viernes, 7 de febrero de 2020

BALTODANO Y EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL


BALTODANO Y EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
Gustavo Flores Quelopana
Ex-Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofia
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P R Ó L O G O

Víctor Baltodano es el creador de la Filosofia Conformacional, es Miembro Honorario de la Sociedad Peruana de Filosofía y fue Director de la Filial La Libertad de la misma Sociedad en el 2019. Acaba de publicar su libro Educación y desarrollo humano (2020). Su obra principal es Filosofia de las ciencias (2010), donde expone la teoria epistémica conformacional. En el nuevo libro aplica su propia Filosofia Conformacional para pensar una educación de desarrollo integral. Con espiritu docente tiene confianza en la educación, es un optimista. Asi, preconiza el elevado ideal de superar la presente y honda crisis del capitalismo global mediante una educación integral del ser humano.

El desafío del contexto en que se escribe la presente obra no podía ser menos alarmante, en las actuales circunstancias en que el planeta afronta una extinción masiva de especies, un preocupante cambio climático, crece la barbarie cultural, cunde la crisis de valores y donde se acentúa la ley de la lucha interimperialista, poniendo a la humanidad al borde del exterminio nuclear.

Varias son las convicciones básicas del Programa que expone Baltodano en el presente ensayo. Entre ellas tenemos: (1) la educacion es un factor de cambio social y personal, (2) mediante la educación se puede impulsar la conformación de personas integrales, (3) la educación manipulada por la plutocracia mundial y local solo forma seres humanos tecnófilos y consumistas, (4) es necesario emprender una Reforma Educativa total, que impulse el desarrollo tecnológico, cientifico y humanista, (5) el nuevo proceso educativo debe acabar con la imitacion colonial de conceptos caducos, que no se aplican a nuestra realidad, y emprender la creación de conceptos propios, conectados con los procesos concretos de nuestra vida social.

La pregunta que surge de inmediato en nuestras seseras es la siguiente: ¿Acaso los países desarrollados y con tecnologia propia no son los principales causantes de la presente crisis planetaria y del peligro de guerra termonuclear? China, el gigante asiático que asombra desde hace décadas, es la principal fuente de contaminación del planeta. Corea del Norte no cesa de blandear sus armas nucleares. Estados Unidos de Norteamérica, es la principal potencia hegemónica -no dominante- más belicista y guerrerista del mundo. Alemania y la burocracia de Bruselas, sin imaginación estrangulan las economías de Europa con recorte del gasto fiscal. Los llamados países Tigres del Asia ostentan la juventud con mayor índice de frustración en el mundo, porque sus vidas personales son absorbidas al máximo por las grandes corporaciones nacionales. Las megacorporaciones hiperimperialistas del orbe prosiguen con el destructivo casino global y las industrias contaminantes –nuclear, química, minera, etc.-.

O sea, ¿acaso las principales naciones desarrolladas, con sistemas conceptuales propios, no son los directos responsables de haber ocasionado no solo una educación consumista, sino de haber implementado un sistema de conocimientos para obtener principalmente riqueza y poder?

Aun cuando dice que su filosofía conformacional no es un humanismo (pág. 143), Baltodano no es un ingenuo y sabe de la importancia que cobran en las actuales circunstancias las humanidades sobre los conocimientos científico-tecnológicos, para poder reconducir a la civilización y salvarla de su naufragio. No habla de decadencia de Occidente, pero en varias partes señala que nos amenaza desde los grandes centros capitalistas –libres o de Estado- el peligro de guerra nuclear.

Lo que vemos es que la cultura instrumental del mercado al destruir las humanidades, aniquila la educación, la cultura y la democracia. Se instaura una nueva barbarie de la máquina y de la Inteligencia Artificial. Pero lo que no se advierte es que cuando una cultura entra en su fase civilizatoria, se vuelve decadente y tiende a disolver lo humanistico. Lo que tenemos ante nuestros ojos es una civilización global nihilista que erradica a las humanidades de las universidades y al hundirse definitivamente hunde a la filosofía y a las humanidades.

La civilización contemporánea se consagró febrilmente a la investigación cientifica, el desarrollo tecnologico, el desarrollo económico, a mejorar las estructuras sociales y el Estado. Pero olvidó lo más importante: cómo transformar y revitalizar al ser humano. Por ello, en vez de conseguir la paz y la felicidad sólo logró guerras infernales y un aumento sin límite del sufrimiento humano. El hombre posmoderno es la expresión del desencanto hacia el pensamiento cientifico-tecnológico. Es urgente una revolucion humana, y Baltodano cree en la educación para ello. Pero muchas veces la educación no es una transformación del interior del ser humano, ni equivale a un nuevo humanismo. La educación moderna, por el contrario, ha empobrecido la espiritualidad humana.

La civilización material es una amenaza y aniquila los auténticos valores humanos. Se trata de un impetu demoniaco que orilla a la humanidad en la demencia. Contra la concepción naturalista, materialista, nominalista y mecanicista de la antropología filosófica del siglo XXI, hace falta resaltar la autonomia de la libertad del espiritu, rescatar la personalidad, pero reconociendo un orden objetivo de realidades y valores. La barbarie de hoy sostiene que el fin del hombre no es pensar y conocer sino vivir y actuar. Humanismo y moral están en crisis. La filosofia debe hacer ver que la vida no vale la pena de ser vivida sin la dirección del espiritu.

Por su parte, Baltodano en su diagnosis de los procesos operativos de la educación espontánea y oficial (Capítulo VI) confía en la necesidad de superar la educación tradicional a favor del desarrollo humano integral. Y el medio para ello es realizar las cuatro formas de conceptuar: observacionales, realizativos, sistematizadores y creativos. Lo cual también significa que la superación de la educación tradicional equivale a superar la mentalidad religiosa. Dice: “Los sectores dominantes…desviaron en el enfoque unidireccional de existencias en si mismas…”. Para luego añadir: “la producción técnica y científica fue separada de los valores humanos” (pág. 148). Pero en su filosofia conformacional los valores no se descubren, no son esencias, sino que se crean por la voluntad humana. 

Baltodano está más cerca del empirismo de Aristóteles que del idealismo objetivo de Platón. El peripatético negó rotundamene el ser autónomo de las ideas, tomó el eidos como la forma, pero no llega a separar el ser divino y el de los seres inmutables o espíritus puros. O sea, al final admite un ser sin cambio y sin tiempo. Obviamente que hay una gran diferencia entre el primer ser y el ser de las esencias, pero dejamos señalado que Aristoteles no niega la esencia inmutable del ser infinito y eterno. Pero en el peripatético la esencia es individual e inmenente. Baltodano coincide con aquellos que niegan el gran descubrimiento de Platón -no hay objeto sin esencia general y trascendente-. Y por ello está más cerca del empirismo de Hume y Locke, para quienes las esencias son conceptos creados por la mente humana. Pero con esto queda abolida la posibilidad del no-ser y anulado el constraste entre ser finito y el ser real, porque precisamente -como indica santo Tomas de Aquino- esencia es posibilidad y objeto es acto, existencia.  

Este idealismo subjetivo caracteriza a la modernidad y a Baltodano. Como conceptualista, a pesar de reconocer una universalidad de conceptos, no ve en el concepto más que una estructura del espíritu al cual nada corresponde en la realidad. Sin embargo, en ello se olvida la diferencia crucial que existe enre el concepto y la esencia. Los conceptos los crea la mente humana, en cambio las esencias las descubrimos y no dependen de nuestra voluntad. Esto es, mientras que los nominalistas rompen la relación entre el ser real y el ser conocido, los realistas reconocen su vínculo y conexión. En efecto, lo que capta el espíritu es lo mismo que se encuentra en la esencia real como su quid. O sea, el pensamiento mira el objeto a través del concepto por el que trata de captar su quid. 

Pero Baltodano coincide con Pfänder al pensar que el concepto no coincide con la cosa. Si esto fuese cierto el mundo conceptual de cada persona no coincidiria con el mundo real ni con los mundos conceptuales de otras personas. Pero como esto es falso, es posible afirmar que existe el significado de universalidad. Pero esto no supone el realismo extremo de Plan y sí, mas bien, el realismo moderado de Duns Scoto, porque el ser del quid esencial no es real -individuos o sustancias-, sino que en el concepto universal hay que distinguir entre la materia que se relaciona con la cosa de un ser en la cosa particular, y la forma que se relaciona con un ser en el espiritu. O sea no se pierde la distinción entre forma lógica y forma ontológica, como sucede en el idealismo subjetivo de la modernidad.

El no cuestionamiento de la racionalidad pragmático instrumental de la modernidad impide ver que la crisis humana y ético-moral tiene su raíz en la voluntad de poder del hombre fáustico moderno. No olvidemos que la tesis central de la filosofia conformacional es que “no hay hechos sin conceptos”. Lo cual en su nominalismo epistémico equivale a decir que “no hay realidad sino concepto de lo real”.

Es muy difícil no estar de acuerdo con Baltodano en una educación integral del desarrollo humano. Es más, es una necesidad coincidir con él. En lo que es embarazoso no discrepar es en lo que se entiende por desarrollo integral. Los cuerpos conceptuales son importantes y decisivos en cada civilización, pero mientras en el realismo de la antiguedad y medioevo tenian relación con las cosas, en cambio el idealismo subjetivo de la modernidad emprendió el giro copernicano a través del cual los cuerpos conceptuales son independientes del mundo. Se impuso la arbitrariedad egolátrica de la subjetividad humana.

Asi, para la modernidad el desarrollo integral será equivalente a crear e inventar nuevas formas de vida, sin conexión con la naturaleza. La ley natural se da por abolida. Incluso se desarrolla una aberrante ideología de género, que afirma que no se nace con un sexo determinado sino que éste es construido por la educación y la sociedad. A todo ello a ayudado la secularización. La secularización es una vida sin Dios, la anulación de la trascendencia, la resolución de la vida en la pura inmanencia y el narcisismo egolátrico. La voluntad de poder se impone sobre la voluntad de verdad.

Por eso, los cuerpos conceptuales sin raíz metafísica están desembocando en la arbitrariedad más completa de la libertad humana. Haber reemplazado la fe en Dios por la fe en la mentalidad cientifico-técnica solo ha fortalecido la cultura de la increencia del hombre pragmático y nihilista. De modo que abandonado a su pura inmanencia, sin el reconocimiento de la necesidad de trascendencia, no hay posibilidad de desarrollo integral del ser humano.

En otras palabras, el cuestionamiento de la educación actual llega a sus últimas raíces cuando la filosofia conformacional adopta una base metafisica realista y efectua una crítica a la voluntad de poder de la racionalidad instrumental de la modernidad. Sin voluntad de verdad no hay educación y por ello debe ser desbaratada primero la voluntad de poder con una labor intelectual crítica, porque está en la base de la racionalidad instrumental de la modernidad.

Finalmente, ¿hay tiempo para salvar de su hundimiento a la presente civilización anética e hipertecnológica mediante una reforma educativa? Una reforma educativa lleva su tiempo, por lo menos una generación, o sea alrededor de veinte años. Sin embargo, los organismos mundiales alertan sobre el poco tiempo que le queda a la presente humanidad para enmendar su rumbo. Incluso el llamado Reloj del Apocalipsis nuclear acorta sus minutos. No obstante, el espíritu pedagógico es optimista pero también es realista. Quizá queda poco tiempo, pero la tarea vale la pena de ser emprendida.

Además, el esfuerzo de reforma servirá para la nueva cultura que habrá de formarse después del hundimiento de la presente civilización y el advenimiento de la inevitable barbarie. ¿Acaso no es más factible pensar en una reforma educativa como tabla de salvación, mientras que otros piensan que ésta se encuentra en la protesta de los jóvenes, mujeres y movimientos minoritarios?

Por los problemas y alternativas planteadas Educacion y desarrollo humano del filósofo trujillano Victor Baltodano Azabache es un libro valioso en las actuales circunstancias de desintegración de los procesos educativos en el mundo. Y porque hace meditar sobre la raíz del problema educativo en el desastrado mundo actual.

Lima, 07 de Febrero del 2020

martes, 4 de febrero de 2020

HEGEL Y EL DELIRIO PROMETEICO DE LA MODERNIDAD


HEGEL Y EL DELIRIO PROMETEICO
DE LA MODERNIDAD
Gustavo Flores Quelopana
Ex-Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofia
 Hegel y el delirio prometeico de la modernidad
P R Ó L O G O


¿Qué queda de su pensamiento a 250 años de su nacimiento y 189 años de su muerte? ¿Su fantasma recorre nuestro tiempo?

Todavía recordamos cómo la conmoción de la Primera Guerra Mundial revivió al neotomismo y junto a este al hegelianismo. Se reivindicó al joven Hegel y su orientación existencial.

La Fenomenología fue subestimada, pero volvió por sus fueros tras el cambio de época que representó la caída del socialismo soviético y el triunfo de la globalización neoliberal. Con Francis Fukuyama el capitalismo se proclamaba la culminación de la historia y del Estado universal.

Más, con la crisis de hegemonía, la decadencia de Occidente, la crisis ecológica y la aparición de nuevos centros de poder mundial, la Fenomenología vuelve a ser reenfocada como el estudio del espíritu humano en su desarrollo.

Pero ahora es la Lógica la que mortalmente resucita de su olvido, porque se ve con más claridad que el talón de Aquiles de todo su sistema es lo nos amenaza en el mundo actual.

Lo Absoluto como inmanencia y ésta como dialéctica no se sostiene más. El endiosamiento del hombre y la negación de la trascendencia divina llevaron directamente hacia la decadencia de una civilización descreída, sin valores superiores y en peligro mortal de fenecer.

El Dios hegeliano es un Absoluto que se despliega en lo inmanente temporal. Por ello, es un naturalismo panteísta. La negación de la religión trascendente como racionalidad no-instrumental resultó ser más nefasto para la presente civilización al sobrevivir tan solo lo temporal, el devenir universal, un dios inconsciente que deviene.

Al final un maremágnum de ciencia y tecnología nos asfixia en un gravísimo déficit de sentido moral. La filosofía hegeliana es la expresión más genuina del delirio prometeico de la modernidad.

Una humanidad que conquista el mundo pero que se pierde a sí misma, no es una humanidad con porvenir.

El hombre de nuestro tiempo se ha temporalizado a tal extremo, corre tan deprisa, que no tiene tiempo de estructurar su propia persona y con ello cae en la anomia más brutal, espantosa y disolvente.

El neobrutalismo impera. No hay duda que “la muerte del hombre es una realidad” y dejó de ser un mero lema filosófico. Hegel pertenece a la mascarada romántica de una modernidad enferma y finisecular.

Lima, 04 de Febrero 2020

lunes, 3 de febrero de 2020

EL APORTE DE JESUS A LA EDUCACIÓN


EL APORTE DE JESUS A LA EDUCACIÓN
PRÓLOGO
Gustavo Flores Quelopana
Ex-Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofia
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Juan Carlos Asmat Zavaleta acaba de publicar “El aporte de Jesús a la educación”. Lo primero que hay que advertir es el momento histórico en que aparece este libro. Nuestro tiempo no es un momento cualquiera. Hay quienes piensan que vivimos un cambio de época. Pero lo mas seguro es que vivimos el final de una época. El cambio de época ya lo vivimos en la década de los años ochenta del siglo veinte con la caida de la URSS y el auge del neoliberalismo global.

En cambio hoy, en la segunda década del siglo veintiuno, vivimos el derrumbe del capitalismo neoliberal global, una agudización de la ley de la lucha interimperialista, una primera potencia mundial que no pierde su hegemonía pero no domina, emerge un mundo apolar. Y todo ello aunado a un antropocenio destructivo. El ecocidio de esta civilización cibernética es galopante y al parecer indetenible. El choque de civilizaciones parece inminente. Y el reloj del Apocalipsis nuclear se hace más breve. La sensación general es estar viviendo el Final de los tiempos.

Es en este contexto en que se escribe el presente libro. Como si fuera una tabla de salvación y un campanazo de advertencia. Juan Carlos Asmat Zavaleta, su autor, es un filósofo. Pero es un filósofo cristiano que es conectado con los problemas más álgidos de su época y de su país. Y entre los más urgentes está la falta de valores. De ahí que enfatice EL APORTE DE JESÚS A LA EDUCACIÓN. Lo cual es indudable.

“El que esté libre de pecado que lance la primera piedra” dice Jesucristo. Y así el Hijo de Dios detiene la mano injuriosa del hombre pecador. Es el amor al prójimo la base de su modelo educativo. Lo cual tiene una honda resonancia metafísica porque tiene que ver con lo que Dios Padre, Uno y Trino es, saber, el Bien Supremo. O sea lo ético es una instancia superior que está por encima de lo ontológico. Lo ético es lo que determina el ser.

En las palabras del Redentor, que salvan a Maria Magdalena de la lapidación, es la verdad superior que Dios está por encima del ser, el Bien determina lo ontológico y por ello tiene sentido para el hombre el arrepenimiento, la misericordia y la caridad. Vete y no peques más, le dice a Magdalena. Lo ético está por encima de lo ontológico. Y es así porque Dios mismo no es el ser, está más allá del ser, es el Bien absoluto.

Cierto, el Bien absoluto es el ser absoluto, pero en la naturaleza metafísica intratrinitaria de Dios, la Inteligencia prima sobre su Voluntad y su Caridad. Es la Inteligencia de una Persona divina que armoniza su acción y su amor. Esa fue la comprensión de la sintesis del tomismo. El desequilibrio voluntarista vino después con el nominalismo de Duns Escoto y Guillermo de Occam.

Por tanto, la educación que señala Cristo se deriva de una ética del amor al prójimo basada en la comprensión de Dios como Bien Supremo. Todas sus perícopas y parábolas apuntan hacie ello. No tendrian sentido sin esa verdad simple pero profunda.

Los griegos carecieron de un dios providente, misericordioso, Creador y onmipotente. Por ello su educación, su paideia es ascensional, individualista y elitista. En cambio, el Dios cristiano viene al hombre, desciende hacia nosotros, al pobre, ignorante y pecador. El Dios cristiano es humilde y muere humillado por los que vino a salvar.

En cambio, la mentalidad de la modernidad es todo lo inverso. Es Voluntad de poder. Es Nietzsche, Marx y Milton Friedman. La modernidad es la secularización del sentimiento, la acción y el cerebro. Vivimos en la inmanencia pura. La trascendencia ha sido abolida en este mundo descreído y sin Dios.

El Reino del pequeño diosecillo llamado hombre moderno ha triunfado. Pero al mismo tiempo ese triunfo nos ha llevado hacia la destrucción de la naturaleza y del mismo hombre. El Superhombre de la civilización tecnologica ha crecido espantosamente en ciencia y tecnología pero ha decrecido en lo ético.

Vivimos en el caos moral. La inmoralidad campea impunemente. Es moneda corriente. De ahí la importancia de este libro que nos recuerda que lo ético está sobre lo ontológico. Pero en el capitalismo el ser se edifica sobre el tener y no sobre el Bien. Por esto esta civilización está colapsando.

Debido a ello, Juan Carlos Asmat Zavaleta se asemeja a Juan el Bautista predicando en el desierto. Pero su esfuerzo es meritorio y encomiable. Y lo es porque cuando sucumba la presente civilización, no vendrá de frente una nueva cultura sino una nueva barbarie. Y allí se verá lo valioso de haber predicado en el desierto. Porque serán esas almas éticas las portadoras de la futura cultura a fructificar.
Lima 01 de Febrero del 2020