Ayer en una enjundiosa y peripatética conversación recorriendo el restaurado Convento de Santo Domingo, el nonagenario Padre Johan Leuridan Huys me reveló que la meditación y escritura de su libro "El Sentido de las Dimensiones éticas de la Vida" le llevó diez años, desde el 2005 al 2015, en medio de sus enormes responsabilidades académicas en la USMP.
"En realidad no sé en qué momentos encontraba las ocasiones para escribir el libro, pero cualquier resquicio de tiempo lo aprovechaba y proseguía con mis apuntes", me decía.
Agregó que la obra tuvo su origen en una pregunta que le formuló un provecto sacerdote amigo que al retornar a Europa veía las iglesias vacías frente a la devoción que encontró en Africa. "¿Por qué Dios permite que la fe decline tan ominosamente en nuestros lares?".
Esa interrogante le roía el espíritu hasta que el fin halló la respuesta, a saber, se trataba de un problema ético. De ahí que su obra concluya con la taxativa afirmación de que ningún sistema ético es sostenible sin el amor de Cristo. Es decir, sin el sentido religioso de la unión con Dios no es posible un coherente sentido ético.
En una palabra, el hombre vaciado de Dios estranguló la vida ética. Severo y certero diagnóstico que se ajusta a la dramática situación nihilista de la decadente civilización occidental. Ese es el mensaje perenne de la obra del padre Johan Leuridan Huys.
Por estos méritos tuve el honor de incorporarlo a la Sociedad Peruana de Filosofía en mi gestión del 2019.