El país de las mil caras (2024) compendia su obra periodística que revela su evolución política y su obra novelística. Para decirlo con concisión MVLL es un gran novelista, pero un pésimo pensador político.
Vayamos a lo primero, como novelista. Como él mismo lo declara en su artículo "Un alto en el camino" su éxito y su fama como novelista no se lo debe a un genio novelístico del que carece, sino a su talento disciplinado, perseverante y esforzado.
Como pensador político
admite no sólo su evolución desde la izquierda revolucionaria hasta la derecha neoliberal -con defensa incluida del matrimonio gay-, sino también la recomendación de votar por Keiko contra Castillo, a pesar de su enemiga jurada al fujimorismo.
Una constante de su pensamiento neoliberal es la ausencia de crítica al imperialismo yanqui, su acérrimo anticomunismo, a pesar de que deja escapar su simpatía por la izquierda democrática, nada menciona sobre las sanciones ilegales contra Cuba, ni contra los defectos de la sociedad de mercado.
En nada disminuye el reconocimiento de su virtuosismo novelístico el reconocer que su postura política es profundamente reaccionaria, con el fanatismo mercadólatra propio que caracteriza el pensamiento neoliberal.