El mensaje de Sloterdijk es éste: Hoy todos sabemos que el mundo se volvió malo, pero somos conformistas con él. O sea, nos volvimos perversos. Vivimos la época del cinismo nihilista. Hay que oponer al cinismo el quinismo, para reconciliar lo público con lo privado.
Tenía que ser alemán para escribir una "Crítica de la razón cínica" (1989/42 años) en un grueso volumen de casi 800 páginas. Y, sin duda, hay que tener cierto masoquismo para llegar al final de sus páginas.
Sloterdijk (1947) afirma cosas muy ciertas: "Desde hace un siglo, la filosofía está muriendo"; "Allí donde no pereció convirtiéndose en una mera administradora de pensamientos"; todos sus grandes temas "sólo son sustantivos"; "Su tiempo ya ha pasado". Y la culpa la tiene la consigna Ilustrada: "Saber es poder". La cual terminó politizando el pensamiento y subsumiendo la verdad al juego por el poder.
Del cadáver de la filosofía ha emergido la hegemonía del espíritu pragmático. Una primera ola nietzscheana tuvo un ropaje fascista. Una segunda ola tiene un ropaje cínico -yo la llamo posmoderna-.
Sloterdijk confiesa que busca resucitar la agonizante filosofía. Y para evitar su muerte propone la crítica de la razón cínica. Pues la filosofía cínica surge burlándose de aquella filosofía seria, idealista, metafísica, absoluta, que se aleja de la vida. El riesgo es que el realismo cínico en su pragmatismo estratégico reemplace lo malo por lo peor.
La modernidad ha quebrado la unión clásica entre reflexión y vida, convirtiendo lo subjetivo en algo objetivo. La razón moderna cayó en el juego cínico de domesticar la razón subjetiva. Y el mito de que la razón científica es hija legítima de la razón se desmorona. La razón práctica fracasó porque se olvidó que lo más alto de la acción es la inacción.
El cinismo es falsa conciencia ilustrada. La Ilustración dieciochesca fue traicionada. Para Sloterdijk una mejor reacción ante la vida es el quinismo en vez del nihilismo. El hombre moderno es cínico porque sabiendo de las desigualdades sociales es conformista con el mundo. Por eso cinismo es falsa conciencia y parálisis de la razón. Su contrario es el quinismo, que busca la coherencia entre lo privado y lo público.
Sin rubor afirma que su crítica es un intento de salvación de la Ilustración, que subestimó lo emocional, y la Teoría Crítica de Adorno, que sobrestimó lo irracional y derivó hacia un poder que no fuera poder. En medio de la decadencia de occidente se propagó una cultura neopagana y neurótica, cuyo impulso irracionalista conduce todo al vacío y cree estar más allá del bien y del mal. La filosofía occidental se volvió estrafalaria. Así distingue entre el cinismo actual del cinismo antiguo o quinismo como un liberarse de las convenciones sociales.