Gustavo
Flores Quelopana
HUMANIDAD EN PELIGRO: III GUERRA MUNDIAL
FONDO
EDITORIAL
IIPCIAL
Instituto
de Investigación para la Paz Cultura e Integración de América Latina
LIMA-PERU
2023
BIODATA
Gustavo Flores Quelopana (Lima,
1959). Filósofo, poeta y escritor, peruano de frondosa obra y ágil pluma.
Ex-Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía, Presidente tres veces en la
Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA-Perú). Disertante en universidades
de Colombia, Panamá, México y Perú. Sus aportes filosóficos se traducen en
varias categorías: lo “Numinocrático”, aplicado a la filosofía prehistórica;
“Mitomorfico” para entender el filosofar arcaico; “Mitocrático”, para
comprender la filosofía ancestral; lo “Anético”, para categorizar la crisis
moral y antropológica de la posmodernidad; la Justicia como “Copertenencia”; el
“Hiperimperialismo”, como lo característico y esencial de la globalización
neoliberal actual; la “Cibercracia”, régimen político hacia el cual marcha el
capitalismo digital; y el “Ciber Deus”, como realidad posible de la
Inteligencia Artificial Fuerte, y la “paradoja antrópica”, como categoría clave
para entender la destrucción ecológica por la modernidad objetivante y
antimetafísica.
PRÓLOGO
l mundo se estremece ante los dolores de parto de un nuevo orbe. Al
parecer las élites plutocráticas globalistas no se esperaban tal revés, por lo
menos eso se trasluce en su optimista agenda 20/30. Allí percibían con toda
claridad que había que batir sin problemas primero a Rusia, y luego a China,
para mantener sus reglas y su orden mundial. Pero el cálculo les ha fallado
estrepitosamente porque en el mundo cobra mayor fuerza, dinamismo e ímpetu el
Orden Mundial Multipolar, y en su desesperación la vieja plutocracia liberal se
encamina hacia un Tercer Conflicto Mundial, que esta vez -dado el calibre de los
armamentos nucleares de que se dispone- pone en peligro la sobrevivencia de la
humanidad entera.
Hasta antes del estallido del conflicto de Ucrania el mundo
se encaminaba hacia una integración global ente Oriente y Occidente a través de
dos grandes megaproyectos: la Ruta de la Seda de China, que iba a integrar a
Europa con el Oriente, y los gasoductos NordStream I y II, que iba a fortalecer
a Alemania en su independencia energética, integrarla con Rusia y seguir
comandando la economía europea. Pero la prédica norteamericana hasta el último
momento era que Alemania abandonara dicho proyecto energético, ante lo cual
sólo recibía la burla de los tudescos. No obstante, la canciller alemana Angela
Merkel no era sincera y jugaba a dos bandas, porque por un lado se mostraba
firme en el proyecto gasífero, pero por otro lado aparentaba alentar los
acuerdos de Minsk con la sola intención de dar tiempo al régimen nazi de Kiev
para que se rearmara. Su imprudencia y aventurerismo político le costó caro, el
imperio junto a los servicios secretos británicos y ucranianos sabotearon los
oleoductos destruyéndolos con cargas explosivas en setiembre del 2022. Más de
10 mil millones de euros se fueron al agua. El canciller Olaf Scholz, sucesor
de Merkel, se quedó sin soga y sin cabra, ahora tiene que afrontar una severa
crisis energética, y con él toda Europa, y encima comportarse como vasallo sin
soberanía ante los dictados del amo imperial. Para sellar la insensatez
política europea la OTAN declara que China representa una amenaza a los
intereses, seguridad y valores del occidente liberal. A las claras se ve
cumplido el objetivo imperial: se frustraron dos grandes proyectos económicos
que hubieran salvado a Europa de la catástrofe, a saber, la Ruta de la Seda y
los gasoductos ruso-alemanes.
El catalizador de toda esta escalofriante perspectiva es la
guerra en Ucrania que ya lleva más de un año, la cual, como campo de prueba de
las armas occidentales y rusas, sabe perfectamente que el nazi Zelenski no
tiene posibilidad alguna de revertir los acontecimientos militares. Y por más
que diga que no permitirá el ingreso de tropas extranjeras en su país, es
conocido por hacer siempre lo contrario a lo que dice. No en vano el 13 de
julio Biden firmó una orden ejecutiva disponiendo el traslado de 3 mil soldados
más al frente europeo, y ya se tiene a 11 mil tropas yanquis en territorio
polaco listos para entrar en combate. Por tanto, lo que se espera es la
peligrosa dilatación del conflicto, acordado por la OTAN en la cumbre de
Lituania el pasado mes de julio. Lo cual resulta irracional, pues en toda la
línea del frente ucraniano las tropas rusas avanzaron, la contraofensiva de
Zelenski resultó un fiasco, y en vez de ver el momento de hablar de paz los
guerreristas occidentales acordaron aumentar el envío de armas para Ucrania y
no incorporarla momentáneamente a la UE. La peor novedad de todas fue que EEUU
proporcionaría las prohibidas bombas de racimos a Ucrania, pese al desacuerdo
de sus vasallos europeos. En otras palabras, que Zelenski siga poniendo los
muertos mientras la OTAN se rearma para enfrentarse a Rusia. Y esto responde a
que el occidente liberal -léase el imperio norteamericano y sus vasallos
europeos- sólo se relaciona con la necesidad de los amos del mundo
de mantener el Orden Mundial Unipolar.
No en vano el mal llamado Club Bilderberg, pero que en
realidad es el Reich Bilderberg, se reunió entre el 18 y 21 de mayo en Portugal
con el alto mando de la OTAN, la CIA y el MI6 británico para acordar el plan
estratégico para derrotar a Rusia, China e India y mantener el liderazgo de
EEUU junto a sus vasallos. Y en sus planes para mantener la dominación mundial
está la expansión de la OTAN hacia el Pacífico para enfrentar a China, activar
un enloquecido rearme acelerado para lanzar primero una campaña terrestre
contra Rusia, y luego, de forma casi inmediata, desatar un conflicto
termonuclear si es necesario.
En otras palabras, fueron 130 participantes de todos los
países del mundo, incluido el longevo Henry Kissinger, que defienden
acérrimamente los intereses de las diez personas más ricas del planeta, se
sienten con el derecho de tomar decisiones que repercutirán sobre 8 mil
millones de habitantes de este planeta. Y a esto le llaman democracia. Lo que
demuestra que la concentración de la riqueza en pocas manos se convierte en la
principal amenaza para la paz mundial.
A todas luces los planes guerreristas de la OTAN propuestos
en el mes de julio en Lituania salieron de la cumbre Bilderberg del mes de mayo
en Portugal. Pero los líderes occidentales europeos y norteamericanos saben que
sus armas son tecnológicamente inferiores respecto a los de Rusia y China,
están armamentísticamente rezagados. Además, no tienen ni el tiempo ni el
presupuesto para lograr un nuevo nivel tecnológico en los armamentos, por lo
que sus bravuconadas sólo están dirigidas a seguir como zombis los dictados
Bilderberg para empeorar la confrontación hasta llegar al conflicto nuclear.
Incluso las pruebas estadounidenses por lograr misiles hipersónicos han fallado
y por su alto costo se duda que lo logren en tan alicaída economía suya
castigada por la inflación, el endeudamiento, los gastos militares y el déficit
fiscal.
¿Pero puede alguien en su sano juicio pensar que es posible
desatar un conflicto termonuclear y tener posibilidades de salir incólumes? ¡Y
quién ha dicho que los amos del mundo estén en su sano juicio! Más bien ¡han
perdido el juicio! Es que los 10 hombres más ricos del planeta están seguros de
poder resistir en sus búnkeres privados a un holocausto nuclear. El resto de la
humanidad poco interesa, no son su prioridad. En su desbocada e insensata
obsesión por el dominio mundial consideran necesario el empleo de las armas
nucleares para eliminar a sus oponentes.
Sólo en ese tipo de armas son competitivos, en el resto no. A pesar de no tener
ventaja en una guerra convencional contra Rusia y China y no tener efecto las
sanciones económicas impuestas a estos países, siguen adelante en sus planes de
ser los únicos dueños del mundo. Y por eso han desmantelado momentáneamente la
Ruta de la Seda y los oleoductos NordStream que apuntaban hacia una integración
euroasiática.
Llegar hasta el enfrentamiento nuclear. Al parecer esa es la
opinión de las élites globalistas de occidente que con sus acciones
intensifican su belicismo mundial. Ya la vice presidenta de Biden, Kamala
Harris, dejó pasmado al mundo al afirmar que “cuando reducimos la población,
más de nuestros hijos pueden respirar aire limpio y beber agua limpia”. Y la
Casa Blanca salió de inmediato a corregir el lapsus linguae diciendo que
no quiso decir “población” sino “polución”. Lo interesante no es lo que Freud
reveló sobre los deslices verbales, como expresiones del inconsciente que
aparece como equívoco en la expresión consciente, sino que precisamente dichas
palabras de Kamala fueron furiosamente aplaudidas por su auditorio. Lo cual
revela el estado histérico y paranoide de la mentalidad ultraderechista
estadounidense, la cual está perdiendo el sentido común.
En otras palabras, la idea de reducir la población mundial
aun a costa de una guerra termonuclear no es muy impopular como algunos podamos
pensar. La revista Nature Food calculó que un conflicto nuclear entre
EEUU y Rusia provocaría una hambruna global que podría matar a más de 5 mil
millones de personas. Y sólo al primer impacto del primer día morirán no menos
de 90 millones de personas. Sin duda, para los macabros partidarios de la
disminución de la población mundial el cálculo no les viene del todo mal, es
casi el 63 por ciento de la población mundial la que morirá frente a los 8 mil
millones que serán para 2023. Pero el mundo Occidental nunca ocultó sus
preocupaciones neomalthusianas sobre cómo frenar el crecimiento poblacional en
los países comunistas, primero, y luego en todo el globo terráqueo. De sus
entrañas ha salido el discurso que sustituye el control de la natalidad por la
promoción de la ideología de género. Pero ahora la insana homosexualización de
la humanidad les quedó corto y prefieren, más bien, irrogarse el derecho del
exterminio termonuclear.
Nadie puede olvidar las esperanzas mundiales que despertó la
llegada al poder de un presidente negro en la Casa Blanca con Barack Obama
(2009-2017), pero tampoco nadie puede olvidar cuando defraudó las expectativas
al terminar su periodo como el presidente de los drones asesinos, de la
dilatación de las guerras en Afganistán, Irak, Siria, autorizó ataques en
Libia, Pakistán, Somalia, Yemen, y reanudó la nueva guerra fría contra Rusia.
Dejó un legado nefasto, y superó a Bush en el gasto militar. No obstante, su
predecesor Georg Bush había declarado una guerra mundial contra el terrorismo,
desató la guerra del Golfo, luego se conoció que las razones de la guerra
contra Irak eran falsas, pero el objetivo de hacerse de los yacimientos
petrolíferos se cumplió. ¿Por qué se necesitaba tanto recurso petrolero para
sus fuerzas militares? ¿Por qué hasta hoy se sigue sustrayendo también petróleo
sirio? El desarrollo de los acontecimientos posteriores daría la respuesta. Se
planeaba una guerra de envergadura contra Rusia y China.
Pero, sobre todo, fue Obama el que financió el golpe de
Estado contra Yanukóvich en el Maidán. Nada menos que invirtió veinte millones
de dólares diarios, y el que se coludió con el bombardeo genocida a civiles del
Donbass.
Genocidio que no es más que una tonada común en nuestra era sin Dios. Desde el
genocidio de los armenios, pasado por las masacres estalinianas, el Holocausto
nazi, el exterminio de la población camboyana hasta el bombardeo rusofóbico de
civiles en el Donbass se configura una era de los genocidios. Esta ola
antihumanista arranca desde comienzos del siglo veinte y se consagra con las
dos guerras mundiales y el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre civiles en
Hiroshima y Nagasaki. De ahí el temor real de que la era de los genocidios
culmine en una apocalíptica Tercera Guerra Mundial. En medio de este riesgo
concreto hay quienes consideran que el Putin protagonista de hoy fue generado
por Obama al tratar a Rusia de “potencia regional”, lo que condujo a la anexión
de Crimea en el 2014.
Pero el juicio resulta sobredimensionando a Obama, dado que
el carácter de “potencial global” de Rusia está dado por su extensión
territorial, grandes recursos naturales, política exterior independiente, y ser
el primer arsenal nuclear del mundo. Resulta casi incompresible la prisa
inaudita de Estocolmo por otorgarle el Nobel de la Paz en 2009 y nunca tener el
coraje de retirárselo por sus tropelías guerreristas. Luego vino el republicano
Donald Trump
(2017-2021) hizo un incremento moderado del gasto de defensa que dejó muy
contrariado al Complejo Industrial Militar. Finalmente advino el demócrata
Biden
(2021), que ya había dado indicios de sus convicciones rusófobas y que
reavivaría la guerra fría contra Rusia, sería duramente criticado por la
humillante y desordenada retirada de sus tropas de Afganistán, pero en realidad
el cálculo era retomar la guerra fría contra Rusia de Obama hasta el punto de
tornarla caliente a través de los bombardeos constantes de las tropas nazis de
Kiev contra el Donbass. En otras palabras, los demócratas Bush, Obama y Biden
presentan una línea de continuidad en el desarrollo de planes de dominio global
del mundo y para ello se requería batir por turnos a sus dos oponentes: Rusia y
China.
Ahora bien, estos son los hechos contingentes y fácticos,
pero es necesario advertir las líneas generales del proceso histórico. Y esto
rebasa la politicología y la geopolítica, para hallarnos en terreno de la
filosofía. En primer lugar, no hay imperio que dure para siempre, y, para el
caso presente, esto atañe al imperio norteamericano. Pero el afán de perpetuar
a cualquier precio el dominio global es consustancial a su naturaleza imperial.
En segundo lugar, el imperio hegemónico del norte se encuentra en su curva
decadente más abierta y pronunciada. Si no recurre a las guerras la tendencia
más segura es que implosione desde dentro. En tercer lugar, no es seguro ni hay
garantía que las tensiones mundiales puedan resolverse pacíficamente. El tigre
es más peligroso cuando está herido de muerte. Y esto parece percibirse en el
comportamiento de la dominación global del Club Bilderberg en su afán por eliminar
a sus competidores globales. En cuarto lugar, en ningún otro momento de la
historia la humanidad contó con la capacidad de provocar su propio exterminio.
Basta el arsenal nuclear de Rusia y EEUU para exterminar a la especie humana.
En quinto lugar, las decisiones que tome una cultura y civilización están en
relación con los valores que maneja. Y los valores que ostenta el occidente
liberal son los de la tanatocracia, la tanatopolítica, la eutanasia, la
eugenesia, el cambio de sexo hasta en niños, la inmoralidad y generalizada la
inversión de los valores, En sexto lugar, en el occidente liberal predomina una
cultura nihilista, la misma que hace muy probable el recurso a la guerra
termonuclear. El nihilismo facilita el imperio de la codicia y la avaricia de
las élites plutocráticas del planeta, las cuales están dispuestas a todo con el
fin de mantener su dominio global. En séptimo lugar, el desafío de nuestro
tiempo es encontrar la manera de batir el agresivo orden mundial unipolar del
imperialismo nihilista sin provocar un apocalipsis nuclear. Lo cual no es nada
sencillo dada la capacidad de adaptación social que muestra el capital para
metamorfosearse bajo distintas situaciones. Nos preguntamos ¿cómo se
comportaría el gran capital transnacional si las fuerzas militares
imperialistas fuesen derrotadas? No cabe duda que buscarían el compromiso con
el nuevo orden, y es muy difícil pensar que no hallen refugio en otro lugar del
mundo.
Lo que pone en peligro la sobrevivencia de la humanidad ante
el inminente peligro de una Tercera Guerra Mundial es la insania del juicio de
los líderes del Club Bilderberg, la cual es proporcional a la avaricia de sus
almas y a la ambición por seguir siendo los amos del mundo. Quizá algo parecido
al Tribunal de Nuremberg juzgaría a los amos del mundo. Al parecer es urgente
la necesidad de cortar el nudo gordiano para siempre de la tensión
internacional antes de que la situación empeore ante el paso del tiempo. Si
estalla la Tercera Guerra Mundial en toda su dimensión su significado será que
los amos del mundo del capital están dispuestos ir hacia el exterminio del
planeta con la sola esperanza de salvar el poder a la que están acostumbrados.
Sería la pírrica victoria del hombre anético, de la voluntad de poder, del
Anticristo, sobre un planeta chamuscado, hecho jirones y congelado por el
invierno nuclear. Signaría el fracaso de la especie humana como seres
racionales, libres y responsables.
1
NO HAY IMPERIO INMORTAL
Es parte de la lógica fantástica imperialista hacerse la
ilusión de que durará para siempre. Pero esto nunca sucede ni sucederá en la
historia. Bueno sería que los imperios asimilen la idea de que algún día
decaerán y morirán, ello ahorraría el sacrificio de millares de víctimas, pero
generalmente llevados por su engañoso poder y soberbia nunca admiten que les
llegó la hora de abandonar el escenario histórico.
Hitler hablaba del Reich de los mil años y no pasó más allá
de doce años. En cambio, los imperios de la antigüedad destacan por su
longevidad, así el imperio egipcio se prolongó durante más de 3 mil años,
seguido por el imperio chino con 2 mil años, babilónico con 1,500 años, el
romano con 1,476 años, el imperio carolingio con mil años, el imperio árabe en
la Península Ibérica duró ocho siglos, el imperio británico la friolera de 600
años, el español apenas duró tres siglos. Después de éstos vendrían los
imperios coloniales de los imperialismos occidentales (1871-1914) que fueron de
más corta duración. Y por último el imperialismo norteamericano que desde 1898
-año en que se anexa territorios contiguos- hasta el presente ya tiene 125
años. El científico
Samuel Arbesman, hizo un estudio sobre la duración de 41 imperios entre los años
3.000 a.C. y 600 d.C. y descubrió que su duración promedio fue de 200 años.
Pero a partir del siglo XX ningún país imperialista llegó al centenario. Lo
cual no es exacto, no en vano el imperio estadounidense tiene 750 bases militares
repartidas en ochenta países del globo. Es sin duda un imperio.
¿Cómo es que estando en decadencia el imperio estadounidense
puede mantener en pie tantas bases militares repartidas en el mundo? Y la
respuesta es que lo último en desmontarse de un imperio es su aparato militar.
Y es que esto viene casi siempre después de agudizarse la crisis política y la
lucha interna por el poder. ¿Se agudiza la crisis política en el imperio
yanqui? Sí, y lo vemos no sólo en el dudoso triunfo electoral de Biden sobre Trump,
el asalto al capitolio por los partidarios de Trump en el 2021, en la primera
vez en la historia de los Estados Unidos en que un expresidente es imputado
-Trump es acusado de 31 cargos por violaciones de la ley de espionaje, cuatro
por obstrucción a la justicia y dos por falsedades-, sino también en desatarse
la lucha intestina en el propio partido demócrata con Robert Kennedy Jr., que
no sólo supera en las encuestas a Biden, sino que lo acusa de preocuparse más
por el dominio global en vez de reconstruir la prosperidad del país. En otras
palabras, la crisis política y la lucha interna por el poder en el imperialismo
norteamericano ya se inició y su desenlace es de pronóstico reservado.
La crisis política del imperio romano en el siglo III duró
casi cincuenta años, entre la muerte del emperador Alejandro Severo y el
ascenso de Diocleciano. Pero la caída no ocurre sino hasta el 476 cuando el
Imperio Romano de Occidente conoce su ruina al ser depuesto el último emperador
de Roma, Rómulo Augusto, a manos de los pueblos bárbaros. Para los adeptos de
la teoría del excepcionalismo estadounidense nada de esto ocurrirá a su
imperio, en cambio para otros analistas el proceso ya se inició con una
sensible disminución de su poder en términos geopolíticos, financieros,
económicos, sociales, salud, medio ambiente y militar. Fue Trump el primer
presidente que habló de la decadencia del país, pero para Noam Chomsky la
decadencia empieza al terminar la Segunda Guerra Mundial.
Y en cierta medida Chomsky da en el clavo, porque cuando un
imperio emerge como potencia militar global comienza su deterioro moral e
intelectual. Y eso fue lo que sucedió a lo largo de décadas de capitalismo de
bienestar, que difundió el materialismo consumista más chato, vulgar y salvaje.
Lo cierto es que los Estados Unidos ya no es “la tierra de la gran promesa”,
como le llamaron Barack Obama y Hillary Clinton en la contienda electoral del
2008. Pero el “sueño americano” se ha convertido en la “ilusión americana”, y
para los inmigrantes en la “pesadilla americana”. Ahora es la podredumbre
estructural de los Estados Unidos la que amenaza con expandirse por todo el
mundo. Por lo pronto, el primer afectado resultó encontrarse al otro lado del
Atlántico, pues ya contaminó a la Europa liberal, la cual siendo rehén nuclear
de los Estado Unidos se convirtió en un continente ocupado militarmente por el
imperio, por ejemplo, la más grande base militar americana con más de 40 mil
efectivos se encuentra en Alemania, y por décadas los soldados norteamericanos dejan
su huella cultural disolvente en tierras tudescas, donde se ve a las claras que
“el jardín europeo”, que ve el alto representante de la Unión Europea, Josep
Borrell,
es en realidad un jardín de drogas, delitos, inmoralidad y corrupción.
Para el Banco Mundial Estados Unidos es el segundo país más desigual del mundo, unos 16
millones de estadounidenses son analfabetos, el número de personas sin hogar
crece constantemente, 40 millones de sus ciudadanos viven en la pobreza,
mientras que 18 millones en extrema pobreza, es el país con el mayor porcentaje
de su población en cárceles, la mortalidad materna se ha duplicado, las muertes
por sobredosis creció ostensiblemente, su población es el mayor consumidor de
drogas en el mundo, los crímenes violentos se han disparado, hay un auge de
divorcios, de hijos no reconocidos, los suicidios adolescentes aumentan
vertiginosamente, las masacres en escuelas, universidades y calles aumentan por
pistoleros solitarios, ocupa el lugar 36 de acceso al agua en el mundo, el
consumo de drogas se convirtió en una pandemia, se agudiza el desempleo, la
deuda pública, el déficit comercial y está en vías de ser una pis del Tercer
Mundo. En una palabra, el desarrollo humano no sólo se ha estancado, sino que
está en franco deterioro irreversible. Para los conservadores el aumento del
gasto en programas sociales son la raíz de la crisis fiscal estadounidense.
Para los moderados el aumento del gasto militar frena el desarrollo económico.
En términos militares la propia Comisión de Estrategia de la Defensa Nacional
sostiene que las ventajas bélicas de los EEUU sobre sus adversarios han
disminuido. En lo cultural la posmodernidad nihilista ha resultado siendo
nefasto sobre la juventud, la cual en vez de buscar la verdad va tras lo
relativo, el hedonismo y el narcisismo.
En pocas palabras, Estados Unidos está en decadencia
definitiva porque su descomposición en todos los ámbitos de la vida se ha
vuelto de coyuntural en estructural por efecto de un sistema que exaltó la
codicia, la libertad ilimitada y el placer como valores supremos. El declive y la
degradación humana sin límites no es consecuencia de la inexistencia de un
mecanismo que permita el perdón de los créditos impagos, eso es su
consecuencia, es más bien el resultado de la enajenación extrema de la vida
humana.
En ese contexto nos preguntamos ¿Pueden las élites
plutocráticas del capitalismo mundial compartir valores humanistas?
Naturalmente que no. Si los amos del mundo son los que presiden la
desubstancialización del hombre en provecho de sus fortunas personales es
natural que vean una salida a su crisis de rentabilidad del capital en un
eventual conflicto termonuclear. La eliminación atómica de sus enemigos y
competidores viene acompañada con una ventaja adicional, buscada ansiosamente
por los amos del mundo, a saber, la sensible disminución de la población
planetaria. Sería como matar dos pájaros de un tiro. Y es que, así como no hay
imperio inmortal, tampoco hay imperio que sea sensato al aproximarse la curva
de su muerte. El imperio norteamericano está en franco declive y abierta degradación
y, en circunstancias tales, la insensatez toma el lugar de la razón.
En un contexto nihilista donde naufraga la vida normativa, se
invierten los valores y se disuelven los ideales, se produce el extravío del
sentido de la vida, el mundo se vuelve absurdo y se expande la irracionalidad
del sistema imperante. Ante este deterioro espiritual se pone de moda la vuelta
reformista a la filosofía antigua. El neosocratismo contemporáneo piensa que el
sentido se la vida no se logra descubriendo valores, sino asumiendo la
autognosis como forma de vida. El neoestoicismo actual, por su parte, propone
asumir el autocontrol de las pasiones. Pero son propuestas impracticables
-porque exige una energía mental que no dispone el alicaído hombre actual-,
ilusoria -al pretender alcanzar la eternidad en la inmanencia-, estéril -no se
encarna en instituciones sociales- y orientalista -porque rechaza el Dios
trascendente-. Todos estos escapismos intelectuales no rompen con la
secularización de la modernidad inmanentista y se muestran incapaces de retomar
la trascendencia verdadera.
En otras palabras, la mortalidad de los imperios es un
proceso metafísico de desgaste del espíritu de una época civilizatoria. Y el
espíritu secularista e inmanente de la modernidad antimetafísica llega a su
culminación con los estertores finiseculares del occidente liberal. De este
modo, sólo con un giro metafísico que restablezca las relaciones de lo
inmanente con lo trascendente, se podrá ser capaz de iniciar un nuevo ciclo
cultural y civilizatorio en la humanidad. En otras palabras, no basta con
evitar una Tercera Guerra Mundial, porque lo que se hace necesario es atajar
los excesos terrenalistas, individualistas y egocéntricos de la modernidad
temporalista y secularizada.
2
TERCERA GUERRA MUNDIAL
A LA VISTA
La
amenaza de una Tercera Guerra Mundial refleja la crisis profunda en que se
encuentra sumida la Razón humana. Es la
razón humana que está siendo zarandeada por el nihilismo finisecular de un
occidente colonialista, liberal, hedonista, inversor de los valores, descreído,
amoral y corrupto. La razón humana de estos tiempos no es una razón abstracta,
sino que se trata de la razón burguesa de la modernidad. Esa es la que está
enfrentando su fracaso.
La propia perversión del logos imperial no podía tener otro destino.
Es la razón burguesa-imperial la que pone en peligro en los actuales momentos a
la razón humana. Era inevitable, nada en la historia dura para siempre, y la
razón antinatural del imperio empezó a sumergirse en su precipitada
descomposición y caída. En su soberbia y miopía histórica tomó las peores
decisiones provocando la guerra en Ucrania, una guerra artificial e
innecesaria, pero el explosivo le detonó en sus propios pies.
Y en medio de la impotencia y de una inevitable derrota
militar de los fascistas de Kiev se comienza a desatar la peor ola de ataques
terroristas, amén que no cesa de provocar el imperio a una China que ya empieza
a perder la paciencia con el hegemonismo unipolar. Nos puede parecer absurdo
que los estrategas del Pentágono puedan aceptar de buena gana generar una
guerra en dos frentes, una con Rusia y otra con China. Hay quienes piensan que
no vale la pena exagerar especulando sobre una guerra nuclear que jamás
sucederá. A lo sumo lo que el imperio norteamericano busca es desatar un
armamentismo global donde sale ganando su gigantesca industria armamentística.
Pero bien reza la expresión popular: el que a hierro vive a hierro muere.
Efectivamente, no es la primera vez que el Complejo Industrial yanqui empuja a
su gobierno a involucrarse en aventuras guerreristas muy costosas y que sale
finalmente muy mal parado. Pero esta vez la aventura es de alto riesgo y de
pronóstico reservado para toda la humanidad, pues se enfrentan a la mayor
potencia nuclear del mundo: Rusia.
En buena cuenta, la presente crisis de la razón es la crisis
de la razón moderna, del hombre sin mitos, ni religión, desarraigado, que sólo
se apoya en la ciencia, la técnica y la historia. A la razón moderna se le ha
secado la naturaleza, Dios y el hombre mismo, todo se ha reducido a lo
pragmático y útil, desapareciendo toda una dimensión de lo real. El antropoceno
de la modernidad se está achicharrando solo en su propio horno de insensatez y
soberbia. El racionalismo burgués no es más que una ideología secularizada perniciosa
que está matando juntos al hombre y a la naturaleza. La modernidad se ha sumido
en la "noche de los dioses" de Hölderlin y en el
"ensombrecimiento de la cultura" de Nietzsche. El individualismo
burgués de la modernidad se ha exacerbado en su narcisismo y egolatría,
postrándose a un costado del camino para pelar una manzana que se llama la
guerra termonuclear. Grave error, pero como tiene su razón y logicidad dañada
está lejos de darse cuenta. El imperio moribundo es el divorcio entre la
libertad y la justicia. Eso es en esencia el neoliberalismo del
hiperimperialismo de las megacorporaciones mundiales. Y de
tanto poner lo individual sobre lo colectivo han terminado por provocar la
desintegración del sentido social de humanidad. Los amos del mundo del Club
Bilderberg lo representan a carta cabal. Sus mezquinos intereses están por
encima de los de la humanidad. Y por ello no les importa orillar al mundo hacia
una catástrofe atómica en el que creen que saldrán indemnes.
La gran indiferencia hacia lo sobrenatural ha penetrado en
toda la cultura y ha vaciado de sentido al mundo. La modernidad secularizada
hasta el extremo archivó lo sobrenatural erosionando todo el sentido de la
civilización humana. La modernidad quedó reducida a lo señalado por Max Weber,
a saber, "el desencantamiento del mundo". Este mundo desencantado se
ve en las calles de Filadelfia y otras ciudades norteamericanas con decenas de
adictos inclinados como zombis en posturas grotescas y congeladas. Y desde
entonces el derrotero de la razón ha sido no poder dar a la misma nuevos mitos.
Los mitos inmanentes que sustituyeron a los trascendentes fracasaron
rotundamente. Sólo quedó la Nada del nihilismo y de la droga. No sólo es la
aceleración de la vida moderna lo que impide el repliegue íntimo para la
meditación y la auténtica espiritualidad, sino que es la pérdida del sentido de
la vida lo que retroalimenta la búsqueda de un sustituto químico con las drogas
que brindan una falsa espiritualidad. Esta pérdida del sentido de la vida fue
precedida por el extravío del sentido del ser (con el empirismo y revolución
científica del siglo XVII) y del sentido de lo divino (con el antropologismo
ateo del siglo XIX). Esas fueron sus bases culturales.
La razón sin la imaginación ha terminado en el desván
empobrecido del utilitarismo más ramplón. La lógica dineraria, el lucro y el
capital del capitalismo ha encenegado a la razón encerrándola en un
inmanentismo y terrenalismo antimetafísico que destruyó la razón humana misma. Hace
falta un potente giro metafísico que revivifique a la razón. Y tendrá que ser
una metafísica que respetando sus fueros enlace lo inmanente con lo
trascendente. Sin ello habremos curado una herida, no la enfermedad, y nuevas
guerras mundiales amenazaran a la humanidad. Extirpar el cáncer del nihilismo
exige un enérgico giro metafísico en el corazón mismo del pensamiento moderno.
La razón utilitaria que todo lo valoriza cuantitativamente es
un núcleo pútrido, hediondo y frio que ha matado el amor. La modernidad se ha
sumergido en las tinieblas y ha corrompido el mundo llevado como está por la
voluntad de poder, la voluntad de placer y la voluntad de tener. Esos tres
demonios tienen asido el alma del hombre actual y lo van destrozando por dentro
paulatinamente. El espíritu demoníaco preside la era industrial y cibernética
bajo la razón utilitaria del capitalismo. El capital tecnológico se ha hecho
del mundo y demuele al hombre en el taller del algoritmo digital. Y con
su triunfo la humanidad sólo tiene garantizada su perdición total. Lo que
sucumbe hoy es la razón que ha perdido la inocencia del ser por el obsceno
imperio del tener. Este mundo dominado por el poder y la avaricia tiene que
sucumbir, para dar cabida a que en el hombre vuelva a despertar el amor y la
belleza.
El peligro de conflagración termonuclear crece día a día ante
las desatinadas decisiones belicistas antirrusas de un desquiciado Occidente
liberal. Cuando la antirrusa Alemania del canciller Scholz, que dijo primero
que no entregaría tanques y luego los entregó, está por enviar aviones de
combate al régimen nazi de Kiev, cuando todo el cínico Occidente liberal calla
a siete voces sobre los actos terroristas de los nazis de Kiev -así como desde
hace ocho años no condenaron los bombardeos permanentes a los civiles del
Donbass-, cuando no se condena el ataque terrorista de las huestes nazis de
Zelenski a la represa de Kajovka, como antes tampoco se condenó los actos
terroristas de la destrucción de los oleoductos NordStream, el puente de
Crimea, el asesinato de la hija del filósofo Dugin, cuando se multiplican los
actos terroristas de Kiev al ver que la guerra está perdida, cuando Estados
Unidos se decide a nuclearizar a Corea del Sur preparando una guerra contra
China, y cuando ese Occidente liberal busca abrir un segundo y tercer frente
contra Rusia, mientras todo esto acontece en medio de la acelerada
desdolarización del mundo, no nos queda sino la triste constatación que se
aproxima el escenario dantesco de una Tercera Guerra Mundial a la vista.
No se trata de algo inevitable. Al contrario, China, el
Vaticano, Brasil, Indonesia y la propia Rusia tienen planes de paz para detener
el conflicto. Lo extraño es que los rechace Kiev. Algún beneficio -más de
seguro económico- debe obtener el régimen nazi de Ucrania de seguir poniendo
los muertos. No en vano la propia UE ha señalado a Ucrania como el país con una
altísima corrupción institucional. No en vano el líder religioso de Irán señaló
que la guerra en Ucrania resulta ser un negocio para la industria de armas de
los Estados Unidos. Pero el imperio yanqui y sus enceguecidos vasallos europeos
siguen echando más leña al fuego con el envío de más armas en vez de pensar en
planes de paz.
Cuesta creerlo, pero los líderes europeos han perdido
totalmente la brújula, y lucen como meros vasallos que siguen las órdenes del
imperio, aun a costa de su propia economía y seguridad. Toda la Europa liberal
se ha involucrado en la guerra en Ucrania contra Rusia, primero enviando
material de guerra chatarra y luego armas de mayor alcance. Y prometen enviar
más armas. Con la incorporación de Suecia se tendría totalmente cercada las
fronteras de Rusia. Las provocaciones prosiguen de forma sistemática y ya la
potencia euroasiática ha lanzado advertencias de todo tipo, desde nucleares
hasta de lanzar una ofensiva sobre países occidentales. A todas luces para los
amos del mundo se trata de hacer que Rusia caiga en la trampa de una
confrontación directa con Europa para desatar el ataque nuclear.
Entonces ¿Puede acaso pensar con claridad un continente
europeo inundado y dominado por los clanes mundiales de las drogas y el dictado
imperial? Naturalmente que no. Todo esto lleva a elucubrar que el gobierno en
la sombra o el llamado Reich Bilderberg ya tiene planificada una confrontación
termonuclear, y lo más insensato de todo es que cree poder ganarla. Tal vesania
no llama la atención, puesto que el imperio en franca decadencia se vuelve más
irracional, irresponsable y temerario.
La historia es un escenario de contingencias y posibilidades.
No responde a una ley de gravedad que hace caer a la piedra al suelo de todos
modos. La historia la hacen los hombres, y los rumbos peligrosos son posibles
evitarlos. La necesidad de detener los planes siniestros que el gobierno en la
sombra tiene para el mundo es imperiosa. ¿Cómo lograrlo, cuando vemos que un
provecto y antirruso Biden respondiendo a la lógica imperialista agresiva sigue
llevando al mundo al despeñadero del holocausto nuclear? ¿Cómo neutralizar al
imperio en descomposición? ¿Cómo detener la agresividad de la OTAN, que ahora
se inmiscuye en el agitado Mar de China? Ya China le advierte a la OTAN que no
se atreva a expandirse hacia el Asia Pacífico. China se opone firmemente al
movimiento al Este de la OTAN, a lo cual si se produce le darán una respuesta
decidida. Hay que tener en cuenta que la potencia asiática tiene un poderío
naval superior al de Estados Unidos. Los portaviones yanquis no hacen la
diferencia ante los temibles misiles hipersónicos chinos DF-17. Sencillamente
el Occidente liberal no tiene disponible la tecnología hipersónica. Y se piensa
que esa es una de las razones por las que el imperio norteamericano y la OTAN
no se involucran directamente en la guerra de Ucrania. Además, China ya superó
a los EEUU en la carrera del espacio poniendo una nave espacial en la cara
oculta de la Luna. Su desarrollo tecnológico es ostensiblemente superior al
norteamericano, el cual está en franco retroceso. De ahí que los afanes
expansionistas de la OTAN, secundados por los Estados Unidos con una retórica de
la guerra fría, recibirá como respuesta una reacción contundente por parte de
China.
¿Podrán otras potencias europeas seguir el ejemplo de la
Francia del voluble Macron, para distanciarse de la política guerrerista del
colonialismo atlantista? ¿Podrá el desbarajuste económico del imperio
norteamericano detener en seco su apoyo militar a los nazis de Kiev? Por lo
pronto las voces en el Capitolio se alzan más numerosas pidiendo que cese la
ayuda militar y financiera a Kiev. Ya India y Emiratos Árabes se desvinculan
del dólar, le siguen Brasil y Argentina, y el grupo de los BRICS se va
fortaleciendo en el uso de las monedas nacionales.
Por lo pronto, resulta de lo más inconsistente y engañoso ver
a lo Huntington el conflicto ucraniano como conflicto entre civilizaciones.
Nada más falso, es una guerra inventada y provocada por Occidente para
enfrentar a dos pueblos eslavos hermanos. Es Occidente liberal el injerencista,
belicista y guerrerista. El verdadero objetivo no es incorporar a Ucrania a la
UE, sino que es batir a Rusia y hacerse de sus riquísimos recursos naturales.
Se trata de “negocios” para los amos del mundo.
Por ello, la diferencia básica entre las guerras de Rusia en
Ucrania y las de Estados Unidos y la OTAN en Irak, Serbia, Libia, Afganistán y
Siria es su carácter defensivo del primero y agresivo en el segundo. Los
Estados Unidos hicieron uso de la agresión contra el Derecho Internacional en
la guerra contra Irak, pero luego se conoció que todo fue una farsa montada
expresamente, porque nunca se hallaron armas químicas y de destrucción masiva,
tampoco pruebas de su colaboración con el terrorismo ni de ser cómplice de los
atentados del 11 de setiembre. Es evidente que su propósito fue hacerse del
petróleo iraquí. El casus belli no existía.
Obviamente que la agresión armada de un país a otro viola un
convenio de 1991 del Derecho Internacional y la definición de la agresión de
las Naciones Unidas de 1974. En el caso de la agresión a Irak se falsificaron
las pruebas y salió burlado el Derecho Internacional en las relaciones
internacionales.
El derecho internacional es categórico al sostener que cualquier tipo de
amenaza debe ser resuelto por medios pacíficos y el uso de la fuerza sólo
procede en legítima defensa ante la existencia de un ataque armado previo. Cosa
que sí se dio contra los rusos parlantes del Donbass por un lapso de ocho años.
El derecho a la legítima defensa la ejerció Rusia ayudando a los rusos del
Donbass y luego interviniendo militarmente. El Acuerdo de Minsk nunca se tuvo
la intención de cumplir por parte de Ucrania y el occidente liberal.
De ahí que mientras Rusia cumple con lo estipulado sobre en
el Derecho Internacional, el segundo viola flagrantemente el mismo. Y esto la
propaganda de los medios occidentales se ha encargado de ocultarlo sobre una
montaña de mentiras y discursos donde se presente a Rusia como invasor y
agresor injustificado. Tal diferencia también se puede advertir en el
desarrollo bélico de la guerra en Ucrania. Mientras Ucrania incluye
preferentemente en sus ataques a objetivos civiles, por eso Rusia acusa a
Ucrania de terrorismo sistemático, los rusos se concentran en objetivos
militares y estratégicos, como la energía eléctrica.
Todas las posibilidades están abiertas, aun cuando avanzan
las líneas más nefastas del conflicto. Sin embargo, providencialmente no
desaparecen tampoco las mejores alternativas de paz. La crisis actual
geopolítica no es más que un ángulo crucial de la crisis de la razón humana, la
cual está en salmuera. Más precisamente, lo que se disuelve es la decadente
razón burguesa imperial que no se resigna a ceder paso a un nuevo orden mundial
multipolar más racional. El eclipse de la razón de la que hablaba Max
Horkheimer se ha hecho realidad. La perversión de la razón por el espíritu del
mundo burgués consiste en que puso la eficacia por encima de la verdad. Y con
ello crucificó a la razón en el altar de la utilidad. Pero los que vemos es que
mientras un mundo muere belicosamente, otra realidad geopolítica pugna por
surgir pacíficamente y con ello brotará un nuevo espíritu epocal y un nuevo
modo de pensar, más humano, cooperativo, racional, y espiritual.
3
EL MUNDO
EN VILO
Sin embargo, tampoco todos los políticos son siervos obedientes
de los belicistas amos del mundo. O, mejor dicho, no todos los amos del mundo
son partidarios de la guerra termonuclear, ni todos tienen posturas
ultraderechistas. Esta monolítica visión del Club Bilderberg es ingenua. En su
propio interior hay divisiones y tendencias.
Ahí se tiene a Elon Musk cuyas declaraciones sobre la
solución pacífica del conflicto ocasionó la furia del nazi Zelenski. Reflejo de
todo ello son las reiteradas declaraciones del exsecretario de Estado Henry
Kissinger en su reciente y sorpresivo viaje a China, en julio 2023, para
reunirse con el ministro de defensa de china, Li Shangfu, porque considera que
entre ambos países “deben eliminar los malentendidos, coexistir pacíficamente y
evitar la confrontación”. Y para ratificar la postura que representa añadió que
“la práctica y la historia han demostrado continuamente que ni EEUU ni China
pueden dar el lujo de tratar al otro como un adversario. Si los dos países van
a la guerra, no conducirá a ningún resultado significativo para sus pueblos”.
Kissinger es portador del mensaje del ala moderada del Reich
Bilderberg hacia la coexistencia pacífica entre las potencias. Al parecer al
interior del propio Club Bilderberg las cosas so nos unánimes y a pesar de que
en la reunión de mayo en Portugal se impusieron con sus decisiones los del ala
radical y belicista, no obstante, ahora los moderados se reorganizan y en una
demostración de poder lanzan una ofensiva diplomática de gran envergadura con
China, lo que a su vez da esperanza de una solución pacífica con Rusia en su
conflicto en Ucrania.
De modo que este viaje sorpresivo de Kissinger a China no es
sino más que la primera parte de un plan del sector moderado del Club
Bilderberg para recuperar el tiempo perdido para desactivar una Tercera Guerra
Mundial. Sus oponentes del ala guerrerista les llevan ventaja y tienen
jaqueadas las principales piezas políticas de la OTAN y la UE. Pero nada es
seguro y la situación puede cambiar. Esto lo da a entender China cuando afirma
que las relaciones estables entre Washington y Pekín influye en la paz mundial,
la estabilidad y el bienestar humano. Pero la sabiduría diplomática al estilo
Kissinger y el coraje político de Nixon ha sido abandonado por los halcones del
Pentágono, los ultraderechistas de la Casa Blanca y el ala fascista del Club
Bilderberg. Sin sensatez en la crisma para dirigir las relaciones
internacionales y mantener el equilibrio geopolítico mundial van a la deriva
soñando con su supervivencia tras una catastrófica guerra nuclear con Rusia y
China.
Además, hay que tener presente que, al interior de la propia
UE políticos como el canciller de Austria, Karl Nehammer, que considera
imposible el embargo del gas y un error imponer nuevas sanciones a Rusia porque
debilita a aquellos que pretender aplicarla, o al primer ministro húngaro Orbán
que reitera que el mundo ya está harto del conflicto ucraniano. Y en la Cumbre
de la UE-Celac, de julio 2023, se sumó a los líderes de América Latina y el
Caribe criticando la intención del bloque europeo de hacer más propaganda del
conflicto. Este grupo dejó oír su voz respaldando “soluciones diplomáticas
serias y constructivas al conflicto actual en Europa”. Téngase presente que esta
región del mundo se negó unánime a ceder a las presiones de EEUU y sus aliados
para proporcionar elementos bélicos a Ucrania. Hasta tal punto está debilitada
la UE y está de fortalecida la postura soberanista de los miembros de la Celac
que en dicha reunión la Argentina pudo celebrar el pronunciamiento de la UE
sobre las Islas Malvinas, otro vergonzoso vestigio del colonialismo británico.
Logró que se pusiera énfasis en la solución pacífica de controversias basado en
el Derecho Internacional. Cedió una UE contra las cuerdas y necesitada de
América Latina para paliar con desesperación su crisis económica y energética.
De ahí que Venezuela y el Mercosur marcara la última jornada de la Cumbre
Celac-UE.
De todas formas, América Latina sabe de sobra respecto al comportamiento
veleidoso y traicionero de Europa, que una vez que se sienta nuevamente fuerte
vuelve a sus antiguas andanzas injerencistas y colonialistas. Pero el emerger
del nuevo orden mundial multipolar prosigue su marcha vigorosa con nada menos
de veinte países que presentan su solicitud de adhesión al Brics, y las
perspectivas indican que podría alcanzar los cincuenta miembros. Numerosas
naciones, en particular africanas desean su adhesión. El propósito es depender
menos del dólar y tener más flexibilidad comercial y financiera. Todo lo cual
desafía la gobernanza mundial dominada por Occidente.
Que los amos del mundo no se muestren como un grupo homogéneo
no significa que haya un sector que renuncie al dominio global. No, lejos de
ello el objetivo persiste, pero por la competencia económica y no mediante la
guerra. Eso hace pensar, sobre todo a analistas económicos, que no serán las
bombas sino la economía lo que detendrá la guerra. Pero no es así. Actualmente
el camino de la sana competencia económica anda desfasada frente a los
partidarios de la solución militar. Ahí tenemos al presidente Biden como el
operador político del ala radical guerrerista del Club Bilderberg. Lo sensato
es pensar que los altos mandos del Pentágono también estén divididos y no todos
estén dispuestos a ir a una confrontación nuclear contra Rusia y China. Incluso
da la impresión que busca ganar tiempo a una derrota completa de Ucrania cuando
dice que aún no es el momento de suministrar aviones caza F-16 a Kiev.
Incluso los gigantes tecnológicos como Microsoft, Meta,
fueron presionados por el gobierno norteamericano para dejar a Rusia fuera de
la competición tecnológica y el desarrollo estratégico. El bloqueo tecnológico
de las élites dirigentes buscó el retraso y limitación de Rusia en robótica,
semiconductores, trasmisión, almacenamiento de datos y chips. Pero la nación
siberiana ya invirtió en la creación en industria digital para lograr la
independencia tecnológica para el 2026. Pero tiene Rusia la cooperación de
Irán, China y de los Brics en tecnología de avanzada para su industria
armamentística.
Como vemos, no es que el ala fascista del Reich Bilderberg
ande mal del caletre, más bien ponen al mundo en vilo porque en su
desesperación por controlar el mundo no pueden soportar la sana competencia
económica de sus rivales de turno, China y Rusia. Los monstruos financieros de
los fondos de inversión que controlan el mercado global -Vanguard y BlackRock-
vieron con nitidez que la Ruta de la Seda y el gasoducto NordStream representaban
en su implementación la decadencia económica decisiva de las megacorporaciones
y multinacionales neoliberales occidentales, acostumbradas al intercambio
desigual, las exenciones tributarias y privilegios comerciales. Ambos proyectos
eran un disparo en la sien de la gobernanza económica desigual mundial. No
obstante, la Ruta de la Seda prosigue su avance en otras partes del mundo.
Argentina, Chile y Perú se han unido a ésta. Y los planes para ampliar la
comunidad de intereses compartidos continua en Asia, América Latina, Europa y
África. Algo de esto se vio en la súbita suspensión del acuerdo sobre cereales
por parte de Rusia, en julio del 2023, no sólo porque los buques que debían
transportar productos agrícolas llevaban armas para Kiev, sino por el incumplimiento
de las obligaciones estipuladas en el documento que aseguraba que los
suministros debían llegar directamente a África y, sin embargo, fue la región
que menos se vio favorecida por el acuerdo. Así el puerto de Odesa quedó
clausurado. Ahora Kiev deberá llevar su grano vía terrestre, pero Hungría,
Polonia, Rumania y Eslovaquia han manifestado su descontento porque dichos
envíos desestabilizan sus mercados nacionales.
De ahí que el impulso de la Administración Biden por
estabilizar las relaciones con Pekín sean inconstantes, variables y mudables
como la mudanza en el carácter de la mujer. Pero aquí la inconstancia no nace
de la inseguridad de las hormonas femeninas, sino de un tenebroso, frio y
maquiavélico cálculo político para adormecer al gigante asiático mientras se ve
la manera de recuperar el retraso tecnológico armamentístico. En dicho
comportamiento hallamos también el vivir más por la emoción de ser dueños del
mundo, que por la razón que aconseja compartir la gobernanza mundial. El ala
fascista del Reich Bilderberg sabe perfectamente que Occidente no cuenta en sus
arsenales con un misil hipersónico y maniobrable como el Kinzhal ruso o el
DF-17 chino que maniobra cinco veces la velocidad del sonido. Los expertos de
DARPA han quedado atónitos por tal desafío de las leyes de la física y lo
califican de algo inaudito e inexplicable. Es una proeza que dejó boquiabiertos
a Occidente liberal. Sincerándose han confesado no solamente que no saben cómo,
sino que no saben exactamente qué es. En semejante contexto es razonable que el
Pentágono aconseje a los líderes políticos no enfrentarse directamente con
ninguna de las dos potencias, pero el llevar al límite las tensiones
internacionales no es una decisión castrense sino política.
Y todo indica que en lo político esa es la estrategia
escogida temerariamente por el ala radical del Reich Bilderberg. No se muestra
capaz la exclusiva élite mundial de adaptarse a una nueva articulación del
poder global. Su defensa del gobierno mundial en manos privadas se siente
amenazado por las políticas soberanistas de Rusia y China, además del
arrollador avance económico de este último. El secretismo de sus reuniones
alienta sospechas conspiradoras. No en vano los amos del supuesto gobierno
oculto en el mundo dieron un espacio especial, en su última reunión en
Portugal, a sus invitados militares. Al parecer su nueva preocupación es el
general rearme occidental. Y como sus artilugios bélicos no van a ser para los
desfiles militares esto hace pensar que se ha optado por la guerra como
solución a los conflictos internacionales. Lo que se traduce en el plano de la
guerra de Ucrania en prolongar todo lo posible el conflicto contra Rusia con
armas convencionales. En la desesperación la Administración Biden autoriza el
envío de las prohibidas bombas de racimo, recibiendo como respuesta de Rusia
que devolverá bomba por bomba. El mundo se va desquiciando peligrosamente.
Lo más preocupante para el Pentágono es que China ha negado
que tenga una tecnología militar sin precedentes. Rusia ya mostró como
advertencia su arsenal de avanzada tecnología. Ahora se entiende mejor toda la
batahola que se levantó en la potencia del norte por saber qué son los ovnis y
a quién pertenece. Su
sospecha es que se trate de armas secretas de China o Rusia. De cualquier
forma, todo indica que el Occidente liberal se halla retrasado en cuanto a
tecnología militar se refiere. Y mientras ello no se modifique los militares
del Pentágono seguirán desaconsejando el enfrentamiento directo con las otras
dos potencias rivales. Otro punto no menos conflictivo para las potencias
occidentales, acostumbras a barrer con objetivos civiles, es que Rusia sólo
ataca objetivos militares con armas y drones de precisión. De modo que a pesar
de lo censurable que es la guerra se advierte una humanización de la misma.
Pero el desprecio de Occidente no se limita a las vidas civiles de sus
oponentes, sino también a su religión y cultura. Tanto es así que Irak pidió al
embajador sueco que abandone el país ante la autorización para quemar por
segunda vez el Corán.
¿Pero será capaz el ala fascista Bilderberg de esperar tanto
hasta lograr el desarrollo de nuevas armas? Si algo caracteriza al fascismo es
su impaciencia, sobrevaloración y temeridad. Entonces podemos colegir que el
ala moderada Bilderberg, adepta a la diplomacia al estilo Kissinger, tiene
tiempo para lograr el equilibrio estratégico en el seno del Club Bilderberg
para morigerar los ímpetus belicistas de sus comparsas. ¿La guerra, la
diplomacia o la economía será la solución a la tensión internacional? Sin
embargo, quien tiene el peligroso poder político por el mango es el ala radical
Bilderberg a través del provecto Biden. Lo cual equivale a tener no sólo la
pistola desenvainada, sino con el dedo puesto en el gatillo. El mundo sigue en
vilo.
4
LO QUE NOS AMENAZA
Así como no son los cuchillos de la
cocina lo que nos amenaza, sino que estén en manos de un psicópata asesino, de
modo similar no es el conflicto termonuclear lo que nos intimida, sino el
nihilismo de la cultura del occidente liberal.
El nihilismo es el malestar global de nuestro tiempo y la
cultura secularista moderna junto al sistema económico capitalista y al
pensamiento científico técnico es su principal acelerador. El relativismo, el
escepticismo y el hedonismo son sus principales consecuencias. El nihilismo es
así la erosión e invalidación de las creencias tradicionales, los valores
absolutos y los fundamentos metafísicos trascendentes. La modernidad queda así
leída como la terrenalización del mundo. Suprimido el sentido de lo divino acto
seguido viene la supresión del sentido del ser y a éste le sigue la disolución
del sentido de la vida. Los valores se vuelven elecciones arbitrarias. En
términos weberianos vivimos la desmitologización de la cultura. Aún se discute
si el nihilismo es una traición a la Razón (Husserl) o estaba ínsita en el
logos griego (Heidegger).
Así que visto fríamente el nihilismo es un pensar desde la
Nada, sometiendo todo a la transitoriedad del devenir, impera lo efímero, la
vida se vuelve en un devaneo de la nada a la nada. El nuevo dogma que se impone
es que el devenir es lo único existente y no cabe ser negado, todo transcurre
en un ir del ser finito al no ser finito. No hay Dios, cielo, infierno,
purgatorio, Salvador, alma ni inmortalidad. Tras la muerte los elementos
regresan a la tierra. Todo lo que existe es asumido como composición y
descomposición de partículas materiales, en un eterno retorno sin fin ni
propósito específico. Es por ello que el nihilismo es falta de sentido,
decadencia civilizatoria, disolución de valores, imperio de la temporalidad,
puro poder ser, apoteosis de la voluntad de poder, poshistoria, secularización,
poder de la nada y estancamiento espiritual. Todo esto se ha encarnado en el
occidente liberal, la misma que resulta siendo refractaria a cualquier
ontología fuerte y se hunde en la erosión nihilista de la sociedad
posmetafísica.
El nihilismo del último hombre narcisista, hedonista, amoral,
descreído y egoísta es la verdadera espada de Damocles sobre nuestras cabezas.
Ese nuevo tipo antropológico advenido con la posmodernidad inaugura una
voluntad de poder sin voluntad normativa y soltado al viento por el capricho de
sus gustos y deseos personales. Es el hombre de los últimos tiempos de la razón
burguesa, que se siente más allá del bien y del mal, celebra la muerte de Dios
y cree vivir una libertad ubérrima. De ese tipo cultural proviene el peligro
real y no se le puede comprender al margen de su subsuelo neoliberal que abriga
el dogma culturalista de que no hay esencias, sino que todo es pura existencia
arbitrariamente elegida por una libertad ilimitada. De ahí proviene la
ideología de género y otras aberraciones antinaturales. La fantasía ideológica
nominalista que abraza el occidente liberal es la real amenaza para la
sobrevivencia de la humanidad.
El imperio posmoderno del hombre anético se
ha consolidado con el capitalismo cibernético, que sume al individuo en un
mundo ludopático, virtual y egocéntrico a través del internet y las redes
sociales. Entregado el ser humano a la diversión del entretenimiento virtual se
vuelve en un individuo con una pobre conciencia social, incapaz de reaccionar
revolucionariamente a las grandes componendas de políticos y plutócratas. Como
resultado, antes de estar en una sociedad del espectáculo (Debord), del
cansancio (Byung-Chul Han), una modernidad líquida (Bauman), la era del vacío,
el imperio de lo efímero (Lipovetsky), la sociedad del cansancio (Baudrillard),
estamos en la civilización de la indiferencia. Indiferencia que refuerza el
desarrollo acelerado de la Inteligencia artificial autónoma y retroalimenta la
utopía del transhumanismo y demás tecnoutopías del mercado cultural enajenado.
Es decir, el actual capitalismo digital se encarga de conducir al último hombre
neonietzscheano hacia la sepultura de la indiferencia humana.
Ahora se entiende mejor que si el terremoto geopolítico que
nos sacude logra sofocar el peligro de un enfrentamiento nuclear aún quedará
como espada de Damocles la fuente desde la cual nace, a saber, el nihilismo.
Veamos. Nuestra encrucijada tiene un nombre preciso, y es: NIHILISMO. Ahora
bien, el nihilismo pensado en su esencia no es la historia fundamental de
Occidente -como cierto prestigioso pensador afirmó-, sino el movimiento
fundamental de la civilización misma. La civilización humana se inicia, como lo
hizo nota Lewis Mumford,
como un poderoso movimiento de voluntad de poderío a través del ropaje de las
monarquías divinizadas.
Esto no significa satanización alguna del proceso
civilizatorio mismo, pues ésta puede tomar otro cariz bajo presupuestos
distintos. De lo que se trata es de ver con claridad que el nihilismo como
voluntad de poder, como negación y comienzo de la erosión del ser, tiene un
principio acelerado con la invención de la civilización. La civilización humana
ha sido desde su comienzo remoto hasta la actualidad, voluntad de poder en vez
de voluntad de servir. Sólo con el advenimiento del cristianismo se introdujo
en el curso civilizatorio otro ideal humano entronizado por la voluntad de
servir. Otra cosa es si ello se logró conseguir. Al menos la Edad Media lo
intentó. Con razón el especialista Ch. Dawson
expresa que nada más lejos de la realidad que el adjetivo de “oscurantismo” que
el Renacimiento aplicó a la Edad Media. Por el contrario, la Edad Media es la
época en que la cultura cristiana puso el cimiento de la nueva cultura europea,
proporcionó el principio de reconstrucción espiritual de Occidente, recuperó la
ciencia y el pensamiento griego. Sólo tardíamente fue anticientífica y
antihumanista. Pero la modernidad fue el retorno a la voluntad de poder con un
creciente retroceso de la voluntad de servir.
Ahora bien, voluntad es deseo, pero el deseo no tiene que ser
necesariamente vorágine sin término de acrecentamiento del dominio sobre los
hombres, la naturaleza y las cosas, como ha venido siendo. También la Voluntad
puede ser acrecentamiento del servir, dar y amar, como no lo ha sido sino en
personajes excepcionales (santos, héroes y profetas). No obstante, nuestra
encrucijada tiene perfiles singulares desde que está atravesada e identificada
con el pensamiento secularista, la economía capitalista y la técnica moderna.
Bien se ha señalado que la técnica es el predominio del ente
y el olvido del ser. Pero el mismo efecto se tiene con el capitalismo y el
secularismo. O sea, la médula de la secularización, el capitalismo y la técnica
es el imperio nihilista del devenir. En una palabra, la terrenalización del
mundo.
Si el pensar secularista, el capitalismo y la cosa técnica es
la tachadura del ser, si es el ámbito donde el ser se vuelve nada, ¿significa ello
que el pathos de los tres no pueda salir nunca de la ontología débil del
nihilismo? Ello es dudoso. Si nihilismo es falta de sentido, decadencia
civilizatoria, disolución de valores, imperio de la temporalidad, poder de la
nada, poshistoria, secularización, utopía inmanente y estancamiento espiritual,
ello no significa que el sentido unívoco del ser -el de las cosas finitas-
tenga que imperar para siempre.
Además, el devenir tampoco tiene que ser exclusivamente un ir
del ser finito hacia el no-ser. Como la negatividad no puede consistir en un ir
de la nada a la nada, entonces ni agota el ser finito ni niega definitivamente
el ser absoluto. Ciertamente que el nihilismo es el malestar global de nuestro
tiempo y el capitalismo, la secularización y el pensamiento científico-técnico
es su factor acelerador.
Pero ello no significa que terminemos siempre negando la
posibilidad de la ontología positiva, pues partir del reconocimiento de la
interrupción ontológica del tiempo lleva también al reconocimiento del ser
infinito y eterno. Sin ello no hay posibilidad ni de salir del nihilismo, ni de
poner término a la identificación entre ser y ente finito, ni de reconducir la
técnica por la senda de una nueva historia de la metafísica. El paso temerario
dado por la Modernidad de adentrarse en el abismo de lo finito y de la nada
está llegando a su término, y para evitar un desenlace catastrófico en una
guerra termonuclear hay que ver que el problema de fondo es de naturaleza
metafísica.
Nuestra actualidad es nihilista, lo es la historia, por eso
mismo es metafísica, pero no es la única metafísica posible -como no lo ha sido
nunca-. Atajar el nihilismo es el verdadero desafío de fondo que enfrenta el
mundo actual, porque mientras subsista será permanente el peligro de una
hecatombe nuclear. No basta con derrotar el nihilismo que encarna el viejo
orden unipolar. La capitulación del orden global unipolar por el orden mundial
multipolar sólo será un avance significativo si se avanza hacia la
reconstrucción cultural con una metafísica fuerte capaz de darle un nuevo curso
a la civilización humana.
5
FIN DEL TIEMPO
CONTEMPORÁNEO
Existe una extraña coincidencia entre la tozudez del Occidente
liberal de no llevar a Kiev hacia la paz, las provocaciones constantes en
Taiwán contra China de la Administración Biden, las advertencias de Putin que
recurrirá a las armas nucleares si Occidente ataca directamente a Rusia, los
ejercicios navales conjuntos entre Rusia, China e India, el abandono del dólar
por los BRICS, la devaluación del euro, el peligro de Tercera Guerra Mundial y
la conflagración termonuclear, con la aceleración del cambio climático por la
presencia de un severo fenómeno del Niño, que provocará un periodo caluroso
como jamás se ha registrado para el 2023-2027, y que ya hace sufrir a China con
temperaturas que llegan a los 52 grados, y a Europa sobre los 46 grados. Será
el quinquenio más caluroso jamás visto, donde las temperaturas del ártico serán
tres veces mayores que los promedios globales. Y toda esta confluencia de
acontecimientos particulares hace pensar en el fin del tiempo contemporáneo.
Esta coincidencia del terremoto geopolítico con el cambio
climático nos hace interrogarnos: ¿Estaremos ante el Fin del Mundo? El Fin del
Mundo no es lo mismo que el Fin de los Tiempos. El Fin de los Tiempos no
significa el Fin del Mundo. En cambio, el Fin del Mundo alude a la extinción
humana en una variedad de escenarios posibles, el más radical de todos: el
escenario escatológico o Juicio Final, donde toda la humanidad será juzgada por
sus actos.
A este último no me refiero, porque más bien están presentes
los signos del Final de los Tiempos (guerra mundial de baja intensidad,
insensatez política, cambio geopolítico mundial, crecimiento inaudito de
desigualdad social, amenazas con armas nucleares). En cambio, las cinco
principales señales del Fin del Mundo son: coincidencia de guerras, hambre,
epidemias y terremotos, anomalías celestes, la conversión de los judíos, la
desolación de las iglesias, aumento de la maldad y la inmoralidad, aparición de
los falsos Cristo, falsos profetas, y la lucha personal contra el Anticristo y
Satanás.
Ciertamente que la frontera entre ambos no siempre es nítida
y muchos de los fenómenos del Fin del Mundo se anticipan en el Fin de los
Tiempos, entre ellos: el paso del relativismo al credo del Anticristo
(ideología de género, transhumanismo, aborto, eutanasia, eugenesia, libre
consumo de drogas, aparición de falsos Cristo y profetas, etc.).
No obstante, es posible señalar que el Fin del Tiempo
contemporáneo ya estaba indicado desde el giro subjetivista de la Modernidad
que entronizó al hombre como el diosecillo terrestre (Regnum hominis).
Este giro se vio agravado por la positivización del saber, las desviaciones del
positivismo, pragmatismo, historicismo y posmodernismo, que no sólo sepultó la
vida intelectual, sino que aniquiló espiritualmente al hombre. El hombre quedó
en la más absoluta soledad, sin mundo, deshistorizado, vive en el puro
presentismo, sin verdad y sin Dios. En esa situación transreal el hombre
contemporáneo quedó en la incertidumbre existencial, vive huyendo de sí mismo y
dispuesto a cometer cualquier locura y exceso. Las dos guerras mundiales y
otras atrocidades lo testimonian. No en vano se ha llamado al siglo veinte “el
siglo de los genocidios”, y el veintiuno está desarrollando la atrocidad de una
Tercera Guerra Mundial. Ese ha sido el sino de la razón burguesa capitalista
triunfante en la modernidad, la destrucción mutua de seres humanos a escala
industrial. Ese mundo lleno de soberbia e inmoralidad no podía durar y tenía
que morir. Esperemos que su final sea lo menos traumático posible gracias a las
fuerzas que se despiertan en el mundo multipolar.
¡Qué insensatez! ¡Pensar que quieren la paz los que han hecho
la guerra! Al insensato le es posible pensar que puede salir indemne y
victorioso de una guerra con armas nucleares. Eso es justamente lo que es y lo
que piensa el decadente Occidente guerrerista e insensato. ¿Pensar que al gran
promotor de guerras en nuestro siglo le interesa la paz? ¡Qué insensatez!
Querer la paz sin abandonar el pecado, ¡es una locura! ¿Será que estamos al
borde del cumplimiento del tercer secreto de Fátima de ver el mundo reducido a
cenizas en un mar de llamas, por no haber oído su llamado a la conversión?
No se necesitan dos dedos de frente para darnos cuenta que el
mundo está en vilo por la amenaza de una catastrófica guerra mundial en Europa,
Norteamérica y el Sudeste Asiático. El orden geopolítico mundial se está
desmoronando y un nuevo orden más justo pugna por imponerse. El catalizador es
la guerra en Ucrania. Nos deslizamos hacia una gran conflagración mundial. La guerra
en Ucrania, con sus diecisiete meses de conflicto, es apenas su prólogo. Contra
la cínica y nefanda propaganda que pregonan los medios de desinformación del
imperio y sus ciegos aliados, la realidad es que es el INJERENCISMO de
Washington, Londres, la OTAN y los serviles países de Europa Occidental, es lo
que ha impedido la paz entre Ucrania y Rusia. Europa luce totalmente sometida a
la política imperial de Washington, sus medios de comunicación son cajas de
resonancia de la embajada norteamericana. Europa ha perdido vergonzosamente su
soberanía. Y en su pusilanimidad se pliegan incondicionalmente al atropello del
Derecho Internacional por la prepotencia imperial. Y así la Satanocracia se
expande y trata de perpetuarse en el viejo Orden Unipolar Mundial. No cabe duda
de que vivimos el Fin del Tiempo Contemporáneo.
Si estos son los prolegómenos de la Tercera Guerra Mundial,
pues todos los hombres de buena voluntad tienen el deber de impedirla. El
demonio anda suelto y es menester atajarlo con la fuerza de la espiritualidad.
Todas las iglesias y religiones del mundo, todos las instituciones culturales y
centros de enseñanza, todos los creyentes y no creyentes deben alzar su voz
para exigir la paz, en un mundo que da señas de desbocarse hacia el infierno de
la masacre atómica. Es más, fueron ocho años de incumplimiento de los
acuerdos de Minsk, la masacre y el bombardeo sistemático a la población rusa en
el Donbass por los nazis de Kiev, y la negativa a proporcionar a Rusia
garantías de seguridad ante la expansión de la OTAN hacia el este, lo que
obligaron a Rusia a implementar el Operativo Militar Especial.
Se dice que la distancia más grande entre dos personas, es un
malentendido. Pero aquí lo que espectamos es el reino de la confusión. El mundo
ve atónito como los necios políticos europeos prefieren caer en la inflación,
devaluación, crisis energética, destruir el empleo y su economía, por seguir
sumisamente a pie juntillas las descabelladas diatribas rusofóbicas del imperio
anglosajón. Aún a sabiendas que era el imperio del Norte el que siempre se
mostró contrario al abastecimiento de gas por Rusia a Europa, y era el primer
interesado en apartar a Europa de Rusia. Francia tuvo la oportunidad de
reaccionar en las últimas elecciones y no lo hizo. Se confirmó a Macron como un
agente de Washington y el Reich Bilderberg. Luego vino Italia con Giorgia
Meloni, que parecía erguirse insumisa al dictado imperial de Washington, pero
no tardó en revelarse como un Caballo de Troya del imperio.
Las elecciones europeas fueron un fiasco y el discurso
anti-OTAN se evaporó tan pronto como asumieron el poder dichos candidatos de
ultraderecha. Ello determinó a que Biden
y Londres aceleraran los motores de la guerra hasta el límite demencial de
empujar a Rusia y China hacia un enfrentamiento nuclear. A estos vergonzosos
corifeos se unió el canciller alemán Olaf Scholz, que no tardó en enviar
tanques y artillería, y ya alista tropas. Los países bálticos junto a Polonia
van por el mismo camino. El escenario parece dejar claro que la Tercera Guerra
Mundial puede desarrollarse en tres escenarios posibles:
Primer escenario: Apocalíptico
Segundo escenario: Coexistencia
Tercer escenario: Nueva hegemonía mundial
Veamos
el posible desarrollo del primer escenario.
Primer escenario: APOCALÍPTICO
1. Prólogo: guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra
Rusia.
2. Capítulo 1: ingreso de Ucrania en la OTAN y renuncia de
varios de sus miembros europeos a esta alianza, incluida Turquía, que se cansó
de esperar cincuenta años su ingreso.
3. Capítulo 2: Ofensiva de la OTAN a lo largo de toda la
frontera europea contra Rusia y Bielorrusia. Irán, Irak, Arabia Saudita, Egipto
y el mundo árabe se declaran en alerta roja contra Israel. EEUU lanza
nuclearmente a Pakistán contra la India, que también responde nuclearmente.
4.Capítulo
3: Se generaliza la tercera guerra mundial. Inglaterra. Alemania y Francia
reciben ataques nucleares. Derrota de las tropas de la OTAN en todas las líneas
del frente ruso. Ataque de Palestina y respuesta israelí desata la guerra
generalizada del mundo árabe contra Israel.
5.Capítulo
4: Entrada de China en Taiwán. Australia, Japón y Corea del Sur reciben ataques
nucleares de China y Corea del Norte.
6.Capítulo
5: Ofensiva de nuclear de EEUU, OTAN, Japón y británicos contra China y Corea
del Norte.
7.Capítulo
6: Ataque nuclear norteamericano sobre Rusia, China e Irán. China y Corea del
Norte hacen estallar bombas nucleares en EEUU.
8.Capítulo
7: Responde Rusia a los EEUU con el sistema nuclear de la “mano muerta”. EEUU
es rematado con el sistema de respuesta nuclear ruso.
9.Capítulo
8: devastación nuclear en todo el Hemisferio Norte y Oriente Medio.
10.Epílogo: Fin del Tiempo Contemporáneo (Invierno nuclear y
hambruna mundial en Hemisferio Sur completan la devastación planetaria). La
civilización tecnológica no sobrevivió.
Segundo escenario: COEXISTENCIA
1. Prólogo: guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra
Rusia.
2. Capítulo 1: golpe de Estado en Ucrania, se firma la paz
con Rusia, fin de la guerra.
3. Capítulo 2: Reorganización de la OTAN, donde pierde el
poder la camarilla guerrerista y rusofóbica.
4. Capítulo 3: Núcleo pacifista del Club Bilderberg toma el
control derrotando al ala fascista de los amos del mundo.
5. Biden es impedido judicialmente de ir a las elecciones, o
razones de salud se lo impiden, o va a las elecciones y pierde
abrumadoramente.
6. Nuevo presidente estadounidense opta por la coexistencia
pacífica con Rusia y China. No intervienen en Taiwán ni en Ucrania. Promueve la
disolución de la OTAN.
7. Fin de la guerra fría.
Tercer escenario: NUEVO ORDEN MUNDIAL
1.
Prólogo: fracaso completo de guerra híbrida de la OTAN en Ucrania contra Rusia.
2.
Capítulo 1: Renuncia y disolución de la OTAN. EEUU no prosigue con la guerra
fría contra Rusia y China.
3.
Capítulo 2: Se produce la integración euroasiática con la Ruta de la Seda y los
oleoductos NordStream.
4.
Capítulo 3: EEUU prosigue su marcha descendente y de potencia mundial se vuelve
en potencia regional.
Ninguno de estos desarrollos es inevitable, sino simplemente
tendenciales. Por tanto, el futro está abierto a la praxis humana. Un viejo
proverbio reza: Lo que no es útil para la colmena, no es el útil para la abeja.
Pero desde el neoliberalismo global la élite mundial se acostumbró a imponer su
criterio sobre la colmena. Y así, el conflicto sigue escalando peligrosamente
en Ucrania y las tensiones no cesan de crecer en Taiwán. Primero fue el atentado
terrorista a la hija del filósofo ruso Dugin, luego el desafiante viaje de
Nancy Pelosi a Taiwán, y después el sabotaje a las líneas suministro de gas
ruso para Europa, Nord Stream I y II. Destrucción que el senil Biden había
prometido. Washington y Londres enceguecidos de ambición imperial continúan con
las provocaciones a Rusia y a China, arrastrando al mundo hacia un conflicto
nuclear donde no habrá ganadores.
No
hay peor ciego que el que no quiere ver. Tal cosa no nos debería llamar a la
atención, porque cuando un imperio llega a su decadencia y decrepitud hace
cosas descabelladas, imprudentes y desatinadas. Ya lo decía Erasmo de Rotterdam
cuando afirmaba que la paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa.
Pero ante esto es completamente sordo la mezquina ambición imperial. Han sido
precisamente los bajos intereses de la élite mundial del Reich Bilderberg la
que provocó la presente guerra en Ucrania y también la incorporación a Rusia de
las repúblicas populares de Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporozhie. Los 50
millones de muertos durante la Segunda Guerra Mundial quedarán como niño de
pecho ante lo que se viene, aunque esperemos que nunca llegue. En un escenario
de guerra termonuclear tan sólo en las primeras 48 horas más de 100 millones de
personas habrán muerto en el conflicto apocalíptico. Europa, Rusia y América
del Norte quedarán devastadas. Y en las siguientes 72 horas se habrán sumado
otros 500 millones de víctimas del Sudeste Asiático y Oceanía. Hay quienes
piensan que Occidente no llevará las cosas tan lejos a sabiendas que Rusia
cuenta con 6 mil cabezas nucleares y sus misiles hipersónicos los supera.
Quisiera tener el mismo optimismo, pero las acciones descabelladas de las
provocaciones injerencistas de Occidente desvanecen las más optimistas
expectativas.
Por
el momento, el imperio estadounidense y británico lucen extraviados y
enloquecidos en su declive histórico. Y en su desvarío es seguido por una
desorientada Europa satélite y sin altura, para responder al desafío del
momento crítico. No obstante, para impedir el desastre se necesitan urgente
tres cosas:
1.
Defenestrar a Biden, operador político del guerrerismo actual. O que no sea
reelegido el 2024. Lo cual no parece remoto dado que el Procurador de Justicia
de EEUU informó que se encontró documentos clasificados en su oficina privada y
vivienda particular.
2.
Disolución de la OTAN. Lo cual no es improbable. Lo más verosímil es que tras
la forzosa entrada de Ucrania en la OTAN y la UE varios países europeos
disconformes renunciaran a la misma. Pero Alemania, Francia, Italia parecen
estar dispuestas ir hasta al final junto con el amo imperial para ir a la
guerra directa contra Rusia y China.
3.
Nuevo Orden Mundial Multipolar (NOMM). Sólo será posible el NOMM si la
devastación de China y Rusia no es total o se logra eludir el Apocalipsis
nuclear.
Como
los dos primeros puntos se ven más remotos que el tercero, esperemos evitar el
apocalipsis nuclear mediante un milagro del Señor. Así San Jorge y el Dragón
Rojo acabarán con el dragón negro del imperio del mal. La felicidad es amar y
no otra cosa. El que sabe amar es feliz, pero el que sólo sabe odiar sólo
produce infelicidad y guerra. ¿Podrá la humanidad superar la presente crisis de
caridad? Esperemos que el Fin del Tiempo contemporáneo concluya sin guerra
nuclear.
No
hay imperio inmortal, pero tampoco sabemos cómo morirá. La historia en sus
detalles no es predecible, sino solamente en sus tendencias generales. Y todo
ello depende de cómo las fuerzas hegemónicas del mundo contemporáneo manejen la
crisis presente. China hasta el momento pugna por morigerar la agresividad del
Occidente liberal, y Rusia demuestra que no podrá ser vencido en el terreno
militar. Esperemos que la sensatez pueda imperar en las élites económicas,
políticas y militares de Occidente. Y ello sólo advendrá mediante una
reconfiguración del poder en su seno, especial en la cúpula del Club
Bilderberg. Por el momento, la hegemonía lo tiene el ala fascista de los amos
del mundo, pero frente a este está el ala diplomática favorable a la
coexistencia pacífica. Sólo así habrá un nuevo operador político en la Casa
Blanca que abogue por la paz mundial, desactive la guerra fría y el peligro de
guerra termonuclear.
En
una palabra, el Fin del Tiempo Contemporáneo no tiene que ser necesariamente
por medio del Apocalipsis Nuclear. Hay otras alternativas posibles y visibles
que hay de fortalecer y desarrollar. Sólo que un desenlace favorable a la paz
mundial significará definitivamente el remplazo del Orden Mundial Unipolar por el
Orden Mundial Multipolar. En ello parece no haber retroceso posible.
6
AMÉRICA
LATINA BALUARTE
DE LA PAZ MUNDIAL
Un clavo decisivo en la tumba del imperialismo estadounidense,
incluso como potencia regional, resultó ser el triunfo electoral de Lula da
Silva sobre el conservador Jair Bolsonaro en la potencia sudamericana del
Brasil. Su viaje a Pekín para pedir una acción concreta de los BRICS para salir
del dólar y su liderazgo en la reunión Celac-UE son muestra suficiente de la firme
postura de América Latina de no dejarse arrastrar por la UE hacia una condena
de Rusia. Rusia ha reconocido la solidaridad del continente sudamericano y
estrecha sus vínculos junto con China hacia la Subregión.
Aquí
se trata de una nítida postura antimperialista de una región del mundo que ha
sido víctima de golpes de Estado, invasiones militares, imposición de
sangrientas dictaduras genocidas, intervencionismo e injerencismo político
descarado, chantaje económico, bloqueo económico ilegal, e incluso guerra
colonial en Las Malvinas. Ni siquiera los opresivos y deshumanizantes casi
cincuenta años de neoliberalismo global pudieron desarraigar la conciencia
antimperialista de los pueblos de América Latina ni borrar de su memoria todos
los atropellos por parte del imperio a su vida política republicana. No
olvidemos que el neoliberalismo fue la ominosa revolución de los ricos contra
los pobres. Por lo
demás, el inusitado interés de la UE en acercarse nuevamente a América Latina
responde a un movimiento estratégico interno y externo. Interno, porque
necesita el litio de Bolivia, Argentina y Chile para su industria tecnológica
y, también, requiere sustituir las fuentes de energía rusa por la de Venezuela.
Externa, porque la estrategia junto al imperio estadounidense es atajar en
algo, aunque sea tardíamente, la penetración de China con grandes proyectos de
inversión en la región. Por todo ello, Lula representa una victoria electoral
de gran trascendencia en el actual terremoto geopolítico mundial por los motivos
siguientes:
1. Se
abre un gran bloque sudamericano de izquierda y antimperialista liderado nada
menos que por las dos grandes potencias de la América: México y Brasil. AMLO y
Lula, son dos importantes líderes, y representarán el liderazgo indispensable
para consolidar el bloque que haga contrapeso a la potencia del Norte en plena
decadencia de su parte.
2.
Fortalecerá la política no alienada y de neutralidad en el conflicto europeo
provocado por los Estados Unidos. No se puede ignorar que la subregión se negó
a proporcionar armas a Ucrania.
3.
Constituye un dique de contención ante las derechas neofascistas que conspiran
abiertamente contra gobiernos democráticos de izquierda, como el visto en
contra de Castillo en Perú.
4.
Influye en la política exterior estadounidense de no malquistarse más con los
países de su patio trasero.
5.
Evidencia el desgaste definitivo del liberalismo en las masas populares de la
subregión.
6.
Significa que los lazos comerciales y tecnológicos con China y los políticos,
tecnológicos y militares con Rusia crecerán significativamente.
7.
Cambia la correlación de fuerzas internacionales en la subregión.
8.
América Latina se vuelve a convertir en un foco de defensa de la Paz Mundial y
del no intervencionismo en los asuntos mundiales, partidaria de la soberanía
nacional, en contraste con la triste e insensata Europa liberal que luce caduca
y sin rumbo alentando el belicismo imprudente y temerario.
9. La
reivindicación de Argentina sobre las Malvinas recibirá un apoyo decisivo. Como
lo logró en el Foro Celac-UE, mostrando su disgusto Inglaterra por no mencionar
las islas por su nombre en inglés.
10.
Expresa el avance del nuevo orden multipolar y el retroceso definitivo del
viejo orden unipolar.
La nota
discordante en dicha reunión la dio la postura ambigua del presidente de
Colombia, Petro, por condenar por igual como imperialista la operación militar
rusa, junto a las Irak, Siria, Afganistán. Y lo peor fue la postura
abiertamente pro-occidental de Boric, el presidente de Chile, quien sin tapujos
calificó de agresión imperial. Lula trató de disculparlo aludiendo a su
juventud e inexperiencia. Pero no hay duda de que Boric es un Caballo de Troya
del imperio estadounidense. De modo que no es difícil advertir que Lula no es
un clavo más en el zapato del Tío Sam, sino el clavo decisivo en la tumba del
imperialismo, que corroe sus ambiciones, frena sus intereses, desprestigia su
política injerencista, desenmascara su afán de dominación global, acelerando el
alistamiento de sus valijas para su retiro de la escena mundial.
Sin lugar a dudas, clarea un nuevo amanecer con ideario socialista en todos los
corazones que claman libertad con justicia, y desarrollo con caridad. El problema
de la Paz en América Latina está ligado a la lucha por la liberación nacional
antimperialista.
Sin
embargo, el imperio contraataca, no se queda de brazos cruzados, hace todo lo
posible por entorpecer las políticas soberanistas y tiene a la subregión bajo
ataque para mantener sus posiciones políticas, económicas y militares. Se abre
un nuevo capítulo en la guerra secreta contra América Latina, donde todas las
opciones de mantienen abiertas. Así lo dio a entender Laura Richardson, jefe
del Comando Sur de los Estados Unidos. Y no es un secreto que defiende los
intereses de sus monopolios y para ello busca apoyarse en la cúspide militar
mafiosa y reaccionaria de la subregión.
América
Latina siempre ha sido un dolor de cabeza para el imperio del mal debido a que
sus pueblos, principios e ideales son de una arraigada vocación
antimperialista. Como dejó constancia José Enrique Rodó en su Ariel,
Calibán es pragmático, imperial y prepotente, mientras Ariel es humanista,
solidario y cooperador. Son dos almas de distinta profundidad, dos espíritus de
distinto calibre las que se miden y oponen. Calibán tiene un alma horizontal,
Ariel una vertical. Ni la ola neoliberal de cerca de cincuenta años pudo
eliminar ese sentimiento anti imperial. Menos aún ahora, que se ha hecho
evidente toda su inmedible maldad castigando al pueblo cubano por décadas, a
través de un bloqueo ilegal condenado por todas las naciones del mundo, salvo
por su socio Israel. Y es que el imperio del mal es intolerante con el
principio consagrado por el derecho internacional sobre la libre determinación
de los pueblos y el respeto de la soberanía nacional.
Así,
el imperio del mal no descansa y el golpe que armó en Perú trata de replicarlo
en Brasil, Colombia, México, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Bolivia,
Argentina. La subregión está bajo ataque y no habrá descanso. El objetivo, al
parecer tardío, es no perder el patio trasero. Y es que en medio del terremoto
geopolítico global que representa la guerra en Ucrania, al imperio del mal no
le cae nada bien la hegemonía creciente de China en la subregión, la negativa a
enviar armas al nazi Zelenski, la mayoría de gobiernos de izquierda -salvo el
de Boric de Chile, que muestra una sumisión inaudita al imperio-, la promoción
que hace Lula para abandonar el dólar del comercio internacional, la política
integracionista del Mercosur, y el hecho de que las tierras raras y la gran
riqueza en recursos naturales no se le enajenen.
Lula,
Petro, AMLO, Bukele, Ortega, Maduro, Arce y Fernández saben por diferentes
motivos que están en peligro, porque la política soberana e independiente no es
del agrado ni satisface los intereses colonialistas del imperio del mal en la
subregión. Pero Xi Jinping, cuyo país es el principal inversor en la subregión,
y Rusia, que es el principal sostén político-militar de varios países
sudamericanos -Cuba, Venezuela, Nicaragua-, no están dispuestos a que los
golpes de Estado blandos o las revoluciones de color prosperen en el patio
trasero del imperio del mal. Un pequeño botón de muestra son los planes
golpistas descubiertos en el asesor militar de Bolsonaro. La CIA y los
servicios de inteligencia del imperio del mal no se dan abasto en la subregión,
y llevan a cabo una febril campaña desestabilizadora en todo el Continente.
No
es ningún secreto que Rusia halló en Ucrania laboratorios secretos de armas
biológicas y químicas, los denunció, pero el corrupto Occidente liberal hizo
oídos sordos junto a las, cada vez más desprestigiadas, Naciones Unidas. En la
guerra en Ucrania vemos el mismo libreto que la CIA implementó en América
Latina, a saber, asesorar a los cuerpos represivos, organizar golpes de Estado,
implementar escuadrones de la muerte, elaborar materiales químicos y biológicos
para controlar la psicología humana, y desarrollar una guerra propagandística
por editoriales de las agencias de prensa, radio, redes sociales e internet.
Olvidando su cacareada versión democrática en el manejo de la libertad de prensa
consiguió de los gigantes tecnológicos que RT fuera suprimida en Europa y
limitada en América Latina, pero ello sólo ha conseguido desprestigiar más a la
prensa corporativa y fortalecer a la prensa independiente.
América
Latina no se puede hacer a un lado en la presente lucha geopolítica entre
China, Rusia y Estados Unidos de Norteamérica. La Patria Grande de Bolívar,
Martí, Artigas, Sandino, Allende, el Che, tiene que tomar la decisión acertada,
se juega nada menos que su destino. Es la hora decisiva de la historia en que
el continente se decide por un rumbo emancipador, independiente y democrático
para dejar de ser el patio trasero de potencia alguna. Latinoamérica es
consciente de que está bajo ataque y el enemigo es el de siempre, el mismo que
atisbó Bolívar señalando que sería el principal impedimento para la formación
de la Patria Grande. De
suyo se comprende que el imperio del mal haya buscado sustituir el sueño
integracionista latinoamericano de Bolívar por el panamericanismo.
Su
elección a favor del Nuevo Orden Mundial Multipolar es un desafío para la
decadente potencia hegemónica del norte. Ahora son los golpes de Estado blandos
los que intenta, mañana puede ser una medida más agresiva. Si ha perdido el
control en Ucrania lo mismo puede suceder, y, de hecho, ya lo está perdiendo en
América del Sur. China y Rusia lo saben. Y sobre todo la primera está dispuesta
a la defensa militar de sus aliados en la subregión. El imperio del mal está en
una encrucijada en el peor momento de su historia, se debate en una profunda
crisis interna y externa, y en su desesperación puede ocasionar grave daño en
las relaciones internacionales con otros países. Lamentablemente en estos
momentos Perú, de la señora Boluarte, y Ecuador. de Lasso, juega un papel clave
para el imperio del mal, y no se descarta que sea usado para provocar una
conflagración bélica regional de consecuencias desastrosas.
En
una palabra, si en Europa la OTAN es la raíz de los problemas, en América
Latina lo es los EEUU. La paz social, política y regional en América Latina
está en peligro ante un imperio del mal desbocado y desesperado por mantener su
hegemonía en la subregión en el peor momento de su historia. La catastrófica
derrota militar en Ucrania es la cancelación del imperio del mal y sus vasallos
europeos. El viejo mundo unipolar colonialista se derrumba y un nuevo mundo
multipolar nace. Vivimos una hora histórica decisiva que, si no es interrumpida
por una demencial guerra termonuclear, puede llevar a la humanidad a un nuevo
amanecer.
7
EN EL UMBRAL
Sin duda que el mundo se encuentra en el umbral de una
posibilidad bifronte, a saber, estamos al borde de una apocalíptica Tercera
Guerra Mundial, como nunca antes lo estuvo el mundo, y, también, nos
encontramos en medio del terremoto geopolítico que representa la lucha
reaccionaria de la élite Bilderberg por mantener su poder global con su esquema
unipolar, junto al poderoso emerger revolucionario del Nuevo Orden Mundial
Multipolar.
La
diferencia entre la crisis de los misiles en Cuba en 1962 y el riesgo de guerra
termonuclear de hoy es que los líderes de ambas potencias eran cabezas lúcidas.
Tanto Kennedy como Kruschev demostraron su capacidad para resolver la tensión
mundial en menos de un mes. En cambio, actualmente Biden es un líder senil, que
saluda y extiende la mano a seres invisibles en cada discurso y resulta siendo
un instrumento fácil de los partidarios de la demencial guerra contra Rusia. En
ese marco de poco vale que Putin muestre sensatez mientras que su contrapartida
se hace eco del ala fascista del Reich Bilderberg. Además, el plan de rodear
las fronteras rusas responde a un plan meticulosamente elaborado y no es una
improvisación repentina. Eso es lo más peligroso porque revela una intención
subalterna dispuesta a la confrontación nuclear con el gigante euroasiático.
Esto es lo que llamamos el “desquiciamiento de la plutocracia occidental
mundial”. Realmente cuesta creer que responda a un plan medido hasta en sus
últimas consecuencias y que sea ciegamente seguido por los líderes vasallos
europeos. ¿Pero realmente los amos del mundo en su ala fascista están
desquiciados?
Obviamente
que las élites occidentales no se han vuelto temerarias de la noche a la
mañana. Así como ven a Ucrania como el pretexto para batir a Rusia, del mismo
modo ven a Taiwán para batir a China. Se busca crear otra guerra proxy. No en
vano hay 73 bases militares estadounidenses en Corea del Sur y 120 en Japón.
Además, el país nipón se rearma y está militarizando aceleradamente islas
artificiales aledañas. Estados Unidos no sólo prepara un muro de defensa contra
China, sino una avanzada de ofensiva. Y es que la inteligencia del mal se
caracteriza por la hipocresía, la mentira, la manipulación, la agresión, la
irrespetuosidad y la violencia. Todo ello calza a la perfección con la política
internacional del occidente liberal y ahora con el proceder el Reich
Bilderberg. No basta con evitar el enfrentamiento con la inteligencia del mal,
porque tarde o temprano se dejará llevar por la violencia y desatar su
agresividad. Esto ya se vio con los regímenes fascistas de la Segunda Guerra
Mundial. Jean Baudrillard ha
hecho notar que a la negación de Dios le sigue la negación de la realidad que
es sustituida por lo virtual. Pero lo que nosotros notamos aquí es que la
inteligencia del mal se edifica, o trata de hacerlo, una realidad egocéntrica,
sin compasión, ni empatía ni caridad y que responda tan sólo a sus afanes
egoístas. Se trata de una realidad psicopática, que se siente superior al resto
y con un narcisismo destructivo. La psicopatía del Reich Bilderberg es lo que
está poniendo a la humanidad en peligro con un holocausto nuclear, porque con
su pobreza emocional sólo pone en primer lugar su narcisismo, ausencia de
empatía, impulsividad de tener poder y controlar el mundo. Este tipo de personalidad
social viene acompañado de promiscuidad sexual, vida parasitaria, ausencia de
remordimiento y conducta delictiva. Y a todo ello se entrega, en su mayoría, la
élite del mundo.
El
ataque con drones al Kremlin es un claro indicador de que el mundo está por
atravesar vesánicamente el umbral de la apocalíptica guerra termonuclear. En
vez de parecer un ataque de falsa bandera de los propios rusos, como lo han
sugerido desde Francia, tiene todos los indicadores de ser una prueba
preliminar para un ataque devastador sobre Moscú. Ahora se entiende por qué la
reacción rusa ha sido responsabilizar del ataque a los Estados Unidos y a la
OTAN. Mientras que la potencia del Norte se apresuró a deslindar cualquier
responsabilidad por el ataque. El cual no es de fiar. Desde que se
desintegró la Unión Soviética sólo se conoció la expansión amenazante de la
OTAN hacia las fronteras rusas. Los vuelos de aviones espías y de
reconocimiento occidentales tampoco han cesado y son continuamente
interceptados. O sea, no se tratan de vuelos inocentes, sino de patrullaje
continuo para afinar planes ofensivos.
¿Por
qué el Occidente liberal estaría interesado en hacer este tipo de pruebas? Al
parecer porque no sólo tiene en Ucrania una guerra perdida por medios
convencionales, sino que no se resigna a asumir su derrota, y en vez de buscar
la paz se precipita ensayando operativos desesperados. Lo que se condice con el
extraño comportamiento del senil Biden que no pierde la ocasión de ninguna
cumbre internacional para comentar entre bastidores que ya viene la guerra
nuclear. Pero el que siembra vientos cosecha tempestades. Y Putin, siempre muy
bien informado, no ha tardado en mostrarle al mundo occidental a lo que se
expone con sus continuas insensatas provocaciones.
Mientras
que Europa occidental ha perdido toda soberanía mostrándose vasalla a los
dictados de Washington, el sinuoso Macron y Hungría son los únicos países que
se oponen a continuar con la guerra. El resto persiste en su empeño de apoyar a
Biden en su juego geopolítico guerrerista. Mientras tanto crece la protesta
popular contra la guerra en Alemania, Italia y España. Ya nadie deja de
presentir que el mundo está deslizándose peligrosamente hacia un camino sin
retorno. China es constantemente acosada por el Imperio norteamericano a
sabiendas que no tiene opción válida de triunfo militar, según sus propios
expertos militares. La política exterior de Biden ha perdido por completo el
rumbo y los bloques militares ofensivos que promueve de un océano a otro no
serán capaces de retrasar la hora definitiva de su acelerado ocaso.
El
mundo anda desquiciado porque el principal foco promotor de la tensión mundial
es un imperio en declive, que cree que puede salir de sus crisis promoviendo
guerras. Pero esta vez ha elegido a los enemigos equivocados, a saber, nada
menos que las otras dos superpotencias en auge, en especial China. Y es que el
injerencismo en política exterior le es consustancial al imperio del norte,
siendo el principal factor de inestabilidad para la paz mundial. El mundo
occidental liberal liderado por el Imperio del Mal ha ido insensatamente muy
lejos en sus provocaciones contra Rusia y China. La elite liberal cree poder
sobrevivir a un conflicto termonuclear y se arriesga a provocarlo. Vive la
humanidad en el presente las horas más decisivas de su historia. ¿Seremos
capaces de remontar el peligro y conjurar la locura del Hegemón en
decadencia?
Si
los Estados Unidos en el ámbito interno no implosiona y la Administración Biden
fragua un fraude electoral para reelegirse, entonces habremos cruzado el umbral
de la supervivencia de la civilización humana, porque nuestra destrucción se
hará inevitable. El senil Biden es el operador político de las fuerzas más
oscuras del llamado “Estado profundo” de la política y economía norteamericana
y tiene como principal encargo llevar al mundo al holocausto nuclear.
Pero
la otra tendencia es que el rápido ascenso de los BRICS acelere la caída del
mundo unipolar y el triunfo del mundo multipolar. Por lo pronto la instauración
de una nueva moneda de los BRICS acelera la caída estrepitosa del dólar, en
medio de la economía estadounidense que se debate entre la inflación, escasez
de productos, depresión del mercado laboral, la especulación desmedida por la
desregulación del mercado financiero, la descontrolada expansión crediticia,
recesión. Todo lo cual hace pensar a algunos analistas que en EEUU se avecina
una Gran Recesión que superará a la del 2008. Ante ello Occidente promueve el
neocolonialismo y frena la formación de un orden mundial multipolar. Por su
parte, Latinoamérica aboga por un mundo multicéntrico, libre de dominación y
neocolonialismos. China insiste en abogar por la cooperación igualitaria y
mutuamente ventajosa entre todos los países, sin incurrir en juegos
geopolíticos. Putin señala que la presión occidental hizo que de la
globalización el mundo se haya desplazado hacia la política de bloques, donde
la geopolítica y la geoeconomía son puestas al servicio de la confrontación en
vez de la cooperación recíproca y mutuamente favorable. Pero en vez de eso las
potencias occidentales prefieren suscribir acuerdos de cooperación en materia
de defensa.
Un
ejemplo reciente de ello es EEUU, que a través de su embajador en China declaró
desafiante y provocadoramente: “Somos el líder del Indo-Pacífico y Pekín lo
sabe”. Luego añadió contradictoriamente: “Washington se quedará en la región,
no quiere conflictos con el gigante asiática, pero que se defenderá”. Como era
de esperar la contraparte china observó que se trata de un comportamiento
hegemónico imperial en el que “se creen los dueños del mundo”. La pregunta
natural es ¿Qué se busca liderando regiones ajenas? ¿Eso no es acaso reclamar
la propiedad de todo el planeta? ¿No son provocaciones muy peligrosas del
Imperio del mal?
Reclamar
la propiedad de todo el planeta y buscar liderar regiones ajenas es la
característica principal del imperialismo norteamericano, que hoy en Ucrania
está poniendo al mundo en el umbral de la destrucción de la humanidad.
8
TRASPASANDO
LOS LÍMITES
Cuando hablamos de traspasar los límites no nos referimos a
las temerarias provocaciones del Imperio del mal por todo el planeta, ni a la
remisión de un submarino nuclear yanqui a Corea del Sur, ni al despliegue de
bombarderos estratégicos supersónicos B-1B Lancer con capacidad nuclear a
Suecia, ni al añadido de seis bombarderos nucleares B-52 a Europa, ni al plan
norteamericano de concentrar 100 mil efectivos listos para intervenir contra
Rusia, ni al envío de armas prohibidas al régimen nazi de Kiev, ni a la
decisión de Alemania y Francia de enviar a Zelenski armamento pesado, ni a la
concentración de artillería, blindados, infantería, barcos y aviones en torno a
Rusia, principalmente por parte de Polonia, ni a la permanente provisión de
mercenarios a Ucrania. No, a eso no nos referimos, a pesar de que ello también
es traspasar los límites.
Nos referimos a un fenómeno histórico que involucra a todo
ello, y es que el mundo está traspasando los límites del capitalismo neoliberal
global para encaminarse hacia un socialismo que utiliza la economía del
capitalismo social de mercado y la cultura asentada en los valores de la
tradición. Estamos hablando de una nueva fase de la historia cuyo perfil
económico no acaba aún por definirse, utilizará por un tiempo más las reglas de
acumulación de capital del capitalismo, en política exterior se basará en el
respeto de la autodeterminación de los pueblos y en el no injerencismo en los
asuntos internos de los Estados, en cultura pondrá fin a la inmoralidad sexual,
la ideología de género, recuperará la tradición religiosa, la visión metafísica
de las esencias y se reconciliará con Dios.
No es que se vaya a suprimir la secularización, pero sí se le
pondrá límites. Se tratará de una sana corrección de las extralimitaciones del racionalismo
y empirismo moderno, el cual acabó en el mito del culturalismo donde todo es
invención y constructo social. El mundo buscará sanearse de las extravagancias
del subjetivismo de la modernidad y lo hará sin buscar un nuevo retorno a la
Edad Media. Por ello, se tratará de rescatar la trascendencia divina sin
afectar la realidad de lo inmanente. O sea, estamos ante el traspaso de los
límites culturales de un mundo agotado, finisecular y esclerótico, que si no es
superado sólo llevará a la enajenación sin límites del hombre y a su
sustitución por la máquina inteligente.
No tiene sentido limitar el peligro que atraviesa actualmente
la humanidad solamente a la amenaza de un Apocalipsis nuclear, cuando lo que
vemos es que el espíritu de la civilización moderna, en su agotamiento, se
volvió nihilista. El mundo ha llegado a un límite en que se necesita una nueva
cultura, un nuevo espíritu epocal, sin lo cual no surgirá civilización nueva
alguna. El cristianismo lejos de ser abandonado deberá ser retomado con toda su
acervo místico y riqueza espiritual, y lo mismo acontece con las grandes
religiones del mundo. El occidente cristiano, opuesto al corrompido occidente
liberal, junto al Asia budista, hinduista, al Medio Oriente musulmán y judío
serán los encargados de encaminar a la cultura humana hacia un nuevo
renacimiento espiritual. Y esto no puede hacerse sin conexión con las
relaciones internacionales, la geopolítica y la geoeconomía.
La soñada paz perpetua de Kant demostró que no puede ser
lograda solamente basándose en el cosmopolitismo, el republicanismo, la
democracia, la abolición de tratados secretos, la supresión de los ejércitos
permanentes, ni intervenir en los asuntos internos de otros. Pues, si a ello no
va unido la reconciliación con Dios, la recuperación de las esencias y el logro
de una nueva imagen del mundo basado en el amor y la justicia, no habrá paz
perpetua entre los países. Ya lo decía Dostoievski: “Sin Dios todo está
permitido”. Aunque el fanatismo religioso también se encargó de demostrar que
“con Dios todo está permitido”.
A lo que vamos es que el fin de las guerras y el peligro de
una guerra nuclear no depende solamente de constituciones republicanas, ni de
la naturaleza económica del sistema productivo, sino, principalmente, de las potencialidades
del espíritu cultural de una época. Allí está ínsito las posibilidades para la
paz o de la guerra. Pero tampoco queremos pensar que exista un espíritu
cultural indemne a la degradación epocal. Todo tiende al desgaste, incluso el
espíritu de una época. Recordemos, sin ir muy lejos, al propio espíritu
burgués, que con todo su terrenalismo e inmanentismo cumplió un papel político
revolucionario en los siglos XVIII y XIX, aunque su papel ideológico cultural
renovador acontece en los siglos XV, XVI y XVII. Lo que vino después de la
segunda mitad del siglo diecinueve fue el comienzo inexorable de su declive,
encontrándonos actualmente en la curva de su franca decadencia. Es decir, no
hay espíritu cultural que esté exento de degradación histórica. Ello forma
parte de su propia existencia y desarrollo. Debe conocer no sólo su esplendor,
sino también su declive. Lo que nazca hoy, tras el terremoto geopolítico que
nos asalta, también tendrá que llegar a conocer su fin. Lo que en un momento
surge con un carácter progresista y revolucionario tendrá que atravesar las
horcas caudinas de su decrepitud y reaccionarismo. La transitoriedad de la
historia debería poner al hombre en alerta sobre lo efímero de sus logros en el
tiempo largo de Braudel, previniendo al menos que la transitoriedad dialéctica
exige nuevo dinamismo entre positividad y negatividad de la praxis humana.
No obstante, lo que sí permanece incólume del legado kantiano
es que trata el problema de la política en relación con la moral y que la guerra
debe resolverse siempre a favor de la moral. Sólo que a esto hay que añadir una
observación nada baladí y es que la política y la moral secularizada fue útil
para derrotar a la nobleza y el clero reaccionario del momento, pero en su
desarrollo demostró que la política divorciada de lo moral -tipo maquiavelismo
puro- y las virtudes morales separadas de las virtudes teologales terminaron en
el endiosamiento del hombre. Ese narcisismo del antropocentrismo sin Dios
alimentó los fascismos genocidas, las guerras mundiales, los Auschwitz, la
ideología del superhombre, el consumismo mecadólatra del capitalismo liberal y
el egocentrismo de las redes sociales bajo el capitalismo cibernético.
El traspasar los límites tampoco significa que la historia
tenga un curso regular, al contrario, es muy irregular, y, en todo caso, el
progreso indefinido de la humanidad es sólo tendencial, no excepto de
retrocesos, estancamientos y desviaciones. Por ejemplo, todo indica que en la
presente situación histórica es muy probable que un cúmulo de circunstancias y
factores favorezcan el esplendor y hegemonía de la civilización euroasiática,
en especial sino-rusa. Esa confluencia entre Oriente y Occidente, que
generalmente ha sido señalada de profunda antítesis, significará un enriquecimiento
cultural apreciable.
Tratándose de dos almas de distinta profundidad metafísica su
encuentro estrecho morigerará el antropocentrismo occidental, el
reencarnacionismo y sed de no ser de la India, el terrenalismo de la armonía
chino, el monoteísmo estricto musulmán y judío. No es que llegarán a
sintetizarse todos ellos, permanecerán en las antípodas, pero con más
tolerancia y comprensión. Tampoco es exacto afirmar que Occidente nunca entrará
en decadencia porque está nutrida de la savia de culturas milenarias. Así,
tiene el afán de inmortalidad de la egipcia, de conquista de la romana, celeste
de los caldeos, exploradora de los fenicios, cognoscitiva de los griegos,
infinito de los hindúes.
Pero ello no significa que sea inmortal en la historia. Al contrario,
el momento actual es de una gran reconfiguración de las fuerzas históricas,
donde la guerra sigue funcionando como partera de la historia, y en donde se va
gestando un nuevo motor histórico. Ese nuevo motor histórico está liderado en
lo económico por China y en lo cultural por Rusia. La Rusia de Putin reivindica
la tradición cristiana de occidente, lo cual es decir bastante, dado el curso
secularizado al extremo del occidente liberal. No es que nos espere la Casa
Ecuménica a la vuelta de la esquina, para ello hay que educar a la humanidad en
el amor y fraternidad universal, pero si sabemos sortear el escollo del
apocalipsis nuclear nos espera allá en la lejanía futura de la historia una
unidad más radiante y universal para la humanidad.
Quizá llega en un momento tan providencial el auge del
emerger de la civilización euroasiática, porque en medio de la calamitosa
crisis climática que nos azota es imprescindible el encuentro creativo de los
impulsos culturales antropocéntrico y cosmocéntrico. Si China, Oriente Medio y
Occidente llega al Absoluto valorando el cosmos, lo contingente y lo finito,
valorando en una palabra el Ser; el Oriente Hindú y budista llega al Absoluto
desvalorando el cosmos y lo finito por el camino insondable de la Nada y el
Nirvana. Este encuentro cultural entre el Ser y la Nada, que representa el
nuevo orden mundial multipolar, resulta siendo de profundo significado, porque
personifica una ruptura con el inmanentismo de la modernidad, una recuperación
del sentido de la trascendencia y del ser, un reconocimiento de las dimensiones
suprarracionales de la razón, y un nuevo sentido de la vida y existencia
humana.
Habremos traspasado los límites de la modernidad si en la
hora actual se consuma la derrota cultural y material del orden mundial
unipolar y el auge del orden mundial multipolar. Será la derrota del nihilismo,
y la recuperación de la dimensión metafísica del Ser y la Nada.
CONCLUSIÓN
Desentrañar el significado profundo que tiene la hora
histórica presente no es hacer un ejercicio de historia, de crónica
periodística, ni de política internacional y menos de geopolítica, sino que es
hacer un esfuerzo de filosofía culturológica para poder atisbar su sentido y
dirección subyacente tras los hechos empíricos.
De manera que en esta exploración se ha podido advertir que
nos encontramos ante un cambio de época que evidencia el desgaste profundo del
mundo del capitalismo liberal y su orden global unipolar. Al mismo tiempo se
deja advertir que emerge un nuevo orden mundial multipolar con una fuerza e
ímpetu que acelera el enterramiento del viejo orden. Y la guerra en Ucrania ha
servido de partera de la historia.
La comadrona de la guerra recibe a un niño que nace joven
ágil y robusto, el cual desafiante pone en jaque las pretensiones de
perpetuidad del senil imperio hegemónico, que no cesa de tambalearse y tropezar
continuamente. El riesgo es que en su porfía por no dejarse arrebatar el trono
recurra a las armas nucleares, como parece que insensatamente tiene calculado.
Su inteligencia ya no es lúcida, es más, se ha vuelto más cínica, perversa y
peligrosa. Encarna la inteligencia del mal, con todas sus características
psicopáticas, narcisistas y manipuladoras.
Esto significa que la crisis de la paz mundial actual no
puede ser analizada al margen del poder en la sombra que representan los
integrantes del Club Bilderberg. Pero, al mismo tiempo, se puede observar que
no hay unidad ni homogeneidad en sus integrantes, aunque si bien hegemoniza su
ala radical fascista, tienen enfrente el ala moderada y diplomática de la
coexistencia pacífica. Este último trata de recuperar el tiempo perdido para
evitar la catástrofe al que conducen la otra parte de los amos del mundo.
Mientras tanto, sus operadores políticos de la Administración
Biden tratan de acelerar la confrontación directa con Rusia y China, a
sabiendas de su inferioridad militar para una confrontación convencional. Por
ello, la amenaza del uso del arsenal nuclear, por parte del Imperio del mal, es
real y confía irracionalmente en ese recurso estratégico. Ante ello las fuerzas
geopolíticas más lúcidas en el mundo buscan la disuasión, la coexistencia
pacífica y la negociación al conflicto. El mundo está en vilo ante la codicia
ciega de las fuerzas que andan en retirada de la historia.
La esperanza aparece con la unión de las fuerzas progresistas
en los BRICS, el posible fracaso de la reelección del senil Biden, la posible
contención de la OTAN para no guerrear directamente con Rusia, la no injerencia
norteamericana en Taiwán y el cambio del equilibrio de fuerzas al interior de
los amos del mundo.
Con ello el mundo conocerá una nueva época, más pacífica,
justa y colaboradora. Se habrá derrotado al Superhombre nihilista, que se
siente imperialmente más allá del bien y del mal, y se habrá abierto una nueva
relación metafísica entre inmanencia y trascendencia, lo temporal y lo eterno.
Bibliografía
& Fuentes
Andrés Hernández Alende, Trump ¡Estás despedido!
Mundiediciones, 2021
Anne Applebaum,
Hambruna roja, la guerra de Stalin contra Ucrania. Debate, 2019.
Antonio Belaunde Moreyra, Comentarios a la Definición
de la Agresión, Fondo Editorial Fundación Academia Diplomática del Perú, Lima,
2003.
Ángel Luis Toledano Ibarra.
Hacia el equilibrio de la población mundial: El equilibrio demográfico y la
ética cristiana. Desclée De Brouwer, 2004
Argemino
Barro, Una historia de Rus. Crónica de la guerra en el este de Ucrania. La
huerta grande, 2020.
Bernard
Bruneteau, El siglo de los genocidios: violencias, masacres y procesos genocidas
desde Armenia a Ruanda. Alianza editorial, 2009.
Bob Woodward, Rabia. Roca Editorial de Libros,
2020.
Carlo Cipolla. Historia
económica de la población mundial. Booket, 2013.
Carlos Tello, La revolución de los ricos. FCE,
México, 2020.
Cristina Martín Jiménez. Los
planes secretos del Club Bilderberg. ¿Quién maneja los hilos del poder? Booket,
España, 2018.
---.
Los amos del mundo están al acecho. Temas de hoy, España, 2017.
---. La tercera Guerra
Mundial ya está aquí. Ediciones Martínez Roca, España, 2021.
Charles Andrews. El Coloso
Hueco. Needle Press, 2015.
Christopher Dawson. Ensayos
acerca de la Edad Media. Aguilar, Madrid, 1960.
---. Los Orígenes de
Europa. Ediciones Pegaso, Madrid, 1945.
Daniel Estulin. La
verdadera historia del Club Bilderberg. Planeta, España, 2005.
---. El
imperio invisible. La auténtica conspiración del gobierno mundial en la sombra.
Emecé editores, 2011.
Fabio Nigra y Pablo Pozzi.
La decadencia de los Estados Unidos. De la crisis de 1979 a la megacrisis
del 2009. Editorial Maipue, Buenos Aires, Argentina, 2016.
Georg Simmel, Filosofía del dinero. Editorial
Capitán Swing, Madrid, 2013.
Gregorio Recondo, El sueño de la Patria Grande:
Ideas y antecedentes integracionistas en América Latina. Ciccus, Buenos Aires,
2021.
Harry Belevan. Rusia,
Ucrania, Occidente. Universidad Ricardo Palma, Instituto Porras Barrenechea,
Lima, 2022.
Henry Kissinger, Teresa
Arijón, Roger Vidal. Orden Mundial Reflexiones sobre el carácter de
los países y el curso de la historia (Audio libro). Penguin Random House
Audio.
Ignacio
Hutin, Una renovada guerra fría. Ucrania Donbass, Ediciones Apostroph, 2022.
Immanuel Kant. Hacia la paz perpetua.
Biblioteca Nueva, Madrid, 2005.
Immanuel Maurice Wallerstein. La decadencia del
imperio. EEUU en un mundo caótico. Editorial Txalaparta, 2011.
Isabel García-Ajofrín, Joe Biden, el último en
pie. La selección del presidente de Estados Unidos en 2020. Editorial
Universitat Oberta de Catalunya, Barcelona, España, 2022.
Jean Baudrillard, El pacto de lucidez o la
inteligencia del mal. Amorrortu editores, 2008.
José Luis Collazo Pérez. La Tercera Guerra
Mundial. Edición Kindle, 2017.
Juan Miguel Zunzunegui. El imperio del terror.
Breve historia del dominio yanqui. Plaza y Valdés, México,2004.
Karl Marx. El Capital. Tomo I. Siglo XXI
ediciones, 2002.
Lewis Mumford. El mito de la máquina. Técnica y
evolución humana. Pepitas de calabaza editorial, España, 2010.
Lorenzo Peña. Abajo la oligarquía. Muera el
imperio yanqui. Muñoz Moya Editores, 2011.
Manuel Baldomero Ugarte y Daniel Marcelo Sierra, La
Patria Grande. La Casa de las Palabras, 2020.
Max Weber. La ética protestante y el espíritu
del capitalismo. Akal, 2013.
Nadia Urbinati, Yo el pueblo, Editorial Grano
de Sal, 2021
P. Levín. El capital
tecnológico. Catálogos, Buenos Aires, 1997.
Ray Dalio. Principios
para enfrentarse al Nuevo Orden Mundial. Paidós, 2022.
Robert Kiyosaki, Por qué los ricos se vuelven
más ricos. Aguilar, 2017.
Rubén
Ruíz Ramas, Ucrania: de la revolución del Maidán a la guerra del Donbass.
Editores Comunicación Social, España, 2016.
Silvio
Waisbord. El imperio de la utopía. Mitos y realidades de la sociedad
estadounidense. Península, España, 2020.
Truth Leak
Books. Tercera Guerra Mundial: la verdad sobre la guerra en Ucrania, la
influencia en nuestra economía y los mercados globales. Editorial Truth
Leak Books, 2022.
Yanis Varoufakis, ¿Y los pobres sufren lo que
deben? Deusto, 2016.
Yuri
Andrujovich, El último territorio. Acantilado, 2007.
Yuri
Felshtinski y Michael Stanchev. Ucrania: la primera batalla de la Tercera
Guerra Mundial. Deusto S.A. Ediciones, España, 2022.
Vasili
Grossman e Ilyá Ehrenburg, El libro negro. Galaxia Gutenberg, 2011.
Víctor Massuh, El llamado de la Patria Grande.
Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1983.
V. Zubenko
y K. Tarásov, La CIA contra América Latina. Editorial Progreso, Moscú,
1984.
Wallace Wattles, La ciencia de hacerse rico.
Biblok, 2003.
Werner
Sombart. El Burgués. Alianza Universidad, Madrid, 1972.
Wikipedia. –
Invasión rusa en Ucrania
Guerra ruso-ucraniana
Bajas de la guerra ruso-ucraniana
Crisis ruso-ucraniana
Primera fase de la guerra ruso-ucraniana
Guerra del Dombás
Batallas de la guerra ruso-ucraniana
Tercera Guerra Mundial
Documentales. -
BBC, Putin contra Occidente
DW, Ucrania: vivir en guerra
---. Batalla propagandística por Ucrania
---. Equipo de DW visita el frente de guerra en Ucrania
---. Crisis, conflictos y guerra
RT, Ucrania, terror a la carta
---.
Resumen en video de la guerra Ucrania
---. Serbia, Rusia y la guerra en Ucrania
---. Donbass, guerra, aeropuerto
CNN, Resumen en video de la guerra en Ucrania
---. Algunos de estos soldados morirán
---. CNN pregunta a los rusos qué piensan sobre la guerra
---. Guerra en Ucrania, especial