El alma del
hombre de la sociedad electronal se encuentra afectada por un profundo
desequilibrio, en donde el pensar operatorio tiene preeminencia sobre el pensar
analógico. Y este desvío de la energía psíquica es causa del aumento
generalizado de los trastornos de la personalidad, la ansiedad, la depresión y
el estrés. Estamos inmersos en una sociedad enajenada y desorientada que hay
que sanar. La psicosis paranoide como lamentable ejemplo de la ruptura del
sistema de asociación normal entre el significante y el significado para
constituir signos, ilustra con claridad a la sociedad que ha perdido el horizonte
y el rumbo como colectivo, y la confianza en el otro.
Danilo
Wetzell (1952) es un destacado psicoterapeuta psicoanalítico de origen chalaco,
que nos presenta un texto enjundioso, rico en perspectivas, polémico y de
actualidad en el debate de la civilización contemporánea.
Afirma que el
alma humana o psique es la mente, la cual, dentro de una concepción monista, no
se diferencia del cerebro. Es un punto de partida que rompe, por ejemplo, con
el dualismo interaccionista de Popper y Eccles (El Yo y su cerebro, 1977). En
el texto no se discute si la mente sobrevive al cuerpo; se afirma que la mente
es algorítmica en un primer nivel, coincidiendo con la tesis de R. Penrose (La
nueva mente del emperador, 1989).
Efectivamente,
Wetzell señala que la mente tiene dos niveles. En el primer nivel es
algorítmica, como los autómatas, y el segundo nivel es no-algorítmica. O sea,
la mente humana es al mismo tiempo digital y metafórica. Puede funcionar desde
el símbolo y la metáfora. Mientras que la abstracción mental es pensamiento
analógico no algorítmico, el pensamiento operatorio es algorítmico. El pensar
analógico no-algorítmico busca lo probable, la certidumbre, no la verdad. En
cambio, el pensar operatorio busca la verdad.
Lo cual es
una importante observación, aunque no exenta de problemas. Por ejemplo, qué
tipo de pensar sería el que busca las verdades necesarias y universales. Según
lo expuesto por Wetzell sería el pensar operatorio algorítmico. Sin embargo, no
vemos que solamente los autómatas, ni sólo las ciencias duras busquen la
verdad, también lo hace la religión, la teología y la metafísica.
Por tanto, la
búsqueda de la verdad, y no sólo de la certidumbre, sería también atribuible al
pensar analógico no-algorítmico. Si no es así, entonces derivamos hacia el
relativismo neonietzscheano de la cultura posmoderna donde "no hay hechos
sino interpretaciones" y hacia el disolvente "todo vale".
Un segundo
importante aspecto de su libro es que sostiene que en el siglo XXI es
preeminente la oralidad-electronal sin narrativa. Lo cual desvía la energía
psíquica, incrementando la soledad y la enfermedad mental, la insignificancia y
el narcisismo maligno. Esta observación acertada enriquece desde el
psicoanálisis lo que desde otras perspectivas señalaron recientemente James
Bridle (La nueva edad oscura, 2020) y Nicholas Carr (Superficiales, ¿qué está
haciendo internet con nuestras mentes?2010).
Para Wetzell,
en la era de la electronalidad, estudiada por J. Zapata y E. Biondi, semiólogos
de la Universidad de Lima, Homo Sapiens Sapiens, el hombre sabio ancestral que
descubrió la noción de su identidad en el encuentro dialogante con el otro, se
hace vulnerable y solitario, dándose lugar al incremento de las patologías
mentales y a la pérdida del juicio de realidad. El Yo queda subsumido por el
narcisismo maligno y sin defensa ante el sadismo punitivo del SuperYo.
En suma, la
sociedad deshumanizante hedonista y consumista dispara a ritmo peligroso el
sufrimiento emocional, las neurosis y el estrés en el hombre contemporáneo. A
la loca sociedad industrial le ha venido a suceder la psicótica sociedad
electronal. Se trata, para Wetzell, de un desequilibrio profundo entre el
pensar operatorio y el pensar metafórico del alma humana. Hay que recuperar su
equilibrio.
Sin duda,
estas últimas afirmaciones son muy importantes y valiosas. Sin embargo, adolece
de un enfoque extrasocial. Por ejemplo, nos preguntamos si tal negación de la
realidad nos es acaso una característica permanente y recurrente del inmanentismo
del pensamiento de la modernidad -que excluyó paulatinamente la realidad de lo
espiritual y trascendente-, y más precisamente, de la modernidad capitalista
-cuyo máximo valor es lo cuantitativo sobre lo cualitativo-, la cual con su
acendrado subjetivismo derivó hacia la negación de la esencia humana, ya
destacado con energía por Marx.
En otras palabras, nos da la impresión de que su enfoque exige mayores precisiones y desarrollo, que vinculen la deshumanizada sociedad electronal hedonista y consumista dentro de la tendencia nihilista, escéptica, inmoral y atea que predomina en le declinación del moderno occidente liberal. De cualquier forma, estamos ante una obra reveladora que nos invita a reflexionar sobre cómo salvar el humanismo ante las amenazadoras tendencias disolventes de nuestro tiempo.
Referencias
Bridle, James. La nueva edad oscura, Debate,
2020.
Carr, Nicholas. Superficiales. ¿qué está haciendo internet con nuestras
mentes? Taurus, 2010.
Freud, Sigmund. El malestar en la cultura. Alianza editorial, 1970.
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. FCE, 1955.
Horney, Karen. La personalidad neurótica de nuestro tiempo, 1937.
Jung, Carl. Escritos sobre espiritualidad y
trascendencia. Trotta, 2018.
Marx, Karl. Manuscritos económico-filosóficos
de 1944. Colección 70, 1968.
Penrose, Roger. La nueva mente del emperador.
FCE, 1989.
Popper, K.-Eccles, J. El Yo y su cerebro. Labor
Universitaria, 1977.
Referencias
Freud, Sigmund. El malestar en la cultura. Alianza editorial, 1970.
Fromm, Erich. Psicoanálisis de la sociedad contemporánea. FCE, 1955.
Horney, Karen. La personalidad neurótica de nuestro tiempo, 1937.