LA BARBARIE DE LA
CIVILIZACIÓN
Prólogo a
la obra póstuma de Sara Joffré
Gustavo Flores Quelopana
Sociedad Peruana de Filosofía
Cuando un pueblo mancilla el derecho de sus hermanos menores pierde el
derecho de llamarse civilizado para degradarse en bárbaro. Cuando un Gobierno
atropella los derechos de quienes está obligado a proteger y defender, entonces
deviene en prevaricador. Cuando un mandatario capitanea del despojo del recurso
natural de modestas comunidades amazónicas ya no estamos ante un representante
legítimo, sino ante la ferocidad execrable de un testaferro de las grandes
corporaciones transnacionales.
Esta fue exactamente la situación que configuró el conflicto y masacre de
Bagua en 2009, y tengo la firme sospecha que si no prosperó hacia un genocidio
fue porque gran parte de los aborígenes eran ex licenciados del ejército,
grandes conocedores del terreno selvático y porque las fuerzas armadas no
estuvieron dispuestas a manchar sus manos de sangre después de su ominosa
complicación en la guerra sucia de la lucha antisubversiva.
Este tema candente es abordado en la última obra que quedó inédita de
nuestra incomparable amiga, prolífica autora y conspicua dramaturga Sara Joffré
(1935-2014).
El principal mérito de esta pieza de teatro estriba en que no limita el
significado y sentido histórico del conflicto de Bagua en los masacrados, muertos
y desaparecidos, sino en que tras los cientos de protestantes de las etnias
Awajún, Wampis, Matsigüenga, Asháninka, Achuar y Bora, en que detrás de los
decretos del nuevo sistema forestal, impuestos sin consulta previa como
establece el Convenio 169 de la OIT, y declarados como inconstitucionales por
la Defensoría del Pueblo, está la triste y negra figura del político cipayo y
servil a los intereses voraces de las transnacionales mineras y petroleras.
Nuestra celebérrima Sara Joffré con esta pieza de teatro nos incita a
meditar sobre la necesidad de un proyecto nacional de desarrollo que responda a
las verdaderas necesidades nacionales. Y nos hace ver sin tapujos la triste
perspectiva de quienes prolongan la visión extractiva de país impuesta desde el
Virrey Toledo.
En esta obra estética e ideales están unidos, forma y fondo corren
parejos y ligadas a razones políticas e históricas. No es al arte puesto al
servicio vulgar de lo ideológico, es arte por el arte que de forma irremediable
expresa una necesidad imperiosa de la condición humana, a saber, la necesidad
de justicia.
Bien reza el evangelio: “Lo que hacéis a uno solo de mis pequeños, a mí
me lo hacéis”. Por eso aquí no se trata del espúrea y pervertido argumento de 28
millones de habitantes contra 250 mil nativos selváticos. De lo que se
trata es de algo inmarcesible y
profundo, diáfano y cristalino como el brillo de un impoluto mar. Aquí se trata
de la sed de justicia de los pueblos indígenas y de todos los pueblos del mundo.
La imposición de modelos de desarrollo desconectadas de la realidad
comunal solamente oculta nefastos intereses personales y corporativos que están
destruyendo el planeta y la moral pública.
Por todas estas razones saludemos la publicación de esta obra póstuma “Bagua”
de nuestra insigne dramaturga por mediación de su hija, porque expresa el
mensaje final de su prédica artística: cautelar la libertad humana dentro de un
espíritu de justicia.
Lima, Salamanca 30 de Noviembre del 2016