BALTODANO Y EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
Gustavo
Flores Quelopana
Ex-Presidente
de la Sociedad Peruana de Filosofia
P R Ó L O G O
Víctor Baltodano es el creador de la Filosofia
Conformacional, es Miembro Honorario de la Sociedad Peruana de Filosofía y fue
Director de la Filial La Libertad de la misma Sociedad en el 2019. Acaba de
publicar su libro Educación y desarrollo
humano (2020). Su obra principal es Filosofia
de las ciencias (2010), donde expone la teoria epistémica conformacional.
En el nuevo libro aplica su propia Filosofia Conformacional para pensar una
educación de desarrollo integral. Con espiritu docente tiene confianza en la
educación, es un optimista. Asi, preconiza el elevado ideal de superar la
presente y honda crisis del capitalismo global mediante una educación integral
del ser humano.
El desafío del contexto en que se escribe la
presente obra no podía ser menos alarmante, en las actuales circunstancias en
que el planeta afronta una extinción masiva de especies, un preocupante cambio
climático, crece la barbarie cultural, cunde la crisis de valores y donde se
acentúa la ley de la lucha interimperialista, poniendo a la humanidad al borde
del exterminio nuclear.
Varias son las convicciones básicas del
Programa que expone Baltodano en el presente ensayo. Entre ellas tenemos: (1)
la educacion es un factor de cambio social y personal, (2) mediante la
educación se puede impulsar la conformación de personas integrales, (3) la
educación manipulada por la plutocracia mundial y local solo forma seres humanos
tecnófilos y consumistas, (4) es necesario emprender una Reforma Educativa total,
que impulse el desarrollo tecnológico, cientifico y humanista, (5) el nuevo
proceso educativo debe acabar con la imitacion colonial de conceptos caducos,
que no se aplican a nuestra realidad, y emprender la creación de conceptos
propios, conectados con los procesos concretos de nuestra vida social.
La pregunta que surge de inmediato en nuestras
seseras es la siguiente: ¿Acaso los países desarrollados y con tecnologia propia
no son los principales causantes de la presente crisis planetaria y del peligro
de guerra termonuclear? China, el gigante asiático que asombra desde hace
décadas, es la principal fuente de contaminación del planeta. Corea del Norte
no cesa de blandear sus armas nucleares. Estados Unidos de Norteamérica, es la principal
potencia hegemónica -no dominante- más belicista y guerrerista del mundo.
Alemania y la burocracia de Bruselas, sin imaginación estrangulan las economías
de Europa con recorte del gasto fiscal. Los llamados países Tigres del Asia ostentan
la juventud con mayor índice de frustración en el mundo, porque sus vidas
personales son absorbidas al máximo por las grandes corporaciones nacionales. Las
megacorporaciones hiperimperialistas del orbe prosiguen con el destructivo
casino global y las industrias contaminantes –nuclear, química, minera, etc.-.
O sea, ¿acaso las principales naciones
desarrolladas, con sistemas conceptuales propios, no son los directos
responsables de haber ocasionado no solo una educación consumista, sino de
haber implementado un sistema de conocimientos para obtener principalmente
riqueza y poder?
Aun cuando dice que su filosofía
conformacional no es un humanismo (pág. 143), Baltodano no es un ingenuo y sabe
de la importancia que cobran en las actuales circunstancias las humanidades
sobre los conocimientos científico-tecnológicos, para poder reconducir a la
civilización y salvarla de su naufragio. No habla de decadencia de Occidente,
pero en varias partes señala que nos amenaza desde los grandes centros capitalistas
–libres o de Estado- el peligro de guerra nuclear.
Lo que vemos es que la cultura instrumental
del mercado al destruir las humanidades, aniquila la educación, la cultura y la
democracia. Se instaura una nueva barbarie de la máquina y de la Inteligencia
Artificial. Pero lo que no se advierte es que cuando una cultura entra en su
fase civilizatoria, se vuelve decadente y tiende a disolver lo humanistico. Lo
que tenemos ante nuestros ojos es una civilización global nihilista que
erradica a las humanidades de las universidades y al hundirse definitivamente
hunde a la filosofía y a las humanidades.
La civilización contemporánea se consagró
febrilmente a la investigación cientifica, el desarrollo tecnologico, el
desarrollo económico, a mejorar las estructuras sociales y el Estado. Pero
olvidó lo más importante: cómo transformar y revitalizar al ser humano. Por
ello, en vez de conseguir la paz y la felicidad sólo logró guerras infernales y
un aumento sin límite del sufrimiento humano. El hombre posmoderno es la
expresión del desencanto hacia el pensamiento cientifico-tecnológico. Es urgente
una revolucion humana, y Baltodano cree en la educación para ello. Pero muchas
veces la educación no es una transformación del interior del ser humano, ni
equivale a un nuevo humanismo. La educación moderna, por el contrario, ha
empobrecido la espiritualidad humana.
La civilización material es una amenaza y
aniquila los auténticos valores humanos. Se trata de un impetu demoniaco que
orilla a la humanidad en la demencia. Contra la concepción naturalista, materialista,
nominalista y mecanicista de la antropología filosófica del siglo XXI, hace falta
resaltar la autonomia de la libertad del espiritu, rescatar la personalidad,
pero reconociendo un orden objetivo de realidades y valores. La barbarie de hoy
sostiene que el fin del hombre no es pensar y conocer sino vivir y actuar.
Humanismo y moral están en crisis. La filosofia debe hacer ver que la vida no
vale la pena de ser vivida sin la dirección del espiritu.
Por su parte, Baltodano en su diagnosis de los
procesos operativos de la educación espontánea y oficial (Capítulo VI) confía
en la necesidad de superar la educación tradicional a favor del desarrollo
humano integral. Y el medio para ello es realizar las cuatro formas de conceptuar:
observacionales, realizativos, sistematizadores y creativos. Lo cual también
significa que la superación de la educación tradicional equivale a superar la
mentalidad religiosa. Dice: “Los sectores dominantes…desviaron en el enfoque
unidireccional de existencias en si mismas…”. Para luego añadir: “la producción
técnica y científica fue separada de los valores humanos” (pág. 148). Pero en
su filosofia conformacional los valores no se descubren, no son esencias, sino
que se crean por la voluntad humana.
Baltodano está más cerca del empirismo de Aristóteles que del idealismo objetivo de Platón. El peripatético negó rotundamene el ser autónomo de las ideas, tomó el eidos como la forma, pero no llega a separar el ser divino y el de los seres inmutables o espíritus puros. O sea, al final admite un ser sin cambio y sin tiempo. Obviamente que hay una gran diferencia entre el primer ser y el ser de las esencias, pero dejamos señalado que Aristoteles no niega la esencia inmutable del ser infinito y eterno. Pero en el peripatético la esencia es individual e inmenente. Baltodano coincide con aquellos que niegan el gran descubrimiento de Platón -no hay objeto sin esencia general y trascendente-. Y por ello está más cerca del empirismo de Hume y Locke, para quienes las esencias son conceptos creados por la mente humana. Pero con esto queda abolida la posibilidad del no-ser y anulado el constraste entre ser finito y el ser real, porque precisamente -como indica santo Tomas de Aquino- esencia es posibilidad y objeto es acto, existencia.
Este idealismo subjetivo caracteriza a la modernidad y a Baltodano. Como conceptualista, a pesar de reconocer una universalidad de conceptos, no ve en el concepto más que una estructura del espíritu al cual nada corresponde en la realidad. Sin embargo, en ello se olvida la diferencia crucial que existe enre el concepto y la esencia. Los conceptos los crea la mente humana, en cambio las esencias las descubrimos y no dependen de nuestra voluntad. Esto es, mientras que los nominalistas rompen la relación entre el ser real y el ser conocido, los realistas reconocen su vínculo y conexión. En efecto, lo que capta el espíritu es lo mismo que se encuentra en la esencia real como su quid. O sea, el pensamiento mira el objeto a través del concepto por el que trata de captar su quid.
Pero Baltodano coincide con Pfänder al pensar que el concepto no coincide con la cosa. Si esto fuese cierto el mundo conceptual de cada persona no coincidiria con el mundo real ni con los mundos conceptuales de otras personas. Pero como esto es falso, es posible afirmar que existe el significado de universalidad. Pero esto no supone el realismo extremo de Platón y sí, mas bien, el realismo moderado de Duns Scoto, porque el ser del quid esencial no es real -individuos o sustancias-, sino que en el concepto universal hay que distinguir entre la materia que se relaciona con la cosa de un ser en la cosa particular, y la forma que se relaciona con un ser en el espiritu. O sea no se pierde la distinción entre forma lógica y forma ontológica, como sucede en el idealismo subjetivo de la modernidad.
Baltodano está más cerca del empirismo de Aristóteles que del idealismo objetivo de Platón. El peripatético negó rotundamene el ser autónomo de las ideas, tomó el eidos como la forma, pero no llega a separar el ser divino y el de los seres inmutables o espíritus puros. O sea, al final admite un ser sin cambio y sin tiempo. Obviamente que hay una gran diferencia entre el primer ser y el ser de las esencias, pero dejamos señalado que Aristoteles no niega la esencia inmutable del ser infinito y eterno. Pero en el peripatético la esencia es individual e inmenente. Baltodano coincide con aquellos que niegan el gran descubrimiento de Platón -no hay objeto sin esencia general y trascendente-. Y por ello está más cerca del empirismo de Hume y Locke, para quienes las esencias son conceptos creados por la mente humana. Pero con esto queda abolida la posibilidad del no-ser y anulado el constraste entre ser finito y el ser real, porque precisamente -como indica santo Tomas de Aquino- esencia es posibilidad y objeto es acto, existencia.
Este idealismo subjetivo caracteriza a la modernidad y a Baltodano. Como conceptualista, a pesar de reconocer una universalidad de conceptos, no ve en el concepto más que una estructura del espíritu al cual nada corresponde en la realidad. Sin embargo, en ello se olvida la diferencia crucial que existe enre el concepto y la esencia. Los conceptos los crea la mente humana, en cambio las esencias las descubrimos y no dependen de nuestra voluntad. Esto es, mientras que los nominalistas rompen la relación entre el ser real y el ser conocido, los realistas reconocen su vínculo y conexión. En efecto, lo que capta el espíritu es lo mismo que se encuentra en la esencia real como su quid. O sea, el pensamiento mira el objeto a través del concepto por el que trata de captar su quid.
Pero Baltodano coincide con Pfänder al pensar que el concepto no coincide con la cosa. Si esto fuese cierto el mundo conceptual de cada persona no coincidiria con el mundo real ni con los mundos conceptuales de otras personas. Pero como esto es falso, es posible afirmar que existe el significado de universalidad. Pero esto no supone el realismo extremo de Platón y sí, mas bien, el realismo moderado de Duns Scoto, porque el ser del quid esencial no es real -individuos o sustancias-, sino que en el concepto universal hay que distinguir entre la materia que se relaciona con la cosa de un ser en la cosa particular, y la forma que se relaciona con un ser en el espiritu. O sea no se pierde la distinción entre forma lógica y forma ontológica, como sucede en el idealismo subjetivo de la modernidad.
El no cuestionamiento de la racionalidad
pragmático instrumental de la modernidad impide ver que la crisis humana y ético-moral
tiene su raíz en la voluntad de poder del hombre fáustico moderno. No olvidemos
que la tesis central de la filosofia conformacional es que “no hay hechos sin
conceptos”. Lo cual en su nominalismo epistémico equivale a decir que “no hay
realidad sino concepto de lo real”.
Es muy difícil no estar de acuerdo con Baltodano
en una educación integral del desarrollo humano. Es más, es una necesidad
coincidir con él. En lo que es embarazoso no discrepar es en lo que se entiende
por desarrollo integral. Los cuerpos conceptuales son importantes y decisivos
en cada civilización, pero mientras en el realismo de la antiguedad y medioevo tenian
relación con las cosas, en cambio el idealismo subjetivo de la modernidad
emprendió el giro copernicano a través del cual los cuerpos conceptuales son
independientes del mundo. Se impuso la arbitrariedad egolátrica de la subjetividad
humana.
Asi, para la modernidad el desarrollo integral
será equivalente a crear e inventar nuevas formas de vida, sin conexión con la
naturaleza. La ley natural se da por abolida. Incluso se desarrolla una aberrante
ideología de género, que afirma que no se nace con un sexo determinado sino que éste
es construido por la educación y la
sociedad. A todo ello a ayudado la secularización. La secularización es una
vida sin Dios, la anulación de la trascendencia, la resolución de la vida en la
pura inmanencia y el narcisismo egolátrico. La voluntad de poder se impone
sobre la voluntad de verdad.
Por eso, los cuerpos conceptuales sin raíz
metafísica están desembocando en la arbitrariedad más completa de la libertad
humana. Haber reemplazado la fe en Dios por la fe en la mentalidad cientifico-técnica
solo ha fortalecido la cultura de la increencia del hombre pragmático y nihilista.
De modo que abandonado a su pura inmanencia, sin el reconocimiento de la
necesidad de trascendencia, no hay posibilidad de desarrollo integral del ser
humano.
En otras palabras, el cuestionamiento de la
educación actual llega a sus últimas raíces cuando la filosofia conformacional
adopta una base metafisica realista y efectua una crítica a la voluntad de
poder de la racionalidad instrumental de la modernidad. Sin voluntad de verdad
no hay educación y por ello debe ser desbaratada primero la voluntad de poder con
una labor intelectual crítica, porque está en la base de la racionalidad instrumental
de la modernidad.
Finalmente, ¿hay tiempo para salvar de su
hundimiento a la presente civilización anética e hipertecnológica mediante una
reforma educativa? Una reforma educativa lleva su tiempo, por lo menos una generación,
o sea alrededor de veinte años. Sin embargo, los organismos mundiales alertan
sobre el poco tiempo que le queda a la presente humanidad para enmendar su
rumbo. Incluso el llamado Reloj del Apocalipsis nuclear acorta sus minutos. No
obstante, el espíritu pedagógico es optimista pero también es realista. Quizá
queda poco tiempo, pero la tarea vale la pena de ser emprendida.
Además, el esfuerzo de reforma servirá para la
nueva cultura que habrá de formarse después del hundimiento de la presente
civilización y el advenimiento de la inevitable barbarie. ¿Acaso no es más factible
pensar en una reforma educativa como tabla de salvación, mientras que otros piensan
que ésta se encuentra en la protesta de los jóvenes, mujeres y movimientos minoritarios?
Por los problemas y alternativas planteadas Educacion y desarrollo humano del
filósofo trujillano Victor Baltodano Azabache es un libro valioso en las actuales
circunstancias de desintegración de los procesos educativos en el mundo. Y
porque hace meditar sobre la raíz del problema educativo en el desastrado mundo
actual.
Lima, 07 de Febrero
del 2020