Estos volúmenes llevan la fecha de su edición castellana por Paidós en 1979. Comento el primer tomo escrito por Charles Tart, Claire Myers y Daniel Goleman.
La impresión general es que el texto nace del reconocimiento de que la civilización occidental se ha sumido en la neurosis y la psicosis por someter al ser humano a la angustia del materialismo y del sinsentido de la vida.
El primer volumen enfatiza el sesgo fisicalista de las psicologías occidentales, lo cual causó desasosiego entre la juventud de los 70, el interés por el yoga, el budismo y por Oriente, y que es necesario construir una psicología transpersonal que reconozca la legitimidad de los estados alterados de conciencia (EAC) o fenómenos paranormales (Tart).
Por su parte Claire Myers destaca que el budismo Zen es esfuerzo personal por la alcanzar la iluminación y descubrir lo esencial que hay en el hombre. Culmina la exposición el trabajo de Goleman que destaca que hay varios caminos meditativos, aunque la meditación budista culmina no en la superación de la impermanencia sino en su reconocimiento por los Brahmas radiantes.
Ahora bien, las reflexiones que incitan los ensayos comentados vamos a circunscribirlas solamente a tres aspectos centrales: el Iluminado, la meditación y lo Impermanente.
Sobre el Iluminado: ¿Al convertirse el meditativo en Iluminado y convertirse en Brahma radiante acaso no termina por endiosar al hombre? ¿Aunque no lo reconozca el propio iluminado no queda convertido en un semidios? ¿Y al quedar convertido en un semidios, entonces el budismo no está lejos de representar una real superación de la neurosis de una modernidad que también endiosa al hombre?
Sobre la Meditación: ¿Por qué detener la meditación en el octavo nivel del sin ser, ni no-ser? ¿Acaso más allá de lo no figurativo no está la esencia misma de Dios, como fuente de la figuración y de la no figuración? ¿Por qué Buda evita hallarse con la realidad divina, con Dios? ¿No es la misma meditación budista un descaminamiento de la realidad -al quedarse en lo impermanente- y una deliberada manipulación de la negación de la mente en el entronizamiento del Nirvana?
Sobre lo Impermanente: ¿No es la meditación budista una falsa liberación del sufrimiento y del dolor al limitarse al reconocimiento de lo impermanente del devenir en vez de superarlo? ¿No es el Nirvana un quedar atrapado en el nihilismo de la impermanencia, un eludir lo permanente, y contentarse con una falaz comprensión de la realidad? ¿Por qué privilegiar el momento del devenir y lo impermanente en la comprensión de la realidad mutilando la dimensión de la permanente e inmóvil?
Todo lleva a concluir un enfoque demasiado sesgado, carente de crítica filosófica, y estancado en el espiritualismo nihilista del budismo.