sábado, 26 de octubre de 2024

LA LUCHA CONTRA EL DEMONIO

 

El prolífico escritor austríaco Stefen Zweig (1881-1942/60 años) con una prosa brillante, su característico estilo fulgurante y penetrantes apreciaciones psicológicas examina a tres autores trágicos que lejos de ser amos de su demonio interior tendieron al caos por convertirse en sus siervos. Hölderlin y Nietzche sucumben en la locura tras perseguir algo más allá de lo humano, y Kleist se suicida en un arrebato apasionado por alcanzar el Infinito. Tres figuras ignoradas en su tiempo y reconocidas al principio del siglo XX portan el sino de aquellos a quien el demonio ha mirado tan profundamente que los deja ciegos para siempre.

Sweig se suicidó con su esposa ingiriendo barbitúricos en la convicción de que el nazismo se extendería por todo el planeta. No he podido hallar la fecha de la obra reseñada, pero en cualquier caso permite su título contraponerla al libro "Mi Lucha", de otro poseído, como fue Adolf Hitler, a quien Zweig detestó profundamente. Además, la obra cobra actualidad ante el torbellino geopolítico que vivimos en medio de la resistencia luciferina del mundo unipolar para dejar pacíficamente la gobernanza global.

Epílogo al libro EL IMPULSO FILOSOFANTE de Alvizuri

 

Epílogo

por

Gustavo Flores Quelopana

 




Lo que el elocuente, punzante y polémico periodista Federico More dijo una vez de Manuel González Prada, “un griego extraviado entre zambos”, puede decirse parafraseando de Luis Enrique Alvizuri, “un artista extraviado entre filósofos”. Lo cual no es de ninguna forma un demérito, ni una observación peyorativa, al contrario, es un verdadero mérito en medio de la ola de erudición, gélida conceptuación y pesada sistematicidad en que ha sido aprisionada la filosofía racionalista hasta convertirla en un páramo yerto y momificado.

Con Alvizuri se vuelve a sentir correr por nuestros rostros ese antiguo y tibio viento de la filosofía de los tiempos del mito, la protohistoria, y el comienzo del pensar humano. En sus líneas se yergue nuevamente la alborada de aquellos tiempos en que la filosofía era poetizar y poetizar era pensar filosóficamente. No es casual que Alvizuri sea cantautor y poeta al mismo tiempo que filósofo. Pero todo ello en armonía con su estro artístico, porque el hombre fue en sus orígenes un artista para lograr sobrevivir en medio de la hostilidad existencial. Alvizuri es un alma artística, impelida por el impulso creador, la inusitada espontaneidad y el espíritu intuitivo.

Y aquí sale a nuestro encuentro Heidegger cuando dice que el origen del arte es la poesía, porque la belleza es una forma de manifestación del ser. Lo que no dijo es que tal manifestación es una manera primigenia de filosofar, porque el filósofo primitivo o el filósofo artístico no se queda inmóvil en la contemplación, sino que avanza hacia la intuición reflexiva. Y esto es lo que hallamos en la base del planteamiento de Alvizuri. No es casual que Alvizuri rechace toda filosofía sistemática, y sus pensamientos caigan como aerolitos en la cantera terrestre.

Indudablemente que Alvizuri termina elaborando una teoría, pero ello no significa que abandone la filosofía artística e intuitiva. ¿Cómo podría hacerlo cuando cimienta el pensar filosófico en un impulso filosofante que nace de la condición existencial del hombre? El impulso es pasión que, en vez de esterilizar la espontaneidad, la fortalece. Lo peculiar de su filosofía unido al arte, a lo espontáneo y al impulso existencial es que tiene el suficiente vigor para no refugiarse en la ciencia, ni en espumosos silogismos, ni encadenarse a la rigidez del pensar lógico, ni forzar su naturaleza bajo el muro de los conceptos racionalistas.

Pero su alma artística no lo lleva a rechazar el mundo sensible, no es un filósofo artístico maldito reñido con el mundo, su alma es más compatible con un Dante, un Petrarca o un Boccaccio, o con un Zaratustra, un Plotino, o un Bergson, que, con el atormentado Miguel Ángel, y los suicidas Cesare Pavese o Paul Celan. Su enfoque es metafísico, no cabe duda, pero de una metafísica que no se divorcia del mundo para extraviarse en añoranzas infinitas ni patrias invisibles.

Al respecto, se puede decir que todo creador tiene su demonio, pero mientras en unos el demonio los domina separándolos del mundo, llevándolos hacia la locura o el suicidio -como Hölderlin, Kleist o Nietzsche-, en otros -como Leonardo, Goethe, Schiller y Shelley-, son amos de su demonio interior, no pierden la mesura, y evitan caer en el caos y el desorden. Es decir, en Alvizuri el arrebato de su alma artística no es contenida en la moderación por su amor a la filosofía, sino que su propio estro poético-filosófico no es esclava de exigencias trascendentales que lo arrebatan todo.

Para Alvizuri se filosofa por impulso, como erupción volcánica de alucinado el hombre se ve impelido a filosofar. Esta ontologización de la filosofía sólo se la puede comprender cabalmente desde el frescor iridiscente de la torre del poseso. No es que el hombre se eleve para filosofar, sino que ya está elevado para hacerlo. Sólo debe cumplir su destino. Pero qué sucede cuando se rompe el resorte del impulso filosófico. Interrogante que no se plantea Alvizuri, y que da la impresión que tal cosa no se puede dar, más sí ocultar. En mi ensayo Filosofía como onto-ética (2021) abordo el tema desde la consideración de que lo ontológico no es una fatalidad y está en interacción con lo histórico. De lo contrario se caería en una especie de fatalidad ontológica del impulso filosófico como ley cósmica que instaurara un nuevo necesitarismo.

Es por ello, que celebro la publicación de su obra, encerrada por varios años en la incuria de lo inédito y al que ha ido puliendo con cincel de escultor a lo largo del tiempo, porque nos trae una potente bocanada de aire fresco en medio de la floresta envenenada de la filosofía occidental, extraviada en el escepticismo, el posmodernismo y el nihilismo y que todavía se cultiva en nuestros medios académicos enfermos de medianía, opacidad y mimetismo. La tragedia de Alvizuri era hasta poco que nadie hablaba de él, salvo el reducido grupo de filósofos de lo andino, pero tal hechizo se ha roto cuando el antropólogo Rodolfo Sánchez Garrafa le dedica una sección especial al análisis de su pensamiento andino en su libro Qankunapas Noqaykupas/Ustedes y Nosotros (2024). Ahora ya hay alguien que lo ha escuchado.

Pero todavía su público es escaso a pesar de las cabriolas de sus frases y estridentes arlequinadas de sus pensamientos. Este solitario actor del pensamiento filosófico mantiene a su pesar un aislamiento profundo, que se rompe de tiempo en tiempo con un baño de público con su actividad de cantautor. Pero en el orden del pensamiento ni siquiera adversarios reconocidos, salvo los ocasionales impugnadores que se le presentan en las redes sociales. Sin público, sin mayor eco en lo intelectual, nadie se molesta en dirigirle una mirada, casi nadie reconoce lo extraordinario de su espíritu, salvo unos cuantos amigos. Es por eso que este espíritu, furioso por su destino, despotrica cuanto puede, muchas veces con acierto y justicia, contra la miopía y estrechez de la filosofía de la academia, el alambicado pensamiento de salón de las aulas universitarias que lo ignoran y no se compadecen de su originalidad. Pero ese ardor que lo devora no capitula, arranca su túnica de Neso en jirones sangrientos para aparecer desnudo ante la verdad, su verdad. Más, ¡qué silencio alrededor de ese grito del espíritu!, ¡qué frío glacial alrededor de esa desnudez!, ¡qué cielo siniestro se cierne sobre ese asesino de la miopía académica!, que, a falta de enemigo con quien combatir, se precipita sobre sí mismo, sin piedad, como quien se conoce a sí mismo y es su propio verdugo. Arrebatado por su demonio que pugna controlar, se dibuja el perfil de un pensador trágico, sombrío y terrible, sacudido por fiebres extrañas e impelido por un impulso tan grande que lo sumerge en el extremo éxtasis de la embriaguez de sí mismo y así cumple su destino.

Un épico panorama sin cielo, un admirable espectáculo casi sin espectadores, un extenso silencio que rodea al solitario pensador: tal es la cumbre, mérito y tragedia de Alvizuri. Se debería abominar la estupidez del destino, ante la cual Alvizuri de cuando en cuando se subleva. Pero con olfato trágico supo edificar voluntariamente esa “vida particular” en su segura existencia. Con gran fortaleza de ánimo supo desafiar a los dioses para experimentar el mayor grado de riesgo y a la hora de sus demonios supo arrojar por la ventana sus vasos llenos de vino a una de las calles tranquilas de San Borja. Pero las potencias de la noche han escuchado su invocación y van en busca de quien las reta y logran que Alvizuri no logre escabullirse de los terribles hierros que rebotan en la masa de su voluntad predestinada. Desde los arcanos ignotos de la historia parecen oírse las palabras nietzscheanas sobre “Soportad lo fatal”. Es un canto ferviente arrojado sobre el que se devora a sí mismo sin disimulo y sin amargura. Al contrario, siempre reclama lo máximo que puede resistir. Resulta siendo inocultable la soledad profunda de un espíritu que siente el llamado de su destino a destiempo. Siendo el único actor de su tragedia resulta que toda acción procede irremediablemente de él.

Trazar un retrato de Alvizuri no es cosa trivial. Resulta siendo asunto de la mayor importancia como en todo pensador. Una cabeza fuerte, de héroe, levantada con orgullo; de cabellera leonina; frente elevada, surcada por peligrosos pensamientos; bajo sus delgadas cejas, una mirada de cernícalo; los músculos de su rostro no ocultan su tensión interior; con un mentón prominente y robusto que recuerda al de un guerrero inca. Bajo esa forma de superhombre antiguo se envuelve un espíritu de fama indiscutible en el arte del canto, pero de dudosa reputación en el orden del pensamiento. No siendo mezquina su producción bibliográfica, sin embargo, la fama le ha sido esquiva en lo intelectual. No en vano se ha incidido en que la humanidad no está muy llena de fe en el reconocimiento de los grandes espíritus solitarios. Su soledad hay que entenderla bien. No es la soledad del egoísta e individualista, ni del misántropo. Es un hombre con mujer, tuvo un hijo con otra pareja y como artista goza del aplauso del público. Es la soledad del creador de ideas, un habitante solitario en su cumbre. Pero hay algo más significativo en su retrato espiritual. Y es que aún cuando su exterior nos aturda pareciendo un antiburgués, sibarita y dionisíaco, al contrario, como apuntaría Werner Sombart, la disposición apolínea de su espíritu burgués no se lee en su rumbo económico antiliberal y el sesgo político crítico de la democracia, sino en compartir el cambio moderno de lo celeste a lo terrestre.

Efectivamente, el impulso filosofante, aunque pueda parecerlo, no es una ruptura con el espíritu burgués de la modernidad, y no lo es porque está firmemente establecida sobre una ontología inmanente de lo empírico, justamente la misma ontología que engendró al capitalismo y a la ciencia moderna. En otras palabras, el resorte del impulso filosofante alvizuriano es del mismo cariz del que está hecho la modernidad. No por presentar el impulso filosofante como una tendencia innata deja de ser moderno. Las ideas innatas no sólo son de Platón y el empirismo de Aristóteles, también hay ideas innatas en Descartes, Locke y Leibniz. Pero lo que lo emparente con la gnoseología y metafísica de la modernidad a Alvizuri es su inmanentismo y empirismo. Si esto es así, entonces su ruptura con la modernidad no es tan radical como pudiera parecer con su giro ontologista, y no lo es porque mantiene intacto el cordón umbilical inmanente de la metafísica moderna. Dicho paradero no es desconocido en la filosofía occidental y una de sus más elaboradas expresiones la presenta la ontología inmanentista de Nicolai Hartmann. Otra cosa sería estudiar cómo en Alvizuri se concilia este ontologista inmanente con su comprensión de lo andino, asunto que excede estas páginas y serán motivo de reflexión en otro momento.

miércoles, 23 de octubre de 2024

EL CRUZADO POR LA JUSTICIA SOCIAL

 

EL CRUZADO POR LA JUSTICIA SOCIAL
El último gran cruzado por la justicia social en la Iglesia Católica el Padre Gustavo Gutiérrez O. P. ha muerto (1928-2024).

Su genio radicó en que lejos de marxistizar el cristianismo, lo que hizo fue cristianizar el marxismo. Por eso a Gustavo Gutiérrez, el creador de la Teología de la Liberación, hay que leerlo en clave Patrística más que en clave marxista.

Es cierto que la teología de la liberación tiene un antecedente crucial en el pastor protestante suizo Karl Barth con su Iglesia Confesante y opuesta al régimen nazi, según el cual "Dios está contra los encumbrados, y a favor de los humillados".

Pero no es menos cierto que la teología de la liberación hunde sus raíces en la Encíclica Rerum Novarum de León XIII publicada en 1891, en el Concilio Vaticano II de 1962-1965, y la Conferencia Episcopal de Medellín de 1968.

Especialmente a estos dos últimos acontecimientos el ala reaccionaria, fascista y derechista de la Iglesia, que siempre estuvo al lado de los ricos, de la oligarquía, el fascismo, el latifundio, el gamonalismo y que careció de sentido de justicia social, le dedicó toda su fobia y repelencia ideológica junto a la satanización de la teología de la liberación. Pero con esta obtusa postura ultramontana rechazaban ocho siglos de pensamiento cristiano decisivo.

Efectivamente, hace poco el Padre y teólogo Johan Leuridan Huys me obsequió una obra suya intitulada "Justicia y explotación" (CEP, 1973), en la que basado en la Patrología del famoso Jacques Paul Migne demuestra que la Patrística batalló de manera incansable por 800 años contra la injustica social, la avaricia y la riqueza sin caridad.

La Patrística es heredera directa del pensamiento de Jesucristo cuando afirma que "más fácil es que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre al Reino de los Cielos" (Mateo 19: 24).

Esto a mí me emociona y me hace hervir la sangre de indignación santa, porque demuestra que el mensaje de que la Iglesia está con los pobres y desvalidos viene del propio Jesucristo, su gran valedor. Y no como dicen los decimonónicos y ajados católicos que eso viene del marxismo. Ya sabemos que ese el pensar del fariseísmo o de los sepulcros blanqueados infiltrados en la iglesia.

Bueno mejor controlo mi santa ira y sigo con lo de la Patrística, porque consideró como superior el bien común sobre el bien individual y pugnó por cambiar las injustas estructuras socioeconómicas imperantes. Y esto no es utopía arcaica, el decir del nobel Mario Vargas Llosa, porque no hay nada más arcaico, inhumano y retrógrado que defender la injusticia y no comprender la sed de justicia social.

Como vemos la teología de la liberación es heredera directa no del marxismo, cuyo lenguaje recoge, sino de la patrística con su mensaje totalmente válido para la actualidad. No es casual que Gustavo Gutiérrez muera en medio del tránsito histórico desde el imperialista e injusto mundo unipolar, hegemonizado por el satánico imperialismo norteamericano, hacia el mundo multipolar de los BRICS.

Sin duda, en el seno de la patrística no todos pensaron igual y hubo diferencia de opinión especialmente sobre la propiedad privada. Unos la atacan (San Juan Crisóstomo, Orígenes, Tertuliano, Basilio, Ambrosio, Cirilo, Teodoreto) y otros la defienden (Agustín, Lactancio, Hilario, Jerónimo, Isidoro). Pero en su obra final -La ciudad de Dios- Agustín ataca la propiedad privada.

Por otro lado, lo más conspicuo y acabado de la escolástica, me refiero a Santo Tomás de Aquino, no condena la propiedad privada, pero es clarísimo en su teoría de la justicia al diferenciar la justicia distributiva -guiada por el principio de gratuidad y caridad- y la justicia conmutativa -regulada por las leyes del mercado-, y al proclamar la superioridad de la primera sobre la segunda.

Pero no quiero dejar la Patrística sin recordar que uno de sus mejores argumentos es: nadie nace rico o pobre por naturaleza, sino por injusticia; cuando el poder político se somete a la riqueza se genera la sociedad injusta; Dios es el único propietario de todo y el hombre es sólo su administrador; no hay justicia sin sentirse igual a los demás; la propiedad privada nos desune; no es la riqueza sino la avaricia la causa del mal; el dinero es rey de iniquidad; sin justicia no hay paz.

No hay duda de que estos pensamientos medulares de la patrística son cauterizantes en llaga viva para los clasistas y racistas sepulcros blanqueados en la Iglesia. Pero no se preocupen demasiado, pues a su tiempo Dios los vomitará.

Volviendo al Padre Gutiérrez y a su justa comprensión en clave patrística hay que destacar que la teología de liberación supera a la teología de la crisis en un punto definitivo: lo crístico. Me explico. Mientras la teología de crisis de Kierkegaard, Barth, Brunner, inciden en la separación absoluta de Dios y el mundo, lo eterno y lo temporal, por su parte la teología de la liberación -y este es su aporte metafísico- destaca la unión de lo trascendente y lo inmanente sin confundirlos. Y esto está representado por la Encarnación y la Resurrección de Cristo.

A partir de este principio es posible deducir que: 1. Dios es inseparable del prójimo, 2. el amor al prójimo es inseparable de la lucha revolucionaria por cambiar el mundo, 3. el cambio del mundo debe hacerse en la perspectiva del reino, 4. no hay anuncio del reino de Dios sin solidaridad con los pobres, los oprimidos y los débiles, 5. la Iglesia es el pueblo de Dios, 6. es necesaria la opción preferencial por los pobres, 7. la opción preferencial por los pobres es practicar la justicia y el amor real al prójimo porque santidad es luchar por el bien en este mundo creado por Dios.

Ahora se entiende por qué los ricos se entregan al ateísmo, hedonismo, nihilismo y combaten ceñudamente a la Iglesia. No olvidemos que problema de la Iglesia es también el rico que olvida a Dios. Así, en el escándalo de los Papers Panama hemos visto cómo América Latina creció materialmente, pero se empobreció espiritualmente, creció la apostasía general.

Teología de la liberación no es teocentrismo es cristocentrismo, Dios hecho carne y hueso en el prójimo. Algo que siempre incomodó en demasía a la ideología individualista del neoliberalismo del capitalismo salvaje.

No podemos olvidar que Juan Pablo II en plena lucha contra el comunismo se alertó contra la politización de la teología de la liberación por su excesivo interés por lo temporal y el marxismo. Incluso Ratzinger o Benedicto XVI consiguió en Roma que Gutiérrez renegara del marxismo. Si así fue, eso no repercutió aquí. En nuestro país Gutiérrez no abjuró del marxismo.

Para mí este hecho tiene poca importancia, porque lo decisivo de su pensamiento se entronca con la Patrística y el mensaje de Cristo.

Personalmente apenas intercambié algunas palabras con él. Una fue en un Congreso Nacional de Filosofía en San Marcos y curiosamente cuando fui dos veces presidente de la Sociedad de filosofía Tomás de Aquino (SITA-Perú) no se dio la ocasión.

Finalmente, considero que la tarea que nos deja la teología de la liberación del padre Gustavo Gutiérrez es desarrollar en filosofía la síntesis metafísica entre lo inmanente y lo trascendente. Y esto es urgente debido al nuevo mundo que está naciendo, requerido de una nueva imagen del mundo y porque la modernidad divorciándose de la trascendencia se empantanó en la inmanencia que se convirtió en un muladar de pecados e injusticias.

Que Dios a nuestro cruzado por la justicia social lo reciba en el Cielo con sus ángeles y santos y le de descanso eterno.

martes, 22 de octubre de 2024

LA UTOPÍA ARCAICA

 

El ensayo más esclarecedor sobre la obra de Arguedas publicada por Vargas Llosa en 1995.
Según MVLL lo mejor del Perú para Arguedas es la cultura mágica del indio, la cual se ve amenazada por la modernidad capitalista e industrial. A esta visión arguediana le llama la "utopía arcaica".
La utopía arcaica tiene como ejes centrales: andinismo, pasadismo, inmovilismo social, puritanismo, rechazo de la modernidad y de la sociedad industrial. O sea, Arguedas se adscribe a la versión más radical del indigenismo, a saber, el del primer Luis E. Valcárcel.
Arguedas en sus novelas vierte su intimidad, sus miedos y traumas infantiles. Única mejor novela es "Los ríos profundos" por su maestría estilística que no volverá a alcanzar después. En todas sus demás novelas declina en ideologismo que distorsiona la realidad del Perú.
Cuando la mesa redonda en 1965 con especialistas de izquierda del IEP le hacen ver sus errores etnológicos, ideológicos y sociológicos se deprime y pierde el sentido de la vida.
Quiso hacer novela realista, pero hizo novela de su propia alma. No se comprendió a sí mismo, fue víctima de sus propios demonios. Pero fue un gran escritor porque creó grandes ficciones. El Perú después de Arguedas es un mundo desindianizado, alejado de la utopía arcaica y asimilado a la lógica del mercado.

MVLL al criticar el mundo mítico de Arguedas no advierte que queda incólume el otro mito al que él se adhiere: el mito de la modernidad. El fracaso nihilista de la modernidad encarnado en el mundo unipolar del occidente liberal permite vislumbrar un nuevo mito que se yergue en la historia y que cabalga a medias entre el capitalismo y el comunismo, la economía de mercado y el colectivismo, el mito y la razón. Cosa en que en algo se deja ver en el fenómeno de China y el mundo multipolar de los BRICS.

lunes, 21 de octubre de 2024

EL INCA GARCILASO Y LA INVENCIÓN DEL PERÚ

 

Para Mazzotti (1961-2024/63) la visión del Perú del Inca Garcilaso surge del ideal caballeresco y aspiración encomendera de su padre junto a la sangre real inca de su madre.
De modo que se trata de una visión elitista, aristocrática y monárquica del encuentro entre dos culturas -la española y la inca-, antes que una visión mestiza.
Pues, la visión del Inca Garcilaso no es exactamente mestiza porque no preconiza la fusión de dos razas, sino de dos castas reales. Lo cual se condice con su defensa de la utopía arcaica inca antes que de la utopía indigenista.

El Inca Garcilaso intentó inventar un nuevo Perú monárquico fruto de la fusión de dos estirpes monárquicas, la española y la inca.

Con este libro Mazzotti pone el último clavo en la tumba del Inca Garcilaso.

miércoles, 16 de octubre de 2024

ELITE FASCISTA

ELITE FASCISTA


La plutocracia occidental se ha tornado claramente fascista imponiendo a los países del mundo una sostenida guerra contra la población mundial a través de la degradación de la democracia en votocracia, de la economía capitalista de productiva en especulativa y de la agenda Arco Iris (eutanasia, eugenesia, ideología de género, derechos LGTB, criminalización de la masculinización, libre consumo de drogas, reproducción in vitro y transhumanismo).

Esta guerra elitista y plutocrática sostenida contra la población mundial es el epítome de la secularización del mundo moderno, que comenzó vociferando con Nietzsche la muerte de Dios y hoy termina consagrando la muerte del hombre con el "homo deus" del gurú de los multimillonarios Yuval Harari.

A estas alturas del terremoto geopolítico que vivimos, a mediados de la primera mitad del siglo veintiuno, entre el mundo unipolar, cada vez más agresivo y guerrerista con EEUU y los OTANAZIS, y el mundo multipolar, encabezado por China, Rusia y los BRICS, no es un secreto para nadie que detrás de las multinacionales está la voluntad de los grandes capitanes del capitalismo occidental, que ha involucionado de productivo en especulativo. De ahí que sociedades de inversión multinacionales como Black Rock tengan la voz cantante en un planeta convertido en un casino global.

Si entendemos el fascismo como la imposición por la fuerza a la sociedad de una agenda inconsulta y antipopular, entonces la élite mundial resulta fascista. Se trata de un fascismo blando de un totalitarismo intrademocrático que se lleva adelante en el occidente moderno mediante el contubernio de la plutocracia internacional y los estados del Primer Mundo. 

El desmontaje y la traición a la democracia ha ido de la mano con la desestructuración del capitalismo de bienestar y la imposición del capitalismo salvaje que se implementó en el mundo desde los años 90 del siglo veinte tras la caída del Muro de Berlín, la desintegración de la URSS y la expansión global del neoliberalismo. 

En su momento Francis Fukuyama lo celebró con su obra de 1992 "El fin de la historia y el último hombre", más tarde, en 2007, Ralf Dahrendorf lo refutaba con su libro "El recomienzo de la historia: de la caída del muro a la guerra de Irak". 

Dahrendorf desde las mismas trincheras del pensamiento liberal daba en el clavo señalando que la tragedia del recomienzo de la historia era la creciente tensión entre libertad económica y la justicia social. Con esto no sólo retornaba al pensamiento original de Adam Smith -que en su afamado libro "La riqueza de las naciones" cerraba su pensamiento con la afirmación idílica y tajante de que el capitalismo no era para servir a los capitalistas sino al pueblo-, sino que denunciaba que quedaba roto el pacto social y se erigía un mundo unipolar que consagraba la desigualdad en proporciones jamás vistas ni en tiempos del más furioso colonialismo del siglo diecinueve. 

Desde entonces el nuevo orden mundial unipolar quedó consagrado como una era de recesión democrática donde las transnacionales contaban con soberanía propia e imponían su agenda sobre los países sojuzgados a su ominoso dictado. Las democracias degeneraron en votocracias gracias a la dictadura del neoliberalismo, teniendo a su principal impulsor a los EEUU como Hegemón de la gobernanza global. 

Salía nuevamente a la luz la vieja verdad sostenida por Marx, a saber, que el gran problema del capitalismo no era la producción de la riqueza sino su distribución social. Al respecto hay quienes piensan que China, sacando a 800 millones de compatriotas de la pobreza hacia la clase media, demostró que es posible resolver la contradicción del capitalismo combinando capitalismo en economía y comunismo en política. 

En su momento a este fenómeno del imperialismo lo llamé "Hiperimperialismo", como la fase del capitalismo monopólico en el que éste se desinteresa totalmente del equilibrio social y da rienda suelta a un mundo de libertad sin justicia. La ley de la selva en la economía retornaba en dimensiones que superaban largamente los peores momentos del capitalismo industrial del siglo diecinueve. Y en la galería todo este espectáculo impúdico, grotesco y deshumanizante recibía las rabiosas palmas de los fanáticos irracionales del capitalismo fundamentalista que se autodenominaban obscenamente "libertaristas".

Y así, las ocho personas más ricas del planeta no sólo resultaron juntas poseyendo la riqueza de los 3,600 millones de personas más pobres de la Tierra (Informe Oxfam), sino que se sintieron con patente de corso para imponer al mundo y a los países del orbe lo que ellos creen que debe ser la humanidad y el Orden Mundial. Se ahondó entonces la guerra contra la población mundial sustituyendo en la estrategia el control de la natalidad por la desmasculinización, la inclusión y la reproducción in vitro.

Ya no se trataba solamente de la vieja guardia de los Rothschild, Morgan, Rockefeller, sino de los nuevos rostros de Bezos, Musk, Gates, Zuckerberg, Bin Salman, Soros, Murdoch, Fin, Page-Brin, conformando una verdadera legión demoníaca contra la verdad, la anulación del pensamiento crítico, la manipulación de las conciencias. La moderna plutocracia se entronizó como el verdadero poder mundial occidental

A la degradación de la democracia le acompañó una sostenida guerra contra la población mundial a través de la agenda Arco Iris: eutanasia, eugenesia, libre consumo de drogas, aborto, derechos LGTB, ideología de género, destrucción de la familia nuclear, tecnociencia y transhumanismo. Pero las caretas han caído, y se hace cada vez más evidente que el transhumanismo con su cháchara tecnocientífica no es sino la coartada clasista, secularizada y atea del viejo sueño de los hombres ensoberbecidos de poder y riqueza que sueñan con volverse dioses. No es casual que Bezos, Soros, Musk, Gates y compañía inviertan millones en conquistar Marte, la inmortalidad y la inteligencia sin más esfuerzo que implándose chips o algún aditamento tecnológico.

En una palabra, la élite fascista occidental no es sino la expresión del imperante nihilismo del hombre prometeico de la modernidad, la cual ha conquistado el mundo, pero se ha perdido a sí mismo. No nos engañemos, se está llevando a cabo la inversión de los valores y para ello la plutocracia occidental necesita liquidar por completo a la Iglesia católica, cosa que lo está consiguiendo en Europa. Y lo hace porque la Iglesia ve en la familia el núcleo espiritual de la humanidad. Y ese obstáculo necesita borrarlo no sólo con la educación atea y secularizada, sino con la promoción de la llamada "familia democrática" y la ideología de género. 

Ahora se comprende el auge del animalismo o la marcha de los "hombre-perros" en Alemania, del matrimonio de seres humanos con árboles, aviones o cualquier género de cosas. Con la ideología de género -que sirve perfectamente a los intereses de la guerra contra la población- cualquier persona se siente con el derecho de construir su identidad sexual y personal y procede a identificarse con el género de cualquier cosa que elija ser.

El mundo occidental está en profunda decadencia espiritual y en su desquiciamiento vive actualmente una "neurosis de identidad". Lo que lo está llevando por la ruta del desvarío en las relaciones internacionales y poniendo al planeta al borde del Apocalipsis nuclear. 

Mientras la civilización moderna occidental luce neurótica, desvaída e imponiendo sanciones ilegales a cuanto país que no se someta su dictado, otras civilizaciones en el mundo -China, ortodoxa rusa, islámica, hindú- ascienden vigorosas al primer plano de la historia defendiendo la tradición, la religión, la nacionalidad, el libre comercio y la soberanía. 

En este contexto hay quienes piensan que al final se impondrá la sensatez pragmática en las élites plutocráticas occidentales y se plegarán a las nuevas reglas de juego del orden mundial multipolar. Es posible que ello ocurra, pero no debemos olvidar que el Reich Bilderberg también está compuesto por los potentados ajenos a la diplomacia y partidarios de la demencial guerra termonuclear.

Nos ha tocado vivir en momentos claves de la historia que pone a la humanidad al borde de su supervivencia. Y lejos de confirmar el pensamiento de Samuel Huntington en su libro "El choque de civilizaciones", lo que vemos es la colaboración de las cuatro grandes civilizaciones del mundo colaborando para salvar al mundo del desastre al que nos quiere llevar la única civilización que luce desquiciada y descontrolada: la occidental moderna y su plutocracia reñida con la Verdad. 


sábado, 12 de octubre de 2024

ONTOLOGÍA DE LA GEOPOLÍTICA

 

Autor: Gustavo Flores Quelopana
Editorial(es): IIPCIAL
Lugar de publicación: Lima
Año de edición: 2024
Número de páginas: 344

Reseña
Gustavo Flores Quelopana ofrece en esta reciente obra una anatomía de la geopolítica de nuestro tiempo. En el fondo se trata de una lucha entre la cultura de la muerte del declinante occidente liberal y la cultura de la vida del emergente nuevo orden multipolar intercivilizatorio (China, Rusia, India, Islam). Y como telón de fondo de todo ello es el riesgo de no salir la humanidad indemne del presente tránsito histórico si no se evita la III Guerra Mundial.

viernes, 11 de octubre de 2024

UNA EXPERIENCIA METAPSÍQUICA

 

UNA EXPERIENCIA METAPSÍQUICA
No soy cultor de la parasicología o metapsíquica. Soy un simple pensador de filosofía. Pero en filosofía figuras como Gabriel Marcel, Williams James y Henri Bergson se interesaron por los fenómenos extrasensoriales. En ninguno de mis libros he investigado a fondo sobre el tema. Salvo alusiones laterales por algunos temas abordados, como el chamanismo, por ejemplo, en la formulación de la filosofía mitomórfica.
Mis lecturas sobre el asunto no son abundantes y corresponden a la de una persona medianamente culta e interesada en el tema. Pero en estas líneas quisiera reflexionar algo más y brevemente sobre una experiencia metapsíquica personal que me llamó poderosamente la atención.
He tenido otras, pero ninguna tan elocuente, extraña y significativa como esta. La misma quedó registrada en la semblanza sobre el fallecido Doctor Antonio Belaunde (1927-2013) que me solicitó el Dr. Eguiguren para la revista Mercurio Peruano, año IIC, número 529, pp. 205-212, 2016.
Lo contaré de manera muy sucinta para concentrarme más en el análisis. Transcurría el año 2016 y una noche sueño con el difunto embajador Dr. Antonio Belaunde -hijo del dilecto filósofo peruanista Víctor Andrés Belaunde-, con quien me unió una grata amistad y colaboración intelectual. En el sueño aparecía él conduciendo un elegante auto Cadillac, con asientos de cuero blanco, y yo estaba con mi esposa, que para entonces también era difunta. O sea, en el sueño aparecían dos fallecidos -Belaunde y mi esposa- y yo. Nos invitó a almorzar. Aparecimos en el almuerzo y lo vimos comer con el mismo apetito de Heliogábalo que lo caracterizaba, mientras sonreía y nosotros también disfrutábamos de los deleitosos platillos. Eso fue todo el sueño. Por lo demás, fue la primera y única vez que soñé al Dr. Belaunde.
Al levantarme esa mañana no sé por qué me dirigí a encender inmediatamente la computadora y vi en mi correo un mensaje. Era nada menos que el Dr. Eguiguren de la Universidad Piura para pedirme que escribiera para el Mercurio Peruano una semblanza intelectual sobre el Dr. Belaunde. Naturalmente accedí, pero me quedé profundamente intrigado por la coincidencia con el sueño.
¿Qué explicaciones puedo encontrar sobre dicho acontecimiento? Por lo pronto se me ocurren tres:
1. Simple azar o coincidencia especial de índole natural.
2. Coincidencia singular de índole sobrenatural.
3. Hecho parapsicológico.
La (1) no merece mayor comentario por insatisfactoria y quedarse en lo meramente material y natural. Las posibilidades de que ocurran tales coincidencias son tan remotas que sería como pensar que del movimiento caótico de los átomos saliera la Quinta Sinfonía de Beethoven de la sesera de un heladero.
La (2) me hizo pensar en la explicación de C. Jung sobre su teoría de la "sincronicidad". Según Jung, existe un teleologismo, un finalismo, un modelo que existe desde la eternidad. Son coincidencias de acontecimientos significativos que van más allá del principio de causalidad y que se relaciona con una especie de empatía cósmica.
Aunque Jung no lo dice lo que sugiere es que existe una psique cósmica que hace posible tales coincidencias de sincronicidad. Dicho teleologismo es plausible, lo dudoso es que se produzca por la intervención de una psique cósmica que la dirija. Ello equivaldría a suponer la existencia de una mente universal -dado que Jung no cree en Dios- que toma el lugar de las mentes individuales. Lo cual implica un conflicto entre la libertad individual y la necesidad cósmica de la mente universal.
El (3) desliza la existencia de una fuerza psíquica de origen desconocido y que sería la responsable de la legitimidad de los fenómenos paranormales o estados de conciencia alterada (ECA). En nuestro caso nos preguntamos si un sueño puede ser un ECA. Y lo puede ser cuando su fenomenología es paranormal. Veamos.
Por lo pronto, dicho sueño no pertenece al ámbito de los fenómenos paranormales fisiológicos (fluido psíquico, telergia, teleplastia, encantamiento). Tampoco es prosopopesis o cambio brusco de la personalidad.
Pero un sueño puede ser incluido dentro de los fenómenos paranormales no fisiológicos (telepatía, metagnomia). Y lo es porque la coincidencia de dicho sueño no era algo normalmente accesible a la mente.
Personalmente considero que como no poseo ningún poder extrasensorial (bilocación, visiones, profecía, olor a perfume, telepatía, precognición, levitación, ayuno, conocimiento infuso), aunque hay veces en casa en que percibo olor a perfume, creo que en mi caso el estado de conciencia alterado se sirvió del sueño porque es la forma más pasiva de comunicación extrasensorial en personas sin dotes paranormales.
El significado inconsciente de los sueños no sólo fue resaltado por Freud, sino que su significado simbólico fue rescatado por Jung, Fromm y la etnología, especialmente pienso en Frazer y su "Rama Dorada". Ahora por la psicología transpersonal es posible pensar su significado parapsicológico. O sea, no se trata sólo de deseos sexuales reprimidos e irracionales, arquetipos, simbología onírica, sino también de acontecimientos extrasensoriales.
Para la tradición orientalista (especialmente Vedanta, yoga y budista) no habría problema para afirmar que se trataría de la comunicación onírica y trascendental de la conciencia que está en un plano intemporal e inespacial con otra que se mantiene en esta vida en un plano psico-material. Lo cual nos llevaría a sostener la existencia de un depósito común de conciencia.
Pero volviendo a la tradición occidental tenemos: al espiritismo y la parapsicología. El espiritismo sería de la opinión de que se trata de una demostración palpable de la supervivencia del alma inmortal más allá de la muerte. La muerte no sería el final y los testimonios de resurrección clínica abonarían a su favor.
Por su parte, para la parapsicología la coincidencia que luce dicho sueño sería la demostración de que: 1. los fenómenos paranormales no son alucinación, sugestión o truco, sino fenómenos parafísicos verdaderos, que toda persona puede tener y admitir; 2. la visión mecanicista del universo es limitada y exige estar abiertos a la existencia de lo sobrenatural; 3. de que es real la acción extracorporal del alma; 4. existen fenómenos psicofísicos que no son meramente mentales y cerebrales, sino que involucran la existencia del alma inmortal.
A partir de todo lo expuesto me lleva a pensar lo siguiente: 1. junto al universo físico existe el universo psíquico, alma, o conciencia (intemporal, inespacial y eterno); 2. que hay vida después de esta vida; 3. el alma es inmortal; 4. que lejos de ser las almas individuales un fragmento de una impersonal alma universal o conciencia cósmica, lo somos de un Dios personal y providente; 5. en nuestra época atea y secularizada abren una vía para comprender la existencia de la inmortalidad del alma no sólo las religiones, sino la nueva física, la psicología transpersonal y la parapsicología.

Dichoso extraño sueño el que tuve, que dada mis limitaciones psíquicas se sirvió de ese medio para evidenciar una dimensión trascendente que el hombre moderno occidental rechaza por su idolatría de la ciencia y la técnica.

NOBEL DE LITERATURA 2024

 

Estocolmo entrega el nobel de literatura a la sudcoreana Han Kang porque su obra refleja la fragilidad humana. Pero no nos engañemos.
No se trata de una autora que porte la voz de otra civilización, pues Corea del Sur se adscribe a la órbita occidental, y, en consecuencia, comparte la misma crisis cultural del decadente y corrupto occidente liberal.
Estocolmo no quiere darse cuenta de que hemos entrado en una era de cambios globales fundamentales, donde la fragilidad humana del degradado occidente liberal no es la voz cantante ni la esperanza ni el futuro de la humanidad.
Y sus aplausos a la fragilidad humana se asocia más a una plañidera actitud por un mundo neoliberal que se deshace y va hacia el tacho de la historia. Guarda el tufillo de todo lo débil y su exaltación por una civilización que promueve un ataque ideológico profundo contra la naturaleza humana con su narrativa del género recubierta de tecnociencia y transhumanismo.

No es que en el mundo falten autores en la civilización occidental ni en otras civilizaciones que reflejen los conflictos interétnicos e interreligiosos, la soberanía e identidad socioculturales y un espíritu de paz basado en la justa distribución de los beneficios, Se trata del espíritu agostado de un Estocolmo valetudinario y decrépito, atrapado en el discurso de una civilización decadente y sin porvenir para el género humano. A Estocolmo le faltó coraje y valentía para desagradar a sus amos imperiales de la élite mundial que no dejan de influir en sus decisiones.

jueves, 10 de octubre de 2024

COPILOT IA-información

 

En: COPILOT IA
Gustavo Flores Quelopana es un filósofo peruano conocido por su enfoque crítico y multidisciplinario. Su obra abarca una amplia gama de temas, incluyendo la filosofía posmoderna, la filosofía ancestral y precolombina, la crisis de la globalización neoliberal, y la cultura contemporánea. Aquí hay algunos aspectos destacados de su filosofía:
1. Crítica a la Posmodernidad: Flores Quelopana es conocido por su crítica a la filosofía posmoderna y su defensa de una filosofía más arraigada en la realidad y la trascendencia
2. Filosofía Ancestral: Ha trabajado en la recuperación y reinterpretación de las filosofías ancestrales, especialmente las precolombinas, proponiendo la teoría de la filosofía mitocrática
3, Humanismo Radical: Se le considera un humanista radical, interesado en abarcar toda la realidad política, social, económica, cultural, poética y religiosa.
4. Hermenéutica Remitizante: Integra sus investigaciones a través de una hermenéutica que busca recuperar una filosofía del ser y la trascendencia, superando la división entre fe y razón.
5. Crítica a la Globalización: Ha propuesto teorías como el hiperimperialismo para analizar los fundamentos de la crisis de la globalización neoliberal.

TEORÍA GENERAL DE LA FILOSOFÍA

 

Gustavo Flores Quelopana es un filósofo peruano que ha planteado una singular teoría sobre la filosofía conocida por su enfoque metafilosófico.
He aquí un esquema de su planteamiento:
1. Crítica al logocentrismo: Flores Quelopana plantea que el origen de la filosofía no es el paso del mito al logos -error que restringe su origen, profundidad y naturaleza-, sino que es la propia existencia humana la condición del filosofar. Por eso, hay filosofía en el mito, el chamanismo y la prehistoria.
2. Crítica al eurocentrismo: Grecia no es la medida de toda filosofía posible. Es necesario superar la teoría restringida -origen griego-
3, Filosofía mitocrática: propone una teoría ampliada de la filosofía donde identifica en el mito una forma de pensar filosófico, la filosofía mitocrática propio de las civilizaciones ancestrales, presente en sus cosmogonías y teogonías.
4. Filosofía Mitomórfica del Chamanismo: pero su Hermenéutica Remitizante profundizando el origen existencial del filosofar plantea la presencia de la filosofía en el chamanismo, presente en los viajes iniciáticos al mundo de los espíritus.,
5. Filosofía Numinocrática: es la forma propia de la filosofía en la prehistoria, donde lo numinoso preside la presencia del filosofar en el hombre prehistórico.
6. Teoría General de la Filosofía (TGF): al final Flores Quelopana propone la presencia de (1) la teoría logocrática (origen griego), (2) la teoría ampliada (presente en el mito), (3) y la teoría general (manifestada en el chamanismo y en el pensar prehistórico numinocrático).
De manera que se tiene un cuadro más amplio del filosofar polimórfico y multívoco a través de las diversas formas del filosofar.

Este es el cuadro completo propuesto por Gustavo Flores Quelopana en la TGF para explicar el origen del filosofar.

jueves, 3 de octubre de 2024

PSICOLOGÍAS TRANSPERSONALES (Comentario)

 

Estos volúmenes llevan la fecha de su edición castellana por Paidós en 1979. Comento el primer tomo escrito por Charles Tart, Claire Myers y Daniel Goleman.
La impresión general es que el texto nace del reconocimiento de que la civilización occidental se ha sumido en la neurosis y la psicosis por someter al ser humano a la angustia del materialismo y del sinsentido de la vida.
El primer volumen enfatiza el sesgo fisicalista de las psicologías occidentales, lo cual causó desasosiego entre la juventud de los 70, el interés por el yoga, el budismo y por Oriente, y que es necesario construir una psicología transpersonal que reconozca la legitimidad de los estados alterados de conciencia (EAC) o fenómenos paranormales (Tart).
Por su parte Claire Myers destaca que el budismo Zen es esfuerzo personal por la alcanzar la iluminación y descubrir lo esencial que hay en el hombre. Culmina la exposición el trabajo de Goleman que destaca que hay varios caminos meditativos, aunque la meditación budista culmina no en la superación de la impermanencia sino en su reconocimiento por los Brahmas radiantes.
Ahora bien, las reflexiones que incitan los ensayos comentados vamos a circunscribirlas solamente a tres aspectos centrales: el Iluminado, la meditación y lo Impermanente.
Sobre el Iluminado: ¿Al convertirse el meditativo en Iluminado y convertirse en Brahma radiante acaso no termina por endiosar al hombre? ¿Aunque no lo reconozca el propio iluminado no queda convertido en un semidios? ¿Y al quedar convertido en un semidios, entonces el budismo no está lejos de representar una real superación de la neurosis de una modernidad que también endiosa al hombre?
Sobre la Meditación: ¿Por qué detener la meditación en el octavo nivel del sin ser, ni no-ser? ¿Acaso más allá de lo no figurativo no está la esencia misma de Dios, como fuente de la figuración y de la no figuración? ¿Por qué Buda evita hallarse con la realidad divina, con Dios? ¿No es la misma meditación budista un descaminamiento de la realidad -al quedarse en lo impermanente- y una deliberada manipulación de la negación de la mente en el entronizamiento del Nirvana?
Sobre lo Impermanente: ¿No es la meditación budista una falsa liberación del sufrimiento y del dolor al limitarse al reconocimiento de lo impermanente del devenir en vez de superarlo? ¿No es el Nirvana un quedar atrapado en el nihilismo de la impermanencia, un eludir lo permanente, y contentarse con una falaz comprensión de la realidad? ¿Por qué privilegiar el momento del devenir y lo impermanente en la comprensión de la realidad mutilando la dimensión de la permanente e inmóvil?

Todo lleva a concluir un enfoque demasiado sesgado, carente de crítica filosófica, y estancado en el espiritualismo nihilista del budismo.