martes, 17 de diciembre de 2024

ARGUEDAS Y LO INDECIBLE

 


ARGUEDAS Y LO INDECIBLE

Gustavo Flores Quelopana

 

Haremos bien en reparar que la frase de Arguedas combina dos elementos contrapuestos: el fracaso de “quitarle el rostro a Dios” más, “Y eso, que no creo en Dios”. ¿Es esto, acaso, un testimonio de una postura escurridiza en lo que concierne a su pensamiento religioso? En esta antinomia se formula algo en palabras, pero sin petrificar ese algo. Son dos formulaciones que se suprimen a sí mismas y auspician su desaparición.

 

Da la casualidad que Bataille justamente habló del discurso que se suprime a sí mismo en el contexto de la exploración de lo sagrado y la experiencia interior. Este acto de comunicación autoaniquilante permite a Bataille la conexión más profunda u auténtica con lo sagrado. Y justamente en la expresión antinómica de Arguedas percibimos que en la experiencia espiritual se pasa los límites del discurso racional y lógico.

 

En la estructura del razonamiento arguediano y en el discurso autoaniquilante de Bataille se presenta la nota común de una ruptura con el pensamiento lógico común proposicional de Aristóteles. Lo singular del caso es que ambos autores no pertenecen al ámbito cultural de las civilizaciones orientales chino o indio que difieren sustancialmente del pensamiento occidental, sino que forman parte de la eclosión de la lógica en el propio seno de la cultura occidental.

 

Esto ha dado lugar a una gran pregunta, a saber, si la lógica clásica es la verdadera lógica de la deducción y si existe una lógica privilegiada. La respuesta ha sido que no existe lógica privilegiada, sino que la razón en diferentes situaciones emplea diferentes lógicas. En la misma línea el maestro sanmarquino de lógica Luis Piscoya Hermoza afirma: “No existe dificultad de que alguien hable de otras lógicas siempre y cuando no pierda de vista la diametral diferencia que existe entre ellas y la lógica matemática (Lógica general, 2007, pág.314.). Lo cual es más fácil decirlo que comprenderlo, y ahí tenemos a la teoría lógica de los modelos, según la cual la lógica no está divorciada de las ciencias empíricas, incluso la física cuántica no exige una lógica cuántica divorciada de la lógica clásica.

 

¿Arguedas está hablando en otro tipo de lógica? Explícitamente no, pero implícitamente sí. Lo cual nos recuerda lo escrito por J. M. Bochenski (La lógica de la religión, 1967) cuando sostiene que es muy probable que el discurso religioso requiera de otro tipo de lógica no bivalente, como la modal o la multivalente. Pero su verificación siempre será sobrenatural y basado en la fe.

 

Lo cual aclara por qué Arguedas es aparentemente contradictorio, pero en realidad no lo es, porque en el discurso religioso se traspasa la lógica bivalente tradicional. Naturalmente, la lógica no está separada de la realidad, lo formal es sólo una provincia de lo real. En realidad, la lógica no enseña a ser humildes, a comprender que el fenómeno es más amplio que el conocimiento y que, por ello, la metafísica y la ética se justifican. Lo cual desmiente el dogma verificacionista del reduccionismo lógico operado por el empirismo lógico del Círculo de Viena. Lo que vino después es conocido y su repercusión fue epistemológica, se abandonó el análisis lógico de las proposiciones científicas por la estructura histórica del descubrimiento científico. Pero la cosa ni siquiera quedó allí, porque Lakatos abandonó las reconstrucciones históricas de Kuhn para atender a la historia interna de la ciencia.

 

Con todos estos desarrollos el propio Arguedas con su ateísmo no tendría problemas en admitir reflexiones metafísicas y religiosas. No estamos diciendo que estaba al día en los debates lógicos ni epistemológicos, pero en sus posturas comparte esta crisis de época del reduccionismo verificacionista. El mundo cultural se volvió más consciente de las limitaciones de la ciencia y la razón experimental. Lo cual permite entender mejor su expresión “no han podido borrar el rostro de Dios”. Esta alusión al fracaso de la razón instrumental del hombre moderno transformador del mundo. Lo cual nos retrotrae a Francisco Miró Quesada Cantuarias (Sentido del movimiento fenomenológico, 1941) cuando pensaba que la lógica paraconsistente permite ciertas contradicciones parciales sin que el sistema colapse en trivialidad.

 

De manera que tenemos un Arguedas que se expresa en cuestiones religiosas utilizando un razonamiento lógico no ortodoxo donde está presente la contradicción. No olvidemos que desde Frege la teoría de la deducción tiene un doble abordamiento, a saber, sintáctico y semántico. Ahora bien, para la lógica intuicionista la contradicción es fatal, pero para la minimalista se admiten las contradicciones locales. Los sistemas formales tienen propiedades y teoremas limitativos. Hay consistencia sin coherencia (minimalismo), y también hay la indecibilidad (Gödel). Incluso hay formas de circularidad que resultan ineliminables y su razón es obscura.

 

Ahora bien, ¿en esta expresión contradictoria de Arguedas está presente el mito andino? ¿No es acaso el mito una forma discursiva que responde a otra lógica no bivalente? La verdad es que cada forma de pensar en las culturas tiene su propia estructura interna donde existen leyes y reglas que la gobiernan, las cuales constituyen su lógica interna. Y esto es válido, aunque en un sentido muy lejano al de la lógica matemática. Cuando indagué el filosofar mitocrático precolombino le atribuí una forma lógica no bivalente y basada en la armonía de los contrarios (Filosofía mitocrática y mitocratología, 2010). Realmente siempre guardé la convicción de que lo indecible está más cerca del discurso no racional del principio de identidad y no contradicción parmenídeo-aristotélico. Pero el discurso mítico que entró en decadencia y desprestigio en Grecia con Jenófanes: “Si los animales pudieran dibujar, ellos imaginarían a sus dioses con formas animales”. Esta asintonía lógica entre las culturas también se deja advertir cuando Atahualpa arroja al suelo la Biblia tras llevársela al oído.

 

Esto no quiere decir que la lógica del mito haya muerto, sino que la propia razón humana maneja distintos tipos de lógicas para distintas situaciones y disciplinas. Pero lo que deja ver en la expresión de Arguedas es que lo indecible es extremadamente ambiguo, se resiste a caer bajo los juegos del lenguaje, aunque se da lo indecible perceptible. Por ejemplo, en el conocido éxtasis de Santo Tomás de Aquino en 1273 se le reveló tras una visión de la Trinidad que todo lo que había escrito era “barro comparado con lo que había visto”. Lo indecible de la mística entra aquí en el terreno de lo inexpresable, irrepresentable e incomunicable.

 

De manera que en su mentada expresión no le atribuyo a Arguedas una conexión directa con la lógica del mito precolombino, sino con la propia estructura multívoca de la razón humana. Arguedas no era un precolombino camuflado, pero supo con la sinceridad que le caracterizaba poner su pensamiento unívoco en suspenso ante su experiencia religiosa. Con esto tampoco estamos relacionando a Arguedas con los métodos masoquistas para crearse un cuerpo sin órganos según lo descrito por Deleuze y Guattari. Lo comparable con lo indecible suyo quizá sea El castillo de Kafka, donde lo enigmático y complejo se combina con la ambigüedad y el aislamiento existencial.

 

Ciertamente hay cosas y experiencias que se resisten a las posibilidades y límites de la expresión discursiva. Nietzsche y Cioran son ejemplos incluso en el terreno de la filosofía. No todo puede ser explicado ni expresado, sino apenas rasgado en términos contradictorios. Y este es el caso arguediano. Su ambivalencia expresiva es equivalente a la de la condición existencial humana. Aunque resulta chocante es algo más propio de poetas que de pensadores y novelistas.

 

Y el reto de hacerlo es doble en un mundo moderno desencantado, funcional y pragmático. Vivimos una actualidad de las redes sociales y el internet el empobrecimiento lingüístico es la regla expresada en emoticones, y que se corresponde con la anemia del pensar. Todo se volvió apariencia y retórica. El chat GTP 4 como modelo de procesamiento avanzado de lenguaje natural reduce la capacidad pensamiento crítico de modo acelerado y profundo. La prosa de la verdad ha sido sustituida por los fake news y la posverdad. Y al final el hombre queda aislado en un indecible marginal, esto es, lo indecible de la ignorancia.

 

Valga la meditación sobre lo indecible en Arguedas para no perder la esperanza en el regreso del lenguaje y el pensamiento crítico no sólo a la filosofía sino en la vida social misma. De todas formas, queda demostrado que Arguedas en su ateísmo se distancia de la gélida intemperie metafísica del hombre moderno y posmoderno.