que lejos de avanzar hacia una sociedad democrática comunicativa -según el ideal de Habermas- hemos ingresado a un capitalismo comunicativo con la web, las redes sociales y el internet. 

Se argumenta que se busca educar para la ciudadanía sin la necesidad de arraigarse en la identidad nacional de un pueblo. Con ello se persigue forjar generaciones postnacionales para fortalecer una cultura política universalista garante de los derechos igualitarios y democráticos. 

Pero de "universalista y democrático" tiene sólo la fachada. Bajo la excusa de educar en consonancia con un régimen mundial que se rija por los derechos humanos, en realidad se busca destruir las identidades nacionales para someter las riquezas de las naciones a la expoliación sin límite del hiperimperialismo global. Encubierto con un lenguaje de ciudadanía mundial y democracia cosmopolita el globalismo neoliberal alienta la educación desnacionalizadora para aumentar sin resistencia la exacción de las riquezas naturales de los pueblos.

Acaso, ¿fueron consultados los pueblos para semejante cambio educativo postnacional? ¿Es coincidencia que este modelo se haya impuesto totalitariamente en medio de la hegemonía del capitalismo neoliberal? Pero no seamos ingenuos. Es como sembrar rosas en el infierno. Sencillamente no puede haber ciudadanía mundial, ni democracia cosmopolita en medio de la existencia del capitalismo con su lógica de valorización ilimitada del capital.

Todo ello es justo lo que requiere el mercado capitalista y la tecnocracia mundial al servicio del poder financiero global: la conversión de los seres humanos en meros consumidores, sin identidad nacional, en medio del modelo democrático liberal. Simplemente se trata de la incompatibilidad de dos modelos antagónicos: la geopolítica militarista y el totalitarismo financiero del capitalismo global bien instalado, con el modelo de sociedad mundial edificada sobre los valores de democracia, justicia y solidaridad. Mientras lo primero subsista dicho modelo educativo será pervertido y desviado de sus propósitos originales racionales y democráticos.

jueves, 9 de diciembre de 2021

LA EXPULSIÓN DE LO DISTINTO

EXPULSIÓN QUE EXIGE REACCIÓN

Gustavo Flores Quelopana



B. C. Han en su libro "La expulsión de lo distinto" afirma que el hombre de la sociedad del cansancio está sordo y no sabe escuchar. La hipercomunicación ha deprimido lo distinto. Los tiempos del Otro han pasado. Se vive el infierno de la expulsión de lo distinto. El hombre digital es xenofóbico. Hace falta una revolución temporal y un tiempo totalmente distinto. El hombre del mundo digital padece de indiferencia ontológica y depresión óntica. Su mirada ya no mira y su voz ya no se oye. En su mundo narcisista no hay sitio para lo extranjero.

Sus sugestivas descripciones e interesantes análisis no van acompañados del avizoramiento de una salida. El tono de su obra es finisecular y resignado. No atisba solución revolucionaria alguna. Ni siquiera ve en la técnica el último clavo en la tumba del capitalismo. Hay depresión en sus propias descripciones. No es un pensador reactivo, sino descriptivo. Falta la prescripción. Hay una atmósfera conformista de registro de lo que pasa, sin decir lo que se debe hacer.

Su mérito es señalar las falencias en que se vive en el decadente mundo digital actual. Sobre esa base hay que pensar en las soluciones y alternativas para superar los obstáculos del presente. En ese sentido hay que señalar cuáles son los mandamientos para los intelectuales de hoy. Cómo contrarrestar los efectos negativos del mundo digital. Qué hacer para que la reacción antisistema del sentido común de las masas no se disuelva y sea reconducido hacia el cambio histórico. 

Para acabar con la xenofobia hay que revitalizar el humanismo, a través de la lucha anticapitalista y socialista. Sin atacar el origen del mal no hay superación a la eliminación de lo distinto.


martes, 7 de diciembre de 2021

¿RITUALISMO SIN CAPITALISMO?

¿RITUALISMO SIN CAPITALISMO?

Gustavo Flores Quelopana



B. C. Han en su libro "La desaparición de los rituales" sostiene que los rituales son acciones simbólicas que crean comunidad sin comunicación y permite que la colectividad reconozca su identidad. Pero en el capitalismo desaparecen los rituales y predomina la comunicación sin comunidad. El hombre luce fragmentado, y la sociedad tribalizada. Los ritos se perciben como obsolescencia y estorbo, para una vida acelerada y sin substancia. La desaparición de los símbolos rituales acarrea la marginación de lo lúdico, la eliminación del eros, el desmoronamiento de la reciprocidad, la sustitución del pensar por el cálculo, el triunfo de la pornografía, la desorientación del individuo, la inmadurez de los adultos, la supresión del reposo contemplativo, el yo se vacía de interioridad y es parte de la patología del presente. Hay que rescatar modos de vida con rituales para superar el narcisismo colectivo de la sociedad actual.

Han describe bien los efectos nefastos de la desaparición de los rituales sobre la conciencia humana. Aunque en sus agudos análisis se echa de menos la relación que guarda con la relación de producción capitalista y la falta de claridad para especificar los medios por los cuales se puede restituir un modo de vida vida ritualista en medio del capitalismo. Se deduce que el capitalismo tiene que ser abolido para ello, pero no lo afirma. Así, su gran limitación es no precisar si será en el enterramiento del capitalismo y su sustitución por el socialismo cuando sea posible la recuperación de los rituales. 

lunes, 6 de diciembre de 2021

TRANSPARENCIA TOTALITARIA

TRANSPARENCIA TOTALITARIA

Gustavo Flores Quelopana



Byung Chul Han en este libro (2013) enfatiza que el neoliberalismo creó la norma cultural de la transparencia. El cual desembocó en un sistema totalitario de la apertura. En la sociedad de la transparencia todo queda expuesto, se trata de hipervisibilidad obscena. Eros es desplazado por lo pornográfico, que carece de misterio y encanto. Lo bello y sublime es violentado por el exhibicionismo. Todo se somete a la exposición mercantil del capitalismo. También le corresponde la dispersión y la aceleración. Impera lo narcisista y teatral, la información y la revelación pueril. Se instaura un control digital donde cada uno entrega voluntariamente su vida al panóptico global.

Libro revelador que demuestra cómo la modernidad tardocapitalista termina negando la realidad y disolviendo la subjetividad.

¿HIPERCULTURALIDAD O TRANSCULTURALIDAD?

¿HIPERCULTURALIDAD O TRANSCULTURALIDAD?

Gustavo Flores Quelopana



Byung Chul Han sostiene en su obra "Hiperculturalidad" que el mundo descentrado, desespacializado, desfactifizado, desteologizado, desabsolutizado, postidentitario, inestable, sin interioridad, sin alma y abierto de hoy, es mejor entendido mediante el concepto de Hiperculturalidad, en vez de interculturalidad, multiculturalidad, transculturalidad y cultura irónica de Rorty. El hiperculturalismo refleja al globalización que suprime los espacios culturales esencialistas, desmaterializa, elimina el aura de las cosas, a favor de los espacios heterogéneos que se superponen y se liberan normativamente.

Lo cuestionable en la terminología de Chul Han es que hiperculturalidad es un término que fuerza el sentido de cultura en la globalización tardocapitalista. Pues en ella, la cultura es aniquilada y no reforzada. De manera que lo que se vive hoy culturalmente no es una hiperculturalidad que aumente el ser, sino una transculturalidad que lo debilita hasta límites de la nada. Chul Han quiere llamar hiperculturalidad al debilitamiento de las ideas, la desaparición de toda profundidad y a la aniquilación del espíritu.

Cuando la esencia de la cosa dejó de ser "reflejar el mundo" para convertirse en un "dejarse vivir por el mundo", ha comenzado la hora no de la hiperculturalidad sino de la muerte de la cultura, de lo transcultural.

LA INTELIGENCIA DEL ESTÚPIDO

 LA INTELIGENCIA DEL ESTÚPIDO

Gustavo Flores Quelopana



Generalmente se ha pensado que los estúpidos carecen de inteligencia, y éstos no se han preocupado por defenderse. Eso es estúpido, siguen ocupados en sus cosas.

Sin embargo, para el sociólogo francés Cl. Rosset (1939-2018) la estupidez no es opuesta a la inteligencia. Todas las personas tienen algo de idiotez. Pero la estupidez no es opuesta a la inteligencia. Al contrario, no hay nada más inteligente que la inteligencia de los estúpidos. La inteligencia del estúpido es flexible, receptiva y prudente. Es la inteligencia de las masas, que tienen un papel conservador en la historia.

El estúpido no es un insensible, durmiente y momificado. Al contrario, está abierto con entusiasmo a todo lo nuevo. Ante ello la inteligencia de los genios aparece como más estúpida que la de la gente sencilla. Si la inteligencia es la capacidad de adaptación, entonces los estúpidos resultan ser más inteligentes porque son más adaptables.

En cambio, los filósofos tendrían vocación de imbéciles y hacen sacerdocio de insensatos, serían unos idiotas de remate. Se dejan matar como Sócrates, creen que lo verdadero está fuera de este mundo como Platón, se hacen preguntas insólitas como Descartes y exaltan la muerte como Heidegger. No le falta razón al hombre común cuando se ríe de ellos. No hay duda que la inteligencia tiene sus gradaciones y jerarquías, y que el pandemonio concurre cuando se ignora todo esto.

PSICOPOLÍTICA Y TECNOPOLÍTICA

PSICOPOLÍTICA Y TECNOPOLÍTICA

Gustavo Flores Quelopana



B-Ch. Han sostiene que la psicopolítica es la técnica de poder del capitalismo neoliberal, donde en vez de emplear el poder opresor se utiliza el poder seductor, logrando que los hombres se sometan libremente al entramado de la dominación. El hombre de hoy se cree libre y no se da cuenta que su propia libertad está siendo explotada mediante el Big data y el Big brother digital. La hipercomunicación se convierte en sistema de vigilancia y crisis de la libertad.

Todo lo cual es cierto, salvo por un detalle nada insignificante y, por el contrario, muy significativo y central. B-Ch. Han confunde capitalismo digital y capitalismo neoliberal, no advierte la mutación de éste último en capitalismo de la vigilancia, y por eso no repara que la psicopolítica corresponde al capitalismo neoliberal mientras que la tecnopolítica al capitalismo digital.

A este respecto es necesario distinguir entre motivación y seducción para diferenciar entre psicopolítica y tecnopolítica. Lo primero se implemente mediante una técnica psicológica puesta al servicio del capital especulativo, lo segundo es una técnica informática en función del capital digital. La barrera diferenciadora es tan delgada que se vuelve invisible en el marketing. En la motivación hay mezcla de idea, sentimiento y emoción, en el la seducción todo el peso recae en los mecanismos pre-reflexivos, emocionales e inconscientes. Pero el resultado es el mismo, a saber, abolir la libertad y manipular la conciencia.

El capitalismo neoliberal está viviendo sus últimos estertores simplemente porque administrar la economía como una casino especulativo y global llegó a su límite y no da para más. A la crisis del 2008, como manifestación del embudo a que había llegado en la tasa de ganancia, vino una nueva mutación hiperimperialista: el capitalismo digital. Ambas son mutaciones hiperimperialistas porque son manifestación del megacorporativismo privado. La diferencia estriba en que en el caso del neoliberalismo estuvo comandado por la élite financiera especulativa, mientras que el capitalismo digital es dirigido por la élite tecnológica de la Big data.

Efectivamente, la última y reciente mutación del hiperimperialismo se llama capitalismo digital. Y en ésta no prima la psicopolítica sino la tecnopolítica.

INTERVENCIÓN EN TERCER ANIVERSARIO DE SOCIEDAD SANTEÑA DE FILOSOFÍA

sábado, 4 de diciembre de 2021

TARDOCAPITALISMO Y DESNACIONALIZACIÓN CULINARIA

 TARDOCAPITALISMO Y DESNACIONALIZACIÓN CULINARIA

Gustavo Flores Quelopana





La comida es uno de los ámbitos más conservadores que existen en la vida. Es el reducto del hogaño y familiar. En ella se reúne la identidad de un pueblo, de la tierra y de la historia. La comida es expresión de la cultura. Pero aún cuando las culturas no son entidades fijas e invariables, la comida tiende a petrificar lo propio por generaciones. En la comida lo local se impone a la hibridez cultural. Pero la comida no guarda una relación estática y fija con la tradición y lo histórico, sino dinámica. En ella también se expresan los cambios sociales y culturales.

Es decir, ninguna comida del mundo es pura y enteramente original, sino que es híbrida y resultado de una bastardía histórica. No obstante, la dialéctica entre la identidad y la diferencia en la comida conserva un peculiar ritmo de siglos y, cuando no, de milenios. En este sentido en la comida se impone la visión hegeliana por la identidad orgánica en la comida, obviamente resultado de la propia hibridez del ser histórico. En Bhabha (El lugar de la cultura) el concepto de hibridez cuestiona la pureza de la cultura. Lo cual es cierto pero sólo hasta cierto punto. 

En toda comida hay bricolaje y collage, pero de ello surge una identidad. Por eso en toda comida se construye un lugar, se espacializa y reúne una identidad.  La comida es puente donde yace el ser. En la comida el ser no está en fuga, ni vaga, está presente y corporeizado para su asimilación en el cosmos del organismo. Heidegger (Identidad y diferencia) utiliza la metáfora del puente como alusión a una tensión dialéctica. 

Y sin duda, en toda comida está plasmada dicha tensión agónica de una cultura. Quizá por ello no hay mayor ofensa que rechazar la comida de una cultura local. Salvo que aquí hay que hacer una atingencia contra Heidegger que si bien en la comida se percibe la raíz de lo propio y auténtico en ella no hay ausencia de lo ajeno. Y contra Bhabha hay que señalar que lo híbrido en la comida puede expresar la voz de los otros, pero ya asimilados en lo propio. Quijano como Bhabha se muestran atrapados en una dialéctica del amo y del esclavo entre el colonizador y el colonizado, lo que no permite ver el problema del poder en toda su dimensión, que no sólo es política sino también metafísica. 

El poder en sí mismo no es mefistofélico, lo diabólico es el abuso del mismo. En la comida subyace el poder de la cultura. Eso me recuerda lo que registra a Sara Beatriz Guardia (Una fiesta del sabor. El Perú y sus comidas) donde muestra que el menú en los tiempos del gran almirante Grau eran en francés, la gastronomía gala predominaba como moda cultural. La cultura no es un espacio libre del poder y menos la gastronomía.

Si la modernidad con el heliocentrismo copernicano le quitó al hombre su casa cósmica para dejarlo en medio del universo infinito, ahora las cadenas de comida rápida dejan al hombre sin su comida nacional para dejarlo con un alimento uniforme. ¿Cómo puede haber sucedido tremenda cosa? ¿Acaso no es la comida el reducto y la trinchera más afincada en el hogaño nacional? ¿Qué debe haber sucedido con la humanidad para que prospere la comida rápida? 

Ritzer subraya que en muchos ámbitos de la vida ya no gobierna la mentalidad burocrática sino la racionalidad Mcdonalizada regida por la eficiencia y la previsibilidad. Lo que el autor no advierte es que la comida instantánea y rápida, que elimina sabores y aromas típicos e impone el suyo uniforme en todo el mundo, es en el fondo la deshistorización y homogenización que impone la Globalización neoliberal.

O sea, el tardo capitalismo elimina la casa gastronómica local por otra universal. Para que esta opción culinaria prospere a nivel mundial tiene que haber surgido un nuevo tipo de hombre, deslocalizado como el turista, o haber introyectado el espíritu de turista en su propia casa. 

La nueva humanidad del tardo capitalismo tiene débiles lazos familiares y nacionales. Vive desconectado de su propia patria y anclado en la imperial publicidad cosmopolita. Esta anorexia del espíritu tenía que tener su efecto sobre el divino alimento. La globalización neoliberal inaugura tiempos postnacionales, descentrados y transculturales. Y la comida es un campo de batalla cultural, donde se superponen culturas heterogéneas, donde se liberan las limitaciones locales, pero donde también se reconfigura la identidad. 

Lo singular del caso es que la globalización neoliberal en vez de abrir las puertas a un multiculturalismo, interculturalismo, a una transculturalidad o a una hiperculturalidad -como sugiere Chul Han, Hiperculturalidad: cultura y globalización-, abrió las puertas a lo transcultural, porque al ser desinteriorizada y desenraizada se convierte en una mueca grotesca de lo cultural. No nos engañemos, la globalización neoliberal no nos viene a traer otra cultura sino el fin de la cultura misma. Y esto se refleja en la gastronomía de la comida rápida.

Lo transcultural de la globalización del tardo capitalismo es un ruptura profunda en el corazón del ser, porque anula la diferencia entre lo verdadero y lo falso e inaugura en su lugar una pseudo realidad. Y a esto no se le puede llamar hiperrealidad, como lo hace Chul Han, porque es la negación y disminución del ser en la nada. Umberto Eco (Viaje al reino de la hiperrealidad) llama hiperrealidad a la mezcla de estilos, pero esto puede ser válido en el plano estético más no ontológico. Y Walter Benjamín (La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica) aludía al "aura" de las cosas como el resplandor de la interioridad irrepetible del ser. Hiperrealidad sería patencia aumentada del ser, en cambio pseudo realidad equivaldría a la anulación del aura misma del ser.

En otras palabras, la gastronomía ubicua corresponde al debilitamiento espiritual del hombre bajo el tardo capitalismo. Ante esto cabe preguntarse ¿cómo, entonces, triunfa la comida asiática o latinoamericana en el mundo? ¿Será parte de la desnacionalización culinaria mundial? Pienso que sí. 

Bajo el tardo capitalismo la comida rápida es expresión de una humanidad sin eje nacional y en honda crisis familiar.

viernes, 3 de diciembre de 2021

CANSANCIO EN EL TARDOCAPITALISMO

CANSANCIO EN EL TARDOCAPITALISMO

Gustavo Flores Quelopana



En este libro del filósofo coreano Byung-Chul Han, se subraya que nuestro tiempo no se corresponde con la sociedad disciplinaria de Foucault, sino con la sociedad del cansancio. Esta es la sociedad tardomoderna del rendimiento, déficit de atención, hiperactividad, emprendorismo, depresión, y masificación de la positividad. El hombre al atomizarse se deprime. Se convierte en su propio explotador. Se trata del "último hombre" de Nietzsche. En su agitación se le esfuma el Ser, y vive en el puro devenir. En su agitación incesante todo se le aparece como un constructo social.

Chul acierta el sostener que el mundo actual es pobre en negatividad y excesivo en positividad -algo similar había sido destacado por Herbert Marcuse en su obra "El hombre unidimensional"-, pero su gran limitación es no revelar que es el despliegue mismo de la esencia de la lógica capitalista lo que provoca la sociedad tardomoderna del cansancio. Se limita a un diagnóstico sin pronóstico.

En otras palabras, el cansancio afecta al tardocapitalismo porque se encuentra centrado con más energía en el objetivo principal del sistema capitalista, a saber, la valorización del plusvalor. Como nunca antes en la historia el capitalismo en su fase finisecular se muestra más antihumano y despiadado empleando la desvigorización psicológica de la sociedad. Chul enfatiza los factores psicológicos en desmedro de la real base económico-social que le da origen.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

EL MARXISMO DE MARIÁTEGUI

EL MARXISMO DE MARIÁTEGUI

Gustavo Flores Quelopana



Sobrevilla (1938-2014/ 75 años) escribe el presente libro en el 2005 a los 67 años. En él arriba a la conclusión que el marxismo de Mariátegui es un mero instrumento metódico. Abrazó el Materialismo histórico pero no abrazó el materialismo dialéctico. Ello equivale a sostener que no consideró al marxismo como una teoría real.

Con esto el Amauta queda al filo del terreno revisionista y reformista pequeñoburgués, un intelectual voluntarista y romántico. Pero el propio Amauta se encargó de decir que era "marxista convicto y confeso".

Por tanto, ¿Quién se equivoca? A mi parecer es Sobrevilla el que yerra. El propio Mariátegui habría rechazado ser considerado solamente como un marxista metódico, porque consideraba al marxismo como una filosofía que había formulado una teoría real para la transformación del mundo. Sólo que trató de adaptarla a nuestra sociedad precapitalista.

Que apreciara a Sorel a Nietzsche a Freud, Croce y Gobetti, el mito y lo religioso, no lo convierte automáticamente en un marxista occidental -como cree Sobrevilla- y que mantuviera discrepancias con el leninismo tampoco lo aparta del marxismo ortodoxo. Que no asumiera el materialismo dialéctico no lo vuelve en un heterodoxo. Si no asunción del materialismo dialéctico no se relaciona con motivos doctrinarios, y, ello, a pesar de que considerara al hombre como un animal metafísico.

El marxismo creador de Mariátegui está más allá de ortodoxias y heterodoxias, porque fue el primero que pensó el marxismo para la realidad latinoamericana. Eso no lo vuelve ortodoxo ni heterodoxo, simplemente un marxista latinoamericano a lo Aricó, un marxista andino a lo Antonio Melis.

Por ello, Sobrevilla simplifica excesivamente el debate sobre el marxismo del Amauta ubicándolo en la disyuntiva "ortodoxia-heterodoxia". Mientras para el colombiano Francisco Posada JCM no es marxista porque excluyó el materialismo dialéctico, para Sobrevilla lo es en sentido heterodoxo a pesar de tal exclusión.

Mariátegui no es meramente un "marxista occidental" como sostiene Sobrevilla, es un marxista que piensa para una América Latina andina. Ahí reside su originalidad y creatividad. A pesar que Víctor Andrés Belaunde lo trató de pensador "anatópico", el Amauta no es tal cosa. Eso sería como llamar anatópico a Belaunde por ser cristiano. Lo cual es absurdo.

Por eso el debate sobre el marxismo del Amauta está más allá de la dicotomía "ortodoxia-heterodoxia", y sí está, más bien, más acá de un marxismo vernáculo y nativo. Esto es importante subrayarlo porque de eso depende que el marxismo salga de su infradesarrollo teórico en nuestros lares.